sábado, 29 de junio de 2024

Migración prenupcial de limícolas (2024) por la costa central asturiana (Parte 2). Chorlitejo chico (Charadrius dubius). Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula).

Comparto en ésta nueva entrada dos reportajes fotográficos que en la pasada primavera pude realizar en la rasa costera de la zona central asturiana a dos diferentes, aunque bastante parecidas, especies de chorlitejos; el Chorlitejo chico (Charadrius dubius) y el Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula).


Comienzo por el Chorlitejo chico (Charadrius dubius) a la que a mí me gusta denominar como la pequeña limícola de ojos perfilados. Se trata de una de las aves limícolas más entrañables de las que ocasionalmente nos visitan en los pasos migratorios.


Habitualmente presentan un comportamiento sumamente tranquilo y confiado que te permiten acercarte a su posición sin que se sientan intimidadas, siendo incluso ellas las que se aproximan a tu posición alcanzando unas distancias muy cortas.


Entrando en materia para conocer mejor a esta limícola, decir que el Chorlitejo chico (Charadrius dubius) es un ave limícola que pertenece a la familia “Charadriidae”, género “Charadrius”, de pequeño tamaño, pues tan sólo miden entre los 15-18 cm de longitud y alcanzan una envergadura que puede llegar a los 35 cm y un peso de unos 55 gr aproximadamente. En esta especie, como a continuación veremos, existen unas ligeras diferencias entre los machos y las hembras.


Ambos sexos tienen el plumaje de la parte dorsal de color pardo grisáceo, al igual que el píleo y las alas con lo que consiguen un gran mimetismo con la arena de la playa, cuando los observas desde arriba.


La parte ventral y el pecho son totalmente de color blanco.


El cuello también es de color blanco y por su parte dorsal sirve para delimitar claramente la cabeza (píleo) de la espalda del ave. En la base del cuello y rodeándola completamente, presentan un collar de color negro que se cierra por su parte delantera, por donde es mucho más grueso, y que contrasta notablemente con el blanco que lo rodea.


La cabeza es sin duda el rasgo más característico de esta especie. Tienen la frente de color blanco con una franja frontal negra que va de lado a lado (a modo de "diadema") y que se continúa por su parte inferior de otra zona blanca que llega hasta la base del pico.


En la época de reproducción, también presentan un característico antifaz de color negro que incluye al ojo y que se continúa por su parte delantera de una gruesa brida también negra. Por encima del antifaz tienen una línea blanca que se dirige hacia la nuca. La garganta, por debajo del antifaz y de la brida, es de color blanco.


Los ojos son grandes y de color negro con el iris marrón y con un conspicuo anillo periocular de color amarillo, que es mucho más intenso durante la primavera.


El pico es corto, recto y puntiagudo. Es de color negro casi en su totalidad, excepto en la base de la mandíbula inferior que la tienen algo amarillenta.


La cola es corta y estrecha y de color oscuro por la parte superior.


Las patas son largas, de color rosáceo pálido (de color “carne”).


En los machos, fuera de la temporada reproductiva y según se va acercando el invierno, las partes del cuerpo que tenían el plumaje de color negro se van volviendo de un color pardo oscuro y el color amarillo del anillo periocular se hace menos intenso. Las patas pierden el color rosado pálido y se vuelven más amarillentas.


La principal diferencia entre el macho y la hembra (dimorfismo sexual) en la época estival, estriba en el color de sus plumajes. El macho tiene colores más intensos y vivos, al contrario que la hembra que son más apagados, desapareciendo incluso (dependiendo de cada ejemplar) el intenso color negro de los anillos pectorales y de la cabeza y presentando en general, colores más amarronados.


En las hembras, las manchas faciales son igualmente de color blanco y negro, pero su antifaz negro finaliza en forma angular cerca de las cobertoras del oído (no es redondeada como en el chorlitejo grande) y la franja negra de su frente, entre los ojos, está separada de la tonalidad pardusca de la parte posterior del capuchón, por una franja blanca.


En vuelo, el Chorlitejo chico (Charadrius dubius) se distingue del de otros chorlitejos que pueden coincidir en su hábitat, como el Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) y el Chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), por la falta de franja alar blanca que se puede ver cuando los vemos en vuelo.

Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula)
El Chorlitejo chico se distribuye ampliamente por Europa (excepto Escandinavia, Escocia e Irlanda) y Asia. Se reproduce en zonas templadas y mediterráneas, e inverna en África occidental al sur del Sahara.


