viernes, 15 de marzo de 2019

La majestuosa dama gris. Garza real (Ardea cinérea). Garcia.

Esta semana he tenido la oportunidad de observar y fotografiar a un par de ejemplares de Garza real (Ardea cinérea) que desde hace tiempo vienen moviéndose por la playa de Bañugues (Gozón) y que me hicieron pasar unos bellos momentos en ese privilegiado entorno. 




A raíz de ese reciente encuentro, he considerado un buen motivo para dedicar una entrada al blog a esta interesante especie de Ardeida a la que, curiosamente hasta ahora, no le había dedicado ninguna. 




Además, me parece más que justificada esta entrada, debido a que, como muchos de vosotros ya sabréis, en la zona de pajareo por la que habitualmente me muevo (Avilés. Asturias), estamos últimamente de enhorabuena, ya que parece ser que esta especie, desde hace unos años, está dispuesta a reproducirse en este concejo. Conviene recordar aquí, que la Garza real no es muy numerosa como nidificante en la Península Ibérica, aunque, afortunadamente, en los últimos años se encuentra en expansión. 




Según ha recogido la prensa asturiana, ya en 2017 lo hizo en el entorno de la ría de Avilés y ahora, en 2019, al parecer, tiene visos de hacerlo en un parque urbano, en donde se las ha visto construyendo y adecuando un gran nido en lo alto de una arboleda. 




No es de extrañar entonces, que el cercano entorno de la ría de Avilés sea un estupendo lugar para poder observar y fotografiar con bastante facilidad a esta impresionante ave que acostumbra a descansar en sus márgenes muy cerca del paseo que discurre en paralelo a lo largo de la misma, sin apenas alterarse por la proximidad de las personas que transitan por él. 




Prueba de ello son muchas de las imágenes que últimamente he podido realizarle a esta gran ave zancuda que acostumbra a permanecer durante largos periodos inmóvil, o como mucho realizando pequeños cambios de postura. 




Fotografías que me van a facilitar el poder realizar un repaso a las principales características de esta especie, como ya viene siendo habitual en este blog, y que espero que no sólo me interese a mí. 




La Garza real (Ardea cinérea) perteneciente a la orden de las “Pelecaniformes” (antes se clasificaban dentro del orden “Ciconiiformes”), familia “Ardeidae”, genero “Ardea”, es un ave zancuda de gran tamaño, siendo la mayor de las “ardeidas” que frecuentan nuestro país. Tiene una longitud aproximada de entre los 84-102 cm. Su envergadura ronda entre los 155-175 cm y su peso puede alcanzar los 2 Kg. Apenas existe dimorfismo sexual en esta especie. 




La Garza real más vieja registrada tenía treinta y tres años, pero la esperanza de vida media de las garzas silvestres es de unos cinco años. Solo un tercio de los juveniles sobrevive para llegar a su segundo año de vida, siendo muchos víctimas de los depredadores. 




En comparación con su congénere la Garza imperial (Ardea purpurea) es más grande y de unas tonalidades en general más claras que permiten diferenciarla fácilmente, tanto en reposo, como en vuelo. Aspecto este que viene perfectamente reflejado en el significado etimológico de su denominación científica: “cinera” = cinéreo, ceniciento, de color ceniza (cinis-eris: ceniza + sufijo –eus-ea-eum). 




La Garza real presenta un dorso y las coberteras alares de color gris ceniza medio. 




Es característica de esta especie la aparición en la época reproductiva de unas largas plumas en el dorso que caen hacia los lados a modo de capa y que destacan mucho porque algunas son blancas. 




Los lados del pecho y el vientre son grises y el centro blanco, poseyendo plumas que tienen un lado blanco y el otro negro. 




Las plumas primarias de las alas son negras mientras que las secundarias son de color gris oscuro. En su visión frontal se puede apreciar claramente la presencia de dos manchas carpales blanquecinas. También presentan una llamativa mancha negra en los hombros. 




La cola es muy corta. 




