lunes, 20 de septiembre de 2021

Mis primeras limícolas en migración postnupcial. Correlimos menudo (Calidris minuta). Combatiente (Calidris pugnax). Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula). Correlimos tridáctilo ( Calidris alba). Correlimos común (Calidris alpina). Aguja colipinta (Limosa lapponica).

El pasado viernes 17 de septiembre de 2021 tuve la oportunidad de acercarme a la que para mí es la playa más atractiva de mi zona habitual de "pajareo" (Playa de Bañugues. Gozón. Área central asturiana), para intentar observar y, si fuera posible, fotografiar a algún ave limícola que ya desde hace unos cuantos días, están llegando en su paso postnupcial a las costas asturianas camino de tierras africanas, donde pasarán el invierno.



Nada más llegar, a primera hora de la mañana, cuando aún no había despuntado el sol, tuve mi primer encuentro con un ejemplar del ave limícola más pequeña que habitualmente podemos ver en nuestro país durante el paso migratorio y en la invernada, el Correlimos menudo (Calidris minuta) que en Asturias conocemos cómo "Mazaricu nanu".



Me permitió poderle realizar unas cuantas fotografías mientras se alimentaba a orillas del arroyo de Llantada que desemboca en el arenal de la playa de Bañugues y que es un lugar en donde en anteriores ocasiones ya le pude fotografiar.



Conseguí realizarle alguna de esas fotos que tanto nos gustan a los aficionados a la fotografía de aves y que denominamos "de espejo" aprovechando el reflejo del agua cuando el ave se aproxima a ella.



Allí se encontraba en cercana compañía con un Correlimos común (Calidris alpina) del que también pude conseguir alguna imagen "de espejo". 



Más tarde tuve la oportunidad de fotografiar a otro ejemplar de Correlimos menudo mientras descansaba plácidamente en compañía de otras limícolas, pero ya en otra zona más tranquila del arenal en donde afloran abundantes rocas en marea baja. 



Lo bueno que además tiene la playa de Bañugues es que si no se te logran los avistamientos de aves, el solo paseo por su magnífico arenal tapizado por numerosas especies de algas, ya merece la pena de por sí, ya que al precioso paisaje se le añade un intenso olor a mar debido a esa gran cantidad de algas (ocle) que, marea tras marea, se depositan en su arenal. 



Una gran variedad de especies de algas que junto con un mosaico de escarpadas y oscuras rocas tapizadas en muchas ocasiones de verdín, aportan un colorido muy particular a ese hermoso paisaje marino y realzan de una manera muy particular las imágenes de las aves que en ellas se encuentran. 



Como ya comenté anteriormente, el Correlimos menudo está considerado como el ave limícola más pequeña que habitualmente podemos ver en nuestro país durante el paso migratorio y en la invernada ya que tan sólo mide entre 14 y 15,5 cm de longitud y unos 27 a 30 cm de envergadura. Su peso puede llegar a los 30 gr. La edad máxima conocida de un Correlimos menudo anillado es de ocho años. No existe dimorfismo sexual en esta especie.



A la hora de comparar las morfometrías de las más conocidas especies de correlimos, hemos de tener en consideración dos parámetros fundamentales, como son la longitud y la envergadura. En ese sentido y teniendo en cuenta los datos que proporciona la SEO/BirdLife:

                                                Longitud (cm)          Envergadura (cm) 

Correlimos menudillo                  11-12                         33-35 

Correlimos de Temminck            13,5-15                      34-37 

Correlimos menudo                     14-15,5                      27-30 

Correlimos común                       16-20                         38-43 

Correlimos tridáctilo                   20-21                         40-45 

Como podemos ver en la tabla, el Correlimos menudo tiene una longitud similar aunque ligeramente superior a la del Correlimos de Temminck, pero si se considera la envergadura alar, entonces sí que es claramente el más pequeño. El Correlimos menudillo, aunque es el más pequeño, tan sólo se le ha podido observar en nuestro país de forma muy, muy puntual (divagante).



Otra de las aves limícolas a las que pude observar y realizar alguna que otra fotografía, fue a un ejemplar joven de Combatiente (Calidris pugnax) que se comportaba sumamente receloso.



El Combatiente es un ave migradora que pasa el invierno en África, aunque algunos ejemplares se asientan durante la estación desfavorable en áreas apropiadas del sur de la Península Ibérica (Doñana y marismas del Guadalquivir). Allí ocupan zonas interiores, marismas, lagunas y riberas de los grandes ríos africanos y también de los lagos (zonas palustres). Es menos costero que otros limícolas.



