Hoy toca hablar de una pequeña ave paseriforme de la familia de los páridos que a mí personalmente me parece muy simpático y con una fisionomía muy curiosa. Me refiero al Herrerillo capuchino, una especie bastante difundida y común en los bosques de coníferas del centro y norte de Europa así como de los bosques de hoja caduca de Francia y de la Península Ibérica. No se reproduce en Italia, Grecia y resto de países mediterráneos (excepto España). En las Islas Británicas solo está presente en Escocia.
Se trata de un pequeño pájaro fácil de observar pero bastante inquieto y nervioso que no para de moverse entre las ramas y el tronco de los árboles picoteando su corteza y hojas, lo cual dificulta el poderlo fotografiar adecuadamente, de ahí que con frecuencia se recurra a fotografiarlo en comederos preparados al efecto y hides.
La principal seña de identidad de este curioso pajarillo es la cresta de plumas triangular y puntiaguda que se forma sobre su cabeza, de ahí que su nombre científico Lophophanes cristatus, provenga del gr, lophos (cresta) y phaino (brillar) y del lt, cristatus (con cresta).
En cuanto a su denominación común en español parece ser que el término herrerillo proviene de que el canto de esta ave se asemeja al ruido que produce el martillo del herrero al golpear con el yunque.
Y lo que se refiere al término capuchino vendría de la semejanza de su cresta con el gorro puntiagudo o cucurucho de cartón que cubre la figura de los nazarenos en las procesiones de Semana Santa, denominado capirote. Éstos tienen su origen en la Edad Media, cuando a los condenados por el tribunal de la Inquisición de la Iglesia Católica se les imponía el uso de una prenda de tela que cubría el pecho y la espalda, llamada sambenito, además de un capirote o cucurucho de tela, cartón u otro material, que debían llevar colocado encima de la cabeza, en señal de la penitencia que les había sido impuesta y que normalmente llevaba pintadas figuras alusivas al delito cometido o a su castigo (por ejemplo las llamas del infierno).
El Herrerillo capuchino (en asturiano, Beranín moñudo) es un pajarillo de poco más de 10-11 cm de longitud con una envergadura que ronda entre los 17-20 cm con las alas abiertas y un peso de 11-15 gr. Su esperanza de vida ronda entre los 2-3 años.
Es fácilmente reconocible por presentar una distintiva cresta de plumas negras ribeteadas de blanco y forma puntiaguda y triangular, que sube cuando se siente asustado o sorprendido. La zona de la barbilla es de color negro y justo debajo de ella, presentan un estrecho collar del mismo color que nace en la parte posterior del cuello.
La cara es de color blanco-grisáceo con aspecto escamoso en la frente ya que en ella tienen pequeñas ondas negras. Tienen una lista facial de color negro que está formada por una pequeñísima brida por delante del ojo y una lista ocular por detrás de él que bordea la zona de las auriculares describiendo una curva hacia abajo y dirigiéndose a continuación hacia delante.
El dorso es de color marrón pardo, mientras que los flancos y el vientre son de color canela y el pecho blanco sucio. Las alas son cortas y redondeadas; por la parte superior son de color pardo-grisáceo algo más oscuro que el del dorso y por la inferior son de color grisáceo-parduzco. Las plumas primarias y secundarias son de color pardo-negruzco con los bordes blanquecinos.
Su estrecha cola es de mediano tamaño siendo por la parte superior de color marrón oscuro y por la inferior de color grisáceo-parduzco.
Las patas y los pies son de un color gris verdoso o negro. El pico también es negro, muy pequeño y tiene forma cónica. Los ojos son pardo rojizo y con buena luz se ven muy rojos.
Es una especie sedentaria y la mayor parte de estas aves no migra. En la Península Ibérica se ha incrementado su población en los últimos años. Este aumento podría estar favorecido por las repoblaciones de pinos.
Está presente en los bosques de coníferas de casi toda Europa, pero su zona de reproducción no alcanza el Mediterráneo, salvo en la Península Ibérica, donde también ocupa bosques de hoja caduca y perenne, así como parques y jardines. Puede aparecer tanto en cotas altas como en bajas.
No es un ave especialmente gregaria, pero en otoño e invierno puede constituir pequeños grupos de 2-10 individuos, que exploran conjuntamente tanto el suelo como, sobre todo, la corteza, las ramas y las hojas de los árboles.
Se alimenta, mientras sea posible, de pequeños insectos y sus larvas, arañas o pulgones que encuentra en la corteza de los árboles o sus ramas, cambiando su dieta durante los meses más fríos a diversas materias vegetales (semillas, bayas, etc.). Suelen almacenar la comida, en especial semillas.
La reproducción se realiza en marzo-mayo pudiendo realizar excepcionalmente dos puestas por temporada.
Construyen sus nidos en agujeros de los troncos de los árboles, en los tocones podridos o en nidos abandonados del Pico picapinos o Pito real, aunque también utilizan las cajas-nido como lo hacen otros páridos. Las hembras los recubren de musgo, plumas y lana.
La puesta se compone de entre 3 y 9 huevos de color blanco con pequeños puntos de color pardo-rojizo que la hembra incuba, mientras el macho aporta alimento.
La incubación dura unos 18 días aproximadamente. Las crías abandonan el nido alrededor de los 21-28 días de edad.
Durante la reproducción se separan por parejas para anidar, pero después se unen en bandadas que pueden ser numerosas.
Su canto es un suave y tímido “tsi-tsi-tsi...chrrr-chrrr” que combina con un "sii-sii-sii" que puede ser confundido con el del herrerillo común o incluso con el del Reyezuelo.
En España se pueden encontrar dos subespecies:
La subespecie Parus cristatus mitratus se encuentra en la mitad norte de la Península y en la zona centro y se caracteriza porque los individuos tienen mayor tamaño y porque tienen tonos oliváceos en el dorso.
La subespecie Parus cristatus weigoldi se encuentra en la mitad sur de la Península y se caracteriza porque los individuos tienen menor tamaño y porque su coloración es algo más oscura.
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