domingo, 30 de marzo de 2025

Mi último reportaje fotográfico a la gaviota norteamericana en Avilés (y ya van siete años). Gaviota de Delaware (Larus delawarensis).

No podía dejar pasar de publicar el último reportaje fotográfico que, al igual que en los últimos años, y con éste ya son siete, he podido realizar a ésta gaviota norteamericana qué otro año más ha decidido pasar el invierno en la ciudad de Avilés.






Obviamente, se trata de una Gaviota de Delaware (Larus delawarensis) que ya pudimos observar a finales del pasado mes de diciembre en la que denominamos cola de la Ría de Avilés.






En los primeros años de presencia en Avilés parecía tener afinidad por el parque urbano de Ferrera donde compartía ese hábitat con otras gaviotas de mayor tamaño con las que acostumbraba a guardar una cierta distancia.




En mi caso concreto tuve la oportunidad de realizarle éste extenso reportaje fotográfico tranquilamente sentado en uno de los bancos de los que dispone el paseo de la ría, mientras ella compartía espacio con alguna que otra Gaviota reidora en una pequeña isleta que habitualmente se forma en esa cola de la ría.




Por esa zona se estuvo moviendo habitualmente durante el mes de enero y el de febrero y, si no me equivoco, la última vez que se pudo ver por nuestro entorno fue el día 27 de febrero cuando quiso posar un buen rato para que yo la pudiera fotografiar.




Cuando desaparece de nuestro entorno siempre me gusta imaginar que es posible que vuelva a su lugar de procedencia situado en una amplia franja de la costa Este entre Estados Unidos y Canadá, su lugar de cría, aunque esa posibilidad me parece muy remota.




Efectivamente, ante un caso como el de ésta gaviota que teóricamente se desplaza todos los años a nuestro país a pasar el invierno, uno enseguida se plantea el gran dilema de si realmente podemos afirmar tal circunstancia, o por el contrario, tal vez esta gaviota cuando llega la primavera, retorne a otro lugar más septentrional de Europa, donde se reproduzca y permanezca el resto del año en compañía de otras especies de gaviotas afines.





Evidentemente, eso no lo podremos conocer con seguridad mientras no se produzca a su marcaje (anillamiento, emisor satélite con o sin GPS o por geolocalizador) aunque todo apunta a que, efectivamente, es muy probable que, año tras año, la mayoría de esos escasos casos de migradoras de larga distancia, realicen ese largo viaje debido a un cierto marcaje genético que desde que son jóvenes les hace migrar a nuestras latitudes cada año.




Aunque parezca increíble, la opción que lo expertos consideran como más plausible es la de que, efectivamente, todos los años realice ese largo periplo migratorio desde Norteamérica a nuestra localidad de Avilés, al igual que lo hacen otras muchas especies migradoras de largo recorrido y de cuyas proezas, hemos dado cuenta, siempre que hemos podido en este blog.




El caso es que nuestra entrañable gaviota, llegada la temporada de otoño/invierno debe realizar un largo viaje de cerca de 5.000 Km, cruzando el Atlántico hasta llegar a Avilés (Asturias), ya que se trata de una especie neártica que se distribuye desde el norte de California (EE.UU.) hasta la Columbia británica (Canadá), y desde la región de los Grandes Lagos hasta Terranova (Canadá).




Normalmente, durante la época invernal, esta gaviota se desplaza al sur de sus lugares de nidificación, distribuyéndose por Estados Unidos, Golfo de México, Mar Caribe y Centroamérica, aunque desde mediados de la década de los 70 se ha convertido en un vagabundo regular por el Oeste del Paleártico, apareciendo cada vez más regularmente en Europa occidental, especialmente en Reino Unido, donde se ha registrado su presencia durante todos los meses del año, pero también en Francia, Portugal y España.




Aunque en España su primera cita fue de un ave capturada accidentalmente en una red de pesca el 18 de enero de 1951 (Vigo, Galicia), es desde los años 70, cuando su aparición comenzó a ser cada vez más frecuente y en las siguientes tres décadas, el número acumulado de aves vistas en esos países fue aumentando llegándose a acercar a los dos mil avistamientos. Por este motivo, esta gaviota fue eliminada de las listas de rarezas de los países citados. En España estuvo considerada como rareza hasta el año 2006.




La distribución y fenología en la Península Ibérica es la típica de las gaviotas neárticas (que se reproducen en América del Norte), con máxima presencia en las costas del noroeste durante el invierno. Las regiones que acumulan más citas son Asturias y Galicia, estando también presente, aunque en escaso número, en las costas mediterráneas y de Andalucía occidental. La Gaviota de Delaware es la gaviota neártica observada en mayor número en Europa Occidental.




La mayoría de los registros que se han citado en España, corresponden a ejemplares de primer invierno y aunque se recogen datos para todos los meses, estos se acumulan en invierno (entre noviembre y abril, con un pico en enero). Se ha podido comprobar que algunas parecen regresar a los mismos lugares en inviernos sucesivos, por lo que a la hora de censarlas, se podrían dar duplicaciones.