En la Península y Baleares se encuentra la subespecie Ch. d. “Curonicus” y está presente como reproductora en todas las comunidades autónomas, destacando por su abundancia en Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Aragón y Cataluña. Cría también en Baleares, Canarias y Melilla, pero no se ha citado en Ceuta. En el noroeste es bastante escaso y en Asturias, en concreto, tan sólo se han podido confirmar la reproducción de unas pocas parejas (menos de dos decenas) en los últimos años y sobre todo en el área central (Llanera, Gijón, Corvera, Morcin, Siero y Oviedo). En España son residentes habituales aunque su número aumenta en marzo-abril y julio-octubre, coincidiendo con los pasos migratorios.


En cuanto a sus hábitats preferidos, decir que en la época reproductora prefieren distintos tipos de hábitats interiores donde el agua sea dulce y existan guijarros y piedras en las orillas, fundamentalmente en orillas de ríos, pero habiéndose adaptado también a nuevos hábitats como las graveras o a charcas de agua estancada. En el invierno, fuera de la época reproductora prefieren los arenales de las playas, marismas, estuarios, salinas, albuferas y arrozales.


Su alimentación es fundamentalmente insectívora (escarabajos, moscas, hormigas, grillos, libélulas, mariposas, polillas…) pero también comen gusanos, moluscos y arañas.


La temporada reproductiva la realizan entre los meses de abril y junio. En el mes de abril, pero más a menudo en mayo, llegan a sus lugares de cría, primero los machos y entre 6 y 20 días más tarde, las hembras.


Construyen el nido aprovechando uno de los varios hoyos que existen en el suelo de terrenos arenosos, de guijarros o de grava, con escasa vegetación, en zonas próximas al agua dulce de ríos, lagunas, graveras, charcas, etc. que tapizan con materia vegetal y piedrecillas. Acostumbran a poner un máximo de 4 huevos. La incubación, llevada a cabo por ambos padres, dura unos 25 días aproximadamente. Las crías son nidífugas y a las pocas horas de nacer abandonan el nido, llegando a volar después de unos 25 días. Los Chorlitejos chicos muestran mucha fidelidad a su lugar de nidificación (filopatria), volviendo a él año tras año.


A modo de curiosidad, decir que estas aves cuando está criando y se acerca algún intruso o potenciales predadores, son capaces de adoptar una conducta de distracción, consistente en alejarse lo suficiente de los huevos o de los pollos, simulando una actitud de ave herida, con un ala semi-arrastrada, para así reclamar la atención del intruso y alejarle del nido. Cuando éste se ha alejado lo suficiente, emprende un rápido vuelo de huida. No obstante no duda hacer frente a individuos de mayor tamaño que merodeen su nido.


El principal problema para su conservación es la alteración o eliminación de su hábitat. La construcción de embalses ha propiciado que las riberas y graveras se hayan cubierto de vegetación al impedirse las avenidas primaverales de los ríos. Otras amenazas son la contaminación y el encauzamiento de los cursos fluviales, las molestias humanas y la depredación por ratas y depredadores aéreos como el Aguilucho lagunero. El dragado de ríos y las explotaciones de áridos pueden favorecer temporalmente la reproducción. Por tanto, la gestión y manejo de graveras, una vez han cesado las actividades extractivas, puede potenciar sus efectivos. Asimismo el aumento de superficie de las orillas puede propiciar la nidificación. El Chorlitejo chico está considerado como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.


El segundo protagonista de esta nueva entada es el Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) al que, al igual de su familiar el Chorlitejo chico, le pude realizar un buen puñado de fotografías en el mismo entorno que el anterior sin que apenas se inmutara por mi cercana presencia.


Se trata del más habitual de los tres principales chorlitejos que habitualmente podemos ver en nuestro entorno (grande, chico y patinegro) con su característico aspecto que viene a tener un tamaño de entre los 17-19 cm de longitud, con una envergadura que puede alcanzar los 42 cm y un peso que ronda los 75 gr.


Las principales diferencias entre ambas especies radican en que el Chorlitejo grande, tal como se refleja en su denominación común, tiene un tamaño y una envergadura bastante mayores que los del Chorlitejo chico.


Además, el característico antifaz negro que exhiben ambas especies es algo más grande que el del Chorlitejo chico.


También el Chorlitejo grande no tiene en la parte superior de la frente, por encima de la franja negra, esa línea estrecha línea blanca poco definida que si luce el Chorlitejo chico.


El Chorlitejo grande tiene una ceja blanquecina en vez de blanca y además es más estrecha y está menos definida que la del Chorlitejo chico.


En el caso del Chorlitejo grande la zona blanca de su frente es más pequeña y estrecha que la del Chorlitejo chico y además no se prolonga hacia atrás y por debajo del ojo en forma de una delgada línea blanca.


