domingo, 13 de septiembre de 2020

El pájaro “chivato” del bosque. Arrendajo euroasiático (Garrulus glandarius). Glayu.

A finales del pasado mes de julio he tenido la oportunidad de poder fotografiar al protagonista de ésta nueva entrada, el Arrendajo euroasiático (Garrulus glandarius) conocido en Asturias como Glayu. Se trata de un ave que aunque es bastante abundante en la inmensa mayoría de las regiones de nuestro país, una gran parte de la población la desconoce o tan sólo la ha visto fugazmente en alguna ocasión.




El encuentro lo tuve en una pequeña zona forestal de la Sierra NO de Madrid por la cual me desplazaba de “pajareo” cuando, como acostumbra ser habitual, atrajo mi atención los estridentes graznidos de éste interesante representante de la familia de los córvidos. 




Unos graznidos que aunque no es infrecuentemente poderlos escuchar en ambientes forestales, en ésta ocasión eran ostensiblemente más llamativos de lo normal, y el motivo de ello, como puede apreciarse en éstas fotografías, no era otro que la gran y continua demanda de alimento que un jovenzuelo de esta especie requería de sus padres desde lo alto de una rama de un gran pino. 




Entre las principales características que quiero destacar de este ave está el hecho de que a pesar de ser un miembro de la familia de los córvidos, su plumaje claro y colorido se diferencia del de la tónica general de la familia caracterizada por el predominio de los colores negros o muy oscuros en la mayor parte de su plumaje, excepto tal vez, en el caso del Rabilargo ibérico, en el que también predominan los colores claros y el color negro tan solo se limita al plumaje de su cabeza. 




Aparte del distinto y colorido plumaje que presenta este ave, que rompe con la imagen sombría (color del luto) que la mayoría de los córvidos tienen, otra característica peculiar que, al menos para mí, la caracteriza, son las enormes dificultades que pone de su parte para poderla observar y fotografiar en unas condiciones aceptables. 




Esas dificultades son debidas a su desconfiado y huidizo comportamiento habitual que hace muy difícil su observación de cerca cuando está posado e incluso a distancia. Mucho más difícil se hace cuando se desplaza de rama en rama, bajo una densa cubierta de hojas, en la espesura del bosque, lanzando sus característicos gritos de alerta. No nos olvidemos que los arrendajos están mucho más ligados a los ambientes forestales que la mayoría de los otros córvidos españoles. 




Es precisamente ese desconfiado y receloso carácter que tiene este córvido, el que le ha hecho desarrollar otra de sus principales características y que le ha otorgado el peculiar mote de ser “el chivato” del bosque, ya que ante la mínima presencia de cualquier potencial peligro (humano o animal) en su hábitat forestal habitual, emite unos estruendorosos graznidos que constituyen todo un “escándalo” en la habitual tranquilidad del bosque y que pone en aviso al resto de los seres vivos que en él habitan. 




No es de extrañar que a las personas que no conocen la existencia de este ave, se lleguen incluso a estremecer ante los sonidos tan llamativos que emiten desde el interior del bosque, sin que apenas pueda verse o averiguarse de donde provienen. A propósito de esto, quiero recordar que la denominación de “Glayu” que se le da a este pájaro en asturiano, proviene precisamente de esta peculiaridad, ya que “glayar”, según el Diccionario General de la Lengua Asturiana, tiene el significado de gritar, quejarse o gemir. 




Pero es que además de ser conocido por emitir esos llamativos graznidos de alarma, el Arrendajo euroasiático tiene la nada desdeñable cualidad de ser capaz de imitar distintos sonidos que escucha. Así, es capaz de simular los distintos sonidos que emiten otras aves (águilas, B. ratonero, Gavilán, Azor, etc), mamíferos (gato, caballo), e incluso algún vocablo humano o sonidos mecánicos como el de una motosierra. Es decir, todo un artista con un amplio repertorio. 




