Como en años anteriores, llegado el otoño en el que miles y miles de aves marinas se desplazan por el litoral costero asturiano, los muchos aficionados a la observación y fotografía de aves estamos pendientes de los temporales marítimos que tan habituales son en esa época, para desplazarnos a los cabos más sobresalientes de nuestro litoral y poder disfrutar del gran espectáculo que supone ver pasar a esas increíbles aves.
Al igual que en años anteriores uno de los principales protagonistas de ese paso fue el Alcatraz atlántico (Morus bassanus) que, en grupos más o menos numerosos, pasaban constantemente luciendo sus diferentes plumajes que, como ya conoceréis, van variando en función de su edad.
Desde mi particular punto de vista, en la costa central asturiana uno de los escaparates privilegiados para observar ese paso, es la localidad de Moniello (Gozón) a donde a principios del mes de noviembre me desplace disfrutar de ese bello espectáculo e intentar inmortalizarlo a través de un extenso reportaje fotográfico, parte del cual comparto en esta nueva entrada al blog.
La llegada de importantes y sucesivas borrascas a esa costa central asturiana contribuye sin duda a que las aves en su paso migratorio postnupcial se aproximen más a la línea costera, lo cual nos facilita enormemente su observación y fotografía, cosa que sin esa aproximación tan sólo sería posible conseguir por medio de la utilización de telescopios terrestres o por medio de la salida en barco para conseguir ese propósito.
La contrapartida a esa facilidad para conseguir realizar esas fotografías desde la costa, es que, tal como se puede apreciar en la mayoría de las fotografías, esos días de borrascas intensas, suelen estar bastante nublados y acostumbra a reinar fuertes rachas de viento del Noroeste de una intensidad nada desdeñable. Ambos aspectos lógicamente dificultaban de manera notable la realización de unas fotografías de cierta calidad, pero con la mera observación del paisaje y del paso de miles de estas aves, compensa más que de sobra la estancia en ese guapo lugar.
Si tuviera que hacer una descripción de lo que allí estaba observando, tendría que decir que me encontraba sentado en un palco de platea situado en el borde de un acantilado, con un espectacular escenario de 180º de agua de mar, flanqueado por unos bellos acantilados costeros donde rompían las olas y por donde cada poco tiempo, iban desfilando de derecha a izquierda y a distintas alturas, formaciones de un número variable de unas bellas aves, que lucían diferentes plumajes y que iban realizando unos llamativos planeos, como si de un ballet aéreo se tratara.
En otras ocasiones se les podía observar desafiando a las olas, realizando vuelos rasantes a muy baja altura y sin apenas batir las alas para así ahorrar energía y aprovechando las corrientes del aire a favor o evitando al máximo el roce del viento en contra.
A mucha más distancia, siendo apenas perceptibles por unos sencillos prismáticos, pude divisar la presencia ocasional de alguna que otra característica formación lineal de los coloquialmente denominados “pingüinos europeos”. Me estoy refiriendo al Alca común (Alca torda), a la cual le dedicaré un espacio al final de esta entrada. Su vuelo lo realizan muy cerca de la superficie del mar y a base de rápidos batidos de ala.
Mucho más cercanos a la línea costera pude observar y fotografiar a un grupo de cormoranes grandes en clara formación migratoria.
El gran contraste que su plumaje negro hacía con el azulado del agua y del cielo, me facilito notablemente el poderles enfocar adecuadamente.
Como muchos ya conocéis, en nuestro país el Alcatraz atlántico no nidifica, pero es una de las aves marinas más abundantes en migración por las costas atlánticas y cantábricas, pudiéndose observar mejor en los cabos más salientes de esas costas. Su paso posnupcial, se produce desde mediados del mes de agosto hasta finales de noviembre, siendo en octubre cuando podemos ver el mayor número de aves en paso por nuestras costas, pero claro en ello influirá las condiciones climáticas reinantes en esa época.
Al principio del periodo migratorio posnupcial, desde agosto y hasta la mitad de septiembre, es habitual que la mayoría de los ejemplares en paso por nuestras costas, sean los alcatraces jóvenes del año, que acostumbran a ir acompañados de escasos ejemplares inmaduros y adultos. Más tarde, en el mes de octubre es cuando podemos ver que la mayoría de los ejemplares en paso son adultos, cosa que pude constatar en esta ocasión.