El collar negro que ocupa la base de su cuello y la parte superior del pecho es más ancho que el del Chorlitejo chico.


Tal cómo comentaba anteriormente, cuando le vemos en vuelo se puede apreciar que el Chorlitejo grande tiene una franja alar de color blanco de la cual carece el Chorlitejo chico.


Tienen un finísimo anillo periocular de color negruzco mientras que el del Chorlitejo chico es más ancho anillo y de color amarillo.


El pico durante el periodo primavera/verano es de color naranja, excepto en su tercio distal que es de color negro y durante el invierno es de color negro mientras que el del Chorlitejo chico es de color negro, salvo en la base de la mandíbula inferior que es de un color amarillento anaranjado oscuro.


Las patas son de color naranja durante el periodo primavera/verano y amarillentas durante el invierno mientras que las del Chorlitejo chico durante el verano son de un color intermedio entre el color carne y el pardo claro y durante el invierno son amarillentas.


En cuanto a su distribución decir que como especie reproductora se encuentra fundamentalmente en las altas latitudes del hemisferio norte, desde Norteamérica hasta Siberia (distribución holártica). En Europa se reproduce en toda Escandinavia, costas del Mar Báltico y del Mar del Norte, incluyendo las costas occidentales de Gran Bretaña e Irlanda. En Islandia y Groenlandia es especialmente abundante y en el resto de Europa, solamente hay datos esporádicos de cría en puntos del Mediterráneo, Bretaña francesa e islas del Canal de la Mancha. Se han descrito varias subespecies, de las cuales “hiaticula” es la que se encuentra en las áreas bañadas por el Atlántico, tanto en Norteamérica como en Europa.


En España el Chorlitejo grande es una limícola invernante muy habitual en nuestro entorno costero (Atlántico, Cantábrico y algo menos en el Mediterráneo) que ve aumentado su número de una forma considerable durante los pasos migratorios de abril-mayo y agosto-octubre.


Durante el paso prenupcial llegan a nuestro país, ejemplares procedentes de la Europa atlántica y Groenlandia. Los desplazamientos migratorios suelen realizarse por la costa, aunque también se han observado aves en algunas localidades propicias del interior. El paso posnupcial tiene lugar entre agosto y octubre, tanto en las costas atlánticas como en las mediterráneas.


A este respecto, resulta curioso saber que de las tres especies de chorlitejos habituales en nuestro territorio (grande, chico y patinegro), el Chorlitejo grande, a pesar de ser con mucho el más abundante, es el único que no se reproduce aquí (se han dado algunas citas de reproducción pero la mayoría no se han homologado).


Las principales concentraciones de esta especie en nuestro país tienen lugar en las marismas del Guadalquivir y en los humedales de la bahía de Cádiz.


Sus hábitats habitualmente están ligados a zonas húmedas. En invierno y durante los pasos migratorios abundan tanto en “el pedreru" de las playas, como en las playas arenosas o de guijarros sueltos, evitando las grandes playas arenosas e interminables. Al contrario de los correlimos, no se reúnen en grandes bandos, sino que se dispersa por la costa en pequeñas partidas.


Muchas gracias por visitar mi blog y os espero en la próxima entrada.

sábado, 22 de junio de 2024

Migración prenupcial de limícolas (2024) por la costa central asturiana (Parte 1). Aguja colipinta (Limosa lapponica).

Al igual que en años anteriores, quiero dedicar unas cuantas entradas al blog, con los reportajes fotográficos más destacables que, a lo largo de ésta nueva migración prenupcial, he podido realizar a unas cuantas especies de aves limícolas a las que he tenido la oportunidad de observar en diferentes hábitats de la costa central asturiana.




La primera de ella se trata de una de las especies de ave limícola más bella, llamativa y más esperada cada periodo migratorio por los aficionados a la fotografía de aves por la zona costera central de Asturias, me estoy refiriendo a la Aguja colipinta (Limosa lapponica).




Un ave limícola de la que, desde mi particular experiencia, este año hemos podido disfrutar poco si lo comparamos con años precedentes, en los que en ésta época permanecían durante semanas y en considerable número de ellas alimentándose y descansando en los arenales de nuestras playas.




Sin embargo, ésta primavera hubo unos pocos días de una gran irrupción de ejemplares pero que permanecían poco tiempo con nosotros y enseguida continuaban su periplo migratorio hasta llegar a sus lugares de reproducción en el norte de Europa. Probablemente esta circunstancia esté en relación con las condiciones climáticas que tuvimos en ese inicio de la primavera y que quisieron aprovechar para proseguir con más facilidad su largo periplo migratorio.




