sábado, 29 de octubre de 2022

El primero de la temporada desde el frío Ártico. Escribano nival (Plectrophenax nivalis).

La pasada semana (27/10/22) tuve la oportunidad de poder fotografiar al primer ejemplar de ésta temporada de Escribano nival (Plectrophenax nivalis) en el entorno del Cabo Peñas (Gozón. Asturias).




Un entorno, el del concejo de Gozón, en donde casi todos los años, fundamentalmente entre los meses de octubre y enero, podemos observar a este bello y curioso pajarillo, eso sí, casi siempre en muy pequeño número.




A éste respecto habría que recordar la aparición a mediados del mes de noviembre de 2019 de un bando de quince ejemplares juntos en el entorno del Cabo Peñas (Gozón. Asturias). Una cifra de la que no se tenían precedentes en esta comunidad y que tuve la fortuna de poder fotografiar (enlace) y en la que se podrían distinguir dos plumajes diferentes correspondientes a dos de las subespecies descritas: la “P. n. nivalis”, que es la que habitualmente podemos observar en nuestro país, y también de la “P. n. insulae” de un color marronáceo bastante uniforme en los bordes de las plumas del dorso y que es originaria casi exclusivamente de Islandia, islas Feroe y Escocia y que, hasta ahora, no eran nada habituales en la Península Ibérica.(fotografías de archivo).




Recordar también la aparición a mediados del mes de octubre del año pasado de una pareja de escribanos nivales en el entorno del área recreativa de Moniello (Gozón. Asturias) de la que pudimos disfrutar un buen número de aficionados (fotografías de archivo).




El Escribano nival (Plectrophenax nivalis) es una de las aves paseriformes que cría en tierras más septentrionales del continente. Habitualmente llegan a nuestro entorno coincidiendo con la aparición de fuertes temporales y la bajada de temperaturas en sus lugares de nacimiento en las frías costas escandinavas de Islandia, del norte de Escocia, Alaska o de Siberia, para poder subsistir.




Aunque su lugar de invernar preferido acostumbra a ser las costas inglesas o del centro/oeste de Europa, algunos escasos ejemplares tienen la deferencia de visitar nuestras costas cantábricas, Costa Brava o como mucho y de manera muy aislada, la mitad norte de la península. Ninguna otra paseriforme cría tan al norte.




Habitualmente los ejemplares de Escribano nival presentan una actitud bastante confiada no recelando apenas de la presencia del ser humano, pero en el caso del ejemplar protagonista de ésta entrada, su confianza fue sumamente llamativa pues era él el que se aproximaba a mi posición mientras se alimentaba continuamente de las pequeñas semillas caídas en la tierra o entre la hierba, llegando a pasar a menos de un metro de mi posición en un estrecho camino, sin inmutarse y seguir caminando como si nada tras sobrepasarme. Evidentemente, en esos momentos me resulto imposible poderle enfocar con mi teleobjetivo dada su gran proximidad.




Más tarde tras aproximarse al acantilado que se encontraba más próximo, decidió alzar el vuelo acompañando a un grupo de bisbitas que le sobrevolaban.




Cómo se puede apreciar en las fotografías, se trataba de un ejemplar hembra joven (hembra no reproductiva) de la subespecie “P. n. nivalis”, que es, como ya comenté anteriormente, la que más habitualmente podemos observar en nuestro entorno.




El Escribano nival, es una passeriforme de la familia “Calcariidae” y del género Plectrophenax. La etimología de su denominación científica proviene de los términos: “Plectrophenax”: {gr, plektron}, objeto que golpea + {gr, phenax}, impostor. “Nivalis”: {lt, nivalis, e}, de nieve, del color de la nieve.




En líneas generales, podemos decir que son pájaros regordetes y de aspecto sólido con cabezas redondeadas, alas puntiagudas, una cola ligeramente bifurcada y patas fuertes.




Del tamaño similar al de otros escribanos, tiene una longitud de unos 16-17 cm y una envergadura de unos 32-38 cm. Su peso puede llegar a los 40 gr. La esperanza de vida de estas aves en cautividad está cercana a los diez años, mientras que es muy probable que vivan menos de la mitad en la naturaleza. Esta especie tiene un claro dimorfismo sexual, además los machos son ligeramente más grandes que las hembras.




En la época invernal las hembras presentan las partes superiores de color pardo grisáceo con dibujos blancos.




