sábado, 27 de julio de 2019

Ante las olas de calor, las autoridades veterinarias recomiendan beber abundante agua y refrescarse a menudo (Parte I). Vencejo real (Tachymarptis melba), Herrerillo común (Cyanistes caeruleus), Picogordo común (Coccothraustes coccothraustes) y Petirrojo europeo (Erithacus rubecula).

En la reciente visita al Parque Nacional de Monfragüe que realicé a finales del mes de mayo y principios de junio, tuvimos un pequeño aperitivo de lo que, en cuanto a temperaturas elevadas, nos reservaba el inicio del verano. Posteriormente, hemos venido padeciendo, en la mayoría del territorio de la Península Ibérica (excepto en Asturias, claro), una tras otra alerta por temperaturas elevadas que han requerido reiteradas llamadas de atención por parte de las autoridades sanitarias para que la población en general, y las personas más sensibles (mayores, niños, enfermos…) en particular, adoptaran una serie de medidas para evitar complicaciones. Entre las recomendaciones más importantes habría que destacar la de beber abundantes líquidos, refrescarse a menudo (ropa ligera) y evitar las exposiciones prolongadas al sol.




Esas mismas recomendaciones son las que yo mismo tuve que adoptar esos días cuando me dedique a intentar localizar, y a ser posible fotografiar, a una de las especies emblemáticas del Parque Natural de Monfragüe. Me estoy refiriendo al Vencejo real (Tachymarptis melba) al que habitualmente se le puede encontrar en el Puente del Francés durante esas fechas. 




El Vencejo real es el mayor de los vencejos ibéricos. Sus alas son largas, estrechas y puntiagudas, y visto en vuelo, presenta una silueta típica en forma de ballesta.  De todos los vencejos que podemos ver en la Península Ibérica es el único con las zonas ventrales de color blanco.




A las dificultades, no pequeñas, de localizar e intentar conseguir alguna fotografía decente del inquieto Vencejo real, había que añadirle en esta ocasión, la de tener que soportar el calor al estar expuesto continuamente a un sol de justicia (sin sombras en el puente) que daba duro esos días y en particular en esa zona, por lo que decidí, cada cierto tiempo, refugiarme un rato a la sombra y beber un poco de agua, cosa que hice en el inicio de la ruta que conduce a la denominada fuente del Francés.




Fue allí donde a los pocos minutos pude descubrir esa otra cara del magnífico parque natural al que la mayoría acudimos a observar y fotografiar especies de aves muy emblemáticas del mismo, entre las que resumidamente quiero recordar al: Buitre negro y leonado, Alimoche, Águila imperial y real, Milano negro y real, Búho real, Cigüeña negra, así como otras como el propio Vencejo real o el cafre, la Golondrina dáurica o el Roquero solitario, entre otras. 




Pero resulta que, como cabía esperar, allí también conviven un buen número de aves paseriformes a las que estamos más habituados a ver en otros lugares y a las que en un entorno tan grandioso como aquel, apenas nos paramos a observar. 




No ocurrió así en esta ocasión, ya que en una de las veces en las que me refugiaba en la sombra y echaba unos cuantos tragos de agua, pude descubrir una vez más, lo sabia que es la naturaleza y más concretamente esos pequeños pajarillos a los que no les hace falta escuchar los consejos de las, en este caso, autoridades veterinarias, para darse cuenta de la importancia de hidratarse frecuente y abundantemente, así como refrescarse de cuando en cuando, en esos días de temperaturas tan elevadas




Allí, situado a la sombra y cómodamente sentado en un bolardo, pude descubrir cómo, poco a poco, iban desfilando un buen número de estos pajarillos para echar unos buenos tragos de agua en la fuente de piedra dotada de varios piloncillos en escalera, y también para aprovechar y darse unos cuantos chapuzones en unos pequeños charcos que se formaban en el suelo, al pié de la misma fuente. 




Un espectáculo para no olvidar, el hecho de poder observar cómo en poco tiempo van apareciendo a escasos tres metros de tu posición, un buen número de especies, y él como funciona el “efecto llamada”, ya que en cuanto uno de ellos se atrevía a vencer el temor a mi cercana presencia, a continuación se iban sumando más ejemplares de esa misma especie o de otras similares. 




