domingo, 10 de abril de 2022

Un “ilustre” visitante por la ría de Avilés. Martinete común (Nycticorax nycticorax).

Comienzo ésta nueva entrada compartiendo con los que os dignáis a visitar éste blog el reportaje fotográfico que a lo largo de varias visitas he podido realizar a una especie de ave ciconiforme de la familia de los ardeidos, extendida prácticamente por todo el mundo a excepción del continente australiano, pero que en Asturias no es muy habitual que digamos. Me estoy refiriendo al Martinete común (Nycticorax nycticorax) una garza un tanto extraña con unos claros hábitos crepusculares y nocturnos.



Al día de hoy, ese ejemplar de segundo año, permanece en la misma ubicación en la que hace aproximadamente un mes le descubriera, no sin dificultades, Gaspar Sutil Juan y que nos ha permitido a un buen número de aficionados poder disfrutar de su cercana presencia.



Una ubicación nada fácil de localizar máxime cuando el ave permanece, durante las horas de luz en las que puedes intentar fotografiarla, prácticamente inmóvil, medio dormida, entre un enramado curioso y a una cierta distancia. A pesar de ello no he querido dejar pasar de dar testimonio gráfico en mi blog de esa “ilustre” visita.



Su nombre científico que deriva del griego (Nycticorax: nykte; noche + korax –akos; cuervo) significa "cuervo de noche" por el grito que emite similar al del cuervo y porque es una garza de hábitos crepusculares y nocturnos ya que inicia su actividad cuando el resto de los componentes de su familia se retiran a descansar. Es entonces cuando esta ave de bello plumaje se dirige hacia sus cazaderos habituales, donde captura peces, anfibios y grandes invertebrados acuáticos. A la vista de esto no es de extrañar que en Asturias se la conozca como “Garcina de nueche”.



Durante el día acostumbra a permanecer inactivo a no ser en época de nidificación, en la que vuela al descubierto incluso a pleno sol. Oculto en los árboles y arbustos que crecen cerca del borde de cursos de agua, marismas y lagunas, no abandona su refugio hasta la caída de la tarde. Si se le sorprende en su retiro, apunta con el pico hacia el cielo o se mantiene rígido e inmóvil, pretendiendo así pasar desapercibido.



El Martinete común es una garza de mediano tamaño que mide unos 58-65 cm. de longitud y tiene una envergadura de entre los 90-100 cm. Su peso oscila entre 750 y 1.000 gramos. No existe dimorfismo sexual en esta especie.

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Por la parte superior, el capirote, el dorso y parte de las alas, son de color gris pizarroso oscuro pero que puede tornarse casi negro según varíe la incidencia de la luz.



La parte inferior y los flancos son de color blanco. En la cara, alrededor de los ojos, tienen una zona de piel desnuda que es de color azul.



Durante la época reproductiva presentan tres largas plumas blancas de hasta 24 cm de longitud, que nacen en la nuca y cuelgan por la espalda. Éstas plumas son más cortas en las hembras.



El pico es de tamaño medio, grueso y puntiagudo, de color verdoso en la base y negro en la parte superior. Los ojos tienen el iris de un llamativo rojo coral con una gran pupila negra.



El cuello blanco o blanco grisáceo, es exageradamente corto a diferencia del de otras ardeidas. La cola es muy corta.



Las patas son de tamaño medio y de un color amarillo claro que se intensifica en la época de reproducción. Los dedos son extremadamente largos.



Las alas y la cola son grises, anchas y redondeadas.

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Realizan un vuelo pausado y elegante presentando una silueta muy compacta, con la parte trasera corta, pies poco visibles y alas relativamente cortas y redondeadas. Lo hacen con el cuello estirado a diferencia de las garzas que lo hacen con el cuello retraído.

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Los jóvenes por la parte superior son de color marrón achocolatado con motas blanquecinas en el dorso. Por la parte inferior son de color grisáceo rayado de marrón oscuro. Tienen los ojos de color naranja. En las alas también tienen motas de color blanquecino. Existen diferentes plumajes de transición hasta llegar a alcanzar la librea de adulto.

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Su reclamo, como ya comenté al principio, consiste en un graznido ronco parecido al que emite el cuervo cuando vuela, lo que da origen a su nombre científico.



Se distribuyen por todos los continentes (Europa, África, Asia y América) excepto por el australiano.


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En España hay una minoría que es residente habitual pero la mayoría llegan desde África durante el período estival para reproducirse, permaneciendo entre nosotros de marzo a octubre, para emprender entonces un viaje migratorio que los llevará hasta sus zonas de invernada en África tropical.



Nuestro territorio, incluyendo Baleares y Canarias, acoge aves en dispersión y recibe también un importante paso migratorio de individuos centroeuropeos, algunos de los cuales se suman al escaso contingente invernal.



La distribución de esta pequeña garza en España está asociada a los tramos medios y bajos de los grandes ríos peninsulares y sus principales afluentes, así como a los humedales de la fachada mediterránea, incluidas las islas Baleares y la costa sur. Falta, sin embargo, en extensas regiones, como la totalidad de la cornisa cantábrica, Galicia, el área pirenaica, el este de Castilla y León y de Castilla-La Mancha, el sur de Aragón y buena parte del sureste peninsular. En invierno aparece en escaso número en el bajo Guadalquivir, así como en las cuencas del Tajo, Guadiana, Júcar y Ebro, fundamentalmente, y también en las islas Baleares.


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Sus hábitats son los humedales, preferentemente de aguas dulces de ríos y lagos donde haya abundante vegetación ribereña, también se les ve en albuferas, arrozales y marismas.



Se alimentan principalmente de peces, moluscos, crustáceos, anfibios, insectos y ocasionalmente de pequeños roedores.



Su técnica de caza preferida es el acecho desde la orilla del agua o desde una rama baja, donde aguarda inmóvil a que alguna presa se ponga a su alcance, momento en el que la atrapa con un rápido movimiento del cuello.



La época de reproducción se realiza entre los meses de abril y junio. Forman ruidosas colonias, normalmente junto a garcillas, garzas y garcetas.



Construyen el nido en árboles o matorrales altos próximos al agua. La plataforma es construida por la hembra con material aportado por el macho y resulta generalmente mayor que los nidos de la Garceta común o la Garcilla cangrejera.



La puesta puede oscilar entre 3-5 huevos de color verde azulado claro. La incubación dura unos 21 días aproximadamente y es llevada a cabo por ambos sexos con mayor dedicación por parte de la hembra. Al cabo de unos 21 días las crías abandonan el nido durante el día pero regresan a él para dormir.



Entre sus principales amenazas están la destrucción de humedales, construcción de embalses o los planes hidrológicos a gran escala pueden suponer un importante factor limitante para el mantenimiento de las poblaciones. También hay que destacar las molestias ocasionadas durante la época de nidificación, que pueden provocar su abandono. El Martinete común aparece incluido en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

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