En cuanto a su hábitat, fuera de la temporada de cría, suelen preferir los márgenes fangosos de lagos, charcas, estanques, ríos, marismas y áreas inundadas; incluidas las aguas salobres y salinas. Durante la migración es más común a lo largo de la costa, o en pastizales recién cortados o de vegetación baja.



Se alimenta tanto de noche como de día. Sonda en el barro bajo el agua o en el suelo para tomar el alimento, pero, también, de la superficie del suelo o de plantas. La dieta la constituyen insectos, gusanos, pequeños moluscos y crustáceos, ranas y peces pequeños; y, también, semillas y plantas acuáticas.



De todas las limícolas que pude observar, la más abundante sin lugar a dudas fue el Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) que junto con el Correlimos común (Calidris alpina), son las especies de aves limícolas más habituales que podemos ver en la playa de Bañugues durante los pasos migratorios.



Allí se ven muy beneficiados por los habituales arribazones de algas que les permiten encontrar abundancia de alimento (invertebrados) y a la vez poderse ocultar y pasar desapercibidos para sus potenciales depredadores.



Alimentarse y reponer fuerzas son los principales objetivos que les lleva a realizar esa parada migratoria en la playa de Bañugues, ya que aún les quedan por delante unos cuantos miles de kilómetros para llegar a su destino invernal en tierras africanas.



La procedencia más probable de éstas aves limícolas son las tierras islandesas.



Normalmente es septiembre el mejor mes para observar la migración postnupcial de limícolas por el litoral asturiano, siendo la mayor parte de las aves que se registran durante este mes ejemplares juveniles.



Ese es el caso, entre otros, de los chorlitejos grandes que podemos ver allí estos días. Los ejemplares de primer invierno tienen un plumaje con tonalidades más pálidas, el dorso con aspecto escamoso, ya que las plumas tienen los bordes blanquecinos, el collar pardo, muchas veces incompleto y el pico oscuro. Por su parte, los adultos presentan el plumaje típico de la especie, con los picos anaranjados y negros y el collar completo y muy oscuro.



En éstos días también se pueden observar allí, aunque en menor número, jóvenes de Correlimos tridáctilo (Calidris alba) con su característico plumaje blanquinegro.



El Correlimos tridáctilo está considerado como unas de las aves que efectúa un mayor desplazamiento migratorio de todo el planeta. Su zona de cría la tienen en torno al Ártico, en las costas septentrionales de América del Norte, Groenlandia y norte de Asia (área circumpolar ártica). Desde allí se desplaza para pasar el invierno a la zona meridional de Sudamérica, África del Sur y tropical e incluso Australia y Nueva Zelanda. También hay invernantes en Europa y en la cuenca mediterránea. Se estima que viaja una distancia de entre 3.000 a 10.000 km, desde sus lugares de cría a sus sitios de invernada.



Los correlimos tridáctilos son aves gregarias, que suelen formar pequeños grupos y que acostumbran a estar junto a otras especies de limícolas correteando rápidamente a lo largo de la línea de marea de las playas de arena muy fina, con la cabeza baja y picoteando las pequeñas presas de invertebrados (pulgas de arena) que arrastra el oleaje y que constituyen su alimento.



Su hábitat habitual, durante la mayor parte del año, es en zonas costeras, como playas de arena y deltas de los ríos y, solo de forma ocasional, salinas, lagunas y medios similares cercanos a la costa, así como aguas interiores. Por este motivo, en regiones como América del Sur se le conoce popularmente como Playerito blanco o Playero arenero.



Se alimentan esencialmente a base de crustáceos, camarones, pulgas de agua, arácnidos, insectos y sus larvas, gusanos marinos y de otros pequeños invertebrados. Más raramente, en momentos de escasez, pueden alimentarse de materias de origen vegetal.



También tiene un comportamiento muy gregario el Correlimos común (Calidris alpina) que migran, se desplazan, se alimentan, o crían, siempre en grupo. Además suelen estar junto a otros limícolas como son los chorlitejos grandes, los correlimos tridáctilos o los vuelvepiedras, entre otros.



Se trata de una especie de ave limícola que atesora una gran belleza y que con más frecuencia y cantidad podemos encontrar en las zonas costeras de nuestro país durante los pasos migratorios y la invernada.



