domingo, 30 de noviembre de 2014

La rapaz nocturna más diurna. Búho campestre (Asio flammeus). Curuxa Mariñana.

Como de verdadero "subidón" puedo calificar la salida fotográfica que realicé la semana pasada. Son de esas ocasiones en que te vuelves a casa deseando ver con detalle las fotografías que, a duras penas, has podido realizar dada la dificultad del terreno, el espacio tan abierto y lo esquivo del ave, Se trata del Búho campestre o Lechuza campestre.





Tras un buen rato observando una extensa llanura, pude percibir con los prismáticos un extraño movimiento entre las hierbas del suelo. No distinguí nada posado en la tierra, pero también es cierto que estaba a una considerable distancia.




Estuve a punto de desistir porque tenía mis dudas, pero al final decidí aproximarme por si acaso era algún ave. Según me aproximaba me llevé un buen susto, pues de una zona un poco deprimida sin apenas vegetación, salieron volando rápidamente un total de cinco búhos campestres que estaban perfectamente mimetizados con el medio terroso. Me puse a disparar como loco a ver si pillaba alguna foto decente pero, como siempre, o tienes la luz de frente o el ave no contrasta con el paisaje hasta que no supera la línea del horizonte y por tanto no te enfoca la cámara y para colmo como eran cinco, no sabes a cual enfocar. 




Tuve la suerte de que se fueron de nuevo posando a escasa distancia y me permitieron volver a intentarlo tanto en posado como en vuelo. Incluso tuvieron la enorme consideración de hacerme unas cuantas pasadas cerca de mi, como para observar al potencial enemigo que podría ser yo. Esto me permitió realizar el reportaje fotográfico que os expongo en esta entrada. 




Mira que había deseado yo poder fotografiar algún día a este ave y lo que son las cosas, cuanto menos te lo esperas, salta, en vez de la liebre, el búho. 




El búho campestre (Asio flammeus) que en un primer momento se le llamó lechuza campestre, es la rapaz nocturna más diurna de todas, por lo que hay muchas posibilidades de verla durante el día.




Si hubo algo que me cautivó en sus pasadas, fue ver cómo destacaban con respecto a sus cuerpos, unas grandes cabezas redondas en las que resaltaban sus ojos amarillos que no dejaban de mirarme.




Preciosos ojos con una mirada espectacular que es capaz de ver en la oscuridad a topillos, ratones o pajarillos para poder capturarlos, aunque también los localizan por el oído mientras vuelan. Caza tanto desde posaderos como batiendo el terreno a baja altura, lanzándose en picado cuando localizan a su presa.




Las poblaciones reproductoras de este búho han experimentado un considerable aumento en nuestro país como consecuencia, sobre todo, de las explosiones demográficas del topillo campesino y de otros roedores pequeños y medianos. Ocasionalmente pueden capturar pequeñas aves, reptiles e insectos de cierto tamaño, como escarabajos o saltamontes.



Al vuelo tiene un cierto parecido con el búho chico (Asio otus), aunque el campestre tiene las alas más largas con el extremo de las mismas negruzcas y acabadas en punta. Además, el tener la costumbre de volar en pleno día sobre terreno despejado, no debería ocasionar dudas sobre su identificación.



Su hábitat suele estar en áreas abiertas y despejadas sin arbolado o con árboles y matorrales dispersos, como áreas cultivadas, pastizales o brezales. En nuestro país alcanza las máximas densidades en cultivos de cereal, barbechos y rastrojeras.



Como ya mencioné antes, en su anatomía destacan sobre todo, unos grandes ojos amarillos, enmarcados por llamativas manchas negras que le dan un aspecto ligeramente “enmascarado”. Poseen unas pequeñas "orejas" -menores que las del Búho chico- raramente visibles, a no ser que esté en situación de alerta.



En el plumaje del ave dominan los tonos parduzcos y amarillentos en las regiones dorsales y los ocráceos en las inferiores. Como en otras rapaces nocturnas, las plumas del búho campestre lucen un complejo diseño de manchas, barras y punteados. Tienen el pecho estriado y el vientre en su mayoría sin listas.



Los muslos y las patas hasta los dedos están cubiertos de plumas pardo amarillentas



Las diferencias entre ambos sexos son muy sutiles en lo que al plumaje se refiere, si bien la hembra resulta algo más voluminosa que el macho. Los jóvenes, por su parte, presentan en general tonos más oscuros. 



En vuelo, el búho campestre luce unas alas largas, muy claras en su parte inferior, donde resalta una característica mancha negra en forma de coma en la zona carpal. Las puntas de las plumas primarias son negras y tiene cola corta y llamativamente barrada. También es característico de esta especie (a diferencia con el Búho chico) un borde balnquecino a lo largo de toda la parte posterior de sus alas. 



Tienen un carácter viajero y nómada. Los búhos campestres europeos invernan en latitudes templadas del sur del continente o cruzan el estrecho de Gibraltar para pasar el invierno en África. Los primeros ejemplares procedentes de fuera de nuestro territorio aparecen a finales del mes de septiembre y, a lo largo del otoño, va llegando el grueso de los efectivos. A partir de marzo, los individuos del centro y norte de Europa retornan a sus territorios de cría.



Especie de amplia distribución mundial, se reproduce en latitudes más bien frías, por lo que ocupa la mitad septentrional de Norteamérica, la mitad meridional de Sudamérica, gran parte de Asia y Europa. Durante la invernada, sin embargo, se extiende por amplias regiones de las latitudes templadas y cálidas del planeta. Se reconocen 10 subespecies.



En España se encuentra la subespecie flammeus. Hasta hace un par de décadas, la presencia del búho campestre en nuestro territorio se circunscribía a la época invernal, si bien existían algunas citas dispersas de reproducción en diferentes lugares del país. 



Desde comienzos de los años noventa, se ha establecido un contingente reproductor en diversas regiones, como Aragón, La Rioja, Castilla-La Mancha, Madrid, Extremadura y Castilla y León. Con todo, su población resulta muy fluctuante y de carácter nómada, en respuesta básicamente a las explosiones demográficas de los topillos del género Microtus, que constituyen, como ya mencionamos antes, su presa principal. 



El área de reproducción más estable dentro de nuestro país se localiza en Tierra de Campos, en las provincias de Valladolid, León, Zamora y Palencia. Durante la invernada, España es lugar de destino de numerosos ejemplares norte y centroeuropeos, que se instalan en ambas mesetas, el litoral levantino y andaluz, el valle del Ebro y la franja cantábrica, así como en Baleares y Canarias.



En nuestro país esta especie está incluida en la categoría de “Casi amenazada” en el Libro Rojo de las aves de España y aparece como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. 



Los problemas de conservación del búho campestre son similares a los de otras aves ligadas a las grandes extensiones agrícolas de secano. Entre las principales amenazas cabe citar la pérdida de hábitat como consecuencia de las transformaciones agrarias, el empleo de productos tóxicos (raticidas, plaguicidas…), la mortalidad por disparo, los atropellos y los accidentes en tendidos eléctricos. Por otro lado, la expuesta ubicación de los nidos hace muy vulnerables a los pollos y huevos frente a las actividades agrícolas y los depredadores (perros, gatos, zorros, etc.).