jueves, 2 de marzo de 2023

Un gran año para un ave limícola poco habitual y con múltiples peculiaridades. Falaropo picogrueso (Phalaropus fulicarius).

A lo largo del pasado mes de enero los aficionados a la observación y fotografía de aves de Asturias hemos podido disfrutar con la presencia de un número inusual de ésta especie de ave limícola que atesora varias peculiaridades muy curiosas.





Se trata de un ave de hábitos pelágicos que proviene de la tundra ártica y que inverna en mar abierto frente a África del S y del O (por debajo de la línea del Ecuador) en las zonas donde abunda el plancton.





Cuando se suceden grandes temporales, fundamentalmente de componente Noroeste, acostumbran a acercarse a nuestras playas, bahías, rías, ensenadas e incluso a aguas interiores tal como ha ocurrido este invierno.





Las aves, que crían en Islandia, el archipiélago de Svalbard (en el mar Glacial Ártico) y la parte más occidental de Siberia, pasan el invierno en el África occidental y en los temporales utilizan nuestro país como refugio en su ruta migratoria postnupcial habitual.





Ya a finales del año pasado (nov/dic) se pudieron observar, cómo acostumbra a ser habitual, algunos ejemplares por la costa cantábrica e incluso en aguas del interior de la península, cosa ya no tan frecuente.





No fue hasta mediados del pasado mes de enero cuando, coincidiendo con un fuerte temporal de componente Noroeste, pudimos observar y fotografiar a varios ejemplares juntos en la costa central asturiana.





En esos días también pudimos observar sedimentadas a otras especies pelágicas que tan solo excepcionalmente se aproximan a la costa, como es el caso de la Gaviota enana o la Gaviota tridáctila a las que pudimos ver junto a los protagonistas de ésta entrada.

Gaviota tridáctila
Gaviota tridáctila
Gaviota enana
Gaviota enana
Lamentablemente, esos fuertes temporales también ocasionaron la aparición en nuestras playas de múltiples ejemplares exhaustos o muertos de ésta y de otras emblemáticas especies, como los frailecillos, las alcas o los araos.





En mi caso concreto pude observar y fotografiar (17 de enero) a un grupo de 15 ejemplares de Falaropo picogrueso refugiados en la Ensenada de Llodero (Gozón. Asturias).





Fue un día frío muy nublado y con fuertes rachas de lluvia y viento que dificultaban mucho el poderles realizar fotografías, pero la ocasión merecía la pena y no se podía dejar pasar.





Los estragos del temporal se ponían de manifiesto en lo revueltas que se encontraban las aguas en una zona de playa en la que habitualmente el agua apenas tiene olas y, tal como puede apreciarse en las fotografías, ese día eran frecuentes y de cierta entidad como para poderlas sobrepasar nadando estas pequeñas aves sin tener que levantar el vuelo.





En el agua también podían apreciarse abundantes ramas y restos de vegetación que eran arrastradas al arenal y que aprovechaban éstas aves para rebuscar entre ellas algún alimento o simplemente para descansar.





En un momento determinado, dos de esos ejemplares decidieron abandonar la zona de la playa y acercarse a una zona encharcada por la lluvia caída de un aparcamiento aledaño a ella para descansar, acicalar su bello plumaje y alimentarse de alguna semilla.





Aprovechamos esa ocasión para poderles realizar algunas fotografías posados en tierra y adoptando diferentes posturas y posiciones.





Allí permaneció éste pequeño grupo durante 48h aproximadamente que duró ese temporal de lluvia y viento.





Posteriormente (19 de enero), pude localizar a otro pequeño grupo de 5 ejemplares en una zona encharcada de un prado de la localidad costera de Verdicio (Gozón. Asturias), en donde permanecieron un buen número de días y con unas condiciones climáticas algo mejores.





Esa zona encharcada se encontraba a escasos metros de una pequeña carretera local muy poco transitada, lo cual nos permitió poderles realizar un amplio reportaje fotográfico desde el interior de nuestro vehículo.





Día a día su número se fue reduciendo quedando tan solo dos ejemplares juntos los últimos días antes de desaparecer.





Compartían zona de alimentación con estorninos pintos, lavanderas blancas y bisbitas pretenses, así como con diversas especies de gaviotas y en especial con una Gaviota enana que también estuvo por la zona durante un buen número de días acompañada por hasta cuatro ejemplares más de esa especie que presentaban plumajes de diferentes edades y que se marcharon antes de la llegada de los falaropos.





Entrando en materia en cuanto a las características y peculiaridades de ésta especie, hay que decir que se trata de un ave Charadriiforme perteneciente a la familia “Scolopacidae” y género “Phalaropus” conocidos vulgarmente como falaropos​ o “pollitos de mar” de los que se reconocen tres diferentes especies: Falaropo picogrueso (Phalaropus fulicarius), Falaropo picofino (Phalaropus lobatus) y Falaropo tricolor (Phalaropus tricolor).





Se trata de unas aves limícolas de pequeño tamaño que vienen a medir unos 20-22 cm de longitud, una envergadura puede alcanzar los 40 cm y un peso que puede llegar a los 75 gr. Se puede decir que es un ave bastante longeva llegando a vivir hasta más de 10 años.





