domingo, 16 de noviembre de 2014

Un lujo de avistamiento. Águila imperial ibérica (Aquila adalberti).

Efectivamente, para un aficionado como yo que lleva poco tiempo "pajareando", constituye todo un lujo el poderse encontrar y fotografiar a esta impresionante rapaz, máxime, si como me ha ocurrido en esta ocasión, me encuentro con ella a una distancia relativamente corta. La verdad es que resulta emocionante verla desplazarse majestuosamente por encima de tu cabeza. 



Anteriormente, ya había tenido la suerte de ver y fotografiar (malamente) otro ejemplar en Monfragüe, pero en aquella ocasión se trataba de un individuo adulto (el actual es joven), hacía muy mal tiempo y estaba bastante más distante. No obstante la emoción también fue importante.




Revisando brevemente las referencias sobre esta rapaz, cabe destacar que es una de las aves más emblemáticas y amenazadas de nuestra fauna. En el Libro Rojo de las aves de España se la incluye en la categoría denominada "En peligro" y en el Catálogo Nacional de especies Amenazadas, aparece como "En peligro de extinción". A finales del siglo XX se había convertido en la especie de ave rapaz más amenazada del mundo. Su recuperación en las últimas décadas es una excelente noticia.



Su supervivencia ronda los 20-25 años, siendo su principal amenaza la alta mortalidad juvenil asociada a la acción del hombre (venenos, electrocución en tendidos, furtivismo, etc). 



Remontándose al último cuarto del siglo pasado, los seguimientos científicos de esta gran rapaz ofrecían resultados desalentadores: un 87% de los ejemplares marcados en el centro de España no llegó a cumplir los tres años de vida por mortalidad asociada al hombre.



Los jóvenes, una vez independizados de sus padres, abandonan el territorio donde han nacido y realizan vuelos de dispersión que no suelen superara los 50 km. Durante estos viajes de dispersión los jóvenes son especialmente vulnerables ante las amenazas a las que antes hice mención.



La escasez de conejos y liebres de muchos territorios, debido a las frecuentes epidemias víricas (mixomatosis, NHV, etc) ha influido también notablemente y ha conseguido su desaparición de muchos territorios debido a su baja reproducción. Es por la mayor presencia de estas presas, por lo que tiende a habitar en las provincias del centro y suroeste español. También se alimenta capturando reptiles y aves.



Es un ave sedentaria muy territorial que acostumbra a realizar cortos desplazamientos. Vive en zonas montañosas a no muy elevada altura, pues requiere para anidar árboles y terreno despejado o monte bajo para cazar sus presas. Cuando nace más de un pollo por nido, no es raro que se de el fenómeno de cainismo, consistente en que el más desarrollado expulsa al otro o bien lo debilita hasta la muerte. Este comportamiento no se produce cuando el alimento es abundante.



Como sucede en general con todas las rapaces, las hembras tienen un tamaño mayor que el de los machos, un 10% aproximadamente. Hasta que adquiere su aspecto definitivo (hacia los seis años de edad) su plumaje atraviesa distintas fases de coloración. 


Los jóvenes del primer año son de un color pardo rojizo claro o anaranjado y a lo largo de varios años va variando haciéndose cada vez más oscuro, llegando a edad adulta con un color marrón oscuro, con las plumas de la cabeza y la nuca claras y el borde anterior de las alas amarillentas o color crema, que suelen distinguir en vuelo claramente, como si tuviera los "hombros" blancos". 



Desde tiempos inmemoriales el águila ha simbolizado el poder (símbolo de reinado, de preeminencia sobre lo que se extiende bajo su dominio), de ahí el que su imagen se incorporara a la simbología heráldica de grandes gobernantes y emperadores (símbolo de las legiones romanas), así como en el escudo/bandera de muchos países (Alemania, Méjico, EE.UU, Albania, Egipto, Kazajstán, Montenegro, Servia. etc.)

Al parecer el águila que aparecía en el escudo preconstitucional español (desde 1938 a 1981) y que provenía a su vez de la reina Isabel "la Católica" y antes como representación del apóstol San Juan (de ahí lo del Águila de San Juan), se trataba de un Águila real pasmada (la que tiene plegadas o cerradas las alas). La llegada de Carlos I de España desplazó este Águila de San Juan, por otra de características parecidas: el Águila imperial hierática (con las alas abiertas) que venía siendo el tradicional blasón de los emperadores germanos de la Casa de Austria y de los zares de Rusia que derivan, a su vez, de los emperadores bizantinos.                

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