Las he podido observar y fotografiar habitualmente formando bandos de más o menos ejemplares y en muchas ocasiones acompañadas de zarapitos trinadores.




Tal vez por eso, y siempre comparando con anteriores temporadas, me pareció que presentaban un comportamiento mucho más desconfiado y los pocos ejemplares que pude observar en los arenales de las playas en los que pude localizar, enseguida se alzaban al vuelo ante la presencia humana o canina, aunque fuera a cierta distancia, cosa que no ocurría en temporadas anteriores en las que se exhibían un comportamiento mucho más confiado.




También las pude observar y fotografiar en pleno vuelo migratorio por la rasa costera atravesando zonas de campos de labranza.




Normalmente en cuanto llegan a nuestras playas es muy fácil poderlas localizar, ya que no cesan de alimentarse en la zona intermareal por donde deambulan de un lado para otro, permitiendo, con un poco de paciencia, poderles realizar un buen puñado de fotografías según se van acercando a nuestra posición.




Además, en esta migración prenupcial, nos permiten poder disfrutar de los distintos tipos de plumaje:

El de otoño-invierno…




…los de transición al más llamativo de ellos, el nupcial, y…




… el puramente nupcial (periodo reproductor) de primavera-verano.




Aparte de los diferentes tipos de plumaje con los que las podemos observar en esta época, llama inmediatamente la atención un sobresaliente pico, muy alargado y fino, que ha dado origen a su denominación común de “aguja” y que contrasta con el de otras limícolas migradoras con las que comparte su espacio.




Pero es aún si cabe más llamativo, presenciar con qué facilidad penetran verticalmente una y otra vez, toda la longitud de su pico en el interior de la arena, a modo de como lo haría una “máquina de coser”. Parece mentira que ese gran pico entre tan fácilmente en toda su longitud y no sólo con la punta, como hacen otras limícolas vecinas.




La pregunta que inmediatamente nos hacemos es la de cómo son capaces de localizar estas aves bajo la tierra su alimento, si no son capaces de ver en su interior? La respuesta a esta interesante duda viene dada por la presencia de los denominados corpúsculos de Herbst, que corresponden a los corpúsculos de Pacini de los mamíferos y que son unas terminaciones nerviosas que tienen en la membrana mucosa de la lengua, aberturas del pico y en otras partes del cuerpo y que les permiten a estas aves sentir las presas bajo la arena mojada o húmeda.




Al parecer estos corpúsculos los utilizan para sentir las vibraciones que ocasionan las presas al moverse en el interior de la arena. A través de ellos, estas aves sienten cambios de presión en el agua desplazada bajo la arena cuando las presas obstruyen el flujo del agua, de ahí que si la arena está seca, no les funcionan tan bien como cuando la arena está mojada.




Otra característica interesante de esta especie y que también poseen otras aves limícolas como las agachadizas o los zarapitos reales, es la denominada “rincocinesis”, que consiste en la posibilidad o facultad de doblar la mandíbula superior hacia arriba o abajo, gracias a una zona flexible en la base del pico o cerca de la punta según las especies, y que les permite abrir el pico cuando están introducido en el sustrato donde viven sus presas, logrando una delicada manipulación de éstas.




Estas aves pueden abrir sólo la punta del pico, estando el resto cerrado lo que les proporciona una sensibilidad extra que les viene muy bien, ya que les permite tanto detectar por el tacto presas enterradas en el limo como capturar pequeñas partículas presentes en la superficie del agua, a las que esta mínima abertura del pico, obliga a subir sin esfuerzo para el ave por tensión superficial.




Pero a la hora de observar y fotografiar a esta llamativa especie hay algo que no debemos olvidar y que debemos valorar de una manera extraordinaria, me estoy refiriendo al record que ostenta esta especie y que no es otro que el del récord del vuelo sin paradas más largo registrado para un ave migratoria.




Efectivamente, en el año 2007, un estudio dirigido por el investigador Phil Battley, del Grupo de Ecología de la Universidad de Massey (Nueva Zelanda), demostró que la subespecie “Limosa lapponica Bauer” realizó el vuelo más largo sin paradas que ninguna otra ave había conseguido.




Para comprobar esto se realizó un seguimiento por satélite, de varias de estas aves que previamente habían sido marcadas y dotadas de un mini transmisor de localización por satélite y alimentación solar. En el primer viaje registrado (marzo), se hizo su seguimiento desde Nueva Zelanda hasta el Mar Amarillo en China y según el Dr. Clive Minton (del Australasian Wader Studies Group) "La distancia entre estos dos lugares es de 9.575 km, pero la ruta real seguida por esta ave fue de 11.026 km”. Éste es el vuelo más largo sin paradas conocido en algún ave. El vuelo duró aproximadamente 9 días. Más tarde (mayo), fue una hembra en especial de la bandada, apodada "E7", la que voló desde China hasta Alaska (6.500 kilómetros restantes) de una segunda tacada y permaneció allí durante la estación de cría.



