Continuo compartiendo algunas de las fotografías que a principios del pasado mes de abril he podido realizar a diferentes especies de aves en el entorno de la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila (Zamora), un lugar que hace las delicias de cualquier aficionado a la observación y fotografía de aves. La primera especie que pude fotografiar fue a la peculiar Abubilla (Upupa epops) que atrajo mi atención con su peculiar e inconfundible canto, de cuyo sonido onomatopéyico “up-pu-pu-pu” toma su nombre científico “Upupa epops”. Sonido que la mayoría de los que leáis esta entrada ya conocéis y que consiste en un sonido repetitivo, grave, aflautado y de largo alcance.
Como bien sabéis, se trata de un ave con una estética muy particular que le proporciona su colorido plumaje, junto con su largo y curvo pico y, sobre todo, su larga y eréctil cresta que a modo de abanico exhibe en determinadas circunstancias.
Esas peculiaridades no nos deberían sorprender si tenemos en cuenta que estamos ante un ave de origen tropical que es la única representante de su género en nuestro entorno (Europa). Recordemos que la Abubilla pertenece a un orden de aves muy coloridas, las Coraciformes (como el Martín pescador, la Carraca o el Abejaruco, entre otras), familia “Upupidos”, género “Upupa” y especie “Upupa epops”.
A estas peculiares aves las podemos encontrar en hábitats muy variados, como pueden ser las dehesas, viñedos, olivares, campos de cultivo, sotos fluviales, bosques abiertos (pinares, carrascales, etc.) y hasta en parques y jardines.
Es habitual verlas comiendo en el suelo, tanto en praderas, como en barbechos, terrenos de cultivo, en los claros de los pastizales o en los estercoleros, no obstante también buscan alimento en las grietas de las cortezas de los árboles. Su alimentación es insectívora a base fundamentalmente de gusanos, lombrices y orugas, teniendo especial predilección por la oruga procesionaria del pino, así mismo les encantan los escarabajos, en especial el ciervo volante, los abejorros, el grillo topo, los ciempiés, los saltamontes, los arácnidos, mariposas, hormigas, ciempiés, moscas, etc. En algunas ocasiones (época de reproducción) pueden llegar a comer caracoles, lagartijas o pequeñas ranas.
Tienen un comportamiento bastante tímido y huidizo, que tolera muy mal la presencia humana y emprenden el vuelo a la mínima señal de alarma.
La Abubilla es una especie migradora transahariana que en gran parte marcha a África para invernar, siendo en el mes de marzo cuando se produce el mayor paso de abubillas por nuestra campiña. El paso otoñal comienza también pronto, muy a menudo a finales de julio, pero sobre todo durante agosto y continúa en septiembre y octubre. En el Sur de España residen todo el año y no emigran.
La Abubilla se reproduce en la casi totalidad de Europa salvo en los países situados más al norte como es el norte de Inglaterra, Islandia, Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia y la Siberia europea. También están presentes en toda África excepto el desierto del Sahara y en la casi totalidad de Asia, salvo en la Siberia asiática, en casi toda la península arábiga y en el Tíbet.
En España son residentes habituales (incluidas baleares, Canarias y Melilla) y alberga una densa población (excepto al norte de la Cordillera Cantábrica), a la que en primavera se une las aves procedentes de África. En nuestro país se encuentra la mayor población europea de esta especie (más de la mitad de sus efectivos).
No quiero finalizar sin comentar una curiosidad de ésta especie. Las Abubillas tienen fama de ser aves sucias, a causa de sus nidos malolientes, situados generalmente en los agujeros de árboles. Al final de la cría de los pollos es cuando el nido desprende un olor tan nauseabundo, por lo que es fácil descubrirlo. Se ha calificado a las Abubillas de negligentes, pero esto no es cierto. Lo cierto es que en el fondo del estrecho agujero, que los padres se esfuerzan por mantener limpio, pueden quedar restos de comida y deyecciones, pero en realidad lo que causa este olor desagradable es una secreción de un espeso líquido de olor fétido (diferente de la de las otras aves) de la glándula uropigial (situada en la base de la cola) de las hembras y de las propias crías, cuyo cometido es, debido a la acción de las bacterias que viven en su glándula, proporcionar defensas frente a posibles patógenos. Al parecer también pueden utilizar estas secreciones lanzándolas a modo defensivo contra posibles depredadores. Las hembras impregnan su cuerpo con esa secreción oscura con frecuencia, pero además recubren voluntariamente los huevos con ella untándosela con el pico, lo que aumenta su éxito de eclosión.
