Como en anteriores ocasiones, cuando estamos a punto de entrar en la estación primaveral, llega a la península ibérica el popularmente denominado “cometa negra”, es decir, el Milano negro (Milvus migrans).
Cómo muchos de vosotros ya conoceréis, el Milano negro es un ave rapaz estival en la península ibérica al igual que sucede en el resto del contingente europeo. Aparece ya a comienzos de la primavera en sus lugares de reproducción procedentes del África tropical donde invernan los individuos reproductores en Europa, aunque los ibéricos a veces solo se desplazan hasta Marruecos.
El abandono de las zonas de cría se produce a lo largo del mes de agosto, momento en el que los milanos negros se encaminan hacia los estrechos (al de Gibraltar los de la Península Ibérica y al del Bósforo los del resto de Europa) que les faciliten el cruce hasta el continente africano y donde se suelen concentrar un gran número de ejemplares en esa época (entre 40.000 y 60.000 aves). También es cierto que cada vez resulta más habitual que algunos ejemplares permanezcan en nuestro territorio durante el invierno, sobre todo en Andalucía occidental y Extremadura.
En mi caso concreto he tenido la fortuna de poderles observar y fotografiar a lo largo de ésta semana (13-14/03/23) en el concejo de Gozón (Asturias) cerca del cabo Peñas y a unas distancias relativamente cortas, lo cual me ha permitido ver con detalle la gran belleza que tiene ésta especie.
Estoy acostumbrado a verlos volar con los prismáticos y habitualmente a una considerable distancia, aprovechando las corrientes térmicas para conseguir así poder divisar a sus presas desde la altura, emulando, a contraluz, a una cometa negra, de ahí la procedencia del significado de su nombre en inglés, “black kite” o “cometa negra”.
Al observarlos volando fácilmente podemos apreciar que tienen un vuelo muy ágil, planeando y realizando frecuentes giros por medio de unos mínimos movimientos de giro o retorcimiento de su peculiar cola, la cual utilizan a modo de timón.
Cuando por suerte consigues verlos o fotografiarlos volando pero a corta distancia y con una luz aceptable, es cuando mejor puedes apreciar y valorar su espectacular belleza, como acostumbra a ser habitual en todas las aves rapaces en general.
Apenas habían transcurrido unos minutos desde mi observación inicial, cuando pude contemplar como uno de los ejemplares realizaba un vuelo bastante rasante para pertrecharse de un manojo de ramas que trasladaba al interior de un pequeño bosque cercano en donde le perdí de vista.
Tras una pequeña espera, pude de nuevo ver cómo de nuevo se aproximaba a mi posición y cicleaba por la zona una y otra vez reconociendo el territorio y buscando nuevos elementos vegetables para elaborar su nido.
La verdad es que en ésta ocasión concreta el elemento escogido para ese cometido no me pareció de lo más idóneo por los pinchos que parecía tener esa rama de tojo, pero tal vez le sirviera de armazón del mismo.
Me resulto interesante poder apreciar el buen manejo de garras y pico que puso de manifiesto en pleno vuelo para acondicionar su apreciada captura.
Algunas de las imágenes me recordaron al mismísimo Harry Potter “cabalgando” sobre su escoba.
En ocasiones posteriores, la elección de los materiales de construcción me pareció mucho más adecuada para el confort del nido.
Como puede apreciarse en las imágenes se trataba de un buen trozo de hierba segada y seca y de una tira de corteza de eucalipto.
Pero no todo iba a resultar tan tranquilo ya que aparecieron por la zona una pareja de Busardo ratonero que querían revindicar esa zona de su territorio, comenzando un continuo acoso a uno de los milanos.
Se inició así un frenético combate entre ambas especies que hizo las delicias del observador.
Unas veces atacaba el ratonero al milano
En otras ocasiones era a la inversa y era el milano el acosador.
Pensaba yo que la lucha entre uno de los milanos y el Busardo ratonero se decantaría por la victoria del milano, pero la agresividad del ratonero me llego a sorprender, enseñándole continuamente sus garras y haciendo giros y piruetas muy cercanas al milano.
Al final tuvo que intervenir el segundo milano y ahí parece que la cosa se calmó.
El Milano negro tras pasar la invernada en Marruecos o el África tropical, es el macho quien regresa primero para tomar posesión del territorio mientras llega la hembra. Una vez que se establecen en una zona de reproducción es frecuente verlos realizando un cortejo muy espectacular con vuelos rápidos a gran altura, descensos en picado y sobre todo vuelos uno contra otro que frenan en el mismo momento del choque, extendiendo las garras hacia adelante. También el macho con frecuencia da vueltas en el aire, dirigiendo las patas hacia arriba hasta tocar a las de la hembra que vuela sobre él.
La reproducción se desarrolla entre abril y julio, si bien varía mucho dependiendo de la zona de España. En las primeras semanas de abril se produce en el Centro y Sur de España y algo más tarde, a finales de abril, más al Norte.
Elige para anidar preferentemente grandes coníferas, aunque también los hace en otras especies arbóreas como alcornoques, encinas o robles y siempre en lugares donde los nidos son muy difícilmente expoliables. Los nidos no son muy grandes cuando están construidos por primera vez, no teniendo generalmente más de 45 a 50 cm de diámetro, pero sí una copa bastante profunda y bien arreglada. En otras ocasiones aprovechan los nidos abandonados de los córvidos o los de otras rapaces.