Considero interesante recordar aquí que al parecer, el nombre de la especie “Arrendajo”, proviene precisamente de esta singular característica, “arrendar” que en castellano tiene una acepción (contracción de “arremedar”) que significa remedar la voz o las acciones de uno. Por su parte, la denominación científica del nombre genérico “Garrulus” proviene del latín "garrulus" que significa “charlatán”. 




Por otro lado, a fin de intentar contrarrestar la mala fama que en general, y sobre todo en el medio rural, acostumbran a tener los córvidos (por supuestamente alimentarse de las crías o huevos de otras aves o comer los frutos o cultivos), hay que recordar que al Arrendajo euroasiático tradicionalmente se le ha conocido también como “el jardinero” del bosque, dada la capacidad y costumbre que durante el otoño tiene para recolectar distintos tipos de frutos (cerezas, ciruelas, avellanas, castañas, pero sobre todo bellotas) y enterrarlos o introducirlos en los huecos de los árboles, para más adelante, si el alimento escasea, utilizar esas despensas y poder subsistir. 




Lógicamente, esta acción contribuye claramente a la expansión de las masas forestales, pues no siempre es capaz de recuperar todas las semillas que entierra, las cuales, si las condiciones acompañan, terminarán germinando y contribuyendo a la repoblación de los bosques. A este respecto, recordar que el nombre específico “glandarius” también procede del latín y significa "que produce bellotas, en clara referencia a su hábito de esconderlas en sitios que después olvida, lo que ayuda a la propagación y reforestación de encinas, robles y coscojas, entre otros. 




El Arrendajo euroasiático es un córvido de mediano tamaño que vienen a medir unos 32-35 cm de longitud, con una envergadura que puede alcanzar los 58 cm. Su peso puede llegar a los 200 gr. Su longevidad en libertad se estima que es de hasta 5 años. No existe dimorfismo sexual en esta especie pero los machos son algo mayores que las hembras. 




Tienen el dorso de color ocre con tintes rosados y grisáceos, a excepción del obispillo, que es blanco. 




Por la parte inferior son de color vinoso blanquecino, excepto la zona caudal inferior que es de color blanco. 




Las alas son anchas y redondeadas. Presentan una llamativa coloración, ya que sobre un color pardo grisáceo, destaca en ellas una ancha franja de color azul turquesa con numerosas finas líneas verticales de color negro que se corresponde con las coberteras primarias y el álula. 




También presentan una franja blanca que se corresponde con las coberteras mayores y otra de color castaño intenso que se corresponde con las escapulares. Las plumas primarias y las secundarias son de color negro. 




El píleo es de color blanco grisáceo con pequeñas rayas longitudinales de color negro. Sus plumas son eréctiles pudiéndose erizar a modo de cresta. 




En la cara destaca una ancha y característica bigotera negra de disposición oblicua que parte de la base de la mandíbula inferior y llega hasta la parte baja de los carrillos. 




Por encima de la brida, la zona anterior de la cara es de color blanquecino, mientras que la parte posterior tiene tintes vinosos. 



La garganta y la zona anterior del cuello son de color blanco. 




La parte posterior y los laterales del cuello tienen tintes vinosos. 



El pico es grande, fuerte y de color negro excepto en la base de la mandíbula inferior que es grisácea.


Sus llamativos y expresivos ojos tienen el iris de color azul claro con una gran pupila negra y un fino anillo de color parduzco. Además, están rodeados de un fino anillo periocular blanquecino. 



La cola es larga, tiene el extremo redondeado y es de color negro. 



Las patas son medianamente largas y de color pardo rosáceo con las uñas negras. 



Los jóvenes son semejantes a los adultos pero su coloración en general es menos intensa, siendo más parduzcos y sin los tintes vinosos de aquellos. 




También tienen mucho menos contrastadas y son más pequeñas las líneas negras del píleo y de la frente. 




