Aquella mañana del día 04/03/2021 que anduve de pajareo por la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa (Asturias) y que, entre otras, pude fotografiar en el entorno de las charcas del Salin-Cierrón a dos de los protagonistas de mis recientes entradas al blog, la Cerceta común y el Zampullín común o chico, también tuve la oportunidad de realizar un extenso reportaje fotográfico a la protagonista de ésta nueva entrada, la Garceta común (Egretta garzetta).
Se trata una de esas aves a la que los aficionados a la fotografía de aves, dada su abundancia y la facilidad de encontrarnos con ella, habitualmente no le prestamos demasiada atención, pero de la que no cabe duda que atesora una gran belleza y fotogenia.
En ésta ocasión me encontraba yo tranquilamente observando en las someras aguas de la ría a una Garza real que en la distancia estaba adoptando unas posturas típicas para dar caza a algún pececillo o invertebrado acuático, cuando...
...de improviso apareció volando y posándose a escasos metros de mi posición la protagonista de ésta entrada, una Garceta común (Egretta garzetta) que en Asturias la conocemos como Garcia blanca.
A partir de ese momento y tal vez debido a mi posición algo oculta y mi inmovilidad, empezó a ofrecerme todo un espectáculo de posturas y movimientos propios de las maniobras de pesca que habitualmente utilizan los componentes de ésta bella especie.
Normalmente para pescar a sus presas acostumbran a permanecer inmóviles acechando a su presa con el pico apuntando hacia el agua y cuando la presa se pone a tiro estiran su cuello mediante un movimiento rapidísimo haciendo que el pico se proyecte sobre ella como si fuera un arpón.
Estas maniobras que repetía continuamente se vieron favorecidas desde el punto de vista estético y fotogénico con la presencia de unos bellos reflejos en el agua.
Unos reflejos que incluso me hicieron pensar si realmente ella estuviera viendo reflejada su figura en el agua y lanzara sus ataques a un posible contrincante de su misma especie.
Sentimientos que rápidamente se fueron disipando una y otra vez, cuando tras los violentos picotazos era capaz de obtener sus recompensas de lo que parecían ser pequeños crustáceos o alevines de pececillos.
Una vez picoteadas sus presas, las maniobras habituales eran la de realizar una fuerte sacudida lateral con su largo cuello para evitar cualquier posibilidad de escape de sus presas y poderlas deglutir a continuación sin problemas.
Aunque no siempre se limita ésta especie a pescar pequeños crustáceos o alevines de pececillos, en alguna que otra ocasión he tenido la oportunidad de inmortalizarla pescando algún pez de cierta entidad.
En esa ocasión que pude captar el pasado año (29/05/2020) en la playa de Bañugues (Gozón. Asturias) no requirió la habitual fuerte sacudida de su presa para podérsela comer, tan solo requirió esperar a que el pez dejase de coletear por la simple apnea.
En capturas de peces de cierto tamaño, lo que si se hace necesario e imprescindible es acomodarlos con pequeños movimientos del pico para poderlos deglutir con la cabeza en primer lugar, ya que de lo contrario las escamas y la propia aleta dorsal que tienen imposibilitaría el deslizamiento por la garganta del ave.
Una vez lograda la posición adecuada, la deglución no les ocasiona el más mínimo problema como puede apreciarse en las imágenes.
Otra de las técnicas que utilizan habitualmente consiste en ir caminando por las aguas someras y realizando paradas durante las cuales remueven el fondo con sus patas con el fin de espantar y así poder detectar a sus posibles presas.
En otras ocasiones, utilizan la estrategia de dar pequeños saltos sobre la superficie del agua, desplegando sus alas en su totalidad con el mismo objetivo de hacer que se muevan sus potenciales presas.
Unas posturas que te permiten observar en todo su esplendor su bello y níveo plumaje y obtener unas imágenes guapas.
Otra de las ventajas con las que pude contar es la de que en esta temporada primaveral lucen sus mejores galas exhibiendo su plumaje nupcial en el que se les puede apreciar las plumas filamentosas, desflecadas y esponjosas que les cubre el pecho y el dorso y que se ponen de manifiesto en especial cuando ahuecan esos penachos de plumas ornamentales o los mueve el viento.
También en ésta época nupcial exhiben un penacho de dos plumas largas y estrechas de unos 15 cm de longitud que crecen en la parte de la coronilla y cuelgan por detrás del cuello.
Observando esos penachos de plumas ornamentales de la cresta y del pecho y dorso, no es de extrañar que ya desde el siglo XVII fueran muy solicitadas para decorar sombreros de señoras, siendo en el siglo XIX cuando se registró una mayor demanda. Era tal la demanda que granjas de cría de esta especie se establecieron de manera que los ejemplares podían ser desplumados sin necesidad de sacrificarlos.