Hablando de Villafáfila no podemos dejar de dar protagonismo al que está considerado como el halcón más frecuente de nuestro entorno, el Cérnícalo vulgar (Falco tinnunculus) que, al igual que ocurre con algunas otras especies de aves, le denominamos común, pero eso no debe dar pie a minusvalorar la belleza de ésta pequeña rapaz diurna.
Se trata de una especie perteneciente a la familia de los falcónidos (halcones, cernícalos, alcotanes) que a diferencia de las Accipitriformes (engloba a la mayoría de las rapaces diurnas), además de las garras usan el pico para matar a sus presas, para lo que disponen de una protuberancia córnea en el pico superior, cerca de la comisura, conocida como “diente de halcón”.
El significado etimológico de la especie (Falco tinnunculus) se podría decir que es el del "halcón que chilla" ya que el término "Falco" proviene del latín "falco-onis": hoz, guadaña, referido a sus garras en forma de ganchos o por la forma de su silueta en vuelo y también el de "tinunculus" que proviene de "tinnungulus-i" y que tiene el significado de sonido chillón, estridente o agudo. Dado que se trata de una especie especialmente chillona, ese atributo ha sido utilizado para su nombre específico científico.
Esta especie presenta un acusado dimorfismo sexual, tanto por lo que respecta al tamaño (las hembras son mayores), como en lo relativo a la coloración del plumaje.
Presenta un gran parecido con el Cernícalo primilla (Falco naumanni), si bien el Cernícalo vulgar es algo mayor y menos urbanita. Dos de las más llamativas características del macho del Cernícalo primilla, es el color azulado de la cabeza y la ausencia (o muy poco marcada) de la característica y bien marcada bigotera en la cara del Cernícalo vulgar. También se distinguen porque el C. primilla carece de manchas en el dorso, el gris de su cabeza es más uniforme y las plumas centrales de su cola sobresalen más que las laterales, mientras que las del Cernícalo vulgar no sobresalen, dándole un aspecto redondeado. Además, las uñas del C. primilla son blancas, mientras que el C. vulgar las tiene negras.
Como comentaba anteriormente, la cola del macho de Cernícalo primilla por su parte superior es de color azulado - al igual que el obispillo-, mientras que por la parte inferior es de una tonalidad grisácea blanquecina con una ancha franja negra sub-terminal y una terminal blanca más fina. Las rectrices centrales son más largas y sobresalen más que las laterales, lo que le da una ligera forma acuñada a la cola. Los machos por la parte superior son de color ladrillo y sin apenas manchas y por la parte inferior son de color crema y con algunos puntos negros que varían en tamaño número según los individuos.
Con estas fotografías que en un breve espacio de tiempo pude obtener del Cernícalo primilla (Falco naumanni), me gustaría rendirle un pequeño homenaje a éste pequeño halcón que, como muchos de vosotros ya conoceréis, está sufriendo un claro retroceso en su población mundial.
Se trata de un pequeño halcón urbano cuyos primeros ejemplares nos visitan ya en el mes de febrero, siendo a lo largo del mes de abril cuando llegan el grueso de ejemplares a las colonias de cría que habitualmente se ubican en edificios y construcciones humanas de ambiente rural, tales como torres de iglesias, castillos, casonas, edificios en ruinas..., debido a la proximidad de campos de cultivo de cereales, eriales o pastizales, que son sus hábitats favoritos ya que obtienen fácilmente de ellos su principal alimento, los insectos. En España son habituales durante el período estival, llegan desde África en marzo-abril y permanecen hasta agosto-octubre. Solo unos pocos individuos son residentes habituales.
Lo lamentable viene cuando te enteras de que la población del Cernícalo primilla que tiene una distribución esencialmente mediterránea en Europa, siendo nuestro país el que acoge la mayor parte de la población europea de la especie, está sufriendo un descenso muy acentuado y en un intervalo de tiempo muy corto. Tanto es el declive que entraría dentro de los criterios de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza para considerar a la especie en peligro de extinción.
Tanto el C. común como el C. primilla son dos especies muy parecidas entre sí, pero con costumbres muy diferentes y también con muy diferente éxito a la hora de mantener sus poblaciones. Por un lado tenemos al Cernícalo vulgar, con un espectro de alimentación variado consistente en pequeñas presas (aves, micromamíferos, reptiles, invertebrados), normalmente solitario, sedentario y no muy exigente a la hora de elegir emplazamiento para criar. Por el contrario la otra especie, el Cernícalo primilla, es un especialista en invertebrados que se alimenta principalmente de grandes saltamontes, colonial, con unos requerimientos muy concretos para reproducirse y de presencia únicamente estival.
