martes, 2 de agosto de 2022

Observando y fotografiando al halcón más frecuente de nuestro entorno. Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus).

En esta nueva entrada voy a compartir un buen número de fotografías que en los últimos meses he podido ir realizando a éste pequeño halcón que, a pesar de ser muy habitual en nuestro entorno, no deja por ello de atesorar una belleza muy importante, me estoy refiriendo al Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus).




Todas ellas las pude realizar en el entorno del cabo Peñas (Gozón. Asturias) un hábitat muy frecuentado por esta especie y en donde se pueden observar varios lugares donde habitualmente se reproducen.




Debido a ello, no es de extrañar que la mayoría de los ejemplares que pude fotografiar sean machos, ya que en ese periodo reproductivo (abril/mayo) las hembras pasan la mayor parte de la jornada incubando los huevos, aunque, ocasionalmente, el macho también colabora en esa ardua tarea. Una tarea que viene a durar casi un mes hasta la eclosión de los pollos.




Posteriormente, acostumbra a ser la hembra la que queda al cuidado de los pollos en el propio nido o en un lugar próximo vigilando para evitar cualquier amenaza a su prole. Una tarea sumamente encomiable.




La incubación se prolonga durante 27-29 días y corresponde esencialmente a la hembra, aunque el macho colabora en la tarea en momentos concretos. Cuando han cumplido aproximadamente un mes de vida, los jóvenes cernícalos se entregan a sus primeros vuelos, aunque no se independizan al menos hasta pasado un mes, momento en el que inician la dispersión (agosto/septiembre).




Claro está que esos casi dos meses desde que empieza la incubación hasta que los jóvenes se inician en sus primeros vuelos y su posterior independencia y dispersión (agosto/septiembre), también el macho tiene un trabajo sumamente intensivo para alimentar a veces a la hembra y, sobre todo, a sus voraces polluelos. Además, también debe colaborar con la hembra en la vigilancia de su territorio de cría, evitando los ocasionales intrusos, que haberlos haylos, como es el caso de otras aves rapaces habituales de la zona (Halcón peregrino, Milano negro, Alcotán europeo…), gaviotas o córvidos (Corneja, Cuervo, Urraca).




Por el contrario y a favor de ellos, en esa época del año (finales de primavera y principios del verano) es cuando en los extensos campos de cultivo que abundan por la zona se acostumbra a realizar la primera siega, lo cual facilita enormemente la captura de una gran cantidad de sus presas que quedan al descubierto.




Es muy habitual observarlos cernidos sobre los campos en los que están trabajando con maquinaria agrícola pesada, ya sea para segar o para recolectar el heno y empaquetarlo formando fardos o rulos de hierba seca que servirá de alimento para el ganado.




Es en esos momentos cuando un buen número de pequeños animales son obligados a salir de sus refugios, como es el caso de micromamíferos (ratones de campo, musarañas, topillos), insectos o reptiles, y cuando los cernícalos y otras aves aprovechan para cernirse sobre esos campos y realizar continuas capturas realizando sus característicos picados cayendo sobre sus víctimas quitándoles la vida en ese mismo lugar. También es una excelente ocasión para que los jóvenes cernícalos se inicien fácilmente en la captura de sus propias presas y cojan las habilidades y confianza que les permita independizarse de sus padres.




Son esos unos momentos sumamente interesantes y favorables para poder observar y fotografiar a placer a esas pequeñas aves rapaces que, inmersas en el fragor de cazar presas, se comportan sumamente confiadas y concentradas en sus quehaceres, ignorando prácticamente la cercana presencia humana.




La estética y fotogenia que los cernícalos exhiben cuando se ciernen permaneciendo prácticamente inmóviles en un lugar concreto, es difícil de igualar por otras especies y hace las delicias de cualquier aficionado a la fotografía de aves.




Normalmente, la fuerza del viento determina su modo de cernirse y, si hay calma, para mantenerse quieto en el aire, debiendo batir constantemente las alas. Se calcula que de cada ocho veces que se cierne una termina en descenso al suelo, presumiblemente para intentar capturar una presa.




Una vez que se tiran sobre sus presas acostumbran a permanecer inmóviles sobre ellas durante unos minutos para a continuación tragárselas o adecuarlas debidamente entre sus garras para trasladarlas al nido.




También es muy característico verlos posados en los rulos de hierba que quedan depositados en los campos y que utilizan como oteaderos o simplemente para descansar.




El Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) es una pequeña rapaz diurna perteneciente a la familia de los falcónidos (halcones, cernícalos, alcotanes) que a diferencia de los Accipitriformes (engloba a la mayoría de las rapaces diurnas), además de las garras usan el pico para matar a sus presas, para lo que disponen de una protuberancia córnea en el pico superior, cerca de la comisura, conocida como “diente de halcón”.




El significado etimológico de la especie se podría decir que es el del "halcón que chilla" ya que el término "Falco" proviene del latín "falco-onis": halcón, y también el de "tinunculus" que proviene de "tinnungulus-i" y que tiene el significado de sonido chillón, estridente o agudo. Dado que se trata de una especie especialmente chillona, ese atributo ha sido utilizado para su nombre específico científico. Evidentemente, su denominación común como "cernícalo" se debe a que se cierne a menudo, aleteando activamente para mantenerse suspendido en el aire, mientras otea el terreno a la búsqueda de alguna presa.




Su tamaño es mediano presentando una longitud de entre los 31-37 cm, con una envergadura que ronda los 68-78 cm y un peso de 140-310 gr aproximadamente. Se estima una longevidad de hasta 15 años. Esta especie presenta un acusado dimorfismo sexual, tanto por lo que respecta al tamaño (las hembras son mayores), como en lo relativo a la coloración del plumaje.