Una de las especies que más veces y con mayor número de ejemplares frecuentaba esa fuente y su entorno, fue la del Herrerillo común (Cyanistes caeruleus). Me ofrecieron un buen repertorio de situaciones curiosas que a cualquier aficionado a la fotografía de aves le gusta inmortalizar.




Uno de esos momentos, fue ver como uno de ellos realizaba verdaderos equilibrios en contra de las fuerzas gravitatorias, para conseguir llegar con su pequeño pico al agua del pilón de la fuente sin llegar a caerse dentro. 




Una y otra vez lo intentaba desafiando cada vez más la verticalidad para conseguir beber una minúscula cantidad de agua fresca. 




En otras ocasiones, acudieron varios ejemplares a la misma boca del caño de agua, del que se colgaban con sus minúsculas patas, añorando, tal vez, el agua que en su momento les había proporcionado y que ahora estaba completamente seco. 




Había ocasiones que los propios pajarillos parecían indicarte (imaginaciones mías, obviamente) que hicieras algo para que el agua brotara de nuevo por ese caño oxidado, llegando incluso a posarse sobre el propio grifo de la fuente (más moderno) como indicándote que le presionaras para que saliera el agua. En fin, imaginaciones mías tal vez debidas al sofocante calor reinante. 




No sé si era debido a que estábamos en primavera y simplemente abundaban los ejemplares jóvenes, o si era precisamente esa juventud, la que hacía que acudieran en mayor cantidad pájarillos de esas tempranas edades, tal vez conscientes de las mayores necesidades que en esas delicadas edades se tienen ante las altas temperaturas. 




El momento “baño”, como podréis apreciar en estas imágenes, también constituía un bello espectáculo. Casi siempre acompañados de cerca, o a una corta distancia, de alguno de sus progenitores. 




Como si se tratara de una mismísima piscina municipal, por allí fueron pasando un buen número de jóvenes para darse unos buenos chapuzones en esa pequeña charca.




Otra de las agradables sorpresas que acudieron a hidratarse echando unos cuantos tragos de agua, fue el Picogordo común (Coccothraustes coccothraustes) considerado como el pájaro de nuestro entorno con el pico más potente en relación con su tamaño.




Un pájaro de aspecto potente que para mi tiene un encanto especial. No suele ser muy habitual y normalmente acostumbra a comportarse de manera tímida, muy huidiza y silenciosa, por lo que verle posado a tan escasa distancia y bebiendo agua muy confiadamente, me proporcionó una gran satisfacción.




En primer lugar llegó un ejemplar adulto y al que al poco rato se le añadió otro, pero en otra zona de la fuente más soleada.




Espectacular su estructura compacta, el tamaño de su pico de aspecto acerado y de su bello plumaje.




Como no podía ser menos, tuve la agradable visita de un ejemplar juvenil que prefirió la pequeña charca del suelo para beber agua.




Unos momentos que quiso compartir con otras especies paseriformes y que me sirvieron para poder comparar su diferente tamaño y estructura.




Claro que su tamaño no tenía nada que ver ante un macho de Mirlo común (Turdus merula) que se unió a la fiesta.




Para terminar la primera parte de esta refrescante entrada, quiero  presentaros a otro de los protagonistas que no podía faltar a esa gran convocatoria "pajaril" y decidió acudir para refrescarse y saciar su sed en compañía de otros pájaros.




Como ya habéis podido descubrir, se trata del Petirrojo europeo (Erithacus rubecula), al que conocemos en Asturias como Raitán, y que me hizo el favor de posar unos segundos ante mi cámara de fotos.




Y hasta aquí la primera parte de una entrada al blog en la que he querido enseñaros los bellos momentos que disfruté observando parte de las rutinas diarias de esos pequeños seres alados a los que en muchas ocasiones no prestamos la suficiente atención y cuya belleza es incuestionable.




En la segunda parte de esta entrada os presentare a otros tantos protagonistas, tan bellos e interesantes como los que os he expuesto hoy, con la esperanza de que cuando la echéis un vistazo a la misma no veáis una solución de continuidad entre ambas, sino que podáis apreciar que entre una y otra tan solo transcurrieron unos cuantos minutos, lo cual viene a poner de manifiesto la importancia de poder disponer de una simple fuente y una pequeña charca para poder combatir, esas cada día más frecuentes alertas por temperaturas elevadas, y que les proporcionan una importante fuente de vida a un buen número de especies de esos maravillosos seres alados que nos rodean.