domingo, 14 de febrero de 2021

Una corona de rey muy merecida. Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla). Reyín reyín.

Al igual que la mayoría de los ciudadanos españoles, desde hace ya más de un mes, estamos confinados en nuestros respectivos municipios y ello nos obliga legal y moralmente a permanecer dentro del perímetro establecido, lo cual para un aficionado al “pajareo” limita bastante su campo de observación de aves teniéndose que conformar con las que en teoría estamos más acostumbrados a ver.




Digo en teoría porque en la práctica considero que al tenerlas tan próximas no las prestamos la atención que en realidad se merecen, especialmente por la belleza que atesoran.




Durante este tedioso confinamiento he recorrido en múltiples ocasiones algunos de los diferentes parques urbanos con los que cuenta el municipio de Avilés (Asturias), fotografiando los “pajarilllos” que a diario alegran la estancia en los mismos por medio de sus trinos y revoloteos continuos.




Entre todos ellos, y son unos cuantos, al protagonista de esta nueva entrada, el Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla), es difícil no prestarle una atención especial dada su gran belleza, su diminuto tamaño y lo confiados que en ocasiones se muestran. Para la elaboración de éste amplio reportaje he dedicado varias jornadas a su observación y fotografía, desde unos días antes de las fiestas navideñas y hasta la actualidad. También he querido incluir alguna otra de ese mismo periodo (dic-ene) pero de hace un año que aún no había publicado.




En febrero el macho comienza a marcar su territorio y durante estos días los podemos ver emitiendo sus continuos reclamos, peleándose por el territorio y tal vez por eso sea el mejor momento para fotografiarlos ya que están distraídos en el combate, pelean entre las ramas, bajan al suelo y permanecen un breve espacio de tiempo quietos, lo que concede al fotógrafo el tiempo necesario para disparar la cámara.




Escuchar sus continuos canticos y movimientos y no intentar fotografiarle una y otra vez resulta francamente difícil. Eso sí, supone todo un reto dado su pequeño tamaño y su constante movimiento.




Como muchos ya conoceréis, el Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla) es un precioso y espectacular pajarillo que está considerado, tras su homólogo el Reyezuelo sencillo (Regulus regulus), como el ave más pequeña que tenemos en Europa.



Reyezuelo sencillo (Regulus regulus)

Con un peso de entre 5-8 gr, mide unos 9 cm desde la punta del pico hasta la punta de la cola y tiene una envergadura de entre 13-16 cm. Tal vez habría que repetir estas cifras para que nos demos bien cuenta de lo diminuto que es; 5 gr y 9 cm.




A modo de comparación con otro diminuto pájarillo que todos ya conoceréis, el Chochin común (Troglodytes troglodytes), que mira que es pequeño, pues bien ese mide entre 9-10,5 cm, tiene una envergadura de entre 13 a 17 cm y en torno a los 10 gr de peso. En fin, que yo tengo considerado al Reyezuelo listado como un auténtico prodigio de la naturaleza dentro del amplio abanico de aves que podemos observar fácilmente en nuestro entorno.


Chochin común (Troglodytes troglodytes)

Chochin común (Troglodytes troglodytes)

Pero si hay algo que llama la atención de este increíble pajarillo, aparte de su pequeño tamaño, es el colorido de su cabeza, al ser una combinación de bandas blancas y negras, coronadas por una llamativa de color anaranjado en el caso de los machos y más amarillo en el de las hembras.




Ambas características quedan perfectamente reflejadas en su denominación científica (Regulus ignicapilla) que proviene del latín “regulus-i”: reyezuelo o pequeño rey (diminutivo de “rex-regis”: rey, más el sufijo diminutivo “ulus”) por las coronas naranjas o amarillas de los adultos y de “ignis-ignis”: fuego, más “capillus-i”: cabello, pelo, cabeza, que podríamos resumir como “el pequeño rey con fuego en la cabeza”.




Existe una leyenda griega que explica el origen del nombre de la especie (Alonso, 2001). La leyenda cuenta que una serie de aves se encontraban disputándose el trono de las aves, y como no llegaron a un acuerdo todos los pájaros se reunieron en una gran asamblea para elegir al que debía ser su monarca. Tras muchas y complicadas discusiones, convinieron que aquel que volara más alto sería su rey.