En el caso de los machos adultos presentan las partes dorsales y las coberteras alares de un color castaño intenso (algo rojizo), con un pequeño moteado negro en cantidad variable.




El obispillo y la parte superior de la cola son de color gris azulado, sin barras (las hembras sí) y con una ancha franja terminal de color oscuro.



Hembra

Las regiones inferiores presentan un punteado muy fino y de color cremoso.




La cabeza es de color grisáceo y está finamente rayada de negro. En la cara destaca una marcada bigotera oscura que destaca sobre unas mejillas blanquecinas.




Su pico es corto, pero perfectamente preparado para desgarrar la carne de sus presas (“diente de halcón”).




Las patas son de color amarillo y sus garras están perfectamente diseñadas para capturar a sus presas, con unas uñas muy afiladas.




Por su parte, las hembras adultas exhiben unos tonos pardos más homogéneamente repartidos por el dorso (menos rojizo que los de los machos), el obispillo y la parte superior de la cola, estando finamente barrados (en vez del moteado de los machos) de oscuro. El pecho y el vientre son de color ocráceo.




La cola está casi siempre barrada y su franja terminal es algo más ancha que la de los machos.




La cabeza es de color pardusco y muy rayada. En la cara la bigotera, aunque visible, resulta mucho menos evidente que en los machos.




Las alas son largas, anchas, relativamente apuntadas y le permiten cernirse a menudo, dando frecuentes aleteos y con su larga cola desplegada a modo de abanico. Vistos volando desde abajo, las alas se ven de un gris uniforme, con listas.




Los jóvenes presentan un gran parecido con las hembras pero con un pardo rojizo más amarillento. En ellos se pueden apreciar los bordes pálidos en las plumas de la parte superior del ala, particularmente en las coberteras primarias. También tienen el pecho más estriado que el de los adultos.




Su vuelo es muy acrobático, con aleteos seguidos de cortos planeos hasta situarse en sus posaderos, arbustos de gran porte, cables o postes de la luz.




Característico del cernícalo vulgar es el vuelo cuando caza permaneciendo cernido en el mismo lugar durante varios segundos intentando localizar una presa.




Su voz es un grito agudo “qui-qui……quiqui” que suele repetir de forma más insistente cuando esta alarmado.




Aunque parecido al Cernícalo primilla (Falco naumanni), si bien el Cernícalo vulgar es algo mayor y menos urbanita. Se distinguen porque el C. primilla carece de manchas en el dorso, el gris de su cabeza es más uniforme y las plumas centrales de su cola sobresalen, dándole un aspecto redondeado. Las uñas del C. primilla son blancas, mientras que el C. vulgar son negras.

Cernícalo primilla (archivo)

Cernícalo primilla (archivo)

Cernícalo primilla (archivo)

Su zona de distribución se extiende por Europa, Asia y África, y accidentalmente también se encuentra en América e Indonesia. Las poblaciones del norte de Europa pasan el invierno en el sur, mientras que las meridionales permanecen aquí todo el año.





En España es el halcón más numeroso (unas 18.000 parejas) y se distribuye como reproductor por casi todo el territorio peninsular, ambos archipiélagos, Ceuta y Melilla, aunque sus densidades pueden variar notablemente de unas regiones a otras.





Nuestro país también recibe todos los años un número de invernantes procedentes del centro y norte de Europa y se constituye, además, como zona de paso para los ejemplares que cruzan a África por el estrecho de Gibraltar. El paso posnupcial por el Estrecho se detecta entre septiembre y octubre y el paso primaveral tiene lugar entre marzo y abril.




Es fácil de ver durante el día, ya que le gusta el campo abierto y las zonas de matorral, campiñas y dehesas. Es común verlo sobrevolando tierras de cultivo y páramos, incluso en prados alpinos. En general evita los bosques cerrados y espesos.




Sus víctimas suelen ser roedores y otros pequeños mamíferos (ratones de campo y topillos), lagartos, aves jóvenes (aunque también adultos de aves pequeñas), ranas, etc. En verano, su alimentación consiste en gran medida de grandes insectos, como las langostas, grillos, saltamontes y chicharras.




A veces escudriña su territorio, posado en una estaca, rama, cable o volando de forma desordenada, con menos frecuencia planeando en semicírculos.




Hacen sus nidos en grietas de rocas o edificios, antiguos nidos de córvidos, huecos de árboles o directamente sobre el suelo. En realidad anida en cualquier terreno, incluso en acantilados marinos y edificios, además de antenas, soportes para la conducción de electricidad, cajas nido o incluso en carteles publicitarios.




Las puestas comienzan a finales de marzo o principios de abril constan normalmente de entre 3-6 huevos. La incubación se prolonga durante 27-29 días y corresponde esencialmente a la hembra, aunque el macho colabora en la tarea en momentos concretos. Cuando han cumplido aproximadamente un mes de vida, los jóvenes cernícalos se entregan a sus primeros vuelos, aunque no se independizan al menos hasta pasado un mes, momento en el que inician la dispersión, en agosto o septiembre.




Las principales amenazas para esta especie son la destrucción y alteración de su hábitat, principalmente como consecuencia de los cambios en los sistemas agrícolas tradicionales (abandono, intensificación, desaparición de barbechos y linderos, etc.). Por otro lado, la principal causa de mortalidad no natural parece ser la caza ilegal, además del atropello en carreteras, la electrocución o colisión en tendidos eléctricos, la incidencia de venenos, las molestias durante la reproducción y el expolio de nidos. El Cernícalo vulgar aparece en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas calificado como “De interés especial”.

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