En esta nueva entrada al blog he querido compartir con los que tenéis la amabilidad de entrar en él, un buen puñado de fotografías que a lo largo de las últimas semanas, he podido realizar a un pato que no deja de provocarme una atención especial por su enorme pico adaptado y por la conspicua coloración de los machos adultos con su plumaje nupcial.
Evidentemente, me estoy refiriendo al "Cuchara común", también conocido popularmente con el nombre de "Pato cuchara", "Pato cucharón norteño", "Paletón"…, que recientemente ha cambiado su denominación científica, pasando de la de “Anas clypeata”, a la actual de “Spatula clypeata”, cuyo significado etimológico proviene de los términos latinos “Spatula”: cuchara, y “clipeus-i”: con escudo, defensa, protección, blasón, en referencia, parece ser, a la forma de la mancha marrón que exhiben los machos en sus flancos y que recuerdan a un escudo de madera. Otra teoría dice que lo del escudo se debe a la mancha blanca que exhiben los machos en el pecho. Sea de una manera u otra, imaginación no le faltaba a Linnaeus que en 1758 (Systema naturae) le puso esa denominación científica.
Al margen de las disquisiciones taxonómicas en cuanto al género concreto en que se debe encuadrar a esta bella anátida, a mi particularmente, en lo referente al significado etimológico de su denominación científica, me parece mucho más razonable destacar su principal característica anatómica, es decir su enorme pico, y de ahí lo de “spatula”, cuchara, que el anterior de “Anas clypeata”, cuyo significado etimológico proviene de los términos latinos “anas-atis”: pato y que resulta mucho más genérico.
El lugar donde he podido realizar éste reportaje fotográfico ha sido en la denominada charca (o laguna) de Verdicio (Gozón. Asturias) en donde el primer día (10/01/2024) habían llegado un grupo de ocho ejemplares entre los que destacaban un macho con plumaje nupcial, otro con el de eclipse, hembras adultas y varios inmaduros de ambos sexos. Se trata de un privilegiado entorno de charcas intermareales de escasa profundidad que, a raíz de las últimas lluvias del otoño y primeras de invierno, se encuentran en un inmejorable estado para el adecuado hábitat de las anátidas. Allí desemboca también el arroyo de Budores que también le aporta agua dulce a la salinidad que le proporciona las subidas y bajadas de las mareas o las filtraciones del agua del mar a través de la barra arenosa.
Ese día el comportamiento de ese nutrido grupo fue bastante nervioso y desconfiado ante la presencia humana que, de cuando en cuando, pasaban por ambos márgenes de la charca - en ocasiones con mascota incluida - para acceder al arenal de la playa de Verdicio, lo que les hacía levantar el vuelo a veces para volver a posarse a escasos metros o tras dar una pequeña vuelta aérea por la zona.
Trascurridos unos días, pude comprobar que los dos machos y dos inmaduros se habían marchado definitivamente, quedándose cuatro hembras durante muchos más días pero, ahora ya, con un comportamiento mucho más tranquilo y más adaptados al ocasional transito humano.
En cualquier caso esos primeros días me permitieron fotografiar los diferentes tipos de plumaje de esta especie de anátida en la que destacaba por su bello y conspicuo plumaje, el macho con plumaje nupcial al que aún se le podía apreciar algún pequeño resto de su anterior plumaje de transición.
Como mucho de vosotros ya sabréis, el Cuchara común es un pato zambullidor que regularmente nos visita en los periodos migratorios y que en los últimos años ha experimentado un importante incremento tanto de sus poblaciones, como de su área de distribución. Nuestro país se encuentra en el borde mismo de su área de distribución europea y tan solo se reproducen un escaso número de parejas, aunque afortunadamente, parece ser que su tendencia va en aumento.
Se trata de un pato de complexión robusta y tamaño mediano, que viene a tener una longitud de unos 44-52 cm, con una envergadura de unos 73-82 cm y un peso medio de unos 600 gr. La esperanza de vida oscila entre los 10 y los 20 años. Existe un gran dimorfismo sexual en esta especie. No se reconocen subespecies.
Como acostumbra a ocurrir en la mayoría de las anátidas de nuestro entorno, a la hora de describir al macho de esta especie hay que diferenciar claramente dos tipos de plumaje que exhiben a lo largo del año, uno, el de eclipse y otro, el de la época nupcial, que es mucho más vistoso. También habría que mencionar al macho inmaduro o juvenil, con un plumaje mas parecido al de las hembras pero con el iris amarillento en vez de oscuro.
