A lo largo de éste mes de marzo que acabamos de finalizar, he podido realizar algunas salidas fugaces de pajareo por una de las zonas habituales para mí, me estoy refiriendo al Cabo Negro (Gozón. Asturias) donde pude conseguir las fotografías que ahora comparto en ésta entrada.
La primera especie a la que conseguí fotografiar fugazmente el pasado miércoles 29 de marzo, fue éste guapo ejemplar de Gavilán común (Accipiter nisus) que andaba de caza por los prados recién segados de la zona.
Se trata de un ave rapaz bastante difícil de observar y aún más difícil de fotografiar, sobre todo cuando realiza incursiones sumamente rápidas para cazar algún ave paseriforme que en ésta época se alimentan en esas zonas.
Como muchos ya sabréis, el Gavilán común (Accipiter nisus) es una pequeña especie de ave rapaz que se alimenta de otras aves (ornitófaga). Se trata de un gran depredador, silencioso, extremadamente efectivo y que no se deja ver fácilmente.
Hace ya un tiempo que se encontraba englobada en el orden de los “Falconiformes”, si bien revisiones genéticas lo han situado a día de hoy en el grupo taxonómico de las “Accipitriformes”, y a su vez en la familia "Accipitridae". Los ejemplares adultos presentan un gran dimorfismo sexual, es decir, diferencias anatómicas según el sexo, y en este caso, como acostumbra a pasar con otras aves rapaces, es la hembra más corpulenta que el macho. Alcanza hasta un 25 % más de tamaño, con una envergadura entre 67-80 cm y alrededor de 300 gr de peso. Los machos no suelen superar los 190 gr de peso.
Sus presas preferidas son pequeñas aves, incluso sus crías, aunque es capaz de cazar eventualmente otras de gran tamaño, hasta de medio kilo. Se cuentan entre sus opciones estorninos, zorzales, gorriones y mirlos. Los pájaros de pequeño porte suponen hasta el 97 % de sus elecciones dietéticas. Las presas de mayor tamaño (de hasta 150 gr de peso) suelen ser atacadas por las hembras.
Para conseguir cazar a unas presas tan pequeñas y escurridizas, esta rapaz ha adquirido algunas adaptaciones tendentes a facilitar su movilidad en las intrincadas espesuras boscosas, como la posesión de alas cortas, anchas, redondeadas y una cola particularmente larga, con el extremo rectangular y con una base estrecha, que le otorgan una gran capacidad de maniobra y de aceleración.
Los ejemplares adultos de ambos sexos tienen las partes dorsales y el píleo de un color grisáceo pizarroso bastante intenso pero mucho más azuladas en los machos que en las hembras. Las partes ventrales son de un tono rojizo con barrado transversal negro en los machos y blanquecinas con el mismo rayado en marrón o en gris en las hembras.
Las mejillas en los machos son rojizas mientras que en las hembras son blancas o marrones claras. El iris del ojo en la hembra siempre es amarillo o amarillo anaranjado y el los machos adultos puede llegar a ser rojo o anaranjado. Sobre el ojo presentan una leve línea blanca a modo de ceja que en el caso de las hembras es más grande, pálida y se hace más evidente. El pico es negro con la cera amarilla. Las patas son finas, amarillas, con uñas negras y con los largos tarsos sin emplumar.
Su hábitat habitual suelen ser los bosques húmedos y densos como robledales, los hayedos montanos y los pinares, pero también áreas boscosas cercanas a poblados humanos.
Otra especie a la que he podido fotografiar estos días ha sido al Aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus). El día 05/03/2023 localice a este ejemplar que me parece se trataba de una hembra joven.
Mucho más llamativo en lo que a su plumaje se refiere fue este ejemplar de macho que localice y pude fotografiar el pasado día 30/03/2023 cicleando por la zona en busca de alimento.
Este grupo de aves de la familia “Accipitridae” y del género “Circus”, está constituido por rapaces de tamaño medio y alas y cola larga, que se caracterizan por realizar habitualmente vuelos a baja altura, con lentos aleteos y frecuentes planeos, mientras “patrullean” sus territorios favoritos de caza (carrizales, marjales, prados, lagunas, estepas..) a la búsqueda de sus habituales presas (roedores, insectos, reptiles, pequeñas aves…).
Esta interesante rapaz pertenece al selecto grupo de los aguiluchos que habitualmente podemos ver en nuestro país: el A. lagunero occidental, el A. pálido (“Circus cyaneus”), que están presentes en nuestro territorio durante todo el año, y el A. cenizo (“Circus pygargus”) que nos abandona durante el invierno.
De los tres aguiluchos mencionados, el Aguilucho lagunero occidental es el de mayor tamaño y todos ellos se caracterizan también por presentar un acusado dimorfismo sexual, siendo la hembra de mayor tamaño, más pesada y con plumaje distinto al del macho.
Otra de las aves rapaces que recientemente nos visita procedente del continente africano, es el Milano negro (Milvus milvus). 31/03/2023.
A mi particularmente me resulta muy difícil ver a éstas rapaces volando y no intentar fotografiarlas a la vista de la gran belleza que atesoran. 30/03/2023.
Al observarlos volando fácilmente podemos apreciar que tienen un vuelo muy ágil, planeando y realizando frecuentes giros por medio de unos mínimos movimientos de giro o retorcimiento de su peculiar cola, la cual utilizan a modo de timón.
En éstas fechas aprovechan las zonas con los prados recién segados para realizar vuelos a baja altura en la búsqueda de alimento, lo cual te brinda una estupenda oportunidad para poder fotografiarlos.
