lunes, 20 de febrero de 2023

Fuga de tempero de la “embajadora del frío”. Avefría Europea (Vanellus vanellus).

La semana pasada dedicaba una entrada al blog a la “gran afluencia de chorlitos dorados por la ola de frio en el Norte de Europa” de la que pudimos disfrutar a mediados del pasado mes de diciembre en el litoral asturiano.




Allí mismo comentaba que esa irrupción de esos grandes bandos de chorlitos dorados europeos, coincidió con otros grandes bandos de centenares de avefrías europeas (Vanellus vanellus) que, en muchas ocasiones, se desplazaban por zonas muy próximas, con lo que el espectáculo, como podréis imaginar, no podía ser mejor.




Normalmente, durante la invernada nuestro país es destino de importantes contingentes de avefrías procedentes del norte y centro de Europa occidental, donde la totalidad de las poblaciones son migradoras. Llegan a partir de noviembre y permanecen hasta el mes de marzo. En esa época también podemos observar pequeñas poblaciones que se reproducen en nuestro territorio y que son sedentarias.




En Asturias, durante ese paso migratorio habitual, podemos disfrutar todos los años de su presencia por los campos cercanos a la costa, formando grupos de hasta decenas de ellos, pero no en las cantidades que a lo largo de esos días de mediados del pasado mes de diciembre pudimos observar y que fácilmente eran de varios centenares.




Como ya comentaba en la anterior entrada, el motivo de esa gran irrupción de avefrías y de chorlitos dorados fue sin duda la fuerte irrupción de una gran ola de aire frío de origen continental que en esos días afectó a buena parte de Europa, haciendo descender las temperaturas varios grados bajo cero y que debió afectar a muchas de las áreas de invernada de estas especies, en donde los terrenos en los que habitualmente se alimentan estas aves (prados y pastizales abiertos) permanecieron durante días congelados.




Ante esas circunstancias, a estas aves no les queda otra que abandonar sus habituales zonas de invernada y desplazarse a zonas más templadas del sur de Europa en busca de condiciones más benignas. A este fenómeno se le conoce como "fuga de tempero".




De este modo, nuestros campos quedan invadidos por estas multitudinarias arribadas tan imprevisibles como las olas de frío o temporales que las originan y que, de un día para otro, retornan a sus habituales zonas de invernada al mejorar las condiciones meteorológicas, quedando entre nosotros las pequeños bandos habituales de la migración normal.




Como se puede apreciar en algunas de las fotografías, he tenido el privilegio de poder observar bandos de varios cientos de avefrías desplazándose en vuelo buscando un lugar tranquilo donde poderse alimentarse o simplemente descansar.




En mi caso concreto, las pude localizar en varias ocasiones y durante varios días, en los abundantes campos de labrantía del Cabo Negro y del Cabo Peñas (Gozón. Asturias), en donde en esa época abundan las rastrojeras de maíz y que, al parecer son unos de sus lugares predilectos para alimentarse.




En otras ocasiones las he podido observar y fotografiar llegando o saliendo de uno de sus lugares favoritos para pasar la noche, como es el pedrero de la Ensenada de Llodero a donde acuden habitualmente no solo esta especie, sino también, otras como el anteriormente citado Chorlito dorado, gaviotas, garzas, cormoranes y distintas especies de aves limícolas, entre otras.




En ese lugar, no es raro encontrarte con alguna que otra sorpresa, como es el caso de ésta Gaviota tridáctila que decidió sedimentarse para compartir lugar de descanso con las avefrías y poder echar un sueñecito reparador.




Un lugar tranquilo en donde descasar mimetizándose maravillosamente con el entorno y en compañía de otras muchas aves que les proporciona una seguridad añadida al hecho de ser por ellas mismas un gran grupo.




Al margen de esas “fugas de tempero”, como muchos de vosotros ya conoceréis, existe una gran coincidencia en la siempre sabia cultura popular de diversos lugares de nuestro país, en denominar a la Avefría Europea (Vanellus vanellus) como “la embajadora del frío”, ya que se dice que su llegada a una determinada zona advierte de que se aproxima el frío.




