sábado, 25 de julio de 2020

Los esfuerzos y dificultades de ser padres. Cigüeñuela común (Himantopus himantopus). Cigoñina. (Final)

Para completar esta extensa entrada dedicada a la Cigüeñuela común (Himantopus himantopus), en esta ocasión os presento el último reportaje fotográfico que pude realizarles a los pollos tras haber transcurrido más o menos un mes (27 y 29 días exactamente) desde que les fotografíe cuando acababan de nacer (3 de junio) y cuyas fotografías las podéis ver al inicio de la entrada anterior. 





Fue concretamente el día 07 de julio cuando de nuevo acudí al entorno de El Cierrón (Villaviciosa) para intentar observar la evolución que habían tenido aquellos pollos que se asentaron en la charca grande de ese humedal y en la que se habían concentrado dos o tres familias de cigüeñuelas. Dos de ellas habían eclosionado sus huevos en esa charca y una tercera fue la que se desplazó, no sin dificultades, desde la zona aledaña al campo de fútbol. 





Enseguida, nada más llegar a la zona, pude localizar y fotografiar a los primeros pollos que se desplazaban bastante confiados cerca de la zona colindante con el paseo peatonal. 





Eran concretamente dos ejemplares que se desplazaban lentamente alimentándose cada poco de algún que otro invertebrado sumergido en el agua, mientras a una cierta distancia y como era ya costumbre, eran vigilados por sus progenitores. 





Al encontrarse los padres a esa considerable distancia me surgía la duda de si se trataba de los ejemplares que se habían trasladado o de los que nacieron en esa charca. 





Revisando las fotografías de los padres que se encontraban vigilando a los dos juveniles, pude comprobar que, efectivamente, se trataban de los encomiables padres que se habían trasladado desde la zona del campo de fútbol, ya que, aunque eran prácticamente insignificantes, en la cabeza de la madre aún se podían apreciar pequeños desperfectos del plumaje de su cabeza (ver detalles en la entrada anterior). 





Al poco tiempo de estar observando y fotografiando a esos ya ejemplares juveniles, empezaron a sonar las alarmas de sus progenitores advirtiendo a sus pollos de la presencia de una potencial amenaza. En un principio llegué a pensar que la potencial amenaza era mi presencia en el paseo, pero al poco tiempo me percaté de que no era yo sino la aproximación de un potencial depredador aéreo. 





Los juveniles reaccionaron inmediatamente a las llamadas de alarma de sus progenitores, pero con bastante tranquilidad, desplazándose desde la zona más cercana al paseo y sin apenas vegetación, a la zona donde más concentración de vegetación palustre había. 






Una vez llegados a esa zona de mayor protección por la cobertura vegetal, permanecieron lo más inmóviles posibles, confiando en que su críptico plumaje les permitiera camuflarse confundiéndose con el entorno y así pasar lo más desapercibidos posible. 





Tan sólo realizaban pequeños movimiento de giro y flexión lateral del cuello para poder observar a su potencial agresor que les sobrevolaba por encima. 





Una gran sorpresa me supuso el poder identificar a ese potencial depredador, ya que , en un principio, pensé que se podría tratar de alguna ave rapaz de las habituales de la zona, como es el caso de Milano negro (ver entrada anterior), el Busardo ratonero o incluso el Aguilucho lagunero occidental o el Aguililla calzada. 





Pero no, no se trataba de ninguno de ellos, sino de un amenazante Gavilán común (Accipiter nisus) que cicleaba por la zona y al que, a duras penas, le pude realizar algunas fotografías antes de que se marchara de la zona. 





Como la mayoría de vosotros ya conoceréis, el Gavilán común es una pequeña ave rapaz que habitualmente frecuenta entornos forestales. Se trata de un gran depredador de aves pequeñas que tienen su principal hábitat en ese entorno forestal. 





Un gran especialista en la caza de esos pequeños pájaros que tiene perfectamente adaptadas sus alas cortas y redondeadas para conseguir velocidades de acción altas, así como su particularmente larga cola, que le proporcionan una gran maniobrabilidad en ese entorno repleto de obstáculos para el vuelo. 





De las múltiples visitas que he podido realizar a ese entorno de El Cierrón, esa ha sido la primera ocasión que he podido observar a ese pequeño falcónido en ese hábitat de humedales donde escasean los árboles, lo cual viene a confirmarme una vez más, que en el entorno de la ría de Villaviciosa puedes encontrar especies de lo más diverso. 





