viernes, 20 de marzo de 2015

El carnicero del antifaz. Alcaudón real (Lanius meridionalis). Piganzupegal.

El Alcaudón real pertenece al Orden de las Passeriformes, Familia, Laniidae y Género, Lanius.




El significado etimológico de esta familia Laniidae proviene del término latíno “lanius-ii”: carnicero (de “lanio”: desgarrar) al que se le añade el sufijo “idus-a-um” para designación de familias, con el significado de relación o pertenencia. Es decir, el ser de la familia Laniidae significa pertenecer a la familia de las aves a las que se identifica con costumbres de carniceros.




El motivo por el que se le ha atribuido este nombre a esta familia se debe a la costumbre que tienen de almacenar sus piezas de caza, empalándolas sobre espinas y ramas afiladas, dando la apariencia del “matadero de un carnicero". De esta forma, consiguen tener pequeños almacenes de alimento y fijar a la pieza para ir desgarrándola poco a poco para alimentarse.




Al Alcaudón real o si se quiere Alcaudón meridional o sureño, en referencia a su distribución geográfica, se le consideraba hasta hace poco tiempo, como una subespecie de la especie, que hasta entonces se llamaba Lanius excubitor. Debido a ello, hasta aquel momento, el Alcaudón meridional era denominado como Subespecie meridionalis (Lanius excubitor meridionalis). 




Actualmente se consideran dos especies distintas: el Alcaudón real (Lanius meridionalis) y el Alcaudón norteño (Lanius excubitor). El término “excubitor” del latín “excubitor-oris”: guardia, centinela. (de “excubo”: hacer guardia, vigilar) hace referencia a la forma que tienen en general los alcaudones de situarse habitualmente en posaderos fijos desde donde otean su terreno de caza y desde los que se dejan caer sorprendiendo a sus presas.




De las cinco especies de alcaudones más habituales en la Península Ibérica: Común (Lanius senator), Dorsirrojo (Lanius collurio) y los más raros, el Chico (Lanius minor) y el Norteño (Lanius excubitor), el Real (Lanius meridionalis) es el de mayor tamaño.




Los alcaudones en general son pájaros de un tamaño de cabeza considerable, de ahí que el origen etimológico de la palabra alcaudón, según el DRAE, deriva del árabe “alqabtún” que significa “el cabezón”.




El Alcaudón real tiene una importante corpulencia con unos 24 cm de longitud, una envergadura que puede alcanzar los 36 cm y un peso cercano a los 70 gr, siendo sus rasgos más característicos el ancho antifaz negro que destaca de su cara, su pico robusto y ganchudo y una larga cola. No hay dimorfismo sexual en esta especie. 




En su parte superior tienen el píleo, nuca y manto de color gris oscuro como el obispillo. Las alas son negras, con una distintiva mancha blanca en las primarias, pero siempre sin blanco en las secundarias. La alas escapulares tienen color blanco estrecho y reducido. 




La cola es larga y estrecha. Por la parte superior es de color negro en la zona central y de color blanco en los laterales mientras que por la parte inferior es toda de color blanco. 




La garganta y las mejillas son de color blanco y el pecho y el vientre lo tienen de un color grisáceo rosado. 




En la cara tienen un ancho y llamativo antifaz negro y ceja blanca estrecha pero bien marcada que suele llegar a la base del pico. 




Los ojos son grandes, son de color negro y tienen alrededor un fino anillo peri ocular negruzco. 




El pico tiene color pardo negruzco, casi negro, con la base de la mandíbula inferior más pálida, es robusto y ligeramente ganchudo en la punta de forma que recuerda al de las aves rapaces, pero a diferencia de éstas, tiene las patas (de color negro) del tamaño de otros pájaros pequeños, aunque eso sí, están dotadas de unas potentes y afiladas uñas. 




Los jóvenes tienen un dibujo en forma de ondas pardo oscuro por la parte superior y también por la inferior excepto en la garganta y en el vientre que son de color blanco. También tienen la ceja blanca aunque es más pequeña y estrecha que la de los adultos. 




La presencia del Alcaudón real en Europa es muy escasa y se restringe al sur de Francia, Portugal y España. También está presente en el Sur de Asia y en África. 


