miércoles, 23 de marzo de 2022

De "pajareo" por el Parque Natural las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel (Parte 2). Cuchara común (Spatula clypeata). Silbón europeo (Mareca penelope). Porrón europeo (Aythya ferina). Garza real (Ardea cinérea). Gaviota groenlandesa (Larus glaucoides).

Continuando con las principales especies de aves que el pasado mes de febrero pude realizar en ese maravilloso entorno que es el Parque Natural las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel (Cantabria), comparto ahora alguna otra anátida que pudimos observar allí y que dada la época del año fueron las principales protagonistas. La primera de ellas y tal vez una de las más abundantes en esa época fue el bello Cuchara común (Spatula clypeata). Un pato que no deja de provocarme una atención especial por su enorme pico adaptado y por la conspicua coloración de los ejemplares machos.



El Cuchara común, también conocido popularmente con el nombre de "Pato cuchara", "Pato cucharón norteño", "Paletón"…, que, no hace mucho tiempo, ha cambiado su denominación científica, pasando de la de “Anas clypeata”, a la actual de “Spatula clypeata”, cuyo significado etimológico proviene de los términos latinos “Spatula”: cuchara, y “clipeus-i”: con escudo, defensa, protección, blasón, en referencia, parece ser, a la forma de la mancha marrón que exhiben los machos en sus flancos y que recuerdan a un escudo de madera. Otra teoría dice que lo del escudo se debe a la mancha blanca que exhiben los machos en el pecho. Sea de una manera u otra, imaginación no le faltaba a Linnaeus que en 1758 (Systema naturae) le puso esa denominación científica.



Al margen de las disquisiciones taxonómicas en cuanto al género concreto en que se debe encuadrar a esta bella anátida, a mi particularmente, en lo referente al significado etimológico de su denominación científica, me parece mucho más razonable destacar su principal característica anatómica, es decir su enorme pico, y de ahí lo de “spatula”: cuchara, que el anterior de “Anas clypeata”, cuyo significado etimológico proviene de los términos latinos “anas-atis”: pato y que resulta mucho más genérico.



Como mucho de vosotros ya sabréis, el Cuchara común es un pato zambullidor que regularmente nos visita en los periodos migratorios y que en los últimos años ha experimentado un importante incremento tanto de sus poblaciones, como de su área de distribución. Nuestro país se encuentra en el borde mismo de su área de distribución europea y tan solo se reproducen un escaso número de parejas, aunque afortunadamente, parece ser que su tendencia va en aumento.



Se trata de un pato de complexión robusta y tamaño mediano, que viene a tener una longitud de unos 44-52 cm, con una envergadura de unos 73-82 cm y un peso medio de unos 600 gr. La esperanza de vida oscila entre los 10 y los 20 años. Existe un gran dimorfismo sexual en esta especie. No se reconocen subespecies.



Como acostumbra a ocurrir en la mayoría de las anátidas de nuestro entorno, a la hora de describir al macho de esta especie hay que diferenciar claramente dos tipos de plumaje que exhiben a lo largo del año, uno, el de eclipse (finales del verano) y otro, el de la época nupcial, que es mucho más vistoso.



En España son invernantes habituales y tan solo se reproduce en escaso número y de forma localizada en algunos puntos de Extremadura, Andalucía y el norte peninsular, así como en las marismas del Guadalquivir, las tablas de Daimiel, el delta del Ebro y ciertos humedales levantinos. En Asturias la única localidad donde se ha confirmado la nidificación, es la Ría de la Villa en los años 1991, 1994, 1996 y probablemente también en 1997.



A partir del mes de septiembre que empiezan a llegar a la Península Ibérica, el plumaje de los machos no es aún muy destacado y muchos aún presentan el plumaje en eclipse. Proceden de las costas del mar Báltico, el mar del Norte y de Centroeuropa y su presencia durante el invierno en nuestro país es bastante frecuente en numerosas zonas propicias, aunque es mucho más abundante en las regiones mediterráneas, La Mancha húmeda y las marismas del Guadalquivir.



Sus hábitats preferidos fuera de la época de cría son los humedales, marismas, albuferas, lagunas y embalses, siempre que cuenten con abundante vegetación acuática y aguas someras.