Cuando un predador potencial se acerca al nido, o a los pollos, las cigüeñuelas pueden llegar a emplear diversas tácticas de distracción, tanto en tierra como en vuelo. En el suelo pueden fingir una falsa incubación, un ala caída como si estuviese rota y también una pata rota, las dos primeras tácticas son más usadas en el periodo de incubación y la última cuando hay pollos. 





En vuelo pueden acercarse al intruso chillando de una manera muy excitada e incluso, cuando el peligro es máximo, efectuar vuelos de ataque que consisten en rápidas pasadas a corta distancia. La conducta de acoso a los predadores a menudo es realizada por varios individuos simultáneamente. 





Como podréis observar en las diferentes fotografías, los ejemplares juveniles de Cigüeñuela común presentan un plumaje con las partes superiores, escapulares, terciarias y coberteras del ala de color marrón o marrón grisáceo con los bordes de color ante. 





Las secundarias y primarias internas presentan manchas blancas en las puntas, lo que les proporciona un aspecto moteado y que hace que en vuelo muestren una estrecha banda clara en la parte posterior del ala. 





Las partes inferiores son de color blanco. 





La parte superior de la cabeza y posterior del cuello adquieren un color grisáceo terroso. 





En general, la coloración del plumaje de los juveniles, es menos contrastada y más apagada que la de los adultos, lo que les permite camuflarse mejor de los potenciales depredadores. 





A diferencia de los adultos, el iris de sus ojos es de color marrón. 





Las patas son de color gris rosado y no adquieren el color rojizo de las de los adultos, hasta el segundo año. 





Los juveniles de Cigüeñuela habitualmente se mueven buscando alimento por las cercanías del nido hasta que son capaces de volar, normalmente lo hacen entre los 28 y 30 días. Transcurridos esos días se moverán por la zona formando pequeños grupos, hasta que llegue el momento de la migración. 





Cambian al plumaje de adulto a los 9 meses y empiezan a reproducirse al segundo año de vida, llegando a vivir unos 12 años. 





En esas fechas (7-9 de julio) ya tuve la oportunidad de poderles observar realizando pequeños desplazamientos volando, aunque no fui capaz de fotografiarles realizando esos escasos y cortos vuelos. 





La Cigüeñuela común se alimenta habitualmente en zonas inundadas de poca profundidad, evitando tanto los lugares no inundados como aquellos tramos donde la profundidad del agua sea superior a la longitud de sus patas. 





Se alimentan fundamentalmente a base de invertebrados y concretamente insectos acuáticos (dípteros y coleópteros acuáticos y sobre todo larvas), gusanos y pequeños crustáceos que capturan cuando están posados mediante rápidos picotazos en la superficie del agua, sobre la vegetación o bajo esta, y también en vuelo mediante saltos verticales. 





Caminan por las orillas siempre con sus las largas patas medio sumergidas y se desplazan con relativa tranquilidad y largas zancadas, para de vez en cuando introducir su largo pico en el agua o fango en busca de sus presas, pero normalmente tiene que flexionar las patas para poder llegar al suelo. 





En estas fechas en las que estoy escribiendo esta entrada, probablemente los juveniles de Cigüeñuela común  se hayan agrupado para abandonar el entorno de El Cierrón (Villaviciosa) para migrar y pasar el invierno, 





La migración postnupcial empieza a producirse una vez terminada la fase de reproducción y los pollos son capaces de volar, se empezaran a concentrar en determinados enclaves del sur de España para emprender viaje a sus cuarteles de invierno, produciéndose los pasos a finales de julio y sobre todo en el mes de agosto. 





La Cigüeñuela común es un ave estival que pasa los inviernos en África Subsahariana o El Magreb, aunque cómo suele ocurrir con otras especies, parte se queda a invernar (Sur de España) junto con aves procedentes de Europa central. 





Quiero terminar con unas imágenes que muestren la rápida e importante evolución que en prácticamente un mes han pasado esos pollos que tan buenos momentos me han permitido pasar en este periodo reproductor. 





La principal conclusión que he podido sacar tras varios días observando a estas increíbles aves es precisamente la del título que le puse a estas entradas, es decir la de valorar “Los esfuerzos y dificultades de ser padres”.




3 comentarios:

  1. Preciosas aves y gran reportaje. Enhorabuena y gracias por compartirlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias a tí Aloisius, me alegro que te haya gustado. Saludos.

      Eliminar
  2. Buena serie de reportajes, con buenas fotografías y, sobre todo, mucha información, GRACIAS por compartir. Un saludo, Jesús.

    ResponderEliminar