viernes, 20 de marzo de 2020

De "pajareo" por los parques urbanos (Parte 2 y final).

Como continuación de mi anterior entrada al blog, en esta nueva voy a terminar de compartir alguna que otra fotografía de especies de "pajarillos" de los que habitualmente convivimos en nuestros parques urbanos y a los que en muchas ocasiones, ni siquiera prestamos atención.





Las primeras fotografías que hoy comparto son las del Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla), un precioso y espectacular pajarillo que, como muchos de vosotros ya sabréis, está considerado, tras su homólogo el Reyezuelo sencillo (Regulus regulus), como el ave más pequeña que tenemos en Europa.





Con un peso de entre 5-8 gr, mide unos 9 cm desde la punta del pico hasta la punta de la cola y tiene una envergadura de entre 13-16 cm. Tal vez habría que repetir estas cifras para que nos demos bien cuenta de lo diminuto que es; 5 gr y 9 cm. A modo de comparación con otro diminuto pájarillo que incluí en mi entrada anterior, el Chochin común (Troglodytes troglodytes), que mira que es pequeño, pues bien ese mide entre 9-10,5 cm, tiene una envergadura de entre 13 a 17 cm y en torno a los 10 gr de peso. En fin, que yo tengo considerado al Reyezuelo listado como un auténtico prodigio de la naturaleza dentro del amplio abanico de aves que podemos observar fácilmente en nuestro entorno.





Pero si hay algo que llama la atención de este increíble pajarillo, aparte de su pequeño tamaño, es el colorido de su cabeza, al ser una combinación de bandas blancas y negras, coronadas por una llamativa de color anaranjado en el caso de los machos y más amarillo en el de las hembras. 





Un característico diseño listado de la cabeza con su llamativo píleo de color anaranjado (machos) o amarillo (hembras) que en ocasiones erizan a modo de cresta y que está flanqueado por dos bandas negras unidas en la frente y una marcada y ancha ceja blanca que hacen contrastar aún más el píleo, sobre todo en su visión frontal. 





Ambas características quedan perfectamente reflejadas en su denominación científica (Regulus ignicapilla) que proviene del latín regulus-i: reyezuelo o pequeño rey (diminutivo de rex-regis: rey, más el sufijo diminutivo ulus) por las coronas naranjas o amarillas de los adultos y de ignis-ignis: fuego, más capillus-i: cabello, pelo, cabeza, que podríamos resumir como “el pequeño rey con fuego en la cabeza”. 





Ya en el siglo VII a.C. al Reyezuelo listado se le consideraba rey y como tal  ya aparece en una de las fábulas de Esopo en la que se explica el origen del nombre de la especie (Reyezuelo). Me vais a permitir que por lo curioso del tema y su brevedad, os lo cuente a continuación.





Existe una leyenda griega que explica el origen del nombre de la especie (Alonso, 2001). La leyenda cuenta que una serie de aves se encontraban disputándose el trono de las aves, siendo elegida aquella que volara más alto. El águila, empezó a ascender con facilidad, pero cuando le abandonaron sus fuerzas; apareció un pequeño pájaro escondido entre las plumas de la cola del águila y voló más alto que ninguna de las otras aves, pidiendo para ella el título de rey de las aves.





El pequeño tamaño y rápido metabolismo de los reyezuelos supone una necesidad constante de buscar comida para paliar sus necesidades energéticas, 





Se alimenta principalmente capturando de insectos como pulgones, polillas, orugas de lepidópteros larvas y arañas. Suele capturarlos en las ramas más finas de los árboles, aprovechando su reducido peso y tamaño, llegando a zonas inaccesibles para otras aves. Pese a poseer un régimen insectívoro muy marcado, cuando los insectos escasean, pueden comer ocasionalmente semillas, brotes y frutos carnosos. 





El vuelo lo realizan en series de cortos recorridos, que recuerda al de los páridos, aleteando rápidamente por lo que pueden suspenderse en el aire, de manera similar al cernido de otras especies.





La segunda especie de la que quiero compartir unas cuantas fotografías, es el Camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula), un pajarillo en el que, en especial en el caso de los machos, su plumaje adquiere  un colorido espectacular que más bien recuerda a al de algún pájaro tropical.





Como podemos apreciar en alguna de las siguientes fotografías, existe un marcado dimorfismo sexual en esta especie.





