Hoy ocupa esta entrada un interesante pájaro al que ya dediqué una de mis primeras entradas al blog allá por el mes de noviembre y con el que, afortunadamente, he tenido la posibilidad de volver a encontrarme y poder así fotografiar en unas condiciones aceptables.
La única diferencia con la anterior entrada, es que en aquella ocasión pude fotografiar a un macho, con su característico píleo de color rojo poco brillante y en esta ocasión ha sido una hembra, que lo tiene de un color blanco sucio, como podréis comprobar en las fotografías. Para ver las principales características de esta especie, os remito a mi anterior entrada, donde aparecen detalladamente.
Lo que me sigue impresionando de este pájaro, es su capacidad de camuflaje, mimetizándose con el entorno que le rodea y su agilidad para adoptar posturas totalmente acrobáticas, en lo que me imagino, algo tendrá que ver el hecho de que sea considerado el pájaro carpintero más pequeño de Europa.
Sus hechuras son de una longitud de entre 14-16 cm y una envergadura de unos 24-29 cm, es decir para hacernos una idea, es un poco más grande que un Gorrión común, aunque a primera vista aparente ser mayor (Gorrión común: 14-15 y 21-25,5 respectivamente).
Para poder encontrarle es importante seguir el canto, el cual es muy parecido al del Pico picapinos, con el que comparte sus hábitats, aunque, según dicen los expertos, sus sonidos son más rápidos y agudos. También es más rápido su tamborileo, pero eso sí, algo más débil, probablemente debido a su menor tamaño.
Lo cierto es que si sigues el canto o el picoteo de un Pico picapinos en una zona propicia, es probable que, al igual que me ha ocurrido a mí, te lleves la grata sorpresa de que en vez de un Pico picapinos sea un Pico menor y entonces te darás cuenta las dificultades que tiene el poder distinguirle bien, debido a su pequeño tamaño y a la impresionante capacidad de camuflaje y consecuentemente, esas dificultades se trasladan a la hora de intentar fotografiarle.
Acostumbran a habitar en arboledas de hoja caduca, bosques de robles, castaños, encinas, alcornoques y bosques existentes a las orillas de los ríos. Suelen estar ausentes en los bosques de coníferas.
Tanto el Pico menor como cualquiera de los otros pájaros llamados carpinteros, están íntimamente ligados a la madera, ya que de ella consiguen alimento y en ella construyen sus nidos.
Se alimentan de insectos y sus larvas, especialmente de escarabajos xilófilos (comedores de madera) aunque también pueden comer frutos silvestres.
A este respecto, es interesante recordar que durante muchos años tuvieron la mala fama de "secar los árboles", algo nada más lejos de la realidad y que definitivamente, se ha ido corrigiendo en los últimos tiempos. No nos olvidemos que el origen del nombre del género “Dendrocopos” al que pertenecen, proviene del término griego “druokopos”: cortador de árboles.
Muy por el contrario, estas aves son muy beneficiosas para los bosques en los que habitan, ya que acaban con infinidad de insectos y larvas que dañan a los árboles, aunque a diferencia de otros pícidos, evitan en lo posible taladrar la madera con su pico en busca de las galerías en las que se encuentran los insectos y prefieren comerse a los que están sobre la superficie de la corteza y en las ramas.
Otra curiosidad interesante, es que al igual que los demás pícidos, tienen zigodactilia, esto es, tienen dos dedos hacia delante y dos hacia atrás.
Aunque el tamaño es sensiblemente menor, tienen un cierto parecido al pico picapinos del que se diferencian fundamentalmente en que tienen la mayor parte del píleo de color rojo en vez de color negro, porque tienen la bigotera de color marrón muy claro en vez de negro, porque a diferencia del pico picapinos la gran mancha negra que tienen debajo de la mejilla no se une por delante al pico ni por detrás al negro de la nuca, porque la mancha alargada de color blanco que tienen en las alas es más pequeña y estrecha que la del pico picapinos y porque tienen la zona caudal de color rosa-rojizo intenso en vez de rojo.
Se estiman en 150.000-450.000 las parejas reproductoras en Europa, de las cuales se calcula que se distribuyen en España en torno a 5.000. Se desconoce la tendencia poblacional, aunque parece darse un aumento en los avistamientos, que podría ir ligado a una ligera expansión de la especie.
Por mi parte, espero volver a encontrarme en próximas ocasiones, con esta curiosa y escasa especie, ya que el poderlo observar y fotografiar, me ha proporcionado unos momentos muy agradables.
Me encanta este pájaro, en mi zona es difícil de ver y más de fotografiar, lo intenté una vez y fatal. Buenísimo reportaje, eres un crack José Ignacio.
ResponderEliminarInteresantísimo reportaje, por aquí por el sur por los alcornocales dicen de haberlo visto, sería muy interesante ver ésta especie tan diminuta de Pico.
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