En España son residentes habituales estando presente en todo el territorio salvo en la zona del norte de la cordillera Cantábrica y los Pirineos. Como especie reproductora es muy escasa en Galicia, el Sistema Ibérico y algunos territorios mediterráneos (Cádiz, vegas del Guadalquivir). En las islas Baleares solo aparece en invierno. 


Ocupa terrenos abiertos con vegetación baja y con árboles, matorrales y arbustos dispersos, casi siempre por debajo de los 1.500 metros de altitud. 




El Alcaudón real acostumbra a vivir en parejas aisladas, manteniendo un pequeño territorio en el que tienen numerosos posaderos, habitualmente postes, copas de árboles o cables del tendido eléctrico. Desde allí observan el campo a sus pies, tratando de distinguir una posible presa en el suelo entre la hierba sobre la que salta en cualquier momento, haciendo gala de una gran agresividad y fiereza. 




Sus presas van desde insectos, lagartijas, anfibios y pequeños pájaros (carboneros, jilgueros, verderones, etc.) a los que con frecuencia atrae imitando su canto, hasta pequeños mamíferos (roedores) e incluso, de forma ocasional, carroña. 




Mientras está posado mueve la cola arriba y abajo y su silueta es típica con la gran cabeza ligeramente inclinada hacia el suelo. 





Rara vez se posa en el suelo a no ser cuando caza. Sus vuelos son potentes, de cortas distancias y trazando en el aire una prolongada ondulación. Si puede elevarse con la presa, la lleva hasta un posadero alto, pero a menudo la despedaza o come allí mismo sujetándola con las patas. En otros casos pincha a las presas en espinos, ramas punzantes o pinchos de alambradas que le sirven de despensa que a menudo abandona o para compensar la falta de fuerza de sus pequeñas garras y poder desgarrar más fácilmente la carne de sus presas más grandes para alimentarse. 




La reproducción suele comenzar en marzo o abril. Puede sacar adelante hasta tres polladas, aunque en general tiene una puesta, especialmente en territorios fríos de media montaña en donde construye sus nidos en árboles, sobre todo en robles viejos, hayas y abedules o en arbustos. 




El nido es construido por los dos adultos, pero la mayor parte del material es aportado por el macho. Primero hacen una base con tallos secos de Brezo al que añaden una buena cantidad de musgo. El resto es una voluminosa estructura de hierba seca forrada en su interior con raicillas, lana, pelos y plumas. 




La construcción puede estar terminada para los últimos días de abril, pero los huevos no son puestos antes de la primera decena de mayo normalmente. 




La puesta consta de cinco a siete huevos, de color blanco verdoso u ocre y con motas oscuras. Los pollos nacen tras 15-19 días de incubación, son alimentados por ambos padres, y en menos de tres semanas abandonan el nido. 





El Alcaudón real tiene un agradable canto con trinos muy variados y potentes que se puede escuchar a considerable distancia. En su repertorio puede incluir cantos que imitan al de otros pájaros pequeños y que le sirven de reclamo para así atraerlos y darles caza. Canta durante todo el año, incluso se le oye muy a menudo en días soleados de invierno. 


La especie del Alcaudón real, está enmarcada dentro de la categoría de "datos insuficientes" por el Libro Rojo de especies amenazadas en España (engloba esta categoría toda especie cuya información es inadecuada para hacer una valoración de un riesgo que se intuye preocupante). 




Sus principales riesgos provienen de la intensificación de las explotaciones agrarias que resulta sumamente perjudicial para aves insectívoras y carnívoras como los alcaudones. El empleo abusivo de plaguicidas disminuye la cantidad de insectos y pequeños mamíferos, además de provocar el envenenamiento de las aves, con su consecuente infertilidad o muerte. Asimismo, con la agricultura moderna se reduce la diversidad de ambientes donde emplazar el nido o buscar comida, pues se eliminan los linderos de arbustos y los barbechos. Por otro lado, también le afecta negativamente el proceso opuesto, ya que el abandono de las prácticas agrarias se traduce en una rápida matorralización, lo que limita igualmente la disponibilidad de insectos y otros pequeños animales.

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