Es precisamente por su gran abundancia, por lo que desde mi particular punto de vista, no le prestamos la suficiente atención cuando nos los encontramos por los arenales de nuestras zonas costeras, desviando nuestras observaciones y fotografías a otras especies de limícolas con las que habitualmente se relacionan y que se “cotizan” más en el catálogo de aves que, poco a poco, vamos almacenando los aficionados a la observación y fotografía de aves.



En España son habituales durante los pasos migratorios en las zonas costeras y, en menor medida, en aguas interiores, tanto en la Península como en las Islas Canarias. Una parte de ellos que se quedan para invernar en especial en el delta del Ebro, marismas del Guadalquivir, rías gallegas y bahía de Cádiz, aunque también se les puede observar en muchos otros humedales y áreas costeras, tanto del Atlántico como del Mediterráneo, así como en Canarias.



Y ya para terminar, quiero compartir algunas fotografías de una Aguja colipinta (Limosa lapponica) que apareció bruscamente en el arenal y que tras alimentarse brevemente decidió iniciar el vuelo y abandonar la playa.



Siempre que tengo la oportunidad de observar y/o fotografiar a esta llamativa especie, me viene a la memoria el hecho de que estoy ante el ave que ostenta el récord del vuelo sin paradas más largo registrado para un ave migratoria. 



A diferencia de otras aves migratorias, que se detienen para comer, beber o dormir y descansar durante sus largos viajes, la aguja no deja de volar hasta que llega a su destino (11.000 km desde Alaska hasta sus áreas de estación no reproductiva en Nueva Zelanda) pasando a través de ciclones, tormentas, vientos en contra, volando y volando durante días y noches. 



Se calcula que en ese largo viaje pierden la mitad de su peso corporal mientras vuelan, por lo que antes de la migración, el 55 por ciento del peso corporal es grasa acumulada para dar energía a este viaje ininterrumpido. Duermen alternando una parte del cerebro que desactivan.

3 comentarios:

  1. Que calidad de fotos...que cerca los veis, por aquí los disfrutamos a enormes distancias. Un saludo.

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  2. Muchas gracias José por tú amable comentario. Aprovecho la ocasión que me brinda ese comentario para desmitificar la calidad y cercanía de mis fotografías. Cierto es que las características de la Playa de Bañugues permite poder esconderte y camuflarte muy fácilmente (muchas rocas, algas...) como puede apreciarse en muchas fotos que salen con borrosidad en los primeros planos. Además, la mayoría de esas fotos las hacemos a ras del suelo, con lo que las aves se ven menos inseguras que si te aproximas a ellas de pie. Otro aspecto muy importante es que utilizo un teleobjetivo de 600mm en una cámara de tipo SLR que, a diferencia de las de gran formato, la distancia focal de esos 600 mm hay que multiplicarla por un 1,6, con lo que es lo mismo que si lo hicieras con un tele de 960 mm, que no está nada mal. Por último y tal vez lo más importante, casi todas las fotografías que publico están sometidas a un considerable recorte en su edición, que a efectos prácticos es como si a ese teleobjetivo le pusieras un buen multiplicador. Te sorprendería ver las diferencias del antes y después de ese recorte. Termino comentándote que, sinceramente, el supuesto mérito de las fotografías que hoy en día hacemos muchos aficionados, se debe a la propia tecnología que tienen las actuales cámaras de fotos y nosotros poco más aportamos. Al final, al menos para mí, lo importante es que esas fotografías me permitan ver con detalle en la pantalla de mi ordenador a esos preciosos seres que son las aves. Otros aficionados se pueden permitir el lujo de utilizar cámaras y sobre todo teleobjetivos mucho más potentes y luminosos que los que yo utilizo y de esa manera recortan las imágenes mucho menos o nada. En cualquier caso, sirva este extenso comentario para desmitificar el supuesto mérito de muchas de mis fotografías, aunque no por ello deje de agradecerte tu amable comentario. Saludos.

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  3. Una entrada sumamente didáctica para ilustrarnos sobre los hábitos y diferencias morfológicas de las limícolas que nos muestras, por cierto alguna de ellas todavía inaccesible a mis observaciones costeras. A pesar de restarle mérito a las fotos que muestras, me uno a los comentarios de José, ya que a las prestaciones mejores o peores del equipo hay que saber donde mirar y que para obtener una foto razonable y tu eso lo controlas. Saludos José Ignacio

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