El cuello es de color gris ceniza en los laterales y blanco con algunas pequeñas líneas discontinuas negras en su parte anterior, pero separando el color gris del blanco, hay una línea vertical discontinua de color negro. 




En la base de su cuello se pueden apreciar también unas largas y finas plumas de color blanco. 




Se trata de unas aves de aspecto estilizado que cuando las vemos con el cuello estirado se puede comprobar la gran longitud del mismo, sobre todo si lo comparamos con cuando lo tienen retraído, adoptando una característica forma de “S”, con la quilla redondeada (más angulosa en la G. imperial). 




En la cabeza, el píleo es de color blanco y por debajo de él hay una ancha franja negra que va desde la parte superior del ojo hasta la nuca. La frente también es blanca. 




Durante la época de cría, en la zona posterior del píleo (nuca) se les puede apreciar la existencia de dos largas plumas ornamentales negras que cuelgan por detrás del tercio superior del cuello y que son más largas en los machos. 




La cara es de color blanco con una franja de piel desnuda de color amarillo verdoso grisáceo que va desde la base de la parte superior del pico hasta el ojo. 




La comisura de la boca no sobrepasa al ojo. 




El pico es potente, recto, largo (11 cm aprox.) y afilado (como una daga). Es de color marrón amarillento en la mandíbula superior, a veces completamente amarillo oscuro y siempre más claro en la mandíbula inferior. En temporada de cría se torna anaranjado. 




Los ojos son amarillos con la pupila negra y un fino anillo negro en su borde. La piel alrededor de ellos es verdosa. 




Las patas son largas y de color gris amarillento que en temporada reproductiva se tornan de un color pardo verdoso brillante. 




Como ya mencioné anteriormente, en las hembras las plumas ornamentales de la cabeza algo más cortas que las de los machos. 




Los jóvenes tienen el plumaje marrón, aunque este tono está teñido de gris. 




Presentan el píleo, la frente y la cara de color gris azulado, al igual que el dorso. 




Carecen de franja negra en la cabeza y el penacho de plumas ornamentales es corto. 




Tienen la parte superior del pico de color negruzco. 




Su vuelo es lento, con profundos batidos de alas y dando la sensación de potencia. Pueden planear grandes distancias; en ocasiones se elevan haciendo círculos en el aire según cómo se desarrollen las corrientes y el viento. 




Cuando vuelan adoptan la postura característica de las garzas, con el cuello encogido en forma de “S” y las patas estiradas sobresaliendo por detrás de la cola y los dedos plegados (extendidos en la G. imperial). 




Las alas son anchas y redondeadas y en ellas son notorias las primarias negras y las secundarias gris oscuro, pero el conjunto visto de lejos parece totalmente negro. 




Cuando están posadas en el suelo acostumbran a hacerlo en aguas someras, en terreno abierto, tierras de cultivo, lejos de árboles y en arena fangosa. 




En esa situación (posadas en el suelo), es habitual verlas permanecer sobre una sola pata durante horas. 




Cuando están reposando de esa forma, encogen el largo cuello y su cabeza parece salir de entre los hombros, pero permaneciendo erguido el cuerpo y el pico largo apuntado horizontalmente. 




Algunas veces se encuentran garzas notoriamente mansas que permiten un acercamiento a corta distancia si no se realizan movimientos bruscos. 




Sin embargo, en otras ocasiones, cuando descubren a un intruso, aun a larga distancia, estiran el cuello y permanecen inmóviles y vigilantes, levantando el vuelo en seguida y de forma majestuosa. 




También es frecuente verlas posarse en árboles y allí mantienen similares actitudes a las de cuando está en el suelo. En esos casos prefieren, sin embargo, los árboles que están situados al borde de marismas o cursos de agua y sobre todo es notoria su presencia en el invierno, cuando las ramas están desprovistas de hojas. 




La voz de la Garza real es áspera, muy sonora y un tanto desagradable.es similar a un fuerte graznido tipo “fraarj”. 