Habitualmente corre a cargo del macho el arreglo del nido que acostumbra a ser usado año tras año, y que es una tosca construcción de palos situada en la horquilla principal del árbol o en una gran rama, a la que añade una variopinta colección de plásticos, papeles y otros restos, en general de colores llamativos.
A este respecto quiero recordar un interesante estudio publicado hace unos pocos años en la revista Science que fue el primero en constatar el uso de señales externas al cuerpo de un animal en un contexto no reproductivo. La investigación se llevó a cabo por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y mediante el seguimiento de esta especie en más de 150 nidos del Parque Nacional de Doñana. El estudio puso de manifiesto que el Milano negro decora su nido con desechos plásticos para mostrar su fuerza e indicar a otras aves sus capacidades de lucha, la calidad de su territorio y su propensión al conflicto físico a modo de señal de “prohibido el paso”. Los propietarios evitan así la intrusión de otros milanos más jóvenes, que buscan robar comida o apropiarse de la zona.
Imagen del CSIC |
Según los resultados del estudio, en estas aves el uso de los residuos decorativos asciende desde el nacimiento hasta alcanzar su máximo (con un nivel de decoración del 50%) entre los 10 y los 12 años, franja de edad en la que el Milano negro alcanza su máximo éxito reproductor y su mayor capacidad de defensa frente a ataques. A partir de esas edades (10 y los 12 años) su uso comienza a disminuir paulatinamente. Es decir, los resultados demuestran que un mayor uso de decoración está relacionado con la mayor calidad del ejemplar propietario del nido.
Para el biólogo del CSIC Julio Blas, uno de los responsables de la investigación, este comportamiento podría compararse con los códigos de color usados en los cinturones en artes marciales, que también varían en función de las capacidades del individuo: “El portador de un cinturón blanco no intentaría enfrentarse a uno negro y ambos se benefician del uso de estos códigos, ya que el buen luchador no pierde su tiempo y el inexperto no sufre lesiones”.
Los investigadores comprobaron que los nidos más decorados sufren un 10% menos de ataques invasivos, lo que confirma que el significado prohibitivo de la señal es aceptado por toda la comunidad. Además, constataron que la especie “siente predilección” por los desechos plásticos de color blanco, lo que puede deberse a una mayor durabilidad y a la gran visibilidad del blanco, que permite ser detectado desde muy lejos y facilita la resolución de conflictos desde la distancia.
El Milano negro en contraste con su familiar la “cometa roja”, es decir, el Milano real (Milvus milvus), cuya área de cría se limita esencialmente a Europa, es una ave de presa que tiene una gigantesca área de distribución, siendo una de las más extendidas y abundantes en Europa (con cerca de 100.000 parejas reproductoras) donde, como luego veremos, alcanza una gran densidad en algunos países, entre ellos España. También está presente en, África, Asia y Oceanía.
En ello, obviamente, ha contribuido el que se trate de una de las rapaces más oportunistas y adaptables de nuestro entorno, cuyo espectro alimentario es extremadamente amplio que incluye cada día más a la carroña proveniente de desperdicios de gran variedad de pequeños animales, muchos de ellos atropellados en la carretera, sin olvidarnos de los múltiples recursos que en este sentido le ofrecen los basureros (desechos humanos), granjas, mataderos y muladares. También es capaz de incluir en su dieta alimenticia a las aves, mamíferos, pequeños roedores, reptiles, anfibios, grandes insectos, moluscos, así como peces muertos o enfermos.
Su hábitat es sobre todo en áreas no demasiado arboladas como dehesas, pastizales y campiñas donde hay llanuras y árboles. También en riberas de ríos, zonas húmedas, embalses, lagos o lagunas.
Su alimentación es muy variada e incluye desde aves, mamíferos, pequeños roedores, reptiles, anfibios, grandes insectos, moluscos, peces muertos o enfermos y carroña. En general, se puede considerar que tienen una alimentación fundamentalmente carroñera, ya que prefieren comer animales muertos o cazar animales heridos, antes que cazar a los que están sanos.
En lo referente a la distribución del Milano negro decir que es una de las aves de presa más abundantes en Europa, alcanzando una gran densidad en algunos países, entre ellos España. También está presente en África, Asia y Oceanía.
En España habita la subespecie “migrans”, que ocupa también el resto de Europa. Se distribuye preferentemente por las regiones del norte y el oeste, en particular a lo largo de los valles de los grandes ríos, así como en dehesas de Extremadura, Castilla y León, Aragón y en las zonas bajas de los Pirineos, Cordillera Cantábrica y Sistema Central. No aparece, sin embargo, en gran parte de la franja costera mediterránea, en extensas regiones de Castilla-La Mancha, Andalucía oriental y Sistema Ibérico. Falta por completo en Baleares, Canarias.
Las principales amenazas que padece el Milano negro son el uso ilegal de veneno dada su alimentación carroñera, al que la especie resulta muy sensible, así como los accidentes en tendidos eléctricos y la persecución directa.
Al Milano negro se le incluye en el Libro Rojo de las aves de España como “Casi amenazado” y aparece calificado como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Fieles y hermosos los milanos negros. Gran entrada. Un saludo.
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