Entre las múltiples peculiaridades que se dan en ésta especie cabe destacar la existencia de un dimorfismo sexual invertido, es decir que, al contrario de lo que sucede en la mayoría de las aves, las hembras tienen durante el período nupcial un plumaje mucho más vistoso que el de los machos, siendo ellas las que realizan durante el cortejo nupcial una danza para atraer a los machos en competencia con otras hembras. Además, también son ellas las que compiten por el territorio de anidamiento y defienden agresivamente a sus parejas y nidos.





Otra peculiaridad de esta especie es que aunque a simple vista (con plumaje invernal) pueda parecerse a algunas gaviotas, estas aves pertenecen al grupo de las limícolas y, a diferencia de la mayoría de las aves limícolas que acostumbran a alimentarse de los limos de las zonas de tierra cercanas al agua mientras se desplazan caminando, en el caso de los falaropos picogruesos son unos nadadores habituales lo que les diferencia de las otras aves de su familia.





En las aguas poco profundas realizan una serie de movimientos con sus patas (pies palmeados) a la vez que nadan en círculo formando un remolino lo que les sirve para elevar hacia la superficie a los organismos planctónicos de los que habitualmente se alimentan.





En la época invernal ambos sexos son iguales, presentando una coloración gris plateado uniforme por la parte superior, debido a que los bordes de las plumas están poco destacados. Márgenes escapulares blancuzcos.





El cuello es blanco y medianamente largo.





Los flancos son de color blanco con algunos tintes grisáceos.





Las plumas primarias de las alas son de color negro.





Por la parte inferior son de color blanco.





La cabeza es blanca con una mancha negra en la parte posterior del píleo. El píleo es blanco en el ejemplar adulto y negro intenso en el joven. En la cara tienen una ancha lista ocular de color negro que incluye al ojo dentro de ella y se dirige por detrás de él hacia la nuca.





Los ojos son grandes y de color marrón muy oscuro.





El pico es medianamente largo, grueso, recto y puntiagudo; es de color negro, excepto en la base que es pardo amarillenta.





La cola es corta, por la parte superior es negruzca y por la parte inferior es de color castaño rojizo.





Las patas son cortas, tienen los dedos lobulados (como los zampullines) y son de color gris amarillento.





En vuelo podemos observar que las alas por la parte superior son de color gris ceniza con una conspicua banda alar blanca que se hace más fina en las primarias. Las alas por la parte inferior son de color blanco.





Los ejemplares juveniles por la parte superior son de color negro con los bordes de las plumas de color ante. Tienen tintes rosas en el cuello.





En lo referente a su comportamiento decir que el hecho de tratarse de una especie eventual en el interior, hace que sea una especie muy confiada y tranquila con la presencia del hombre, dando posibilidad de observarle fácilmente sin asustarse. Raramente se le ve fuera del agua donde se reúne en grupos.





El Falaropo picogrueso es una especie migratoria con área de reproducción circumpolar en la tundra costera, cuyas poblaciones europeas se encuentran principalmente en Islandia, Noruega (archipiélago de Svalbard e isla del Oso) y Rusia, donde está sujeta a marcadas fluctuaciones (estuario del río Pechora, Nueva Zembla). También está presente en las costas de Norteamérica, Groenlandia y Asia que rodean el Ártico. Inverna en mar abierto, muy al sur de sus zonas de cría.

Amarillo: áreas de reproducción. Azul: áreas de invernada.

Se trata de una especie migradora que se desplaza a través de rutas marinas e inverna en áreas del Atlántico, el Índico y el Pacífico al sur del Ecuador, siempre en zonas con buenas concentraciones de plancton. Solo se acerca a tierra o a aguas interiores en caso de temporal.





En España durante la invernada y el paso migratorio posnupcial acostumbran a verse unos pocos ejemplares en las costas cántabro-atlánticas y en el área del estrecho de Gibraltar, más raramente en humedales del interior o en el Mediterráneo. En Asturias aparece de modo regular entre los meses de octubre y febrero.





Su hábitat durante la época reproductiva se encuentra en las costas árticas en terrenos llanos o en márgenes de lagunas. Durante el paso migratorio se comporta como un ave pelágica y, en menor grado, costera, aunque ocasionalmente se acerca a las playas, bahías, rías, ensenadas y aguas interiores, por regla general a causa de los grandes temporales.





Su alimentación es fundamentalmente a base de invertebrados que consiguen fundamentalmente mientras nadan picoteando rápidamente el agua. En menor cuantía, también se alimentan de materia vegetal y semillas, sobre todo si escasea el alimento.





El periodo reproductivo se realiza entre los meses de junio y julio. Construyen su nidos en una pequeña depresión del suelo situada entre la vegetación baja próxima a las riberas de las lagunas o en los terrenos llanos junto a la costa, a la cual recubren con materia vegetal.





Tras realizar la puesta en el suelo que normalmente se compone normalmente de 4-7 huevos, la hembra inicia inmediatamente la migración, dejando al macho a cargo de su incubación que dura 20 días aproximadamente. Las crías son nidífugas, al poco de nacer abandonan el nido aunque siguen siendo atendidas por el padre durante unos 20 días.





Las amenazas más importantes a las que se enfrenta esta especie son la destrucción y pérdida de calidad de su hábitat de reproducción. El Falaropo picogrueso aparece en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

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