Si hubo algún ave que definitivamente me motivó en mis inicios a seguir fotografiando aves, fue sin duda el mochuelo. Tras localizarlo en una casa de aperos en la mitad de un prado, no había manera de intentar una mínima aproximación para sacar una foto algo decente. Cada mínimo intento de aproximación desaparecía volando o se metía debajo de su teja/domicilio. Tantos días de intento que hasta le puse un nombre: "Monchín".
Un buen día tras montar una estrategia importante de aproximación a la caseta, conseguí llegar hasta una de sus paredes sin que me viera y entonces inicie una muy lenta incorporación para llegar a ver el tejado donde se suponía que allí seguía.
De repente me vi sorprendido cuando empezaron a aparecer dos enormes ojos amarillos que me dejaron profundamente impactado.
Él por su parte parecía tan sorprendido como yo dada mi cercanía, pero los dos aguantamos varios minutos inmóviles, lo cual me permitió obtener unas imágenes que difícilmente olvidaré.
¡Que expresividad! Me parecía que además de pico tenía boca y me hacía gestos de sorpresa con ella.
Preciosas fotos y bonita experiencia.
ResponderEliminarMe parecen una pasada los ojos,parecen soles!!!!!!PRECIOSA.
ResponderEliminarMe alegro que te gusten. Gracias por tu interés.
EliminarMaravillosas fotos. Bienvenido a este mundo bloggero camarada.
ResponderEliminarMuchas gracias José Antonio. Aquí estamos para aprender de los experto como tú. Un saludo.
Eliminar"De repente me vi sorprendido cuando empezaron a aparecer dos enormes ojos amarillos que me dejaron profundamente impactado".
ResponderEliminarPobre animalillo, te imaginas lo IMPACTADO que se tuvo que quedar él ante tu imponente presencia, ja, ja, ja.
Bonitas fotos Doc, que sigas disfrutando de tu nueva afición.
Tienes toda la razón. Desde entonces no ha vuelto a cerrar los ojos yo creo.
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