Tanto su denominación común “avefría”, como la científica “Vanellus vanellus” (del latín, “vannus”, que significa "que aventa"), ya hacen una clara referencia de su relación con la llegada de clima frío, pero si nos fijamos en las múltiples denominaciones vernáculas que a lo largo de nuestro país recibe este ave, no cabe la más mínima duda de la clara relación de su aparición con la llegada de las temperaturas bajas propias del invierno.




En el libro "Las aves ibéricas en la cultura popular” podemos encontrar varios de estos nombres vernáculos descriptivos de nuestro país, como por ejemplo: “aguzanieves, aguanieve, aguafría, nevera, neverina, nevadera, nevarruzco”. Como podéis apreciar, todos hacen alusión a su aparición cuando se acerca un temporal de nieve, o a cuando el frío las empuja a latitudes más sureñas.




También existe una gran diversidad de refranes o dichos populares que nos han llegado de la experiencia y vivencias de nuestros mayores y que relacionan esta coincidencia de su llegada a un territorio, con la de las temperaturas frías propias del invierno: “cuando las “neveras” (avefrías) van pa abajo, pastorcicos mucho trabajo, y cuando las “neveras” van pa arriba pastorcicos buena vida” (de Sayago, Zamora), que nos quiere indicar que, cuando la avefrías vuelan hacia el sur, es que viene el tiempo frío, trayendo calamidades para los que tienen que pasar el día en el campo. O, este otro: “vienen las avesfrías, malas noches y peores días”.




Al avefría también se le conoce popularmente como “la paloma judía” y de ahí el dicho de que “la judia a l’horta, tanca la porta” (área de Valencia) que se traduce como “el avefría en la huerta, cierra la puerta”. o este otro, también del área de Valencia: “quan la merita (avefría) va per l’horta, fes foc i tanca la porta”, es decir: “cuando el avefría va por la huerta, enciende fuego y cierra la puerta”). Por último, decir que también en la cultura popular asturiana (área de Ponga) se recoge el dicho de “si vien n´abril l´aviblanca, trae la ñeve tres de la zanca” (recogido en el Diccionario General de la Lengua Asturiana).




Y como no podía ser de otra forma, es precisamente en estos días en los que la mayor parte de Europa está azotada por una gran ola de frío, de la que no se escapa nuestro país, cuando podemos disfrutar de la presencia de esta bella y yo diría curiosa ave limícola.




Podemos considerar que se trata de un ave robusta y de tamaño mediano, ya que vienen a medir unos 28-31 cm de longitud de pico a cola, con una envergadura entre los 62-72 cm. Su peso ronda los 250 gr. Su longevidad se estima que puede llegar hasta los diez años aproximadamente.




Pero si hay alguna característica especialmente llamativa en esta especie, es la de su larga cresta eréctil, compuesta por unas cinco o seis finas y largas plumas curvadas hacia arriba, que nace en la parte postero-superior de la cabeza y que se dirige hacia atrás. En la época de cría esta cresta se hace más larga.

 (Fotografía de archivo)
 (Fotografía de archivo)
 (Fotografía de archivo)
En ésta especie existe un mínimo dimorfismo sexual, siendo las principales diferencias entre los machos y las hembras consisten en que éstas tienen las plumas de la cresta más cortas que las de los machos, así como que, durante la época reproductiva, tienen los negros de la cara menos intensos que los de los machos. También la mano de las alas es más estrecha y puntiaguda que la de los machos.

 (Fotografía de archivo)
 (Fotografía de archivo)

Otras de las características especialmente llamativas en esta especie, es el plumaje que lucen, especialmente en la temporada de primavera-verano (nupcial), por sus partes superiores, incluidas las alas y la cola, ya que son de color verdoso brillante con irisaciones púrpuras metálicas que en invierno se tornan de un color menos intenso. Los hombros son de color azul muy oscuro.