A la señal acordada todos se precipitaron a volar hacia el cielo. Muy pronto muchos los mejores voladores tomaron ventaja y progresivamente se fueron aclarando las posiciones. El Águila real ascendía segura, distanciando más y más al resto de las aves, y con ella, el pequeñísimo reyezuelo que, aprovechándose de su pequeño tamaño y su astucia, antes de comenzar la competición se había escondido entre el plumaje del águila y viajaba con ella.




Cuando al Águila real le abandonaron sus fuerzas, de su escondite entre las plumas de la cola del Águila real salió el reyezuelo y se colocó sobre la cabeza del águila. De esta manera consiguió ser el ave que más alto ascendió en la cúpula celeste y, por tanto, el Dios Sol coronó al reyezuelo como “Rey de las Aves” estampando en su cabeza un rayo solar. Desde aquel momento lucen los reyezuelos sus doradas crestas, símbolo de su condición de soberano de todas las aves”. No por casualidad, ya en el siglo VII a. C. al Reyezuelo listado se le consideraba rey y como tal ya aparece en una de las fábulas de Esopo (Pollard, 1977).




Perteneciente al orden de las Passeriformes, familia Sylviidae y género Regulus, lo más habitual es que antes de ver al Reyezuelo listado, lo podamos escuchar mientras se mueve de forma bastante inquieta por entre el ramaje de los árboles y arbustos en los que vive, realizando vuelos cortos entre árboles cercanos, intentando localizar y capturar insectos y otros invertebrados.




Una vez localizado, a primera vista la impresión general que da, es la de un pájaro de tamaño muy pequeño, con la cabeza grande, sin apenas cuello y cuerpo rechoncho. Como ya comenté antes y veremos a continuación, existe un ligero dimorfismo sexual en esta especie.




Con un característico diseño listado de la cabeza, presentan un marcado y llamativo píleo de color anaranjado, en el caso de los machos o amarillo en las hembras, que en ocasiones erizan a modo de cresta y que está flanqueado por dos bandas negras unidas en la frente y una marcada y ancha ceja blanca que hacen contrastar aún más el píleo, sobre todo en su visión frontal.




Asimismo, presenta una lista ocular negra y un semi-anillo blanco que circunda la parte inferior del ojo y unos laterales del cuello de color amarillento verdoso. La frente, justo por encima del pico, es de color naranja.




El pico es corto, muy fino y de color negro.




El dorso es de color verde oliváceo, mientras que las partes inferiores son pálidas y en el caso de los machos, el pecho tiene tonalidades amarillo anaranjado.




Las alas son de color verdoso con zonas pardo-negruzcas y tienen dos franjas verticales de color blanco.




La cola es negruzca sin ninguna marca ni mancha blanca y el obispillo verde amarillento.




Las patas y pies pardos con uñas negras.




Los individuos jóvenes tienen en general los colores más tenues y no tienen tan definido el píleo hasta la primera muda, aunque el listado de la cabeza permanece pero mucho más apagado.

Fotografía de archivo
Fotografía de archivo
Fotografía de archivo

Su carácter inquieto con movimientos frecuentes de rama en rama, hace que pueda ser confundido con el Reyezuelo sencillo (Regulus regulus), un pariente cercano muy similar en cuanto al aspecto físico y costumbres. Cuando se observe un reyezuelo, hay que fijarse principalmente si tiene ceja blanca y banda ocular negra que es típica del reyezuelo listado, y que no tiene el Reyezuelo sencillo (Regulus regulus).


Reyezuelo sencillo (Regulus regulus)

Reyezuelo sencillo (Regulus regulus)

El vuelo lo realizan en series de cortos recorridos, que recuerda al de los páridos, aleteando rápidamente por lo que pueden suspenderse en el aire, de manera similar al cernido de otras especies.




Es un ave gregaria, que suele asociarse en invierno a un gran número de aves forestales, especialmente páridos. Se les suele ver frecuentemente en parejas, incluso en invierno.




Están presentes en Europa central y meridional, en el noroeste de África y en Asia Menor. En Europa las poblaciones son totalmente migradoras en el norte y parcialmente migradoras en el centro. Este carácter migrador va desapareciendo hacia el sur de Europa.




En España son residentes habituales, no obstante, durante el invierno, suelen realizar movimientos hacia cotas de altitud más bajas, además a esta población residente se le unen durante el invierno las aves procedentes de Europa. Están descritas varias subespecies. En la Península Ibérica se encuentra la subespecie “ignicapilla”, mientras que en Baleares habita la subespecie “balearicus”.