La Garceta común (Egretta garzetta) es una garza de mediano tamaño que presenta un aspecto esbelto y elegante con una longitud de entre 55-65 cm y una envergadura de entre los 88-106 cm, siendo su tamaño algo mayor que el de la Garcilla bueyera. El peso puede llegar hasta los 550 gr. No hay dimorfismo sexual en esta especie, siendo los machos ligeramente mayores que las hembras. Pertenecen al orden de las “Pelencaniformes”, familia “Ardeidae” y género “Egretta”.
Presentan un plumaje enteramente blanco.
En la cara tienen una franja de piel desnuda de color gris azulado o verdoso que une la base del pico con el ojo y que se vuelve de color verdoso amarillento en época reproductora.
El cuello es largo y sinuoso
El pico es largo y de color negro, excepto en la base de la mandíbula inferior que es de color gris verdoso. El cuello es largo y sinuoso y el pico negro en todas las estaciones, únicamente verdoso en la base en invierno.
Los ojos tienen el iris de color amarillo con una gran pupila negra.
La cola es corta, es de color blanco y por encima de ella sobresalen las plumas escapulares de las alas.
Las patas son largas y de color negro, excepto los pies y los dedos que son de un característico color amarillo brillante, dando un fuerte contraste que permite una rápida identificación de la especie en vuelo.
Los jóvenes son parecidos a los adultos no reproductores pero no tienen plumas alargadas, sus patas son negro-verdosas, el pico algo parduzco y los pies son de un amarillo menos intenso.
Al igual que otras garzas cuando vuelan lo hacen con el cuello recogido en forma de “S” y las patas estiradas sobresaliendo por detrás de la corta cola, lo que les diferencia de las espátulas, cigüeñas, grullas y avetoros que lo hacen con el cuello estirado.
Suelen utilizar dormideros a los cuales se dirigen al anochecer en grupos de mayor o menor tamaño, siempre por las mismas rutas.
Se distribuye ampliamente por el sur de Europa, sur y este de Asia, África y Australia. En Europa se distribuye fundamentalmente en torno al Mediterráneo, con las poblaciones más importantes en Italia, Francia, Turquía y península Ibérica y con tendencia al incremento poblacional.
En nuestro país se localiza la mayor población reproductora del oeste de Europa y existen dos poblaciones reproductoras aisladas entre sí: una oriental, que incluye las colonias reproductoras de los humedales y arrozales mediterráneos y de la cuenca del Ebro hasta el Cantábrico (Murcia, Comunidad Valenciana, Baleares, Cataluña, Aragón, Navarra, País Vasco y Cantabria), y otra occidental que integra tanto a las colonias de las zonas húmedas y arrozales suratlánticos como a las situadas en el interior de las cuencas hidrográficas del oeste peninsular (Andalucía occidental, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Madrid).
La invernada se detecta fundamentalmente en el cuadrante suroccidental de la Península y en las costas, mientras que se registra una presencia muy escasa en zonas húmedas y costas de la cornisa cantábrica. Se han descrito varias subespecies siendo la subespecie “garzetta” de distribución euroasiática y africana, la que habita en nuestro territorio.
Su hábitat es en una gran variedad de ambientes palustres pero siempre de aguas someras y tranquilas, como son las marismas, riberas de los ríos, embalses, albuferas, arrozales, lagunas y marjales con abundante vegetación arbórea y palustre.
Se alimentan fundamentalmente de pequeños peces, anfibios, reptiles, moluscos, crustáceos e insectos (tanto larvas como adultos) acuáticos y terrestres. También incluyen en su dieta lagartijas, lombrices, caracoles, pequeños mamíferos y culebras.
El periodo de reproducción lo lleven a cabo entre los meses de abril y agosto. En esa época acostumbran a formar colonias muy numerosas junto a garcillas bueyeras y martinetes u otras zancudas, como el morito común e incluso con la Espátula común.
Sitúan el nido tanto en arbustos o árboles próximos al agua, como entre la vegetación palustre. La puesta se compone de 3-5 huevos. La incubación que llevan a cabo ambos sexos, dura 22 días aproximadamente. Las crías son que son cuidadas y alimentados por los dos adultos, abandonan el nido cuando tienen unos 30 días de vida.
Los pollos son cuidados y alimentados por los dos adultos y abandonan el nido para pulular por la vegetación cercana a los 30 días de vida. En unos 40-45 días se completa su desarrollo.
Las principales amenazas que tiene actualmente ésta especie pasan por la degradación de los humedales o la reducción de su superficie. Se considera, igualmente, que la excesiva dependencia del cultivo de arroz que manifiesta puede suponer un problema de conservación a corto plazo si se modifican las superficies dedicadas a ese cultivo o los modelos de explotación. La Garceta común aparece incluida en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Vaya colección de preciosas y magníficas fotografías. Enhorabuena. Una gozada poder disfrutar la entrada.
ResponderEliminarFantásticas fotos y fantástica la información que proporcionas a cerca de esta bellísima y grácil garcilla. Saludos
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