El Alcatraz atlántico es una de las mayores aves que podemos observar en nuestras costas. Mide alrededor de 90 cm de longitud y casi 180 cm. de envergadura. El peso suele rondar los 3-4 Kg. No existe dimorfismo sexual en esta especie aunque los machos son algo más grandes que las hembras.
Antes de alcanzar la edad adulta, que se considera que llega a los cinco años (o invernadas), en el Alcatraz atlántico se pueden diferenciar cuatro grupos de edad con diferentes plumajes: primer invierno (o joven), segundo invierno, tercer invierno, cuarto invierno y quinto invierno o adulto.
Los adultos tienen el cuerpo en forma de puro o torpedo recubierto de un plumaje blanco níveo, excepto la cabeza que es de un color ocre amarillento y que se vuelve más intenso durante la época reproductiva.
En la cara tienen un área desnuda con la piel de color negro, que les da una expresión facial característica. El pico es medianamente largo (de 9 a 11 cm medido desde la cabeza), robusto, cónico, con la punta ligeramente curvada hacia abajo, lo que les facilita la captura peces de mediano tamaño en sus zambullidas. Su color es gris azulado claro perfilado de negro en todo su perímetro y con una línea negra que recorre lateralmente toda la mandíbula superior.
Los ojos grandes y dirigidos hacia adelante, son de un color azul o gris claro casi transparente. Están rodeados de un fino anillo periocular de color negro y tienen rodeándolos por su parte superior un semicírculo similar a un párpado que es de color azul y que les da un aspecto de estar enmascarados.
Las alas son largas (entre 47 y 53 cm), estrechas, algo puntiagudas y tienen el tercio distal de color oscuro, casi negro, que contrasta notablemente. Están insertadas muy adelante en el cuerpo, lo que les permite utilizar con eficiencia las corrientes de aire para volar. En situaciones de tiempo tranquilo pueden conseguir velocidades de incluso entre 55 y 65 km/h. El cuello es medianamente largo. La cola es corta, tiene forma de cuña y es de color blanco.
Las patas son cortas, con los cuatro dedos de los pies unidos por una membrana natatoria. Su coloración va del gris negro, al castaño negro y presenta unas líneas de color verde azulado en las hembras y verde amarillentas en los machos. El dedo posterior es fuerte y vuelto cara dentro, lo que les permite agarrarse con seguridad en los cantiles verticales.
Los ejemplares del primer año (o jóvenes) presentan un plumaje castaño oscuro (chocolate) en su totalidad con moteados profusos de blanco en el dorso y con los bordes posteriores y puntas de las alas más oscuras. Algún ejemplar puede presentar escasas zonas blancas en la cabeza o en la parte inferior del cuerpo. Tienen el borde posterior de las alas y las puntas más oscuras. El pico es de color marrón.
Entre ambos plumajes pasan por una fase intermedia con la aparición progresiva de más zonas blanquecinas, a modo de parches, que van aumentando de tamaño con la edad, hasta que las zonas marrones terminan por desaparecer por completo.
El Alcatraz atlántico es un ave marina pelágica que solo se acerca a la tierra para reproducirse. Su hábitat en época de cría se localiza en los islotes rocosos a ambos lados del Atlántico norte. Pasa el invierno en las costas occidentales de África hasta el Golfo de Guinea y en menor cuantía en el Mediterráneo.
Son buenos planeadores y buceadores y su alimentación es a base de peces de tamaño medio que pescan lanzándose en picado contra el agua, para ello pliegan sus alas, lo que les permite alcanzar velocidades de hasta 100 km/h. En caso de fallar la captura tras el picado, pueden bucear tras su presa.
Su estructura corporal está adaptada a este hecho ya que carecen de agujeros externos de la nariz y tienen agujeros nasales secundarios que pueden cerrar cuando se sumergen para evitar la introducción del agua. También pueden cerrarse cuando se sumergen, las aberturas de los oídos, que son muy pequeñas y están cubiertas de plumas.
El esternón es muy fuerte y tan largo que puede proteger las vísceras del golpe contra el agua. Los pulmones, muy desarrollados, tienen también probablemente la función de reducir las consecuencias del impacto contra la superficie y de proteger el cuerpo. En la parte inferior del cuerpo y en los lados hay sacos aéreos subcutáneos. Otros sacos aéreos se encuentran entre el esternón y los músculos pectorales y entre las costillas y los músculos. Estos sacos están conectados con los pulmones y se llenan de aire cuando el ave inspira. El aire puede ser expulsado con contracciones musculares.