El paso otoñal se produce entre septiembre y diciembre (con máximos en octubre) y el prenupcial tiene lugar entre febrero y abril (con la mayor cantidad de aves a finales de febrero).




Su hábitat en la mitad norte de la Península Ibérica y en las islas Baleares se encuentra en los bosques húmedos y frescos de coníferas y caducifolios, especialmente en zonas de montaña, normalmente entre los 500 y los 1.000 metros de altitud.




En la mitad sur de la Península Ibérica se localizan en los bosques de los principales macizos montañosos, llegando hasta los 2.000 m.s.n.m. También los podemos ver en los grandes parques muy arbolados.




El pequeño tamaño y rápido metabolismo de los reyezuelos supone una necesidad constante de buscar comida para paliar sus necesidades energéticas.




Se alimenta principalmente capturando de insectos como pulgones, polillas, orugas de lepidópteros larvas y arañas. Suele capturarlos en las ramas más finas de los árboles, aprovechando su reducido peso y tamaño, llegando a zonas inaccesibles para otras aves. Pese a poseer un régimen insectívoro muy marcado, cuando los insectos escasean, pueden comer ocasionalmente semillas, brotes y frutos carnosos.




Tienen un reclamo silbante muy insistente; es corto "sit sit" y muy característico, que repite a menudo mientras salta entre ramas.




El canto es muy agudo, rápido y silbante y consiste en una repetición de una nota fina, creciente en intensidad y que termina en un breve trino "siisiisiisiisii".




Cuando llega marzo comienzan a emparejarse y a principios de abril comienza la época de reproducción. El cortejo es muy curioso porque muchas veces el macho confunde a la hembra con un macho rival e intenta expulsarla de su territorio, aunque en cuanto se da cuenta de su error se acerca a ella cantando y desplegando su llamativa cresta naranja mientras sacude todo el cuerpo en una especie de temblor.




La época reproductora se extiende entre los meses de abril y julio. La hembra construye un delicado nido con forma de bola semicerrada, tejido con telas de araña, musgos, líquenes y plumas colgado entre dos ramitas y situado habitualmente en las zonas altas de arbustos y árboles. Mientras tanto, el macho se ocupa de la vigilancia del territorio.




La incubación, que dura entre 15-17 días, es responsabilidad exclusiva de la hembra, pero de la alimentación de los pollos se encargan ambos progenitores. Inician la puesta a mediados de abril y ponen entre 5 y 7 huevos, llevando el principal peso de la incubación y de la cría la hembra. Suele darse una segunda puesta pero de menor tamaño. Las crías permanecen en el nido durante 19 a 24 días más.




El Reyezuelo listado no se considera una especie amenazada en España, debido a su extensa área de distribución, la entidad de sus poblaciones y su tendencia demográfica creciente. Es posible que se haya beneficiado de la recuperación de las masas forestales españolas, aunque también se puede ver afectado negativamente por los frecuentes incendios y por el uso de insecticidas para combatir las plagas en las masas arboladas. Se les incluye en la categoría "De interés especial" en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. En el Libro Rojo de las Aves de España (2004) está catalogado como "No Evaluada".

9 comentarios:

  1. Interesante y muy didáctico!! Gracias

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  2. Me alegro que te guste y te agradezco el comentario. Saludos.

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  3. Muy bueno Ignacio. Yo también pajareo por Avilés. " Ayer he estado intentando fotografiarlos en un pequeño bosquete de los pocos semiautoctono que nos quedan en el concejo, y me fue imposible por la vegetacíón y lo inquietos que son estos pajarillos. Me acercare a los parque a ver si lo consigo, supongo que las fotos serán del Ferrera. Es posible que también haya camachuelos que me encantan. Los has visto estos días? Saludos Jose Luis

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    1. Muchas gracias Jose Luís por tú amable comentario. Parque de Ferrera y de La Magdalena. Si, si he visto a los camachuelos. Saludos.

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  4. Me fascinan estas pequeñas pero bellísimas avecillas que tantas satisfacciones nos proporcionan. saludos José Ignacio y enhorabuena por esta documentadísima entrada

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  5. Vaya reportaje!, Los has podido ver comer algo que no fuesen insectos y larvas?

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    1. Muchas gracias. Ahora mismo no recuerdo si en alguna fotografía de ellos aparece comiendo alguna semilla pequeña o fruto. Si recuerdo haberlos visto picoteando en el suelo entre las hojas caídas de los árboles pero no sé con certeza que alimento tomaban.

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