La Gaviota de Delaware (“Larus delawarensis”) es un ave “Charadriiforme” de la familia “Laridae”, género “Larus”, que proviene del término griego “laros, -ou”, gaviota y de la especie “delawarensis”, es decir, del estado norteamericano de Delaware (Estado de Ohio). Se trata de una especie monotípica.




Es una gaviota de mediano tamaño que vienen a medir unos 46-54 cm de longitud, con una envergadura de entre 112-124 cm y un peso de unos 550 gr, aproximadamente. Hasta el tercer año de su vida, no alcanza su plumaje de adulto. Los machos son, aproximadamente, un 7% más grandes que las hembras.




Desde que en el mes de enero de 2018 tuviera mi primer encuentro con esta atípica gaviota en un pequeño parque de Avilés (Parque de Ferrrera), año tras año, los aficionados a la observación y fotografía de aves, cuando llega la temporada navideña, hemos podido disfrutar de la presencia de esta peculiar gaviota de origen norteamericano.




Aunque mi primer encuentro, tal como comenté anteriormente, fue a finales del mes de enero de 2018, fue en diciembre de 2017 cuando se reportó su avistamiento en el lugar antes mencionado, es decir, ya han transcurrido siete años consecutivos (exceptuando el año del confinamiento por la pandemia) en los que la hemos podido ver evolucionar desde su plumaje de primer invierno que lucía en ese diciembre de 2017, al de adulta que luce en la actualidad en el inicio de la primavera de 2025, cuando presumiblemente la hemos perdido de vista hasta el próximo mes de diciembre que esperemos volverla a observar por Avilés.




Siempre que dedico una nueva entrada a ésta emblemática especie de gaviota me parece interesante compartir las fotografías en las que se pueda apreciar con detalle la evolución de su plumaje en estos siete años. Una evolución que, tal como podréis apreciar, no ha sido pequeña, aunque desde mi particular punto de vista, cada año ha ido a mejor, indistintamente de la bondad de la perspectiva con la que la haya podido captar con mi cámara fotográfica. Espero coincidir en éste criterio con la mayoría de los que accedáis a ver ésta nueva entrada al blog.

Gaviota de Delaware de primer invierno (diciembre 2017)
Gaviota de Delaware de primer invierno (diciembre 2017)
                                                     Gaviota de Delaware de primer invierno (diciembre 2017)
En esta edad presenta un cierto parecido con la Gaviota cana (“Larus canus”) aunque la Gaviota de Delaware es algo más corpulenta, con las partes superiores de un gris más claro, “espejo” blanco más pequeño en las puntas negras de las alas, con el pico más grueso y con la característica banda transversal negra cerca del extremo del pico (también puede presentarlo la Gaviota cana). Las patas son amarillas, al igual que el iris de los ojos (marrón en la G. cana).

Gaviota cana de primer invierno (diciembre 2020)
Gaviota cana de primer invierno (diciembre 2020)
Gaviota cana de primer invierno (diciembre 2020)
También, a mediados del mes de diciembre de 2018, nos volvió a visitar, pero como es lógico, luciendo un plumaje de segundo invierno (septiembre-abril), muy parecido al del ejemplar adulto en esa época invernal, con la excepción de que las puntas de las alas presentaban manchas negras más extensas. Las puntas de las primarias son blancas. A veces mantiene algunas plumas pardas en las alas y la cola. El pico adopta una apariencia tricolor, siendo amarillo con la base rosada y la punta color marfil. El iris de sus ojos es de color amarillo parduzco más oscuro que en el adulto.

Diciembre 2018
Diciembre 2018
Diciembre 2018
El día 30 de noviembre de 2019 tuvimos de nuevo noticias de su llegada al parque y en esa ocasión luciendo ya el plumaje de adulto. En temporada invernal (agosto-abril) el plumaje del adulto tiene la cabeza, cuello, partes inferiores y la cola de color blanco. La cabeza muestra un rayado oscuro más intenso en la nuca y alrededor de los ojos.

Plumaje de adulto, Diciembre 2019
Plumaje de adulto, Diciembre 2019
Plumaje de adulto, Diciembre 2019
Por su parte, el dorso es de color gris pálido, con las puntas de las alas negras y de reducido tamaño. Las “ventanas” de esas puntas de las alas son blancas, Las partes desnudas son más apagadas adquiriendo un tono más gris verdoso.

Plumaje de adulto, Diciembre 2020
Plumaje de adulto, Diciembre 2020
Plumaje de adulto, Diciembre 2020
En verano (marzo-octubre), presenta un anillo ocular rojo, mientras que el pico y las patas se tornan más brillantes.

Abril 2024
Abril 2024
Abril 2024
En esa primera observación en el invierno de 2017, se trataba de un ejemplar joven del primer invierno que posiblemente fue empujado y desviado de su trayectoria migratoria habitual por algún temporal, modificando su trayectoria de invernada y haciéndola llegar hasta las costas asturianas. Un largo viaje de cerca de 5.000 Km, cruzando el Atlántico hasta llegar a Avilés (Asturias), ya que se trata de una especie neártica que se distribuye desde el norte de California (EE.UU.) hasta la Columbia británica (Canadá), y desde la región de los Grandes Lagos hasta Terranova (Canadá).