El segundo protagonista de esta entrada se la voy a dedicar a un ave limícola poco habitual y con múltiples peculiaridades muy curiosas. Me estoy refiriendo al Falaropo picogrueso (Phalaropus fulicarius) del que ya el año pasado, pero ya entrados en el periodo invernal (enero), pudimos disfrutar de su presencia en un número inusual por la costa cantábrica e incluso en aguas del interior de la península, cosa ya no tan frecuente y que éste otoño ha vuelto a ocurrir.
En mi caso concreto, a principios del este mes de noviembre, coincidiendo con un fuerte temporal de componente Noroeste, pude observar y fotografiar a cuatro ejemplares juntos en la playa de Zeluán (Gozón. Asturias). La misma ubicación en donde el pasado año durante el mes de enero, coincidiendo con un fuerte temporal de componente Noroeste, pude fotografiar hasta 15 ejemplares juntos.
Se trata de un ave de hábitos pelágicos que proviene de la tundra ártica y que inverna en mar abierto frente a África del S y del O (por debajo de la línea del Ecuador) en las zonas donde abunda el plancton.
Estas aves, que crían en Islandia, el archipiélago de Svalbard (en el mar Glacial Ártico) y la parte más occidental de Siberia, pasan el invierno en el África occidental y en los temporales utilizan nuestro país como refugio en su ruta migratoria postnupcial habitual.
Fue un día frío muy nublado y con fuertes rachas de lluvia y viento que dificultaban mucho el poderles realizar fotografías, pero la ocasión merecía la pena y no se podía dejar pasar.
Los estragos del temporal se ponían de manifiesto en lo revueltas que se encontraban las aguas en una zona de playa en la que habitualmente el agua apenas tiene olas y, tal como puede apreciarse en las fotografías, ese día eran frecuentes y de cierta entidad como para poderlas sobrepasar nadando estas pequeñas aves sin tener que levantar el vuelo.
En el agua también podían apreciarse abundantes ramas y restos de vegetación que eran arrastradas al arenal y que aprovechaban éstas aves para rebuscar entre ellas algún alimento o simplemente para descansar.
Entrando en materia en cuanto a las características y peculiaridades de ésta especie, hay que decir que se trata de un ave Charadriiforme perteneciente a la familia “Scolopacidae” y género “Phalaropus” conocidos vulgarmente como falaropos o “pollitos de mar” de los que se reconocen tres diferentes especies: Falaropo picogrueso (Phalaropus fulicarius), Falaropo picofino (Phalaropus lobatus) y Falaropo tricolor (Phalaropus tricolor).
Se trata de unas aves limícolas de pequeño tamaño que vienen a medir unos 20-22 cm de longitud, una envergadura puede alcanzar los 40 cm y un peso que puede llegar a los 75 gr. Se puede decir que es un ave bastante longeva llegando a vivir hasta más de 10 años.
Entre las múltiples peculiaridades que se dan en ésta especie cabe destacar la existencia de un dimorfismo sexual invertido, es decir que, al contrario de lo que sucede en la mayoría de las aves, las hembras tienen durante el período nupcial un plumaje mucho más vistoso que el de los machos, siendo ellas las que realizan durante el cortejo nupcial una danza para atraer a los machos en competencia con otras hembras. Además, también son ellas las que compiten por el territorio de anidamiento y defienden agresivamente a sus parejas y nidos.
Otra peculiaridad de esta especie es que aunque a simple vista (con plumaje invernal) pueda parecerse a algunas gaviotas, estas aves pertenecen al grupo de las limícolas y, a diferencia de la mayoría de las aves limícolas que acostumbran a alimentarse de los limos de las zonas de tierra cercanas al agua mientras se desplazan caminando, en el caso de los falaropos picogruesos son unos nadadores habituales lo que les diferencia de las otras aves de su familia.
En las aguas poco profundas realizan una serie de movimientos con sus patas (pies palmeados) a la vez que nadan en círculo formando un remolino lo que les sirve para elevar hacia la superficie a los organismos planctónicos de los que habitualmente se alimentan.
En la época invernal ambos sexos son iguales, presentando una coloración gris plateado uniforme por la parte superior, debido a que los bordes de las plumas están poco destacados. Márgenes escapulares blancuzcos. Las plumas primarias de las alas son de color negro.