Meses más tarde, el 29 de agosto de 2007, esa misma ave partió en un vuelo sin paradas desde la península de Avinof en Alaska occidental, hasta el Río Piako, cerca de Thames, Nueva Zelanda, estableciendo un nuevo récord de vuelo conocido de 11.570 km en ocho días, sin parar una sola vez. Es esta última etapa la que más asombra a los biólogos.




A diferencia de otras aves migratorias, que se detienen para comer, beber o dormir y descansar durante sus largos viajes, la aguja no deja de volar hasta que llega a su destino (11.000 km desde Alaska hasta sus áreas de estación no reproductiva en Nueva Zelanda) pasando a través de ciclones, tormentas, vientos en contra, volando y volando durante días y noches.




Se calcula que en ese largo viaje pierden la mitad de su peso corporal mientras vuelan, por lo que antes de la migración, el 55 por ciento del peso corporal es grasa acumulada para dar energía a este viaje ininterrumpido. Duermen alternando una parte del cerebro que desactivan.




La Aguja colipinta tienen un gran parecido con la Aguja colinegra de la que se diferencian fundamentalmente porque no tienen franja blanca en las alas, porque la cola tiene unas finas barras horizontales de color marrón en vez de franjas negras, porque el obispillo termina en punta hacia el dorso, en vez de recto y porque sus patas son más cortas, al igual que su pico el cual tiene una ligera corvadura hacia arriba que no tiene el de la Aguja colinegra.




Están descritas tres subespecies de Limosa lapponica:

Limosa lapponica lapponica. Cría desde Escandinavia hasta la Península de Taimir (Siberia, Rusia); inverna en las costas occidentales de Europa y África desde las Islas Británicas y Holanda hasta Sudáfrica, y también alrededor del Golfo Pérsico. Es la subespecie más pequeña.

Limosa lapponica menzbieri. Cría desde la península de Taimir hasta el delta del Río Kolyma; inverna en el sureste de Asia y en Australia. Es intermedia entre las otras dos subespecies.

Limosa lapponica baueri. Cría en el extremo nordeste de Asia al este del Río Kolyma, y en Alaska occidental; inverna en Australia y Nueva Zelanda. Es la subespecie más grande.

Como podemos comprobar, podemos encontrar a la Aguja colipinta en alguna de sus tres subespecies, en cualquiera de los cinco continentes y más concretamente criando en el norte de Eurasia y en Alaska, y pasando el invierno en áreas costeras de Europa occidental, África, sureste asiático y Oceanía.

En la Península Ibérica no cría y su presencia se limita a lo largo de los pasos migratorios de abril a junio (paso prenupcial) y finales de agosto a octubre (posnupcial) y con mucha menor frecuencia, durante el periodo invernal y aún menos, durante el verano. Las podemos encontrar fundamentalmente en las costas del Atlántico y del Cantábrico. También aparecen en el sur de Andalucía (bahía de Cádiz, estrecho de Gibraltar), el delta del Ebro y en Canarias. En el Mediterráneo aparecen muy escasamente.

SEO Bird/Life
El hábitat preferido de esta especie son las zonas costeras o próximas a ellas, como son los estuarios, bahías, marismas, aguazales, rías y playas, mientras que el de su pariente, la Aguja colinegra es más de interior.




Se alimentan fundamentalmente de gusanos, insectos (pulgas de arena) y pequeños moluscos y crustáceos.




El periodo reproductivo transcurre durante el mes de mayo y lo pasan en tierras del norte de Escandinavia y de Siberia. Sus nidos consisten en una pequeña depresión que excavan en el terreno o sobre alguna elevación en terreno pantanoso o entre la vegetación rala y que luego recubren con hojas y líquenes. Ponen habitualmente entre 2-4 huevos y la incubación viene a durar unos 21 días aproximadamente. Las crías son nidífugas y a las pocas horas de nacer abandonan el nido.




En cuanto a las amenazas a las que se puede ver sometida esta especie, decir que al igual que en otras limícolas, los aspectos medioambientales que alteren o destruyan sus principales fuentes de alimentación les puede afectar notablemente, al igual que las alteraciones o destrucción de su hábitat en las zonas de reproducción, incluidas las molestias que es esa época les pueda ocasionar el ser humano. La Aguja colipinta está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.