Normalmente, durante la época invernal, esta gaviota se desplaza al sur de sus lugares de nidificación, distribuyéndose por Estados Unidos, Golfo de México, Mar Caribe y Centroamérica, aunque desde mediados de la década de los 70 se ha convertido en un vagabundo regular por el Oeste del Paleártico, apareciendo cada vez más regularmente en Europa occidental, especialmente en Reino Unido, donde se ha registrado su presencia durante todos los meses del año, pero también en Francia, Portugal y España.


Aunque en España su primera cita fue de un ave capturada accidentalmente en una red de pesca el 18 de enero de 1951 (Vigo, Galicia), es desde los años 70, cuando su aparición comenzó a ser cada vez más frecuente y en las siguientes tres décadas, el número acumulado de aves vistas en esos países fue aumentando llegándose a acercar a los dos mil avistamientos. Por este motivo, esta gaviota fue eliminada de las listas de rarezas de los países citados. En España estuvo considerada como rareza hasta el año 2006.




La distribución y fenología en la Península Ibérica es la típica de las gaviotas neárticas (que se reproducen en América del Norte), con máxima presencia en las costas del noroeste durante el invierno. Las regiones que acumulan más citas son Asturias y Galicia, estando también presente, aunque en escaso número, en las costas mediterráneas y de Andalucía occidental. La Gaviota de Delaware es la gaviota neártica observada en mayor número en Europa Occidental.




La mayoría de los registros que se han citado en España, corresponden a ejemplares de primer invierno y aunque se recogen datos para todos los meses, estos se acumulan en invierno (entre noviembre y abril, con un pico en enero). Se ha podido comprobar que algunas parecen regresar a los mismos lugares en inviernos sucesivos, por lo que a la hora de censarlas, se podrían dar duplicaciones.




La Gaviota de Delaware (“Larus delawarensis”) es un ave “Charadriiforme” de la familia “Laridae”, género “Larus”, que proviene del término griego “laros, -ou”, gaviota y de la especie “delawarensis”, es decir, del estado norteamericano de Delaware (Estado de Ohio). Se trata de una especie monotípica.


Es una gaviota de mediano tamaño que vienen a medir unos 46-54 cm de longitud, con una envergadura de entre 112-124 cm y un peso de unos 550 gr, aproximadamente. Hasta el tercer año de su vida, no alcanza su plumaje de adulto. Los machos son, aproximadamente, un 7% más grandes que las hembras.




El plumaje del adulto tiene la cabeza, cuello, partes inferiores y la cola de color blanco. Por su parte, el dorso es de color gris pálido, con las puntas de las alas negras y las “ventanas” blancas, de esas puntas de las alas, de reducido tamaño.




Presenta una característica banda o anillo negro subterminal en su grueso pico, de ahí su denominación en inglés “Ring billed gull”, o lo que es lo mismo, “Gaviota de pico anillado”.




En esta edad los ojos tienen el iris de color amarillo pálido, así como las patas.




La Gaviota de Delaware acostumbra a alimentarse de forma oportunista a base de invertebrados acuáticos y terrestres (cangrejos, lombrices de tierra e insectos), peces, aves y sus huevos, grano, basura y pequeños mamíferos. Lo hace tanto en zonas abiertas, como estuarios, lagos, praderías y vertederos.




Sus técnicas de alimentación son variadas, recogiendo sus presas mientras vuela, camina o nada. A menudo se zambulle desde pequeña altura o desde la superficie. Se han registrado comportamientos de cleptoparasitismo, es decir, que se aprovecha de presas o alimentos que otro animal ha capturado. También tienen la costumbre de seguir a barcos de pesca y tractores.




Se trata de una especie migratoria, invernando a lo largo de costas, estuarios, puertos, ríos, embalses, vertederos y colectores de aguas residuales. Ocupa sus lugares de cría desde principios de abril y los abandona desde mediados de julio.




Normalmente cría cerca del agua (salada, salobre o fresca) en islotes de lagos y en praderas húmedas, tanto de la costa, como en el interior. Forma grandes colonias. Los nidos son construidos por ambos miembros de una pareja reproductora. Construyen un voluminoso nido en el suelo cerca de rocas, maderas o vegetación y para ello utilizan material de plantas muertas, incluyendo ramitas, ramas, hierbas, hojas, líquenes y musgos. Los nidos pueden estar intercalados con los de otras aves acuáticas y son reutilizados año tras año. En él deposita 2-4 huevos, que incuban, tanto el macho como la hembra, durante 25-28 días. Los pollos vuelan a los 37 días y alcanzan la madurez sexual al cabo de 3 años de edad.




En lo referente a su estado de conservación, comentar que a nivel global, según los criterios de la UICN (Birdlife Internacional, 2010) se la considera una especie de “Preocupación menor”, debido a su amplio rango de distribución, la tendencia positiva de su población y el tamaño de la misma que está estimada entre un total de 1,5-2 millones de parejas reproductoras. En España, donde es una especie invernante con una población residual, no se la considera amenazada según la aplicación de los criterios de la UICN.

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