Compiten en esa tarea habitual con dos especies residentes habituales de esas zonas, como es el Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) y el Busardo ratonero (Buteo buteo). 31/03/2023.
Pero el principal protagonista de ésta nueva entrada he querido que no sea un ave de las que he disfrutado observando estas pasados días por la zona del Cabo Negro, sino de un pequeño mamífero con el que tuve un casual encuentro cuando andaba de pajareo.
Se trata de ésta guapa Marta (Martes martes) que me sorprendió con su cercana presencia en un prado de la zona el día 22/03/2023.
Su presencia hizo que me quedara absolutamente paralizado mientras disparaba mi cámara de fotos, para así evitar que me detectara y abandonara esa posición, ya que son unos animales que tienen muy desarrollado el sentido del oído y el del olfato. Erguida sobre sus dos patas traseras me regaló unas cuantas poses en las que apreciar su gran belleza e incluso tuvo el detalle de sacarme la lengua.
Tan inesperada para mí fue su presencia que en principio me hizo dudar de si se trataría de un familiar suyo mucho más frecuente en nuestro país como es la Garduña (Martes foina) cosa que enseguida pude descartar al apreciar, entre otras, el característico color cremoso-amarillento (blanco en las garduñas) de la mancha que a modo de babero ocupa su garganta, cuello y pecho.
He de reconocer que en mi corto conocimiento sobre los mustélidos, tenía la idea de que el hábitat que frecuentan las martas acostumbra a ser lo más profundo de los bosques de hayas, robles, coníferas o mixtos y apartados del medio humano, pero no en una zona como esa de muy escaso arbolado, presencia humana cercana y dedicado fundamentalmente al cultivo.
No sólo eso, sino que además, según tengo entendido, se trata de unos animales con hábitos crepusculares y nocturnos y en éste caso eran las 11:00 am aproximadamente cuando apareció.
La Marta (Martes martes) es una especie de mamífero carnívoro de la familia “Mustelidae”. Es común en casi toda Europa, así como en algunas zonas de Oriente Próximo.
En España están presentes en una estrecha franja del norte de la Península que va desde Galicia hasta Lérida y también en las islas de Mallorca y Menorca.
Tienen un cuerpo alargado que puede llegar a medir 75 cm de longitud de los cuales unos 50 cm aproximadamente corresponden a la cabeza y el cuerpo juntos y 25 cm a la cola. Su altura es de aproximadamente 25 cm y su peso puede alcanzar los 2 kg. No existe dimorfismo sexual en esta especie aunque los machos son algo más grandes y pesados que las hembras. Se trata del mustélido de mayor tamaño de los que habitualmente podemos encontrar en nuestro país.
Por la parte superior y los flancos son de color pardo-rojizo oscuro. Tienen una mancha a modo de babero que ocupa la garganta, el cuello y el pecho y que es de color cremoso, amarillento o anaranjado; este babero está menos contrastado durante el verano. Por la parte inferior son de un color pardo-rojizo algo más claro que el del resto del cuerpo.
La cabeza es pequeña, ancha y puntiaguda y es de color pardo-rojizo. El hocico es puntiagudo pero no muy largo, a ambos lados tiene unos bigotes que están formados por unas cerdas semirígidas de color negruzco y en su extremo tiene una zona de piel sin pelo que existe alrededor de las fosas nasales de color negruzco, lugar donde se encuentran los dos orificios nasales. Tienen los colmillos bastante desarrollados y puntiagudos.
Las orejas están erectas; son anchas, cortas, tienen una forma triangular pero con la punta bastante redondeada y tienen todo el reborde de la cara anterior de color blanquecino. Los ojos son pequeños y son de color marrón muy oscuro.
Las patas son cortas, son de un color pardo-rojizo más oscuro que el del cuerpo y acaban en unas zarpas que tienen 5 dedos provistos de unas fuertes uñas negras ligeramente curvadas que son semi-retractiles y que por su parte inferior están recubiertas de pelo que le permiten caminar sobre la nieve blanda y dibujan una huella típica difuminada.
La cola es larga y voluminosa debido al pelaje que posee, mide unos 25 cm de longitud y es de color pardo-rojizo.
Tienen hábitos nocturnos, suelen vivir en los árboles y se alimentan de pequeños mamíferos, pequeñas aves, reptiles, anfibios e insectos y sus larvas. También comen algunos frutos y huevos y pollos de pájaros.
Estos pequeños carnívoros están perfectamente adaptados para vivir en el bosque, gracias a su gran habilidad para trepar, saltar y moverse entre los árboles, utilizando su larga y peluda cola para mantener el equilibrio. La Marta asciende por los troncos abrazándolos, como las ardillas, siendo capaz de lanzarse al vacío desde copas situadas a 20 m de altura.
Una interesante curiosidad de ésta especie y de la mayoría de los mustélidos en lo que a su reproducción se refiere, es que para aumentar sus posibilidades de supervivencia y evitar que las crías nazcan durante el invierno, han desarrollado lo que se conoce como implantación diferida del embrión.
Su periodo de verdadera gestación dura 35 días aproximadamente pero aunque las cópulas las llevan a cabo entre los meses de junio y agosto el óvulo fecundado permanece latente durante unos 7 meses, hasta febrero o marzo, que es cuando se implanta en el útero y por lo tanto los partos no se producen hasta marzo o abril.
Buena colección de fotografías pero el encuentro con la marta fantástico y las fotos una gozada. Enhorabuena. No es nada fácil pillarla. En el norte de la provincia de Zamora tenemos el límite más al sur de las martas. Aquí es muy complicado verla de día. Un saludo.
ResponderEliminar. Muchas gracias
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