Presentan una gran franja blanca en el lateral del ala (coberteras primarias), que es mucho más pequeña en las hembras que en los machos y que contrasta con un álula negra en el extremo alar.




El píleo y la nuca son de color ocre herrumbroso.




La cara es de color blanco con algunos tintes de color canela oscuro en su parte anterior, junto a la base del pico, la frente y las auriculares y otros tonos de color canela algo más claro alrededor del ojo y en la nuca. El pico es pequeño, corto y cónico, siendo en esta época de color amarillo con la punta negruzca.




Los ojos son de un color pardo tan oscuro que parece negro.




En la parte superior del pecho presenta un collar de color ocráceo herrumbroso que es más claro en su zona media.




Los flancos son de color blanco con algunos tintes de color canela.




Las partes inferiores y la garganta son de un blanco, al igual que el obispillo y las plumas externas de la cola.




La cola es más bien corta y está algo bifurcada; es de color negro con los bordes y las puntas de las plumas blancas y las rectrices externas blancas.




Las patas son medianamente largas y de color negro.




Tienen los tarsos emplumados, adaptación que les permite combatir el clima tan frío que impera en los lugares donde viven.




En vuelo, se les puede identificar fácilmente por las enormes manchas blancas que presentan sus alas (fotografías de archivo).




Su distribución es amplia y abarca a Europa, Asia y Norteamérica. 


Los ejemplares europeos se desplazan hacia Centroeuropa y las islas Británicas para invernar.


En nuestro país aparecen en escaso número pero de forma habitual en periodo invernal y fundamentalmente en las costas del cantábrico, el Atlántico norte (Galicia) y en la Costa Brava. Su paso prenupcial lo hacen entre los meses de marzo y abril y el postnupcial en otoño, entre los meses de octubre y noviembre, fundamentalmente.

SEO Bird/Life
Están descritas cuatro diferentes subespecies (“P. n. nivalis”, “P. n. insulae”, “P. n. Vlasowae” y “P. n. townsendi”) las cuales difieren levemente en el patrón del plumaje de los machos en época de reproducción. A nuestro país sólo llegan habitualmente la subespecie “P. n. nivalis”, y en menor medida, la “P. n. insuale”.




Su hábitat durante el invierno se encuentra en las dunas, deltas de los ríos, playas y en las praderas, roquedales y campos de rastrojos de zonas costeras. Durante la primavera/verano (época de cría) se localiza en la tundra y en las montañas de Siberia y países escandinavos.




Durante el invierno, su dieta alimenticia fundamental es a base de semillas de una gran variedad de plantas herbáceas, de las cuales también comen hojas y brotes tiernos. También se alimentan de pequeños crustáceos e invertebrados. En época de cría (primavera/verano) complementan esa alimentación con bayas, insectos (moscas, avispas, escarabajos) y arácnidos, para así poder cebar a sus crías. Antes de la migración de primavera, es extremadamente importante que estas aves aumenten su peso corporal en al menos un 25% para viajar con seguridad.




El Escribano nival es un ave monógama que no se reproduce en nuestro país. Su zona de cría se localiza en latitudes muy nórdicas, en parajes desarbolados con abundancia de piedras, zonas de alta montaña, páramos altos y en la tundra.




Los machos llegan a los sitios de reproducción al norte 3-6 semanas antes que las hembras. Compiten duramente entre sí para forjar un territorio donde las hembras anidan, tratando de retener el mismo territorio temporada tras temporada. Los machos durante el período reproductivo son territoriales sin embargo se reúnen en grandes bandos durante la migración.




La reproducción se realiza desde finales de mayo hasta primeros de julio. El nido es construido por la hembra en el suelo entre las piedras o en las grietas y huecos de las paredes rocosas que le proporcionan refugio contra los vientos fríos. Construyen un nido con forma de cuenco y para su elaboración utilizan líquenes, hierba y musgo, después lo tapizan con hierba seca, pequeñas raicillas y plumas. Pone 4 a 7 huevos en junio, incubados por la hembra durante 13-14 días. Los polluelos permanecen en el nido durante 10 a 11 días, y aprenden a volar aproximadamente a los 12 a 14 días.




Esta especie no está incluida en el Libro Rojo de las Aves de España. A pesar del bajo número de invernantes que nos visita, su situación no parece preocupante, dado que no sufre importantes amenazas en sus áreas de reproducción. Sin embargo, el cambio climático podría reducir aún más su número en la Península. El Escribano nival está incluido en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.