jueves, 16 de septiembre de 2021

Un nuevo encuentro con el ave rapaz mayor de Europa. Buitre negro (Aegypius monachus). Utre Prieta.

Tras unos días de vacaciones familiares, retomo la actividad en el blog compartiendo un puñado de fotografías que pude obtener a finales del pasado mes de mayo en una breve escapada a tierras extremeñas, al majestuoso Buitre negro (Aegypius monachus) que como muchos de vosotros ya conoceréis, está considerado como el ave rapaz mayor de Europa.



Lo califico de majestuoso porque he de reconocer que todavía al día de hoy y tras haber tenido múltiples encuentros con ésta espectacular ave rapaz, cada vez que tengo la oportunidad de aproximarme a ella para observarla o fotografiarla, me impresiona su cercana presencia y me impone un cierto respeto a pesar de ser conocedor de su comportamiento totalmente inofensivo con el ser humano.



Ese respeto que impone su presencia no es de extrañar ya que el Buitre negro que está considerado como la mayor de las aves rapaces que podemos observar en nuestro país, tiene una envergadura alar de unos 2.50m, llegando incluso algunos ejemplares a los 3m. Su peso varía entre los 7 y 10 kg y sólo es superado en España por la avutarda. Pueden alcanzar una edad de hasta los 40 años en libertad, aunque su esperanza media de vida es menor. No existe un dimorfismo sexual en esta especie.



Me han parecido interesantes algunas imágenes que pude obtener de él al lado de otras aves rapaces como el Buitre leonado (Gyps fulvus) o de algunos pajarillos que quisieron compartir plano con él como fue el caso de un Alcaudón común o de un Avión común.



Se trata pues de una gigantesca ave que cuando planea con alas extendidas, produce la impresión de que un gran rectángulo negro flota en el espacio.



La coloración de su plumaje es uniforme y de color marrón muy oscuro, casi negra. Las plumas del dorso son de color pardo uniforme con tintes negruzcos, siendo la zona ventral del cuerpo aún más oscura.



Está dotado de unas grandes alas, anchas y largas con el borde de las mismas casi paralelos y sus plumas primarias presentan una profunda digitación (6 o 7 “dedos” muy largos). En los individuos adultos, las infra-coberteras alares no son uniformemente oscuras, sino que muestran algo de pardo gris en las pequeñas y medianas, formando una o dos bandas difusas.



La cabeza de los adultos está recubierta, al igual que la cara, de un fino y corto plumón de color marrón grisáceo. En la cara presenta zonas de piel desnudas con una coloración rosácea.



Su cuello es largo, con la parte anterior recubierta de un fino y corto plumón de color marrón. En su base destaca una gola de plumas largas de color pardo, que suelen estar erizadas y que abarcan los laterales y la parte posterior del cuello hasta la nuca. Debajo de esta gorguera destacan otra fila de plumas de color más claro que cubren la parte superior del pecho.



Tienen un pico grande, robusto y curvado hacia abajo en su extremo (forma de gancho), estando perfectamente adaptado para el desgarro de piezas duras (músculos, pieles y tejidos cartilaginosos). El pico en su primera mitad está cubierto por la cera que es de color violáceo o azulado, mientras que en su mitad distal es de color negruzco hacia la punta, y más grisáceo y algo más pardo e incluso amarillento, en la zona que está más cerca de la cera.



Los ojos son grandes, con el iris marrón muy oscuro y están rodeados de un anillo blanquecino que está formado por piel desnuda.



La cola es corta, grande y en forma de cuña.



Las patas son cortas y de color gris azulado o blanco azulado. Las uñas están poco afiladas al no precisarlas para la caza. Aun así, son más largas y puntiagudas que en el Buitre leonado.



Los jóvenes presentan en general un color mucho más oscuro (casi negro), brillante y homogéneo que los adultos, con la cabeza y la cara completamente cubierta de plumón negruzco. La base del pico de estos es de tonalidad rosácea.



Su silueta oscura, la presencia de plumón negro en la cabeza y las características plumas del cuello, le confirieron su nombre científico de “buitre monje” (en latín “monachus”).