El Cuchara común, también conocido como Pato cuchara, es un pato nadador que se alimenta en la superficie del agua para ello mantiene la cabeza baja, el cuello recogido y el pico en el agua casi horizontal moviendo su cabeza de un lado a otro, así filtra el agua y el limo reteniendo la comida (diminutas plantas y animales). Esta adaptación evita la competencia con otros patos de superficie con los que coincide la mayor parte del año. Este tipo de alimentación hace que las charcas de aguas someras con fondo lodoso ricas en invertebrados, sean su hábitat preferido.



La peculiar forma aplanada del pico tiene en sus bordes unas laminillas que se asemejan a las púas de un peine que le sirven para filtrar a través de ellas el agua y el limo y así retener todo tipo de materia vegetal y pequeños organismos como insectos y sus larvas, moluscos, pequeños crustáceos, así como plancton, algas, plantas y semillas de plantas acuáticas, que le sirven de alimento. Para llevar a cabo ese filtrado se ayuda de la lengua para empujar fuera el agua que ha quedado dentro de su pico.



Cuando se encuentra en aguas más profundas, en lugar de utilizar esta técnica, bascula sobre su cuerpo como cualquier pato de superficie dejando sólo fuera la parte trasera, para arrancar del fondo la vegetación sumergida. Se zambulle también poco, aunque en ocasiones y posiblemente debido a la inesperada aparición de insectos entre la vegetación acuática del fondo lo hace muy continuadamente. En ocasiones pasta en campos de cultivo, arrozales o pastizales, donde suele agruparse en grandes bandos.



Al igual que hacen otras anátidas invernantes, tienen una conducta que es muy habitual y es la de pasar el día descansando en aguas libres profundas y tranquilas y al atardecer vuelan en bandos a sus lugares de alimentación.



Otra de las especies que pudimos fotografiar aunque de forma meramente testimonial dadas las malas condiciones climáticas (lloviendo y muy nublado), fue el Silbón europeo (Mareca penelope). Se trata del pato más musical de los que nos visitan ya que los machos emiten frecuentemente un silbido agudo audible a una considerable distancia y que es diferente del que emiten las hembras (graznido muy grave). Esa peculiar característica se ha querido plasmar en su denominación vulgar o común como silbón. 



El Silbón europeo (Mareca penelope) es uno de los patos más abundantes que podemos ver en España durante la temporada invernal. Al igual que ha ocurrido con uno de los protagonistas de mi anterior entrada al blog, el Ánade friso (Mareca strepera), con el que se encuentra directamente emparentado, su denominación científica, que hasta hace relativamente poco la mayoría conocíamos como “Anas penelope” (Linneo en 1758), desde el año 2009, a raíz de la realización de estudios filogenéticos moleculares en los que se comparó secuencias de ADN mitocondrial del género “Anas”, se llegó a la conclusión que lo razonable sería segmentar ese género en cuatro secciones monofiléticas, cada una con su nivel genérico. Por este motivo, se decidió que su nueva denominación científica, adoptada entre otros por la AOS (American Ornithological Society), fuera la actual de “Mareca penelope”.



Se trata de un pato migratorio de larga distancia que pasa el invierno muy al sur de su área reproductiva asentándose en esa época en las costas de Europa occidental, la cuenca del Mediterráneo, el sur de Asia y, en menor medida, el África subsahariana. En España son exclusivamente invernantes y muy habituales. Están presentes de octubre a marzo y se distribuyen principalmente por el litoral, Marismas del Guadalquivir, Albuferas Levantinas y Delta del Ebro así como en las costas cantábricas y las islas Baleares. También los podemos encontrar en lagunas y embalses ubicados en el interior en especial en las comunidades de Aragón, Extremadura y Castilla-La Mancha.



El tercer pato protagonista de ésta nueva entrada es el Porrón europeo o común (Aythya ferina). Se trata de una especie de pato buceador que durante el siglo XX experimento una notable expansión, en especial en los países de Europa Occidental y que tuvo su repercusión en el aumento del número de invernantes en Asturias, llegándose incluso a registrar la reproducción de unas pocas parejas en varios humedales asturianos. Tal fue su expansión que en nuestro país está considerado como el pato buceador más abundante y extendido.