En esa época nupcial la cabeza y el corto cuello son de color verde botella oscuro muy brillante que visto a distancia parece negro y que contrasta notablemente con el color blanco de las plumas de la base del cuello, pecho y dorso-laterales del pecho y el color castaño de los flancos y el vientre.
Por la parte superior son de un color sepia oscuro con reflejos verdosos en el obispillo y plumas cobertoras de la cola. En su visión lateral resaltan unas largas escapulares de color blanco, verde oscuro y pardo, mientras que las coberteras son de color azulado.
Las plumas primarias son de color gris oscuro y en las secundarias tienen un ancho espejuelo de color verde brillante bordeado por una banda blanca por delante. Este espejuelo, verde brillante, resulta particularmente visible cuando vuela y puede ser visto por encima.
La zona caudal está dividida en dos zonas, la anterior que es blanca y la posterior que es negra.
Pero sin duda la característica anatómica más llamativa de este pato la constituye su enorme pico de hasta 7 cm de longitud, muy ancho y de color negro. Su inconfundible forma queda reflejada en su denominación científica (espátula) y común (cuchara).
Los ojos son pequeños, tienen el iris de color amarillo intenso con una pequeña pupila negra y contrastan bastante sobre el fondo verde oscuro de la cabeza.
La cola es corta y tiene las plumas rectrices de color blanco.
Las patas son de color naranja y tienen los dedos palmeados.
Los machos con el plumaje de eclipse (finales del verano) tienen un plumaje pardo muy parecido al de las hembras aunque algo más oscuro (rojizo) especialmente en la cabeza, el dorso, los flancos y el vientre. Mantienen el color azul pálido en la parte superior del ala anterior.
Conservan el iris amarillo y tienen el pico de color pardo como las hembras pero sin las manchas oscuras que posee en los bordes laterales el de las hembras adultas.
Las hembras tienen el plumaje muy parecido al de las hembras del Ánade real o azulón, de las que se diferencian claramente por su enorme pico. Su plumaje es de color pardo sombreado y rayado en distintos tonos, lo que les permite para pasar inadvertidas durante la incubación.
El vientre es pardo oscuro que contrasta notablemente con el blanco de la parte inferior de las alas. La parte superior y anterior de las alas es de color gris pálido apagado.
Al verlas volar se puede apreciar que tienen el espejuelo de un color gris verdoso más apagado que el de los machos, sin borde posterior blanco y una banda blanca delante que se hace más estrecha hacia el lado del cuerpo. Las rectrices de la cola son blancas.
Tienen el píleo de color pardo oscuro, una ceja blanquecina que va desde la base del pico hasta la nuca y una pequeña lista ocular marrón oscura en la parte trasera del ojo.
El pico es como el de los machos pero es de color pardo anaranjado algo más oscuro en su parte superior y a veces con alguna mancha más oscura.
Los ojos son pequeños y el iris de color marrón oscuro.
Las patas son anaranjadas y con los dedos palmeados.
Los jóvenes son muy parecidos a las hembras, aunque tienen el píleo, la parte posterior del cuello y las regiones dorsales más oscuras.
Los flancos tienen unos tonos más rojizos y el vientre algo más pálido. El pico es completamente oscuro. El iris de los ojos en los machos jóvenes es amarillo y pardo en las hembras.
El Cuchara común es un ave migratoria que cría en las regiones septentrionales de Eurasia y Norteamérica, y pasa el invierno en el sur de Europa y Asia, África, la mitad sur de Norteamérica y la región caribeña.
En España son invernantes habituales y tan solo se reproduce en escaso número y de forma localizada en algunos puntos de Extremadura, Andalucía y el norte peninsular, así como en las marismas del Guadalquivir, las tablas de Daimiel, el delta del Ebro y ciertos humedales levantinos. En Asturias la única localidad donde se ha confirmado la nidificación, es la Ría de la Villa en los años 1991, 1994, 1996 y probablemente también en 1997.
A partir del mes de septiembre que empiezan a llegar a la Península Ibérica, el plumaje de los machos no es aún muy destacado y muchos aún presentan el plumaje en eclipse. Proceden de las costas del mar Báltico, el mar del Norte y de Centroeuropa y su presencia durante el invierno en nuestro país es bastante frecuente en numerosas zonas propicias, aunque es mucho más abundante en las regiones mediterráneas, La Mancha húmeda y las marismas del Guadalquivir.
En todo caso, tanto la población reproductora como la invernante están sujetas a grandes variaciones interanuales, condicionadas por los cambios en los niveles hídricos de los humedales donde viven.