Los machos tienen el dorso de color gris ceniza, excepto el obispillo que es blanco. Los lados de la cara, cuello, pecho, flancos y la parte anterior del vientre son de un vivo color rojo asalmonado. El bajo vientre y la zona caudal inferior es de color blanco.





Las hembras en general son de un colorido más discreto. Al igual que los machos tienen la cabeza de color negro pero más mate. El dorso también es de color gris ceniza pero con una zona de color pardo rosáceo a la altura de las plumas coberteras.





La alimentación  del Camachuelo común es omnívora pero fundamentalmente es a base de yemas de árboles caducifolios y de frutales, botones florales, flores, semillas de frutos carnosos y frutos secos. En verano completa su dieta con insectos y orugas.





El culmen (mandíbula superior del pico) presenta el borde muy afilado, especialmente adaptado para el corte de las yemas y los brotes, de ahí el nombre de Cortabrotes, Quitabrotes, Esgromero y Picaflor, que se le da en Asturias a este pájaro. 





Es un pájaro de carácter tranquilo y poco asustadizo, sobre todo cuando se encuentra en grupos.





A pesar del llamativo colorido de su plumaje (en el caso de los machos), no siempre resulta fácil verlo. De hecho, muchas veces nos percatamos de su presencia tan sólo al oír su característico reclamo, una especie de "viup", muy lastimero, que nos advierte que por allí se encuentra este pájaro. De no ser por ello, es fácil que su presencia pase desapercibida, dada su discreción y la costumbre de estar oculto entre el follaje de árboles, arbustos y matorrales.





Acostumbran a criar en bosques mixtos y caducifolios (hayas, avellanos, robles, abedules, etc.) con abundante sotobosque de boj o arbustos espinosos, sotos fluviales. También los podemos encontrar en zonas con matorrales, jardines, parques, huertos y campos de árboles frutales (melocotoneros, ciruelos, etc.). Es más abundante en lugares próximos a cursos de agua.





Otro de los protagonistas que pude fotografiar fue al Verderón común (Chloris chloris), un potente y robusto fringílido bastante habitual en nuestros parques con un bello plumaje con diversas tonalidades de verdes .





Aprovechándose de estar dotado de un fuerte y ancho pico, no desaprovechaba la ocasión para alimentarse de las abundantes semillas depositadas en el prado.





Otro de las especies de pájaros que habitualmente podemos ver en nuestros parques urbanos, es el Zorzal alirrojo (Turdus iliacus). Obtuve de él la mayoría de estas fotografías a finales del pasado mes de diciembre cuando las condiciones climáticas del invierno eran las propias de la temporada y en muchos países europeos se padecía una buena ola de frío, y como consecuencia, el alimento por esas latitudes se hace más difícil de conseguir al estar cubierto por la nieve y el hielo.





Aunque se trata de una especie que cría en latitudes bastante altas de Europa (Islandia, Escandinavia) y Asia (este de Siberia), en las temporadas invernales más crudas migra hacia el centro sur de Europa y, aunque en escaso número, la podemos observar en nuestro país, en especial en el tercio norte de la península.





Se trata pues de una especie exclusivamente invernante en España en la que apenas existe dimorfismo sexual y cuyas características anatómicas más destacadas son la presencia de una conspicua y ancha lista superciliar de color blanco cremoso, que va desde la base de la mandíbula superior hasta la nuca, así como una subbigotera (por debajo de la mejilla), también de color blanco cremoso, que nace junto a la base de la mandíbula inferior y se dirige hacia la parte inferior de la garganta.





Pero, sin duda, su principal rasgo anatómico y del que toma su denominación común, es la de presentar por la parte inferior de las alas (infracoberteras) una coloración castaño rojiza que tan solo es visible cuando el ave está en vuelo. Por su parte, cuando está posado, se pueden apreciar unos flancos de color rojo herrumbroso con listas de color marrón oscuro.





El Zorzal alirrojo es un ave paseriforme perteneciente a la familia de los túrdidos (Turdidae), al igual que los otros tres zorzales habituales en nuestro entorno (Z. común, Z. charlo y Z. real) y los mirlos (M. común y M. capiblanco). Se trata del zorzal de menor tamaño que podemos observar en Europa, siendo de un tamaño discretamente inferior al del Z. común.