Pero, lamentablemente, en las últimas décadas esa expansión ha caído en picado llegándose a constatar un muy importante declive. Se han llegado a registrar descensos de entre el 30 y el 50 % en los principales países de cría, lo que se ha reflejado a su vez en una caída del 50% en los invernantes del oeste de Europa. Debido a esto, se ha incluido a la especie en el Libro Rojo bajo la categoría de Vulnerable.



En lo que respecta al Principado de Asturias su presencia en los últimos años se ha visto reducida muy notablemente y en la actualidad no es nada fácil poderlos observar en sus territorios que antes eran habituales.



Entre las posible causas que se barajan está la contaminación de las aguas, desecación de humedales, agricultura intensiva y la depredación por parte de especies invasoras, sobre todo carpas. También se especula con que a causa del calentamiento del clima los porrones ya no necesitan migrar a larga distancia, porque los lagos del este de Europa o Siberia ya no se congelan.



La especie cría ampliamente en Europa, salvo en la región más septentrional, y en una amplia franja de Asia central y occidental. Sus poblaciones migradoras se desplazan en invierno a Europa meridional, centro y norte de África, así como hasta Asia meridional y oriental. No se reconocen subespecies.



Tal como puede apreciarse en las fotografías, existe un gran dimorfismo sexual en esta especie.



Al igual que ocurre en muchas de nuestras anátidas, los machos tienen dos tipos de plumaje: durante el verano lucen el llamado plumaje de eclipse que es poco vistoso y durante el resto del año el habitual que es mucho más vistoso y además intensifica más aún su coloración durante el período reproductivo.



Su hábitat se encuentra en los humedales, charcas, lagunas, marismas, embalses y cursos lentos de ríos.



Les gusta que el agua sea dulce, con abundancia de plantas sumergidas y con algo de profundidad.



Su alimentación es omnívora, y fundamentalmente a base de plantas acuáticas y de sus semillas, hojas y raíces, también comen moluscos, crustáceos, pequeños peces, renacuajos e insectos acuáticos.



Son muy buenos buceadores debido a que tienen las patas situadas en una posición muy posterior lo que les facilita el buceo pero sin embargo ello hace que en tierra anden dificultosamente. No hay que olvidar que su nombre tradicional en español es el aumentativo de la palabra «porro» que significa «torpe, necio»



Aunque su vuelo es rápido y potente, el despegue del agua es difícil y la mayoría solo consigue elevarse tras mucho esfuerzo pataleando en el agua. Por eso, y a diferencia de otros patos, estos suelen sumergirse para escapar de un peligro inminente.



Cambiando de tercio y dejando atrás a las anátidas, comentar que me resultó sumamente difícil abstraerme de la presencia de la siguiente protagonista. La Garza real (Ardea cinérea) perteneciente a la orden de las “Pelecaniformes” (antes se clasificaban dentro del orden “Ciconiiformes”), familia “Ardeidae”, genero “Ardea”, es un ave zancuda de gran tamaño, siendo la mayor de las “ardeidas” que frecuentan nuestro país. Tiene una longitud aproximada de entre los 84-102 cm. Su envergadura ronda entre los 155-175 cm y su peso puede alcanzar los 2 Kg. Apenas existe dimorfismo sexual en esta especie.



En comparación con su congénere la Garza imperial (Ardea purpurea) es más grande y de unas tonalidades en general más claras que permiten diferenciarla fácilmente, tanto en reposo, como en vuelo. Aspecto este que viene perfectamente reflejado en el significado etimológico de su denominación científica: “cinera” = cinéreo, ceniciento, de color ceniza (cinis-eris: ceniza + sufijo –eus-ea-eum).



La Garza real se alimenta fundamentalmente de peces, aunque también incluyen en su dieta a las anguilas, anfibios, pequeños mamíferos, pequeñas aves y sus crías, huevos, reptiles, lombrices, grandes insectos, crustáceos y moluscos.



Afortunadamente esta especie no presenta problemas importantes de conservación. Al contrario, muestra un acusado crecimiento numérico y geográfico, en paralelo al observado en el resto de Europa. Las principales amenazas para esta especie están relacionadas con las fluctuaciones de los niveles hídricos de los humedales, la escasez de lugares de nidificación y la potencial persecución directa por parte de pescadores. La Garza real se incluye en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.