Cuando la vemos volando podemos apreciar que es un ave inconfundible en las que se distinguen dos contrastadas franjas de color blanco y negro en su parte inferior, con unas alas grandes, anchas y redondeadas (mano muy ancha y uniforme) y que su vuelo es pausado y con un batir de alas bastante lento que se ha comparado con el volar de las mariposas.




En cuanto a su comportamiento decir que, al igual que la mayoría de los componentes de su familia, son unas aves que en el otoño e invierno son gregarias, formando bandos más o menos numerosos que ocasionalmente se unen entre sí, dando lugar a espectaculares concentraciones. Sin embargo, durante la época reproductiva viven aisladas en parejas, aunque la escasez de hábitats adecuados suele agrupar a varias de ellas de forma que dan la impresión de que se reproducen en colonias.




No es extraño ver esos bandos de avefrías asociados con algunos chorlitos dorados europeos, estorninos, gaviotas reidoras u otras limícolas.




Con la llegada de los primeros fríos, es habitual verlas volar formando grandes y densos bandos, dando vueltas en búsqueda de un terreno propicio y arremolinándose antes de tomar tierra en una misma zona, todas juntas a la vez.




También cuando está en el suelo sus actitudes son muy características, especialmente al comer, y observándola no ofrece duda de que se trata de un chorlito. Corre por el suelo cortos trechos, parándose de repente, a veces ladeando la cabeza, pero casi siempre con la mirada fija en el suelo y arrancando de nuevo y doblándose para golpear con el pico la presa sin flexionar las patas.




Está dotada de una gran vista y oído. Se dice que posee un oído tan fino que puede escuchar el ligero rumor que una lombriz de tierra hace al moverse en el interior de ésta. Así se puede ver cómo la Avefría, después de observar fijamente el suelo efectúa una corta carrera y muy certeramente extrae una lombriz de un lugar donde aparentemente no había antes nada.




El Avefría europea es una especie de amplia distribución paleártica, que se extiende por Europa (50% de la población mundial), el norte de África y el occidente de Asia, donde alcanza el norte de China.


En España son un número escaso las residentes todo el año y a ellas se les unen para invernar un cuantioso contingente de ejemplares procedentes de Europa central y occidental, que huyendo de las olas de frío, llegan a partir de noviembre y permanecen hasta el mes de marzo. En esta época su distribución es amplia por buena parte de la Península y Baleares, con grandes fluctuaciones interanuales de sus poblaciones, que se deben principalmente a desplazamientos masivos en función de las olas de frío que afecten a Europa.




Los escasos núcleos reproductivos dentro de nuestro país se sitúan en Castilla y León (cuenca del Duero), Castilla-La Mancha, las marismas del Guadalquivir y el norte de Málaga. Hay otros núcleos menos importantes en Galicia, Extremadura, Andalucía, Madrid y el valle del Ebro.


Les gusta ocupar una gran diversidad de hábitats abiertos, así pueden ver hasta bien lejos y echarse a volar a la menor alarma. Lo hacen principalmente en llanuras encharcables, humedales, lagunas, arrozales, marismas, estuarios, campos de cultivo, praderas y pastizales húmedos o medio inundados.




En esos hábitats puede encontrar fácilmente sus alimentos favoritos como son los insectos, lombrices, escarabajos, saltamontes, hormigas, milpiés, arañas, moluscos y otros pequeños invertebrados terrestres. Ocasionalmente (10-15 % del total de la dieta) ingiere materia vegetal, entre la que se incluyen semillas, hojas de gramíneas y hierbas.




Al principio de la primavera, las avefrías realizan sus vuelos de cortejo, elevándose bruscamente, en vertical, antes de bajar hacia tierra, volteándose con grandes y sonoros batidos de las alas y emitiendo unos gritos característicos.




Cuando el macho está en pleno celo representa en el suelo escenas en las que trata de atraer a la hembra mostrando destacadamente el fuerte y variado colorido de su plumaje en el que la cola blanca y negra y el color acastañado que tiene bajo ella son erizados formando un abanico muy vistoso.

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