Comienzo ésta segunda parte con un ave limícola habitual en nuestra zona costera tanto en su paso prenupcial, como es el caso, como en el postnupcial. Me estoy refiriendo al Chorlito Gris (Pluvialis squatarola).
Tan sólo algunos ejemplares utilizan nuestras costas para pasar el invierno, mientras que para la mayoría constituyen un área de paso durante los viajes migratorios hacia las costas africanas, pudiendo llegar hasta Sudáfrica.
Debido a su carácter bastante desconfiado, habitualmente evitan las zonas de playa abierta y prefieren desenvolverse por la zona del roquedo que se pone al descubierto de manera más amplia con la bajada de la marea y más concretamente, en las múltiples pequeñas charcas que en esa zona se crean.
El Chorlito Gris (Pluvialis squatarola) pertenece a la familia de los carádridos (Charadriidae), género Pluvialis al igual que el Chorlito dorado común (Pluvialis apricaria) con el que guarda un gran parecido físico, aunque su comportamiento es menos gregario por lo que forman grupos menos numerosos que aquel. A la hora de describir su aspecto hay que decir que existen grandes diferencias entre el plumaje que exhiben durante el invierno y su llamativo plumaje estival o del período reproductor.
En la temporada invernal o de principios de la primavera, sus partes superiores tienen un color pardo-grisáceo salpicado de puntos blanquecinos, mientras que la parte anterior es de un color pardo-blanquecino.
En vuelo se pueden apreciar sus alas largas y puntiagudas en las que destacan claramente las plumas axilares de color negro (ausentes en el Chorlito dorado europeo) y también unas bandas alares blancas que son mucho más llamativas que las que presenta el Chorlito dorado europeo
Durante el período reproductor presentan un plumaje mucho más llamativo que en el invierno, siendo su plumaje por la parte superior de color negro con manchas de color gris y blanco plateado en las plumas lo que les confiere un aspecto grisáceo, salvo el obispillo que es de color blanco.
Este reportaje fotográfico lo pude realizar en la maravillosa playa de Bañugues (Gozón), en donde pude encontrar un pequeño grupo de chorlitos grises que compartían espacio con otras limícolas habituales también en estas fechas, como son los vuelvepiedras comunes (Arenaria interpres) como estos que también lucían su plumaje nupcial.
En ese mismo entorno de playa de Bañugues (Gozón) pude realizar unas fotografías a unos confiados
correlimos tridáctilos (Calidris alba) que descansaban tranquilamente en la zona de roquedo de esa playa.
Un descanso más que merecido ya que se trata de una de las especies de aves limícolas que más kilómetros recorre durante las migraciones de todo el planeta,
Su zona de cría la tienen en torno al Ártico, en las costas septentrionales de América del Norte, Groenlandia y norte de Asia (área circumpolar ártica) y sus lugares de invernada la tienen en la zona meridional de Sudamérica, África del Sur y tropical e incluso Australia y Nueva Zelanda. También hay invernantes en Europa y en la cuenca mediterránea. Se estima que viaja una distancia de entre 3.000 a 10.000 km, desde sus lugares de cría a sus sitios de invernada.
Un visitante habitual de esa pala de Bañugues es la Garceta común (Egretta garzetta) que con su níveo plumaje y su estilizada figura nos ofrece unas imágenes muy guapas que espero sean de vuestro agrado.
Y del maravilloso entorno de la playa de Bañugues me traslado a otro no menos importante de los aficionados al pajareo por el concejo de Gozón. Me refiero a la denominada charca de Coneo muy cercana al cabo de Peñas y que constituye un verdadero imán para multitud de aves en su paso migratorio. En esa pequeña charca en el pasado mes de abril pude fotografiar a cuatro habituales especies en su paso migratorio prenupcial que coincidieron juntas en ella. La primera de ellas que os quiero presentar es el Archibebe claro (Tringa nebularia) haciendo gala de su esbelta y elegante figura.
Como podéis apreciar en las siguientes fotografías se desplazaba tranquilamente por la charca acompañado de otras dos especies de limícolas, el Correlimos gordo (Calidris canutus) y el Archibebe común (Tringa totanus).
Es precisamente con el Correlimos gordo (Calidris canutus) con el que centre mi atención dado que se trata de una especie menos habitual en la zona y además lucía un plumaje nupcial de lo más llamativo. Como podéis observar, durante la época reproductiva o nupcial los ejemplares adultos presentan unas plumas de las partes superiores de color pardo con un llamativo moteado castaño-rojizo (algo anaranjado) y negro, y con los bordes blanquecinos.
Siempre que tengo un encuentro con ésta bella limícola no puedo dejar de pensar en que estoy en presencia del ave migratoria que rompió todos los récords.
Esta afirmación se pudo constatar tras hacer el seguimiento de un ejemplar macho, cuando ya tenía al menos 2 años de edad, que fue anillado en febrero de 1995 (anillado con la referencia “B95”) por científicos argentinos en uno de sus viajes migratorios en Rio Grande (Tierra del Fuego. Argentina) y que al cabo de los años, cuando se pensaba que ya había muerto, gracias a ese anillamiento científico, fue identificado de nuevo en 2014, es decir tenía entonces, alrededor de 20 años, el equivalentes a más de 100 años en los humanos. Lo normal entre los suyos es no llegar a los siete años.
Pero aún más increíble es el "viajecito" que se había pegado en todo ese tiempo. A lo largo de sus travesías anuales de ida y vuelta entre el Ártico canadiense y la argentina Tierra del Fuego, “B95” había sumado ¡una distancia mayor que la que hay entre la Tierra y la Luna! ya que se calcula que tras sus, aproximadamente 20 años de vida, esta ave ha recorrido una distancia aproximada de más 600.000 km. A modo de referencia comentar que de la Tierra a la Luna hay una distancia de 384.400 km.
Con un peso promedio de 300 gr, tamaño variable de entre 15 a 30 centímetros, en sus travesías anuales recorren aproximadamente 32.000 km (ida y vuelta, desde el hemisferio norte al sur, sin apenas descanso).
Algunas de estas aves son capaces de volar 8.000 km o más, sin parar para descansar o alimentarse y atravesando posibles tormentas y huracanes. “B95” se convirtió, de esta manera, en una verdadera leyenda en el mundo de la conservación, por lo que se le ha bautizado también como “Moonbird” (ave de Luna). Ésta historia fue difundida por la BBC Mundo.
Tal cómo comentaba anteriormente, la tercera especie de ave limícola que pude fotografiar en la conocida como charca de Coneo, fue al Archibebe común (Tringa totanus) que se desplazaba de un lado a otro de esa pequeña charca alimentándose de pequeños invertebrados y luciendo sus características y llamativas patas de color anaranjado.
Aparte de ser el archibebe más común o abundante en España, el Archibebe común tiene el privilegio de ser el único que se reproduce en ella, aunque eso sí, en escaso número. Existen núcleos de reproducción en Andalucía occidental, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, el sureste ibérico, las islas Baleares y, ocasionalmente, Aragón, Galicia y Extremadura.
Para finalizar ésta segunda parte de algunas observaciones pendientes de publicar de la pasada primavera comparto con vosotros unas fotografías de la cuarta especie de ave limícola que, a duras penas, pude observar en el entorno de la charca de Coneo. Se trata de un Andarríos grande (Tringa ochropus) que nada más detectar mi presencia inició el vuelo y tan solo le pude realizar unas tomas testimoniales en vuelo.
Hasta aquí la segunda entrega de algunas fotografías de diferentes especies que a lo largo de la pasada primavera tuve la fortuna de poder observar. Muchas gracias por vuestra atención.
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