Los principales sonidos que vocaliza esta ave, son los gritos de alarma que consisten en un ronco y áspero “kraarr” o “keerr”, muy estridente y que a veces emiten varios individuos a coro, dando la impresión de como si estuvieran peleando entre ellos. 




En otras ocasiones emite otros sonidos más agudos, imitando a ciertas aves rapaces tipo “kaiá-kaiá-kaiá” o, incluso, ruidos y gritos de otros animales. Curiosamente en la época de celo sus sonidos son más discretos y consisten en un traqueteo variado que guardan un cierto parecido con los chasquidos de las currucas o de las urracas. 




Cuando están alarmados o se pelean, a la vez que gritan con voz ronca, acostumbran a erizar las plumas del píleo. 




El Arrendajo euroasiático se distribuye por casi toda Europa (falta en Islandia, el norte de Escocia y la mayor parte de Noruega), Asia y el norte de África. 


En nuestro país son residentes habituales siendo más abundante en áreas forestales del norte de la Península. Evitan las regiones áridas del sureste, los valles del Guadalquivir y del Ebro, así como las extensas áreas agrícolas de ambas Mesetas y Extremadura. Falta en los dos archipiélagos, Ceuta y Melilla. 


En España están descritas 3 subespecies: la “G. g. lusitanicus”, que se encuentra en Galicia y en el oeste de Castilla-León, la “G. g. glandarius”, en el norte de la Península y la “G. g. fasciatus”, en el resto de la Península. 


Su principal hábitat se encuentra en los bosques en general, si bien tiene preferencia por los caducifolios y de coníferas, principalmente de montaña. También le podemos encontrar en bosques de encinas o de alcornoques e incluso en zonas suburbanas y parques. 




Su alimentación es omnívora, siendo en la temporada primaveral y estival fundamentalmente a base de insectos (escarabajos, orugas, lombrices y saltamontes), huevos, crías de pájaros, pequeños vertebrados (ratones y musarañas), frutas (higos, cerezas, manzanas, peras, ciruelas…), frutos silvestres, granos y semillas. 




Durante el otoño y el invierno, cuando los invertebrados escasean, su alimentación es fundamentalmente vegetariana y se compone de bellotas, castañas, nueces, frutos y semillas. También se pueden alimentar de restos de alimentos y basuras cuando se localizan en zonas humanizadas (jardines y parques). 




El periodo de reproducción lo llevan a cabo entre los meses de abril y junio. En esta época reproductiva acostumbran a ir en parejas, pero el resto del tiempo tienen un comportamiento muy gregario, reuniéndose en pequeños grupos familiares en determinados lugares del bosque y allí mantienen unas escandalosas conversaciones de graznidos, vuelos y revuelos por entre los árboles, moviéndose con bastante destreza. 




Habitualmente construyen un elaborado nido al que le dan forma de cuenco y que sitúan en las horquillas de las ramas de los árboles que están más próximas al tronco. Para su elaboración utilizan pequeñas ramitas, tallos y barro. Posteriormente, tapizan el interior con pequeñas raicillas, hierbas secas y pelos. 




La puesta se compone de 3-7 huevos que incuba fundamentalmente la hembra durante aproximadamente 16-18 días. El cuidado de la prole corre a cargo de ambos progenitores, aunque es la hembra la que suele realizar la mayor parte de las cebas. Las crías abandonan el nido cuando tienen unos 21 días de edad pero siguen dependiendo de sus padres durante unos 30 días más. 




En la actualidad no existen factores concretos de amenaza para la especie, únicamente acontecimientos locales como la reducción, fragmentación o desaparición de los bosques (incendios forestales), la afectarían de forma negativa. También resulta ser la presa habitual de numerosos depredadores como el Azor, Aguililla calzada, Halcón peregrino, Águila imperial, Busardo ratonero, Milano real o el Búho real. Por otro lado, también aparece de forma esporádica en la dieta de algunos carnívoros, como la Jineta, el Zorro o la Garduña.

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