Y por último, para finalizar ésta nueva entrada, comparto unas cuantas imágenes de una bella Gaviota groenlandesa o polar (Larus glaucoides), que pudimos fotografiar a placer en el puerto pesquero de Santoña en donde llevaba semanas establecida. Se trata de una de esas popularmente denominadas gaviotas “blancas” que vinieron del frío y que encontró en esa bella localidad pesquera un lugar idóneo para pasar el invierno.




Acostumbraba a descansar en uno de los pantalanes de hormigón del puerto deportivo donde se beneficiaba del calor del sol que allí se acumulaba.




Tan solo se desplazaba a otros lugares para alimentarse y a los pocos minutos retornaba a su lugar de descanso habitual. Eso nos permitió, echándole una cierta dosis de paciencia, poderla fotografiar en vuelo sin dificultad.




La Gaviota groenlandesa o polar (Larus glaucoides) se trata de una gaviota de aparición irregular y esporádica que inverna de una manera muy escasa en nuestro país (invernante ocasional).




Perteneciente al Orden Charadriiformes, Familia Laridae, es una especie ártica de la que se reconocen dos subespecies; la “Larus glaucoides kumlieni” que cría en el nordeste de Canadá (no en Groenlandia) y la “Larus glaucoides glaucoides” (subespecie nominal) que únicamente lo hace en el sur y el oeste de Groenlandia y que es a la que pertenece nuestra protagonista.




Las L. G. Kumlieni, invernan en la costa este de Norteamérica desde Labrador (Canadá) hasta Virginia (Estados Unidos) llegando a alcanzar la zona de los Grandes Lagos en el interior. De vez en cuando algún divagante llega a Europa, sobre todo a las Islas Británicas. En España existen varias observaciones, fundamentalmente en las costas cantábricas y gallegas. La “Larus glaucoides kumlieni” está considerada como “Rareza en España” por el Comité de Rarezas de la SEO (2017)




Por su parte, la subespecie L. g. glaucoides que crían el este de Groenlandia invernan en Norteamérica y en el NO de Europa, alcanzando sólo una minoría (en general inmaduras), Islandia y en menor medida, Noruega y Escocia. Abandonan sus colonias de cría hacia los meses de agosto y septiembre para volver a ellas a finales de abril. En cambio, las aves que crían en el oeste de Groenlandia se comportan como sedentarias, permaneciendo durante el invierno en sus propias costas.




En España, la especie ya solo aparece como invernante ocasional, en muy pequeño número y no todos los años. Existen citas entre noviembre y primeros de mayo, si bien la mayor parte corresponden a los meses de enero o febrero. La Gaviota groenlandesa o polar (Larus glaucoides), si no me equivoco, se dejó de considerar rareza en España (SEO) a partir de 2015.




En cuanto a los rasgos generales de esta gaviota, podemos decir que es de un tamaño medio-grande, algo menor o menos corpulenta, que la G. argéntea o la G. Patiamarilla y mucho menos que el Gavión hiperbóreo. Tienen una longitud de unos 55-60 cm de longitud, con una envergadura de entre 125-145 cm y un peso de unos 800 a 1.000 gramos. Su estimación de vida ronda los 10 años.




Presentan un plumaje de color crema con finas marcas pardas más oscuras, unas alas relativamente largas que le confieren un aspecto estilizado cuando está posada (popa alargada).




Tiene la cabeza redondeada, pico corto y débil y con la punta de un color oscuro que se va degradando hasta llegar a su base, donde adquiere un color carne apagado.




Los ojos grandes con el iris pardo oscuro.




Las patas son relativamente cortas y color rosa pálido (color chicle).




Acostumbra a vivir en costas rocosas y escarpadas, encontrándose frecuentemente en puertos y raramente en el interior.




Se alimenta principalmente de pequeños peces, pero también moluscos, crustáceos, carroña, así como pollos y huevos o crías de otras aves, e incluso en ocasiones frutos, bayas y semillas. En las dársenas, también acostumbra a alimentarse de los descartes de los barcos de pesca que desechan al llegar a puerto. En invierno, puede alimentarse también de desechos presentes en vertederos de basura o depuradoras.




A nivel global, atendiendo a los criterios de la UICN (Birdlife Internacional) se la considera una especie de “Preocupación Menor”, debido a su distribución amplia, a su gran población y a su tendencia poblacional estable.

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