La etimología de su denominación científica “Falco naumanni” o “Halcón de Naumann” proviene del término latino “falco-onis”: halcón (de “falx-falcis”): hoz, guadaña, referido a sus garras en forma de ganchos o por la forma de su silueta en vuelo, y la referencia al afamado ornitólogo J.A.Naumann, que entre 1820-1880 publicó la Historia Natural de las Aves de Alemania.
En esta especie también existe un claro dimorfismo sexual. En líneas generales, las hembras son de un tono general bastante más apagado y menos contrastado que los machos. Tienen las partes superiores, incluida la cola, de color marrón rojizo con un denso barrado de líneas transversales negras. Las partes inferiores son de color marrón claro y con un rayado y punteado negro más abundante que el del macho. Las alas por debajo también son marrón claro barrado de negro.
Al igual que el Cernícalo vulgar, el Cernícalo primilla también se cierne pero lo hace menos a menudo y durante muy cortos periodos de tiempo, lanzándose en una rápida caída sobre las presas que divisan desde el aire, lo cual también sirve para diferenciarles de aquel. El hábito de cernirse o mantenerse inmóviles en el aire mediante un complicado equilibrio en que el ave juega con las alas y con la cola para mantener fija su cabeza mirando al suelo en busca de presas terrestres, aunque se ha considerado como la principal característica de los cernícalos, no es exclusivo de ellos. Así, en la península Ibérica hay que recordar que no es la única rapaz que podemos ver como se cierne, ya que también lo hacen con cierta frecuencia, el Busardo ratonero (Buteo buteo), el Águila culebrera europea (Circaetus gallicus), el Águila pescadora (Pandion haliaetus), el Aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) y, sobre todo, en el Elanio común (Elanus caeruleus).
La siguiente ave rapaz que os presento es lo que podríamos decir un clásico de ese emblemático pueblo abandonado, en la actualidad prácticamente derruido en su totalidad, que es Otero de Sariegos. Un pueblo ubicado en la comarca zamorana de Tierra de Campos, entre Villafáfila y Villarín de Campos y en donde en la única edificación que actualmente se mantiene aún en pie, la iglesia, acostumbra a dejarse ver desde hace muchos años el Mochuelo europeo (Athene noctua).
Allí, en una pequeña oquedad ubicada en la parte alta de la fachada norte de su antigua iglesia, en la que, como en todas las anteriores visitas qué he realizado a ese entorno, pude encontrar a ésta emblemática especie.
Se trata de un ave rapaz nocturna con hábitos también diurnos por el que tengo una especial simpatía, prueba de ello es que le quise dedicar la primera entrada a éste blog hace ya unos cuantos años (finales de 2014) y al que, desde entonces, he querido que figurara como icono de mi blog.
Ya para terminar ésta nueva entrada, quiero compartir alguna de las fotografías que pude realizar a la Grajilla occidental (Corvus monedula) que está considerada como el córvido de menor tamaño (longitud) de los que podemos encontrar en España.
Se trata de una especie con un comportamiento muy gregario que habitualmente de desplaza formando bandos muy ruidosos y que se reúnen en grandes dormideros.
El plumaje de la Grajilla es de color negro con algunas regiones del cuerpo, como es el pecho y la nuca, de color gris ceniza.
Llama especialmente la atención en ésta especie, el iris que es muy claro, de un azul pálido, casi blanco.
A diferencia de otros córvidos, manifiesta unos hábitos marcadamente vegetarianos (granos y semillas, frutas, bayas y frutos silvestres), aunque durante la crianza de los pollos captura una gran variedad de invertebrados (insectos y sus larvas, lombrices, moluscos, algún pequeño vertebrado (pequeños roedores, pequeños reptiles), huevos y pollos de aves, desperdicios de la basura y ocasionalmente carroña.
Allí en Villafáfila están utilizando las cajas nido que en principio se colocaron para favorecer la reproducción del Cernícalo primilla y del común pero que ellas han aprovechado para criar.
Al igual que ocurre con la primera protagonista de ésta entrada, la Abubilla, la distribución de la Grajilla es bastante homogénea y abundante por toda la Península, faltando tan solo en buena parte del litoral cantábrico y Pirineos. Ha desaparecido como reproductora de amplias zonas de la meseta Norte, valle del Ebro, meseta Sur, sistema Central, Sierra Morena y sistema Bético. Es escasa en Galicia, algunos puntos del valle del Guadalquivir y en ciertas comarcas de Cataluña y la Meseta sur. Falta en Baleares, Canarias y Melilla, aunque habita en Ceuta.
Este año Villafáfila está imponente. Preciosas fotografías. Enhorabuena y un saludo.
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