En esta nueva entrada voy a tratar de un ave que desde mediados del siglo XIX, inició un increíble proceso de expansión y colonización de nuevos territorios que le ha llevado, desde sus orígenes en áreas tropicales y subtropicales de África y Asia meridional, de donde es oriunda, hasta el resto de los continentes, demostrando tener una asombrosa capacidad de colonización que ha logrado, no sin dificultades, en muy poco tiempo.
Efectivamente, esta ave aprovechando su gran capacidad migratoria y de adaptación a todo tipo de habitats, ha sido capaz de expandirse desde las regiones húmedas de África y Asia tropical y subtropical, donde era originaria, al resto de África, Asia y Europa y, desde allí y cruzando todo un Atlántico, a Sudamérica, América Central y del Norte; también ha llegado hasta Australia y Nueva Zelanda. Además de su expansión natural, la Garcilla bueyera ha sido introducida en algunas otras regiones, como es el caso de los archipiélagos de Hawái, Seychelles y otros, donde se sabe con absoluta certeza que fue introducida.
A la vista de esta sorprendente capacidad migratoria, la pregunta que me hago y a la que no he sido capaz de encontrar respuesta, es la de ¿que motivó el que, en un momento dado y teniendo que superar importantes dificultades (cruzar grandes océanos), se lanzasen a colonizar el resto de los continentes?. Tal vez haya sido por; ¿un incremento poblacional desmesurado?, ¿un crecimiento de la población ganadera doméstica en los nuevos territorios?, ¿la escasez de recursos alimentarios en los territorios de origen? ¿deforestación?, ¿cambio climático? o, tal vez, una mezcla de varios de estos.
En nuestro país se ha expandido desde los territorios meridionales hacia el norte peninsular y en la actualidad está considerada como la garza más abundante y popular.
Pero la característica fundamental de esta ave y que se ha puesto de manifiesto tanto en su denominación común como en la científica, es la costumbre que tienen de moverse entre el ganado, especialmente el vacuno, como son los bueyes, para alimentarse de los insectos y parásitos que frecuentan a estos animales y que acostumbran a ahuyentar con sus frecuentes movimientos. Se calcula que en esta asociación con el ganado, la Garcilla bueyera reduce el gasto de energía en un 30% y aumenta el número de presas en un 50%.
Por otro lado, no es de extrañar que esta ave haya sido introducida por el hombre en algunos lugares, ya que algunos granjeros la consideran un ave tan útil, que la han llevado a sus granjas para que acabe con los insectos que dañan sus cosechas, pues al parecer, una sola Garcilla bueyera es capaz de consumir más de seiscientos saltamontes y grillos en un solo día.
Así, el significado etimológico de su denominación científica “Bubulcus ibis” proviene del latín bubulcus-i: boyero o vaquero (de bos-bovis: buey o vaca; a su vez del griego bus (βοῦς-βοός) y también del latín ibis-idis: ave adorada en la antigüedad por los egipcios (del griego ἴβις-ιον ). Es decir, el ave sagrada de los antiguos egipcios que tiene relación con los vaqueros o boyeros
En cuanto a su denominación común esta es muy variada, la mayoría de ellas relacionadas con su costumbre de seguir al ganado (vacas, cerdos, ovejas, caballos, etc.) y a los grandes animales (elefantes, rinocerontes, cebras, ñúes, búfalos, etc.) y no en vano, en varios idiomas se la conoce con equivalentes a “garza del ganado”, “garza ganadera”, “grulla de las vacas”, “ave de las vacas”, incluso “ave de los elefantes” o “garza de los rinocerontes”. En zonas meridionales de nuestro país y en referencia al gran número de parásitos que se encuentran en sus colonias de cría, se la conoce como “espulgabueyes”, “garrapateros”, etc.
Pero no debemos olvidarnos que esta especie a pesar de quitarle las garrapatas, tábanos y moscas al ganado y por ello ser un ave popular entre los ganaderos, por su papel de controlador natural de los parásitos, también está considerada como un vector de enfermedades que se extienden por medio de las garrapatas, sin olvidarnos de que también puede resultar un peligro para la seguridad aérea en los aeropuertos, debido al gran número de ejemplares que se pueden concentrar en sus cercanías, formando espectaculares colonias de cría y en los dormideros invernales
Perteneciente al orden de las Ciconiiformes, familia, Ardeidae, es la única representante del género Bubulcus. Se reconocen dos subespecies de Garcilla bueyera: La Garcilla bueyera occidental (africana, europea y americana) (Bubulcus ibis ibis) y la Garcilla bueyera oriental (Bubulcus ibis coromandus).
Tienen un tamaño de entre los 45-52 cm de longitud con una envergadura que ronda entre los 82-95 cm, por lo que está considerada como una de las garzas más pequeñas. Su peso puede llegar hasta los 500 gr. Apenas existen diferencias sexuales.