El cuello es blanco y medianamente largo. Los flancos son de color blanco con algunos tintes grisáceos.
Por la parte inferior son de color blanco.
La cabeza es blanca con una mancha negra en la parte posterior del píleo. El píleo es blanco en el ejemplar adulto y negro intenso en el joven. En la cara tienen una ancha lista ocular de color negro que incluye al ojo dentro de ella y se dirige por detrás de él hacia la nuca.
Los ojos son grandes y de color marrón muy oscuro.
El pico es medianamente largo, grueso, recto y puntiagudo; es de color negro, excepto en la base que es pardo amarillenta.
La cola es corta, por la parte superior es negruzca y por la parte inferior es de color castaño rojizo.
Las patas son cortas, tienen los dedos lobulados (como los zampullines) y son de color gris amarillento.
En vuelo podemos observar que las alas por la parte superior son de color gris ceniza con una conspicua banda alar blanca que se hace más fina en las primarias. Las alas por la parte inferior son de color blanco.
Los ejemplares juveniles por la parte superior son de color negro con los bordes de las plumas de color ante. Tienen tintes rosas en el cuello.
En lo referente a su comportamiento decir que el hecho de tratarse de una especie eventual en el interior, hace que sea una especie muy confiada y tranquila con la presencia del hombre, dando posibilidad de observarle fácilmente sin asustarse. Raramente se le ve fuera del agua donde se reúne en grupos.
El Falaropo picogrueso es una especie migratoria con área de reproducción circumpolar en la tundra costera, cuyas poblaciones europeas se encuentran principalmente en Islandia, Noruega (archipiélago de Svalbard e isla del Oso) y Rusia, donde está sujeta a marcadas fluctuaciones (estuario del río Pechora, Nueva Zembla). También está presente en las costas de Norteamérica, Groenlandia y Asia que rodean el Ártico. Inverna en mar abierto, muy al sur de sus zonas de cría.
Amarillo: áreas de reproducción. Azul: áreas de invernada. |
Se trata de una especie migradora que se desplaza a través de rutas marinas e inverna en áreas del Atlántico, el Índico y el Pacífico al sur del Ecuador, siempre en zonas con buenas concentraciones de plancton. Solo se acerca a tierra o a aguas interiores en caso de temporal.
En España durante la invernada y el paso migratorio posnupcial acostumbran a verse unos pocos ejemplares en las costas cántabro-atlánticas y en el área del estrecho de Gibraltar, más raramente en humedales del interior o en el Mediterráneo. En Asturias aparece de modo regular entre los meses de octubre y febrero.
Su hábitat durante la época reproductiva se encuentra en las costas árticas en terrenos llanos o en márgenes de lagunas. Durante el paso migratorio se comporta como un ave pelágica y, en menor grado, costera, aunque ocasionalmente se acerca a las playas, bahías, rías, ensenadas y aguas interiores, por regla general a causa de los grandes temporales.
Su alimentación es fundamentalmente a base de invertebrados que consiguen fundamentalmente mientras nadan picoteando rápidamente el agua. En menor cuantía, también se alimentan de materia vegetal y semillas, sobre todo si escasea el alimento.
Ya, para concluir ésta nueva entrada, quiero compartir unas cuantas fotografías a un ave que coloquialmente se la conoce como el “pingüino europeo”, me refiero al Alca Común (Alca torda).
Pude observar a diferentes ejemplares distribuidos en las aguas portuarias de Gijón en un día muy nublado y lluvioso y con fuertes rachas de viento, lo que me obligó a tener que realizar la mayoría de las fotografías bajo el amparo de un paraguas, con las enormes dificultades que eso supone y el consiguiente desecho del bueno de mi paraguas que, tras varias vueltas de sus varillas, tuve que tirar a la basura.
No obstante, en los pequeños momentos en los que dejaba de llover, pude conseguir unos planos muy cercanos de algún ejemplar que se aproximó mucho a mi posición, lo cual me llego a hacer pensar que demandaba el que le diera algo de alimento.
Esa gran aproximación me permitió poder apreciar con detalle las características anatómicas de su cara y en concreto poder ver sus pequeños ojos muy lateralizados, con el iris marrón oscuro, algo que siempre intento destacar en las fotografías de aves y que en ésta peculiar especie me resultaba sumamente difícil conseguir.
