viernes, 31 de enero de 2020

Diversidad, belleza y buena compañía en la ría de Villaviciosa. (Parte 2).

Continúo compartiendo las fotografías que a lo largo de éste mes de enero he podido realizar en el estupendo entorno de la ría de Villaviciosa (Asturias) con la que pretendo poner de manifiesto la gran diversidad de especies de aves que allí no sólo se pueden observar, sino también poder fotografiar con bastante comodidad. 





Para empezar esta segunda parte os presento alguna de las fotografías que a mí y a un buen número de amigos y aficionados al pajareo nos permitió realizarle un confiado Andarríos chico (Actitis hypoleucos) que por allí se movía. Se trata de una de las escasas limícolas que se reproducen en nuestro país, siendo el Principado de Asturias uno de los escasos territorios elegidos por esta pequeña ave para llevar a cabo dicha reproducción.





En un primer momento pudimos captar con bastante facilidad como a escasos metros se alimentaba de pequeños invertebrados que encontraba entre el barro del perímetro de las charcas de El Cierrón.





Posteriormente, ya de tarde, la cálida luz de esas horas nos permitió poder jugar con los reflejos que tanto nos gustan a los aficionados de la fotografía de la naturaleza.





A escasos metros de ésta bella limícola pude fotografiar también a un interesante ejemplar de Bisbita alpino (Anthus spinoletta) que al parecer decidió pasar estos duros fríos del invierno fuera de su hábitat habitual, la alta montaña, para refugiarse en este humedal a nivel del mar. 





Imposible dejar de fotografiar a éste bello ejemplar de Cistícola buitrón (Cisticola juncidis) una especie de pajarillo con una amplia distribución en nuestro país que debido a la belleza de su plumaje, su confianza con los seres humanos y sus poses en minúsculas ramitas guardando equilibrios casi imposibles, hace las delicias de cualquier observador.





Siguiendo la linea de los pajarillos que por allí pude ver y fotografiar, comparto con vosotros las imágenes de éste bello macho de Camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula) que me permitió realizarle una cercanas tomas mientras se alimentaba de los tiernos brotes de una zarza de los alrededores. Como es habitual en el caso de los machos, lucía un colorido espectacular (“el pájaro rojo” que describió Aristóteles) casi más propio de un pájaro tropical que de uno de nuestro entorno. Se trata de una especie que tiene una distribución casi en exclusiva en la porción septentrional de la península Ibérica, siendo muy escasa en el resto del territorio peninsular y de las islas.





Evidentemente, no podía faltar entre las paseriformes de ese entorno de El Cierrón un clásico, el Petirrojo europeo (Erithacus rubecula). Sus posados en la valla de madera son una maravilla.





Volvemos al agua y allí entre las diferentes aves acuáticas y en particular entre los patos, enseguida destacaba por su bello y conspicuo plumaje, el macho de Cuchara común (Spatula clypeata) que casi siempre acompañado de la mucho más discreta hembra, se alimentaban de todo tipo de materia vegetal y de pequeños invertebrados (insectos y sus larvas, crustáceos, moluscos…).





Como ya sabréis, se trata de un pato nadador con un pico muy adaptado que se alimenta en la superficie del agua. Para ello mantiene la cabeza baja, el cuello recogido y el pico en el agua casi horizontal moviendo su cabeza de un lado a otro. De esa manera filtra el agua y el limo reteniendo la comida (diminutas plantas e invertebrados). Esta adaptación evita la competencia con otros patos de superficie con los que coincide la mayor parte del año en uno de sus hábitats preferidos, las charcas de aguas someras con fondo lodoso ricas en invertebrados. 





La peculiar forma aplanada del pico tiene en sus bordes unas laminillas que se asemejan a las púas de un peine que le sirven para filtrar a través de ellas el agua y el limo y así retener todo tipo de materia vegetal y pequeños organismos como insectos y sus larvas, moluscos, pequeños crustáceos, así como plancton, algas, plantas y semillas de plantas acuáticas, que le sirven de alimento. Para llevar a cabo ese filtrado se ayuda de la lengua para empujar fuera el agua que ha quedado dentro de su pico.





Sin lugar a dudas, una de las principales protagonistas de esos días fue la majestuosa dama gris, es decir la Garza real (Ardea cinérea). Varios ejemplares de esta gran ave zancuda se mantuvieron durante días en las charcas de la zona a escasos metros de los viandantes y mostrándose bastante confiadas, lo que nos permitió poderles tomar un buen puñado de fotografías.





Adoptando unas posturas un tanto peculiares y fotogénicas con la intención de secar su plumaje y aprovechar los escasos momentos de sol, la pude fotografiar por la parte anterior





y por la posterior.





También pude fotografiarla adoptando unas curiosos posturas mientras se acicalaba su bello plumaje.





Sus idas y venidas enfrentándose en más de una ocasión a las garcetas comunes que se movían por el entorno, nos permitieron a los allí presentes realizarles unas bellas fotografías en vuelo y a muy poca distancia.





La Garza real es un ave zancuda de gran tamaño, siendo la mayor de las “ardeidas” que frecuentan nuestro país. Tiene una longitud aproximada de entre los 84-102 cm. Su envergadura ronda entre los 155-175 cm y su peso puede alcanzar los 2 Kg.





Impresiona ver las diferencias en su aspecto físico cuando permanecen con el cuello erguido en su totalidad y cuando lo recogen.





También pude deleitarme fotografiándola mientras se producían distintos reflejos en el agua.





Cuando vuelan adoptan la postura característica de las garzas, con el cuello encogido en forma de “S” y las patas estiradas sobresaliendo por detrás de la cola. Su vuelo es lento, con profundos batidos de alas y dando la sensación de potencia. Pueden planear grandes distancias; en ocasiones se elevan haciendo círculos en el aire según cómo se desarrollen las corrientes y el viento.





Normalmente cazan al acecho, permaneciendo inmóviles junto al agua hasta que pasa alguna de sus posibles presas. Se alimentan fundamentalmente a base de peces, aunque también incluyen en su dieta a las anguilas, anfibios, pequeños mamíferos, pequeñas aves y sus crías, huevos, reptiles, lombrices, grandes insectos, crustáceos y moluscos.





También pude realizar un par de fotografías de un Busardo ratonero (Buteo buteo) que plácidamente descansaba en la rama de un árbol cercano.



Finalizo esta segunda parte con las curiosas imágenes de las nubes que esos días pudimos captar desde la zona debido al predominio de los vientos del Sur y que, de alguna manera, me recuerdan a un terreno dunar, así como con la imagen de un interesante vecino de la zona. No todo van a ser aves.



2 comentarios:

  1. Saludos. Los bisbitas alpinos en invierno bajan a cotas bajas y ese hábitat ahora esuy normal verlos.

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  2. Muy interesante la diversidad de aves que nos muestras de la ría de Villaviciosa. Preciosas las fotos del bello y expresivo cistícola buitrón.

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