Se distribuyen ampliamente por todo el Paleártico y cría en la mayor parte de Europa, Asia y África. Inverna, asimismo, en numerosas regiones europeas, África y el sur de Asia. 


En nuestro país no es un ave demasiado habitual como reproductora, sin embargo son residentes habituales aunque a ellas se unen durante el invierno otros ejemplares procedentes de Europa, mientras que otra parte de esas aves europeas continúan su viaje hasta África. Durante la invernada son habituales en el cuadrante suroccidental de la Península y a lo largo de los principales humedales costeros. También en Canarias. En Asturias pasan el invierno varios cientos de aves, que llegan en octubre y se van en marzo. 


Acostumbra a reproducirse en las cuencas de los grandes ríos (Duero, Tajo, Guadiana y Guadalquivir). También está presente en el delta del Ebro y la albufera de Valencia, así como, en pequeños núcleos, en otras localidades catalanas y levantinas y en el sureste peninsular. Es muy escasa en las regiones cantábricas, que ha colonizado recientemente, mientras que en Canarias se han registrado algunos intentos de cría. No se reproduce en Madrid, Baleares, Ceuta y Melilla. 


Sus hábitats preferidos en la época de reproducción, se encuentran en los humedales donde haya abundante vegetación ribereña, lagunas, marismas, riberas de los ríos, albuferas, arrozales, marismas y campos cultivados, siempre que exista un arbolado próximo en el que instalar sus nidos. 




Durante el invierno y en los pasos migratorios se muestra muy poco exigente y es habitual que ocupe todo tipo de humedales, naturales o artificiales (arrozales, salinas, canales de riego o balsas de piscifactorías), así como pastizales, prados o playas. 




Se alimentan fundamentalmente a base de peces, aunque también incluyen en su dieta a las anguilas, anfibios, pequeños mamíferos, pequeñas aves y sus crías, huevos, reptiles, lombrices, grandes insectos, crustáceos y moluscos. 




Normalmente cazan al acecho, permaneciendo inmóviles junto al agua hasta que pasa alguna de sus posibles presas. 




Su periodo reproductivo lo llevan a cabo a lo largo del mes de febrero. En esa época muestran un carácter muy gregario y nidifican en colonias (se las denomina, “pajareras”) a las que se unen otras especies de garzas o, incluso, cigüeñas. 




Generalmente es una especie monógama si bien se han citado algunos casos de bigamia con un macho atendiendo a dos hembras con éxito en ambos nidos; son frecuentes también las cópulas “extramatrimoniales” en ambos cónyuges. 




Normalmente construyen un nido muy grande en grupos de árboles altos, próximos al agua, pero a veces lo construyen en los carrizales. La puesta se compone de 3-5 huevos. La incubación dura 25 días aproximadamente. Las crías abandonan el nido cuando tienen unos 55 días de edad. 




Afortunadamente, esta especie no presenta problemas importantes de conservación. Al contrario, muestra un acusado crecimiento numérico y geográfico, en paralelo al observado en el resto de Europa. Las principales amenazas para esta especie están relacionadas con las fluctuaciones de los niveles hídricos de los humedales, la escasez de lugares de nidificación y la potencial persecución directa por parte de pescadores. La Garza real se incluye en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

2 comentarios:

  1. Descuida que no sólo te interesa a ti. Te lo aseguro. Siempre se aprende algo en tus entradas y además están ilustradas por magníficas fotografías. Aquí las tenemos todo el año y tienen una colonia desde hace muchos años en plena ciudad. Siempre alegran el río. Un saludo.

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  2. Pues no sabes la alegría que me das con tú comentario. Tienes mucha paciencia. No por ser bastante común deja de tener su interés y belleza. No nos podemos olvidar de las aves "comunes" o "vulgares" en nuestras publicaciones. La mayoría de ellas son muy interesantes y tienen una gran belleza y si no la tienen de entrada, hay que buscársela. Muchas gracias José. Saludos cordiales.

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