En la Península Ibérica podemos encontrar dos diferentes subespecies: la más numerosa y con una distribución más oriental, la nominal (subespecie “Turdus iliacus iliacus”) procedentes habitualmente de los países escandinavos (sobre todo de Finlandia) y la subespecie “Turdus iliacus coburni” de mayor tamaño, tonos algo más oscuros y las listas más marcadas, que proceden fundamentalmente de Islandia y las islas Feroe. Las recuperaciones de esta última subespecie en la Península Ibérica se producen principalmente en su parte noroccidental. También se han registrado ejemplares anillados en Rusia, Bélgica, Suiza, Polonia o Gran Bretaña. 





En cuanto a su comportamiento decir que se parece al Zorzal común aunque es más gregario y siempre forma bandos numerosos que se posan en los prados donde comen entre la hierba. Por la noche ocupa zarzales y arbustos y allí pueden dormir millares de estos pájaros que también se ven en carrizales y árboles dispersos por el campo. 





Su alimentación durante la primavera y el verano se basa preferentemente en insectos y sus larvas, arácnidos, lombrices, caracoles y otros invertebrados. Durante el otoño y el invierno se alimentan fundamentalmente de bayas y frutos, silvestres o cultivados (aceitunas), y también de semillas. 





Y ya para terminar esta larga serie de pajarinos, comparto un puñado de fotografías del otro y más frecuente zorzal de nuestro entorno, el Zorzal común (Turdus philomelos). El Zorzal charlo es el más grande de nuestros zorzales, seguido del Zorzal real, el Zorzal común y por último, el Zorzal alirrojo. 





Se trata del túrdido que probablemente haya padecido la mayor presión cinegética, ya que se trata de un ave silvestre muy apreciada tradicionalmente para el consumo humano, tanto para convertirlo en plato de caza, como para su exportación en forma de conservas. Afortunadamente, esa presión ha descendido actualmente y además, gracias a su notable fecundidad, esta especie ha podido sobreponerse a aquella presión cinegética.





Presenta una coloración parda en sus partes dorsales y en el pecho, de color ocre amarillento, destaca un profuso moteado con forma de pequeños corazones invertidos que termina en unas partes ventrales blancas. No existe un dimorfismo sexual en ésta especie.





Al igual que otros zorzales, acostumbran a permanecer en el suelo donde captura sus presas. Es característico de ellos verlos correr rápidamente por el terreno para luego, de manera brusca, pararse y permanecer unos segundos inmóvil, con el cuerpo y cuello muy erguidos y con la cabeza ladeada. momentos ideales para poderles fotografiar a placer.





Esa actitud no la lleva acabo para escuchar a sus potenciales presas (gusanos, lombrices, insectos…), como alguna vez se ha dicho, sino para observar su posición adecuadamente, ya que tienen los ojos en una posición lateral. Una vez localizan a sus potenciales presas, se lanzan bruscamente hacia ellas para engullirlas inmediatamente después.





El Zorzal común es omnívoro, consumiendo una gran variedad de invertebrados, pero muestra una especial predilección por los caracoles, cuya concha rompe sobre una piedra o una rama que utilizan a modo de yunque. Posteriormente, extirpan su cuerpo fláccido e invariablemente los frotan en el suelo antes de comérselos. En otoño e invierno también se alimentan de frutos (acebos, olivos, enebros, sabinas y lentiscos), frutas, bayas y semillas de todo tipo, tanto silvestres como cultivadas.





No es tan asustadizo como su familiar el Mirlo común (Turdus merula) y permite el acercamiento humano a distancias muy cortas.





Es habitual verlos posados en la parte más alta de arbustos y árboles para emitir su canto melodioso que incluye secuencias repetitivas de dos notas diferentes gorjeantes y aflautadas. Existen numerosas referencias literarias y culturales al Zorzal común, a menudo relacionadas con el canto melodioso de los machos. Al menos desde el siglo XIX, el Zorzal común también ha sido capturado vivo para ser mantenido en jaulas como mascota debido a su melodioso canto.




Quiero terminar esta extensa entrada compartiendo cuatro fotografías de una entrañable Garza real (Ardea cinerea) que, un año más (el pasado año se frustró), ha intentado establecer su nido en un céntrico parque avilesino. Es un ave zancuda que no se reproduce mucho en nuestro país, menos en Asturias y mucho menos en un parque urbano ya que lo suelen hacer en las riberas de grandes ríos. Estas fotografías fueron tomadas el día 31/01/2020 y, lamentablemente, éste año tampoco se consiguió.




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