A principios de febrero, en una de mis visitas al Parque de Isabel la Católica de Gijón pude ver volando a varios Aviones roqueros y a duras penas realizarles varias fotografías. Decidí entonces dedicarle esta entrada en mi blog añadiendo alguna de las instantáneas que tuve la fortuna de realizarles a finales del pasado verano.
Dentro de la familia de los Hirundínidos a la que pertenecen las golondrinas y los aviones, el Avión roquero es el único representante en España del género Ptyonoprogne. Su nombre deriva del griego "ptuon" (φτυον) que significa "abanico" en referencia a la forma de la cola cuando está abierta y "procne" (Πρόκνη) en referencia a una doncella mitológica que fue transformada en una golondrina y de cuya curiosa historia tenéis referencia en este enlace. El nombre específico, "rupestris" significa “de las rocas” y se deriva del latín "rupes", “rocas”.
Se trata de un ave que en nuestro país se comporta como migradora parcial ya que una parte de ellas son residentes habituales (Asturias) y otra parte de ellas emigra a África. El Avión roquero es el único miembro de esta familia (Hirundinidae) que permanece en España en gran número durante todo el año.
Las que viven en zonas extremadamente frías realizan durante el invierno desplazamientos hacia zonas más cálidas de costa, zonas fluviales, pantanos, embalses y humedales en general. Durante el invierno también llegan a la Península Ibérica gran cantidad de ejemplares procedentes de Europa para invernar.
Como indica el vocablo “rupestris” la mayoría de las poblaciones de este pájaro tienen su hábitat en zonas rocosas, de montaña y acantilados hasta los 2.100 metros de altitud, aunque, como ocurre en Asturias, también residen y llegan a nidificar algunos en núcleos urbanos (Avilés, Gijón, Salas, Pola de Allande) a los que en épocas de frío intenso se añaden algunos ejemplares más.
Están presentes en Europa (sobre todo en regiones mediterráneas) Asia y norte de África.
Área de reproducción Residencia permanente Área donde no se reproduce (los rangos son aproximados)
Podemos encontrarles en la toda la Península Ibérica y en las islas de Mallorca y Menorca.
Miden unos 14 cm de longitud y unos 33 cm de envergadura. Su peso puede llegar a los 23 gramos.
Por la parte superior son de color pardo grisáceo pero sin brillo con rémiges algo más oscuras. La garganta es casi blanca, con algunas estrías oscuras. El pecho es de color blanco grisáceo con tintes marrones que se oscurecen gradualmente hacía atrás llegando hasta la cola. A diferencia del Avión zapador carecen de la ancha franja transversal de color pardo en la parte superior del pecho.
Por la parte inferior son de color blanco sucio estando muy bien delimitada su separación de la parte superior que es marrón.
Las alas son largas y puntiagudas y tienen forma triangular; por la parte superior son de color pardo y por la parte inferior son de color pardo blanquecino con la zona anterior de color marrón oscuro casi negro.
La cola es corta, tiene forma triangular y apenas está escotada. Es de color marrón tanto por la parte superior como por la inferior con una gran mancha ovalada blanca en cada una de las cuatro rectrices internas de cada lado que son visibles solamente cuando están abiertas.
El pico es corto, ancho, aplanado, puntiagudo y es de color negro. Los ojos son grandes y son de color marrón muy oscuro.
Las patas son muy cortas, de color rosáceo y no están cubiertas de plumas.
Los jóvenes son marrones como los adultos pero por la parte superior tienen aspecto escamoso ya que las plumas están ribeteadas de color crema claro. La cabeza, la garganta y el vientre tienen tintes de color ocráceo rojizo.
No existe dimorfismo sexual en este género de aves.
Esta especie se puede distinguir del Avión zapador por ser de mayor tamaño, por las manchas blancas en la cola y por la carencia de una banda marrón en el pecho que anteriormente comenté.
Durante el invierno son muy gregarios y se juntan en grandes dormideros.
Aunque este ave suele observarse en vuelo y en grupos, no es raro verla posada, sobre todo en dormideros y descansaderos invernales.
Su vuelo es rápido, con continuos cambios de dirección y con una prodigiosa agilidad, alternando batidos y cortos planeos.
La alimentación es insectívora a base de insectos voladores de pequeño tamaño, principalmente mosquitos, moscas y escarabajos.
La técnica de caza consiste en planeos y vuelos lentos en la cercanía de acantilados y paredes rocosas. Suele cazar en solitario o en grupos pequeños sin alejarse del nido o dormidero.
Sigue siendo un enigma cómo pueden alimentarse en pleno invierno donde ninguna otra especie de su familia, ni de la de los vencejos (Apodidae) encuentra comida.
El Avión Roquero es un pájaro relativamente silencioso que únicamente en la colonia de cría cuando se agrupan muchos volando emite un continuo y breve ¡¡tchrri!! y si está alarmado un áspero ¡¡tchrrr!!
El Avión roquero aparece en sus zonas de cría ya en el mes de marzo, pero no comienza la construcción o arreglo de los nidos hasta el mes de abril en localidades favorables. En montañas las primeras parejas que se ven atareadas en la construcción de los nidos se observan en los últimos días de mayo. Es habitual que realicen dos puestas.
Crían tanto en solitario como en colonias poco numerosas en las que se pueden mezclar con el Avión común, la Golondrina dáurica y el Vencejo real.
Normalmente construyen su nido en los roquedales, grietas y cuevas o en las construcciones humanas, preferentemente rurales, sobre todo en puentes, túneles y presas y, aunque en menor cuantía, también en las construcciones urbanas procurando siempre que queden protegidos por la parte superior por alguna cornisa, saliente o algún otro plano más o menos horizontal.
Normalmente anidan durante años en el mismo lugar limitándose a reparar el antiguo nido que siempre se encuentran en las proximidades de los cursos de agua.
Sus nidos son construidos o reparados por ambos adultos. Son muy semejantes a los de la golondrina común ya que para su elaboración utilizan el barro que recogen con sus picos mezclado con hierbas secas y pequeños tallos al que adhieren a una pared o en una grieta moldeándolo en pequeñas bolas que van uniendo hasta formar una especie cuenco que está abierto en su parte superior. Suelen tapizar el interior con plumas y musgo.
La puesta se compone habitualmente de 3 a 4 huevos de color blanco cremoso o rosáceo con puntos y rayas grisáceos o manchas rojizas.
La incubación realizada casi totalmente por la hembra dura aproximadamente 15 días.
Las crías abandonan el nido alrededor de los 25 días de edad aunque siguen siendo alimentados por los padres durante unos 20 días más.
El Avión roquero está incluida en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas “De interés especial”. No sufre amenazas de importancia. Entre los posibles problemas para la especie cabe citar el uso indiscriminado de plaguicidas y la eliminación de zonas de cría durante la construcción de infraestructuras.
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