Son de color blanco prácticamente en su totalidad a excepción de una mancha ocre-anaranjada clara que tienen en el píleo y que apenas es perceptible desde lejos
Durante el período nupcial, esta mancha del píleo se oscurece y se extiende hacia la nuca. También, durante ese periodo, aparecen unas largas plumas sedosas manchadas de ese mismo color en el cuello, la nuca, el pecho y en la espalda. La cola es corta y de color blanco.
La cabeza es redondeada con mentón recubierto de plumas. En la cara tienen una pequeña franja de piel desnuda de color amarillento que une la base del pico con el ojo y que durante la época nupcial adquiere tintes rojizos.
El cuello es corto, ancho y habitualmente lo tienen recogido en forma de "S"
La comisura de la boca no sobrepasa a los ojos, los cuales son amarillos con una gran pupila negra. La posición de los ojos les permite tener una visión binocular, muy útil para la caza, y al parecer, hay estudios fisiológicos que sugieren que la visión de esta especie le permite la actividad crepuscular o nocturna.
Las patas son relativamente cortas y su color es variable, ya que éste puede oscilar desde el gris amarillento al pardo verdoso, no obstante durante la época nupcial se vuelven de color amarillo-anaranjado.
Los machos son algo más grandes que las hembras y tienen las plumas nupciales ligeramente más largas que las hembras.
El joven es similar al adulto no reproductor, pero completamente blanco sin las manchas de las plumas y con el pico negro.
Su hábitat se encuentra en las zonas palustres, riberas de los ríos, albuferas, arrozales, salinas, así como en zonas encharcables y lagunas de poca profundidad. También son habituales en barbechos, pastizales con abundante ganado, dehesas y cultivos de regadío.
En las colonias de cría las Garcillas bueyeras lanzan una gran variedad de gritos guturales y graznidos, pero se mantiene silenciosa el resto del tiempo.
Durante el día suelen ser bastante activas, moviéndose continuamente, pudiendo llegar a recorrer una gran cantidad kilómetros en busca de alimento. Las podemos encontrar en regadíos, campos arados y en pastizales, en donde va detrás de tractores o de ganado, siendo habitual incluso, verlas posadas sobre los lomos del ganado. Con frecuencia realizan cortas carreras de forma precipitada.
Cuando vuelan lo hacen con el cuello retraído lo que les diferencia de las espátulas, cigüeñas, grullas y avetoros que lo hacen con el cuello estirado. Esta característica junto con el hecho de tener el cuello, las patas y el pico relativamente cortos, le dan un aspecto bastante compacto y no tan estilizado como el de otras garzas, aunque a veces resulta difícil distinguirlas de las Garcetas comunes o de la Garcillas cangrejeras.
Se alimentan principalmente de pequeños insectos, por lo general saltamontes, langostas, chicharras, grillos, moscas (adultas y larvas), polillas y los parásitos que eliminan del ganado, además de arañas, anfibios, reptiles y lombrices. Es frecuente que visiten los vertederos atraídas por los insectos allí existentes.
Son aves gregarias, durante el día puede verse algún ejemplar solitario, pero habitualmente se reúnen para dormir en grandes dormideros próximos al agua que pueden compartir con otras especies de aves.
Su distribución, como ya vimos antes, es por todos los continentes. La población europea ha experimentado un constante incremento en los últimos años, siendo la española la más importante de todo el continente.
En España son residentes habituales, pero fuera de la época de cría, realizan amplios desplazamientos. Su expansión ha ido evolucionando desde las provincias meridionales hacia el norte peninsular y podemos delimitar dos áreas claras de distribución; una occidental, con colonias en las cuencas hidrográficas del oeste peninsular (Andalucía occidental, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Madrid), y otra oriental, con colonias en Levante, Aragón, Navarra y País Vasco, más los núcleos existentes en las Baleares. Recientemente ha criado también en Lanzarote.
Algunas poblaciones de Garcilla bueyera son migratorias, mientras que otras se dispersan en desplazamientos cortos.
El periodo de reproducción lo realizan en abril-junio. Normalmente crían en colonias muy ruidosas que pueden llegar a albergar varios miles de parejas y en las que puede haber otras garzas y zancudas.
Ubican sus nidos a modo de plataformas en árboles y arbustos que no siempre están próximos al agua. Su construcción la llevan a cabo las hembras con material mayoritariamente aportado por el macho y consiste en una pila de raíces, tallos y ramas de solidez variable, aunque muy desordenada, que tapizan con algo de hierba.
La puesta se compone de 1-5 huevos, normalmente 3-4. La incubación dura 23 días aproximadamente y es llevada a cargo de ambos sexos.
Los pollos son atendidos por los dos adultos y abandonan el nido cuando tienen unos 15 días de edad pero permanecen cerca de él ya que durante un mes más siguen dependiendo de sus padres.
Las amenazas más importantes que sufre la especie son la destrucción de colonias por causas humanas y el cierre o los cambios en la gestión de los vertederos de residuos sólidos urbanos, de los que dependen algunas poblaciones. La Garcilla bueyera aparece considerada como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Excelente reportaje José Ignacio, muy completa la info. Un abrazo.
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