martes, 27 de marzo de 2018

La importancia de una charca en un pequeño parque público.

La entrada que presento hoy es una de esas en las que la calidad de las fotografías que incluyo no es precisamente buena que digamos. 




Son fotografías que yo denomino “testimoniales” porque tratan de plasmar algún hecho o circunstancia particular que me ha sorprendido y que quiero compartir con los que visitáis este blog y en particular con los que se estén iniciando en esta bonita e interesante afición. 





La idea es que no se desanimen y comprendan que con pocos recursos, y eso sí, una buena dosis de paciencia, se pueden pasar unos momentos muy mágicos sin tener que desplazarse a lugares muy especiales.




Todas ellas han sido realizadas a finales de este crudo invierno que acabamos de dejar y que, desde el punto de vista de avistamiento de aves en Asturias, ha sido bastante flojo con respecto a años anteriores. En mi caso particular se han limitado fundamentalmente al “gavioteo” y a alguna que otra especie interesante como el Halcón peregrino, Ostrero euroasiático, Zampullín cuellirrojo o el Colimbo grande, entre otros.




Además, la climatología no ha acompañado mucho que digamos para poder obtener buenas fotografías de aves, ya que se requiere una buena luz, sobre todo si se necesita manejar velocidades de obturación altas para así conseguir “congelar” el movimiento de ellas. Todo ello, a no ser que dispongas de unos objetivos muy luminosos cosa que normalmente, dado su precio prohibitivo, no tenemos la fortuna de disponer.




Pues bien, ante ese panorama de escasez de especies y climatología adversa, decidí dedicar algunos ratos sueltos a fotografiar algún pajarillo. Pájaros que en muchas ocasiones dejamos de lado para dedicarnos a observar y fotografiar aves más escasas y extrañas que ocasionalmente tenemos la fortuna de poder observar por aquí.





Decidí que el mejor sitio para conseguir ese objetivo era el Parque de La Magdalena, un pequeño y tranquilo parque situado en pleno centro urbano de Avilés que tiene abundante arbolado y me pilla bastante cerca de casa.


Digo relativamente tranquilo porque, aunque acudí a él dos o tres días laborables, durante un espacio de una hora aproximadamente y en horario de colegios, es un parque bastante transitado, sobre todo por el principal camino asfaltado que lo atraviesa, ya que comunica dos barrios diferentes.




Pues bien, allí pegado a ese camino asfaltado, existe una especie de pequeño arroyo canalizado de forma escalonada en el que en esa época prácticamente no corre nada de agua, pero en el que se forman un par de pequeñas charcas de agua de lluvia estancada que, según pude observar, hacen las delicias de un buen número de pajarillos.



Enseguida me pude dar cuenta de que era un lugar bastante frecuentado por las diferentes especies de pajarillos que merodean por allí en esta época. Teniendo esto en cuenta, decidí apostarme a una distancia considerable con el teleobjetivo en ristre y medio oculto detrás del tronco de un árbol cercano y a medio camino entre la charca y el camino asfaltado.




Y claro, con los tiempos que corren, pasear por un parque urbano y ver a un paisano medio escondido detrás de un árbol y con algo medio oculto en sus manos, os podéis imaginar cómo me miraban muchas de las personas que por allí pasaban. ¿Qué pensarían que estaba haciendo? No dejaban de ser “gajes del oficio” a los que a estas alturas, ya casi estamos acostumbrados. Hay que tener en cuenta que esas personas que me observaban un tanto sorprendidas, desde su posición, no podían ver a los pajarillos que yo estaba viendo.




Pero el principal obstáculo no era la lluvia ni la falta de luz, ni siquiera el tránsito de personas por el cercano camino, sino, una vez más, los perros sueltos que no dejaban de correr por las praderas aledañas tras cualquier pájaro cercano, invadiendo incluso esa pequeña charca sin que sus dueños tuvieran el mínimo reparo al ver que tú estabas intentando hacer esas fotografías.




En cualquier caso, tras aplicar una buena dosis de paciencia, pude disfrutar de lo lindo viendo desfilar por aquella pequeña charca un buen número de aves que acudían a realizar sus tareas de baño y limpieza de plumaje, o incluso simplemente a beber un poco de agua.




Parece mentira el poder de atracción de esa pequeña cantidad de agua estancada en la que, si no me equivoco, llegue a contabilizar la presencia de hasta casi 20 especies diferentes y unos 30 aves diferentes bañándose o bebiendo agua en tan sólo unas pocas horas. Y eso, en pleno invierno y con una temperatura bastante baja, imaginaos lo que ocurriría en días soleados y calurosos donde las ganas de darse un refrescante baño o echar unos tragos de agua serían bastante mayores.




El estar acostumbrado a ver ese tipo de fotografías de pájaros bañándose en lugares adaptados artificialmente para ello (hides) que en muchas ocasiones se acompañan de comederos para atraerlos, hacía que me pareciera increíble ver cómo, sin más recursos que un poco de paciencia, se pueden obtener imágenes de situaciones curiosas como es el baño y aseo de los pájaros.





En principio cabría pensar que en un lugar así tan céntrico y pequeño, lo más lógico sería que pudieras encontrar las especies más comunes y habituales en un crudo invierno pero, como podréis apreciar a continuación, por allí desfilaron un buen número de especies no tan habituales.

Pinzón vulgar (Fringilla coelebs)






Jilguero europeo (Carduelis carduelis)







Verderón común (Chloris chloris)





Jilguero lúgano (Spinus spinus)




Camachuelo común macho (Pyrrhula pyrrhula)





Camachuelo común hembra (Pyrrhula pyrrhula)




Picogordo (Coccothraustes coccothraustes)





Gorrión común macho (Passer domesticus)






Gorrión común hembra (Passer domesticus)





Carbonero garrapinos (Periparus ater)​




Carbonero común (Parus major)




Herrerillo común (Parus caeruleus)




Curruca capirotada hembra (Sylvia atricapilla)




Mosquitero común (Phylloscopus collybita)




Lavandera cascadeña (Motacilla cinerea)




Petirrojo europeo (Erithacus rubecula)


Mirlo común macho (Turdus merula)




Mirlo común hembra (Turdus merula)




Zorzal común (Turdus philomelos)




Zorzal alirrojo (Turdus iliacus)




Urraca (Pica pica)




Paloma torcáz (Columba palumbus)​




2 comentarios:

  1. Vaya variedad...me encantan estas entradas de los pajarillos que tenemos mas cercanos. Enhorabuena. Lo de que te miren raro en un parque, en el río o por la calle...me suena bastante. Un saludo.

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  2. Muchas gracias Cesar. Me alegra que tengamos el mismo gusto. Saludos.

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