Sus hábitats preferidos fuera de la época de cría son los humedales, marismas, albuferas, lagunas y embalses, siempre que cuenten con abundante vegetación acuática y aguas someras.
El Cuchara común, también conocido como Pato cuchara, es un pato nadador que se alimenta en la superficie del agua para ello mantiene la cabeza baja, el cuello recogido y el pico en el agua casi horizontal moviendo su cabeza de un lado a otro, así filtra el agua y el limo reteniendo la comida (diminutas plantas y animales). Esta adaptación evita la competencia con otros patos de superficie con los que coincide la mayor parte del año. Este tipo de alimentación hace que las charcas de aguas someras con fondo lodoso ricas en invertebrados, sean su hábitat preferido.
La peculiar forma aplanada del pico tiene en sus bordes unas laminillas que se asemejan a las púas de un peine que le sirven para filtrar a través de ellas el agua y el limo y así retener todo tipo de materia vegetal y pequeños organismos como insectos y sus larvas, moluscos, pequeños crustáceos, así como plancton, algas, plantas y semillas de plantas acuáticas, que le sirven de alimento. Para llevar a cabo ese filtrado se ayuda de la lengua para empujar fuera el agua que ha quedado dentro de su pico.
Cuando se encuentra en aguas más profundas, en lugar de utilizar esta técnica, bascula sobre su cuerpo como cualquier pato de superficie dejando sólo fuera la parte trasera, para arrancar del fondo la vegetación sumergida. Se zambulle también poco, aunque en ocasiones y posiblemente debido a la inesperada aparición de insectos entre la vegetación acuática del fondo lo hace muy continuadamente. En ocasiones pasta en campos de cultivo, arrozales o pastizales, donde suele agruparse en grandes bandos.
Al igual que hacen otras anátidas invernantes, tienen una conducta que es muy habitual y es la de pasar el día descansando en aguas libres profundas y tranquilas y al atardecer vuelan en bandos a sus lugares de alimentación.
En tierra se mueven torpemente, pero son activos voladores, particularmente en primavera, cuando la pareja vuela en círculo sobre su territorio en vuelo de cortejo.
Como la mayoría de los patos zambullidores, el Cuchara común es capaz de alzar el vuelo fácilmente desde el agua sin necesitar coger carrerilla previa como lo hacen los patos buceadores.
En su silueta en vuelo, llama la atención su pequeño cuerpo con una cabeza grande (por el pico) y sus alas largas y finas que aparecen insertadas muy atrás en el cuerpo. Por otra parte, en vuelo su espejuelo verde brillante y blanco es inconfundible.
El Cuchara Común es una especie bastante silenciosa, pero los machos al volar emiten un breve sonido en tono bajo “tuck, tuck”. Las hembras son más ruidosas emitiendo voces tipo “cuac” no muy diferentes de los demás patos.
El periodo de reproducción lo realizan entre los meses de abril a mayo. Acostumbran a criar en zonas de aguazales, lagunas o marismas con praderas, campos de cultivo o bosquetes abiertos próximos en donde construyen el nido en alguna depresión profunda del suelo seco situada cerca del agua a la que recubren con plumón, hierba y otros materiales de origen vegetal. A pesar de no ser coloniales, es frecuente que instalen sus nidos a escasa distancia unos de otros.
La puesta se compone normalmente de 8-12 huevos. La incubación que sólo es llevada a cabo por la madre, dura entre 22 y 24 días aproximadamente. Las crías, alimentadas por la hembra son nidífugas y a las pocas horas de nacer abandonan el nido aunque permanecen junto a la madre durante cerca de 1 mes. Cuando tienen unos 40-45 días de vida ya pueden volar.
Las principales amenazas que en la actualidad tiene esta especie pasan por factores como la sobre explotación de algunos acuíferos, la contaminación con plaguicidas y fertilizantes consecuencia de la intensificación agrícola, y el desarrollo de planes urbanísticos o de regadío han alterado en nuestro país importantes humedales para la reproducción de esta anátida (deltas del Ebro y del Llobregat, lagunas de Villafáfila, marismas litorales, etc.). A estos problemas se une la elevada eutrofización de ciertas zonas húmedas y la presión cinegética a que se ve sometida la especie en algunas comunidades autónomas.
El Cuchara común se incluye en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría de “Casi amenazado”.
Vaya pedazo de entrada sobre los cucharas. Enhorabuena.
ResponderEliminarTú amabilidad me abruma. Muchas, muchas gracias.
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