lunes, 16 de mayo de 2022

La menor y más escasa de nuestras garcillas. Garcilla cangrejera (Ardeola ralloides). Garcina de cámbaros.

En esta entrada voy a compartir el pequeño reportaje fotográfico que he podido realizar a la más pequeña de nuestras garcillas, la Garcilla cangrejera, que de las tres (G. común, G. bueyera y G. cangrejera), es con mucho la menos abundante en nuestro entorno, la de comportamiento más tímido y esquivo y la que mejor se mimetiza con su entorno.


La pude localizar el pasado sábado 14/05/2022 posada en el canal de Maqua en el tramo más cercano a la playa de San Balandrán (Gozón. Asturias), en donde había realizado una pequeña parada en la desembocadura de ese canal.


La Garcilla cangrejera, conocida en asturiano como “Garcina de cámbaros”, pertenece al grupo de aves zancudas de tamaño mediano pequeño con patas, cuello y pico largos. Los dedos no son palmeados. 


El término “cámbaro” proviene del latín, “cammárus” que es el nombre común de varias especies de crustáceos marinos (cangrejos de mar) más anchos que largos, con el caparazón verde y fuertes pinzas en el primer par de patas. Algunas especies son comestibles como por ejemplo, la andarica o nécora.


Curiosamente, la alimentación de la Garcilla cangrejera no está constituida por cangrejos, como su nombre español y también el francés (Crabier chevelu o Héron crabier) pudieran hacer creer. Solo una pequeña parte de su dieta puede estar formada por pequeños cangrejos de arena de los que habitualmente usan los pescadores como cebo. Se alimentan principalmente de pequeños peces, anfibios, insectos acuáticos, crustáceos y moluscos.


Es un ave diurna, con picos de actividad al amanecer y al final del día (crepuscular). De un tamaño discretamente menor que la G. bueyera, vienen a medir unos 45-50 cm de longitud, con una envergadura que puede alcanzar los 90 cm y un peso de unos 300 gr como mucho. No hay dimorfismo sexual en esta especie


Su vuelo es lento y podemos apreciar que sus alas son cortas y no tan redondeadas como las de otras garzas. 


Llama la atención el hecho de que al verla volar, las alas extendidas son totalmente blancas por encima y por debajo y apenas se aprecie el color pardo que exhibe en reposo, lo cual puede hacer que se confunda a lo lejos, con la Garcilla bueyera o incluso con la Garceta común.


Suelen habitar en humedales, preferentemente cercanos a la costa y en los que exista abundante vegetación ribereña, lagunas, riberas de los ríos, albuferas, arrozales y marismas.


Aunque habitualmente la podemos ver cazar de día, es especialmente activa en el crepúsculo. Caza entre los juncos y cañas insectos acuáticos, saltamontes, libélulas y escarabajos, así como crustáceos, moluscos, ranas y peces pequeños (normalmente de una longitud no superior a 10 cm), que constituyen la base de su alimentación.


Son aves muy silenciosas, excepto en el tiempo de la reproducción. Al atardecer pueden oírse sus típicos gritos en busca de alimentos, a modo de graznidos roncos, tipo “cuahc-cuahc”, similares a los de la hembra de Ánade azulón.


Como ave reproductora, está presente principalmente en Europa (países mediterráneos) y norte (Marruecos, Argelia y Túnez) y este de África (también Madagascar) y en la región del Cáucaso, alrededores del mar Negro, Caspio y Aral en Asia central.



Se trata de un ave estival (aparece a finales de abril), aunque algunos ejemplares invernan en el sur peninsular. Su principal área de invernada se encuentra en el África subsahariana. No presenta subespecies.


En España son habituales durante el período estival y aunque un pequeño número se queda en invierno en el sur peninsular, la gran mayoría emigra a África para invernar. Las principales colonias se encuentran en el delta del Ebro, marismas del Guadalquivir, albufera de Valencia, y El Hondo y Santa Pola (ambas en Alicante). Además de éstas, aparecen puntos de reproducción salpicados por la península, aunque de importancia mucho menor, como las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) y otros lugares aislados en diversas provincias de la península.




La Garcilla cangrejera es una especie que en nuestro país se ha recuperado considerablemente en los últimos años (850 y 1.100 parejas), ya que sufrió un declive muy acusado hasta los años ochenta, cuando mantuvo una población mínima de tan solo unas 200 parejas.


Sus amenazas fundamentales son la destrucción o degradación de los humedales y la contaminación del agua, sobre todo por los pesticidas esparcidos por las avionetas. Las aves mueren, tanto bajo los efectos directos de estos productos como a través de su cadena alimenticia en los estados de pollo y adulto. También hay que mencionar a la posible predación de las colonias.


La Garcilla cangrejera está incluida en el Libro Rojo de las aves de España (2004) en la categoría de "Casi amenazada" y aparece como "En peligro de extinción" en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

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