miércoles, 16 de octubre de 2019

Desde la Siberia ártica a África con breve parada en Asturias. Correlimos zarapitin (Calidris ferruginea). Mazaricu Ferruñosu.

Estamos en plena época de migración postnupcial de la mayoría de las aves limícolas que podemos observar en Asturias y aunque de momento parece que en menos cantidad que en años anteriores, poco a poco se van dejando ver diversas especies por las playas asturianas. 




En especial, en la playa de Bañugues (Gozón. Asturias), a la cual me desplazo frecuentemente, he podido disfrutar de la presencia de bellas especies como la del Correlimos tridáctilo con sus características caminatas en grupo y a toda velocidad por la zona intermareal del arenal.




Su bello plumaje invernal con predominio de colores blanco, gris y negro resalta de una manera especial sobre la arena . 




También y como no, los más frecuentes correlimos comunes cuya belleza, por aquello de lo habitual, creo que minusvaloramos, pero que no tiene nada que envidiar de sus familiares más cercanos.




En esta época los podemos observar luciendo tanto los plumajes de transición como con el invernal. 




Casi siempre acompañando a cualquier otra limícola, podemos encontrar a esas pequeñas y entrañables "bolillas" de plumas, conocidos como chorlitejos grandes, montando guardia en las inmediaciones del grupo, para que, ante cualquier posible amenaza, emitir sus características llamadas de alarma y, si es menester, salir volando arrastrando al grupo. 




También la semana pasada compartía en el blog un amplio reportaje fotográfico del Correlimos menudo, mucho más escaso en estas playas, pero cuya presencia proporciona siempre una gran alegría, dada la belleza de su plumaje, su pequeño tamaño y su confiada actitud.




Otra de esas limícolas que, casi, casi, a cuentagotas nos visitan por las playas asturianas en esta migración postnupcial, es el protagonista de esta entrada, el Correlimos zarapitin (Calidris ferruginea), una especie que tuve la fortuna de poder fotografiar también esta primavera luciendo ya unos plumajes cercanos al nupcial (ver más adelante) y que nada tiene que ver con el invernal actual.




Se trataba de dos ejemplares juveniles que pude localizar en esa playa de Bañugues (Gozón. Asturias) el día 03/10/19 en compañía de varios correlimos tridáctilos y comunes, así como de chorlitejos grandes que tranquilamente se alimentaban de pequeños invertebrados, probablemente gracias a que el día estaba nublado y la ausencia de bañistas, deportistas, perros sueltos e incluso algún caballo, se lo permitieron. 




El Correlimos zarapitin (Calidris ferruginea) es una especie habitual en nuestro país durante los pasos migratorios, pero en escasas cantidades. Pertenece al orden de las “charadriiformes”, familia “Scolopacidae” y al género “Calidris”. 




Su denominación científica "Calidris ferruginea" hace clara referencia al colorido de plumaje nupcial en el que predomina el color rojo óxido tanto en sus partes superiores como, sobre todo, en la cara, pecho, flancos y vientre (fotografías de mayo 2019).




Por su parte, su denominación común como Correlimos zarapitin, como la mayoría ya sabéis, se debe a la similitud de su pico, ligeramente curvado hacia abajo, con el de los zarapitos.




Son de un tamaño algo mayor que el Correlimos común ya que vienen a medir unos 19 cm de longitud, con una envergadura que puede alcanzar los 46 cm y un peso que puede llegar a los 60 gr. No existe dimorfismo sexual en esta especie. 




En esta época no reproductiva su plumaje por la parte superior es de color gris con aspecto escamoso debido a que tienen las plumas orladas de color blanco y el raquis negro. 




A diferencia con el plumaje nupcial, ahora las partes inferiores son de color blanquecino, con los laterales y la parte superior del pecho de color grisáceo.




Visto en vuelo se puede apreciar que el obispillo es completamente blanco, sin barras verticales como en el C. común y las rectrices de color grisáceo y estrechas bandas alares claras longitudinales. 



El píleo está intensamente estriado de color marrón oscuro. 




En la cara destaca notablemente la presencia de una gran ceja blanca que contrasta con el color oscuro de la brida y la lista ocular. 




La garganta es de color blanquecino y el cuello es corto. 




