jueves, 20 de noviembre de 2014

El gallo azul. Calamón común (Porphyrio porphyrio)

Desde hace tiempo llevo queriendo fotografiar medianamente bien al Calamón común. Lo he llegado a ver en diversos sitios, pero siempre a mucha distancia y comportándose de forma muy esquiva escondiéndose entre la vegetación y eso que se le cataloga como un ave bastante confiada.



La verdad es que, aunque las fotos que recientemente le pude realizar están más cerca, no tienen la suficiente calidad, pero para mí son más que válidas. Ya las mejoraré en futuras ocasiones.



En cualquier caso, lo cierto es que cuanto más miro a esta extraña ave, más me recuerda a un ave prehistórica. ¡Qué rara es! (o al menos a mí me lo parece).



Dentro de la familia de los rálidos europeos en la que se incluyen entre otras, la focha, el rascón, la polluela pintoja y la gallineta común con la que guarda un cierto parecido, esta es con diferencia la de tamaño más grande llegando a medir hasta casi medio metro de longitud.



En mi experiencia, para poder observar a esta ave a la que se le conoce también como el "gallo azul", te tienes que armar de paciencia, pues normalmente habita en marismas con abundante carrizal y rara vez sale a terrenos despejados. Como mucho y solo si estás muy atento, puedes verla al hacer algún vuelo corto y torpe entre las cañas, siempre con las patas colgando y emitiendo, al inicio de ese vuelo, un característico grito. Lo más habitual es verle fugazmente mientras se esconde entre las cañas, lugar donde se suele refugiar, como la mayoría de los rálidos cuando se sienten amenazados.



Los adultos tienen un plumaje de tonos azulados y violáceos con reflejos purpúreos, que se torna azul metálico en la cara, la parte anterior del cuello y la zona superior del pecho; las infracoberteras caudales, de color blanco puro, contrastan vivamente con el resto de la librea del ave y son utilizadas por el calamón para expresar sus estados de ánimo y comunicarse con otros ejemplares


El robusto pico de forma cónica, el escudete frontal y las patas son de un intenso color rojo carmesí.

En ambos sexos el plumaje es idéntico.


Las patas son muy largas y terminan en unos larguísimos dedos con gran capacidad prensil, que el ave emplea para manejar tallos, moverse entre las cañas y deambular por la vegetación flotante.



Se alimenta fundamentalmente de vegetales, tallos, raíces, hojas, flores y semillas de diversas plantas acuáticas aunque también comen algún animal invertebrado de pequeño tamaño como lombrices, pececillos, anfibios, etc. 



Una curiosidad de esta especie es la forma que tienen de comer, pues con el potente pico arrancan los tallos o plantas y a continuación sujetan la comida con una de las patas, entre los dedos y la elevan hasta por lo menos la mitad del recorrido hacia el pico. Si algún fragmento cae al suelo no es recogido con el pico sino con los dedos, cosa que no siempre consiguen.



El calamón común es muy activo al anochecer, momento que aprovecha para hacer resonar su potente voz atrompetada. El repertorio de reclamos es amplio y aumentan en intensidad según sube su nivel de excitación. ¡Ojalá se le viera en la misma proporción que se le oye!.


Nuestro país concentra la práctica totalidad de los efectivos de la especie en territorio europeo (en torno al 90%). La tendencia actual del calamón común es claramente positiva y su población no solo aumenta, sino que se expande geográficamente, colonizando temporada tras temporada nuevos humedales cada vez más alejados de su reducto original en las marismas del Guadalquivir, siendo posible encontrarlo actualmente en ciertas zonas costeras del mediterraneo y en pantanos y lagunas del sur, centro y oeste peninsular.



El Calamón que a mediados del siglo pasado estuvo a punto de extinguirse, no cumple actualmente ninguno de los criterios de amenaza establecidos por la UICN. En todo caso las principales amenazas radican en la destrucción o alteración de los humedales y la presión ejercida por algunos agricultores (sobre todo en arrozales), que culpan al calamón de cuantiosas pérdidas en los cultivos, lo que frecuentemente deriva en incidentes y caza furtiva.

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