El término “monachus“, de su denominación científica (Aegypius monachus), procede del latín, y tiene el significado de “solo”, “único” o “solitario” queriendo hacer la doble referencia, tanto al modo de vida solitario del animal, como a la palabra derivada de ésta, “monje”, puesto que su aspecto oscuro es parecido al de un monje con la coronilla pelada, al presentar la cabeza desprovista de plumas y la presencia de sus características plumas en los laterales y la parte posterior del cuello.



El comportamiento del Buitre negro es mucho menos gregario que el del Buitre leonado y al revés que a este último, se le suele observar en solitario o como mucho en parejas o grupos muy pequeños alrededor de la carroña o en los dormideros.



El Buitre negro pasa mucho tiempo en el aire planeando y sólo en contadas ocasiones bate las alas de forma imperceptible. Cuando inicia el vuelo desde el nido, un árbol o el suelo, lo hace batiendo las alas lenta y muy profundamente, deslizándose por el cielo sin aparente esfuerzo.



Emplean las masas de aire que, tras calentarse cerca de la superficie de la tierra, ascienden hacia arriba. Una vez que alcanzan la altura deseada planean y van perdiendo altura hasta alcanzar otra masa de aire ascendente con la que de nuevo ganan altura. Los ejemplares reproductores invierten cada día entre 7 y 11 horas en la búsqueda de alimento, llegando a recorrer enormes distancias.



El área de distribución del Buitre negro abarca desde la Península Ibérica hasta Manchuria (China), ocupando el territorio de manera irregular en países e islas del Mediterráneo, Asia Menor y Central. Se estima que hay una población mundial máxima de 10.000 parejas (2.000 en Europa y hasta 8.000 en Asia). La Península Ibérica y Los Balcanes en Europa, y China y Mongolia en Asia albergan las principales poblaciones. La mayor parte de la población europea vive en España.


Como se puede apreciar en el mapa de distribución del Buitre negro en el continente queda vacío entre Portugal, España y Francia, en el extremo oeste, y Grecia, el Cáucaso y Turquía al este, imposibilitando la comunicación de estas poblaciones, por lo que en la actualidad se están acometiendo planes de reintroducción de esta especie en esos territorios en los que en la actualidad están ausentes pero que antiguamente estaban presentes.



En España son residentes todo el año y se encuentra muy ligado a las grandes extensiones forestales mediterráneas, generalmente situadas en regiones remotas, escasamente accesibles y poco habitadas del cuadrante sur-occidental de la Península Ibérica: norte de Extremadura, suroeste de Castilla y León, mitad occidental de Castilla-La Mancha, oeste de Madrid y noroeste de Andalucía Andalucía). También en Baleares (Mallorca), siempre ligado a los sistemas montañosos de estas comunidades. Las principales colonias de cría se encuentran en el Parque Nacional de Cabañeros y, sobre todo, en el Parque Nacional de Monfragüe, donde se concentra la mayor agrupación de parejas conocida en todo el mundo.


Hemos de tener muy presente que España es un enclave crucial para la conservación de las aves carroñeras europeas ya que cuenta con el 90% de la población de buitres de toda Europa. Concretamente, en nuestro país se reproduce el 98% de la población europea de Buitre negro, el 94% de Buitre leonado, el 82% de Alimoche y el 66% de la población europea de Quebrantahuesos.



Este Buitre negro es un ave sedentaria que ocupa un área no muy extensa si bien en ocasiones pueden pasar varios días seguidos fuera de ella, especialmente concluida la época de reproducción. Sus movimientos para buscar alimento le pueden alejar hasta 60 km de su grupo.



Lo podemos encontrar preferentemente en bosques de encinas, alcornoques y quejigos, aunque en las islas Baleares aparece en los pinares de los acantilados costeros. En Castilla-La Mancha sitúa sus nidos en zonas de monte mediterráneo con abundantes encinas, pinos y alcornoques, prefiriendo estos últimos para construir sus nidos.



Los individuos jóvenes realizan largos viajes exploratorios al emanciparse de los padres. Con estos desplazamientos los jóvenes se intercambian entre distintas subpoblaciones, encuentran nuevas zonas de hábitat donde reproducirse y se disminuye la competencia con la población adulta en las áreas de cría.