Su largo pico es de color negro, es bastante más ancho en la base que en el extremo y está algo curvado hacia abajo. 




Los ojos son de color marrón oscuro y están rodeados de un fino anillo periocular blanquecino. 




La cola es corta y es de color pardo-grisáceo por la parte superior y blanca por la parte inferior.




Las patas son medianamente largas (especialmente las tibias) y de color negro. 




Los ejemplares juveniles como los que aparecen en las fotografías, presentan las plumas de las partes superiores de color pardo grisáceo con una banda subapical oscura y márgenes de color beige. Las partes inferiores son blancas y el cuello y el pecho aparecen teñidos de un tono ocráceo-anaranjado y sutilmente estriados. 




Cuando vuelan emiten un reclamo corto tipo “churrip-churrip”.



El Correlimos zarapitin es un ave migradora de largo recorrido, que lo hace formando grandes bandos y normalmente mezclados con otros limícolas.




Su área de reproducción se extiende por toda la Siberia ártica y, probablemente, el occidente de Alaska. Posteriormente viaja al sur para pasar el invierno en África, diversas islas atlánticas, costas del Índico y Oceanía. 




Desde su área de reproducción en el Paleártico occidental, el Correlimos zarapitín puede seguir tres rutas migratorias diferentes hacia el sur para pasar el invierno: 

a) Por la costa occidental de Europa hacia el África occidental y a través de la península Ibérica. 

b) Atravesando el este de Europa, el Mar Negro y Túnez para alcanzar el África occidental, bien siguiendo la costa norte de África o a través de Mali. 

c) Cruzando entre el Mar Negro y el Mar Caspio, siguiendo por los lagos de Oriente Medio y del Valle del Rift para alcanzar el África meridional y oriental. 

En la migración de retorno pocas aves utilizan la ruta migratoria de Europa occidental, más bien suben a través de Túnez y Sivash. 


En nuestro país son habituales durante los pasos migratorios aunque en escaso número; un bajo número de ellos se quedan durante el verano, mientras que otros invernan en las Islas Canarias. 

SEO Bird/Life
Los podemos observar, fundamentalmente, en las costas del Mediterráneo, y es poco frecuente en el litoral cántabro-atlántico. También se cita en el interior y en Baleares, así como en Canarias, donde inverna. 




El paso otoñal por las costas mediterráneas y de Andalucía occidental se produce en agosto y el primaveral en abril y mayo. Algunas aves, principalmente las de segundo año, permanecen entre nosotros durante el verano. 




Su hábitat durante los pasos migratorios y la invernada se encuentra en los estuarios, salinas, marismas o lagunas interiores con aguas someras. Durante la época reproductiva se encuentra en la franja costera e islas cercanas de la tundra siberiana. 




Su alimentación se compone de pequeños invertebrados, insectos y moluscos. 




Su periodo de reproducción lo lleva a cabo entre los meses de junio y julio. Construyen su nido en alguna pequeña depresión en el terreno que recubren con hierbas y hojas. Lo sitúan en zonas de matorral bajo con balsas de agua, en praderas de hierba y en saladares costeros. La puesta consta de 3-4 huevos y la incubación se prolonga durante 21 o 22 días. Las crías son nidífugas y al poco de nacer abandonan el nido. 




Esta especie se hibrida con frecuencia, bien con el Correlimos acuminado (calidris acuminata) generando un híbrido que se llama Correlimos de Cooper (Calidris cooperi), bien con el Correlimos pectoral (Calidris melanotos) a cuyo híbrido se le denomina Correlimos de Cox (Calidris paramelanotos). 




Parece ser que la población del Correlimos zarapitín se encuentra asociada a la población de lemmings (pequeños roedores que habitan en las tundras, en la taiga y en las praderas árticas) en el norte del continente americano, y en algunas regiones de Eurasia, ya que en años de escasez de lemmings, depredadores como los págalos grandes (Catharacta skua) y los búhos nivales (Bubo scandiacus) recurren a alimentarse de correlimos.




Las principales amenazas que pueden incidir negativamente sobre esta especie son las molestias humanas durante la reproducción, la caza ilegal, la contaminación y la destrucción o reducción de sus hábitats. El Correlimos zarapitín se incluye en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría de “Casi amenazado” y se considera “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

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