También pude apreciar con detalle su peculiar y robusto pico de color negro, que es ancho y aplanado verticalmente. Ese pico está algo curvado hacia abajo en su extremo (romo) y en la época estival se dibuja en él, una delgada línea recta blanca que va desde la parte anterior del ojo hasta la base del pico y otra vertical, también blanca y con forma de paréntesis, en el primer tercio del pico. Esa forma de su pico guarda un gran parecido con el de otro miembro de la familia de álcidos, como es el caso del Frailecillo atlántico, aunque eso sí mucho menos colorido que el de éste último.
Según vas observando su anatomía con clara forma hidrodinámica que les permite bucear de forma excelente y conseguir capturar pequeños peces de los que se alimentan, vas comprendiendo que parece bastante razonable su antigua denominación, junto con los Araós comunes, como los “pingüinos del Hemisferio Norte”, ya que los verdaderos pingüinos solo tienen presencia en el Hemisferio Sur. Como muestra de este parecido es interesante conocer la denominación en francés del Alca común o Alca torda; “Petit Pingouin” o “Pingouin torda”.
El Alca común (Alca torda) es un ave perteneciente al orden de las Charidriiformes y a la familia "Alcidae", siendo el único representante del género Alca. Tienen un tamaño de entre los 38-43 cm de longitud, una envergadura que puede alcanzar hasta los 70 cm y un peso de hasta los 800 gr. Llegan a vivir unos 20 años y no existe dimorfismo sexual en esta especie, sin embargo, los machos son generalmente un poco más grandes que las hembras.
Como buenas buceadoras que son, tienen un cuerpo alargado y las patas las tienen situadas en posición bastante retrasada. Usan sus cortas alas como aletas, y les sirven para impulsar sus cuerpos bajo la superficie del agua.
Su plumaje por la parte superior varía según se trate de la época estival (época reproductora) en la que la cabeza, el cuello y la garganta son de color negro, o de la época invernal, en la que la cara, los lados del cuello y la garganta son de color blanco.
Su pecho, vientre y parte baja de la cola, son también siempre, de color blanco puro que contrasta mucho con el negro de la cabeza y partes superiores de alas y dorso. El cuello es corto y grueso. La cola es relativamente larga y puntiaguda. Las alas son cortas.
Las patas son cortas, tienen los dedos palmeados y son de color gris muy oscuro, casi negro.
El Alca común tiene una distribución en Europa que se circunscribe fundamentalmente a Islandia (70%), Gran Bretaña e Irlanda (20%), Escandinavia y las costas atlánticas de Francia. También está presente (10%) en Escandinavia, costas atlánticas de Francia y en Groenlandia y Canadá. En España no se reproduce y durante el invierno se pueden ver algunos ejemplares en las costas atlánticas de Galicia y del Cantábrico y, en menor número, en las costas del Mediterráneo.
El Alca común es el álcido más frecuente en nuestro país a lo largo de la invernada a donde la mayoría acuden procedentes de las islas Británicas. Acostumbran a ser ejemplares inmaduros que son los que realizan desplazamientos dispersivos de cierto alcance. Habitualmente, solo se les puede ver en la costa norte de nuestro país durante los temporales de invierno, cuando se acerca a nuestras costas para refugiarse y conseguir alimento.
Su hábitat durante el invierno se encuentra en grandes bandos en alta mar y en verano, en periodo reproductivo (estival), se acercan a las costas rocosas, acantilados, islas, islotes, estuarios y bahías resguardadas en el norte de la costa Atlántica, en el este de América del Norte hasta el sur de Maine (Estados Unidos), y en el oeste de Europa, desde el noroeste de Rusia hasta el norte de Francia. Las aves de Eurasia invernan en el mar, con algunos ejemplares moviéndose muy lejos, hasta el oeste del Mediterráneo.
Su alimentación es fundamentalmente a base de peces que detecta introduciendo la cabeza bajo el agua; cuando localiza la presa, se sumerge y la captura tras una corta persecución en la que hace gala de unas excelentes dotes buceadoras, llegando a alcanzar gran velocidad al impulsarse con las patas y las alas. También comen moluscos, crustáceos y gusanos marinos.
Excelente entrada con magníficas fotografías muy bien documentadas con la información que aportas. Enhorabuena José Ignacio. Un saludo.
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