Construyen sus nidos en zonas de bosque mediterráneo, entorno a sierras, roquedos y barrancos con abundante vegetación y alejadas de toda presencia o actividad humana. Los ubican en la parte más alta y expuesta de la copa de los árboles, de modo que pueden entrar volando y posarse sin dificultad.



Cada temporada la pareja retorna al mismo nido que han usado año tras año, añadiéndole alguna capa más, llegando de esta manera a acumular materiales y alcanzar un gran peso (más de 500kg) y unas impresionantes dimensiones, lo que a veces conduce a su derrumbamiento debido al peso acumulado.



El Buitre negro es un ave monógama y no procrea cada año. La puesta de un único huevo la realizan desde inicios de febrero a final de abril. Ambos progenitores se dedican a esta tarea, que dura 55 días, de tal manera que a principios de mayo rompe el cascarón un único polluelo. Se pueden encontrar los pollos en el nido hasta principios de septiembre. La misión de incubar la realizan muy concienzudamente ambos progenitores. Algunos expertos afirman que es muy difícil durante la incubación mover a un buitre negro del nido. Sin embargo, otros han tenido experiencia con puestas abandonadas por pequeñas molestias. De ahí la importancia de que nunca se debe ocasionar molestias a los nidos en época de cría. El pollo permanece en el nido unos 120 días de media.



Además de alimentarse de carroñas de grandes mamíferos (ovejas, cabras, jabalí, ciervo, zorro, etc.), el Buitre negro se alimenta de cadáveres de animales mucho más pequeños como es el caso del conejo. Se estima que un individuo precisa unos 500-700 gr diarios de alimento.



Los ornitólogos estiman que sus garras tienen una mayor movilidad que las del Buitre leonado, lo que le permite capturar presas vivas o que tienen sus facultades físicas disminuidas por alguna enfermedad (mixomatosis) o que estén malheridas de la caza, etc.



También difieren del Buitre leonado en que son los encargados de abrir el cuerpo del animal muerto desgarrando el pellejo, comiendo los músculos, cartílago y tendones y evitando las vísceras. Más tarde expulsan la piel, pelos, etc. por el pico en forma de bola indigerible, la egagrópila.



A este respecto es interesante recordar que habitualmente cuando aparece un animal muerto en el campo las primeras aves en llegar suelen ser los córvidos (Cornejas, Cuervos, Urracas...) los cuales sólo pueden comer las partes más blandas del animal como ojos, nariz, lengua, etc. Como buenos córvidos no pararán de moverse de un lado a otro, alrededor y sobre el cuerpo del animal muerto. Al incidir los rayos del sol sobre sus plumas, se provocarán unos reflejos que actuarán como verdaderos llamadores para los buitres, ya que esos reflejos los observan desde la altura.



Los siguientes en llegar son los buitres negros. Se dan prisa en llegar ya que prefieren comer sin ser molestados o agobiados por los buitres leonados, pero lo hacen de una manera organizada, comen por orden jerárquico, de mayor a menor importancia. Los leonados comerán las partes internas del animal, las vísceras, dejando los huesos pelados. Si por la zona hubiera alimoches comerían tras los buitres leonados o, si pueden, restos de lo que se les va cayendo, si no comerán lo que les quede de la carne pegada a los huesos.



Los buitres leonados tienen el cuello pelado como medida de higiene ya que si tuvieran plumas, al introducirse dentro del cuerpo, se les quedarían pegadas bacterias provocando infecciones. Por el contrario el Buitre negro solamente tiene pelada la cabeza al comer partes externas y no meter todo el cuello en el animal muerto, al igual que el Alimoche que tiene pelada la cara.



Al terminar los buitres leonados y alimoches aparecería, en las zonas que hubiera, el Quebrantahuesos (especie en grave peligro de extinción en España), que como su nombre indica, se alimenta de los huesos que quedan tras la comilona de sus primos. Lo hace cogiéndolos y tras elevarse volando a cierta altura, lanzarlos para que se rompan contra las piedras y así comerlos.



El Buitre negro en España es una especie incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y tanto en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (BOE 46, 23/02/2011), como en el Libro Rojo de las Aves de España está catalogada como especie “Vulnerable”.

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