domingo, 6 de junio de 2021

La belleza, elegancia y majestuosidad del ave voladora más pesada del mundo. Avutarda euroasiática (Otis tarda).

En esta nueva entrada quiero compartir las fotografías que recientemente (21/05/2021) he tenido la oportunidad de realizar a esa impresionante y espectacular ave que es la Avutarda euroasiática o común (Otis tarda) en el maravilloso entorno de espacio natural protegido de la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, que desde mi punto de vista, es sin duda el mejor lugar de la península para su observación y fotografía. Un lugar del cual soy incapaz de pasar de largo sin desviarme, aunque solo sea unas horas, cada vez que me desplazo desde Asturias al centro de la península.




La Avutarda, como casi todos ya sabréis, es un ave que está considerada como una de las aves voladoras más pesadas del mundo y la de mayor volumen corporal capaz de volar de nuestro país.




En ésta nueva visita quise repartir el tiempo de estancia allí en la observación de otras especies de aves, por lo que no quise dedicar demasiado tiempo para la observación y fotografía de las avutardas y me quise centrar en especial en los machos que en esta temporada primaveral lucen sus mejores galas en las que se puede apreciar la gran belleza, elegancia y majestuosidad de estas aves.




Unas fotografías nada fáciles de conseguir, pues como muchos ya sabréis, aunque se trata de una especie de gran tamaño y sumamente gregaria que vive en un hábitat abierto (estepario) sin la presencia de matorrales o arbolado, cosa que en principio podríamos pensar que facilitaría su observación, es un ave sumamente desconfiada ante la presencia del ser humano u otros potenciales depredadores y en cuanto detectan tu presencia a una distancia aproximada de unos 200 m, inician su retirada caminando. Por otra parte, son aves que poseen un extraordinario sentido de la vista y de un oído muy fino.




Normalmente la Avutarda se caracteriza por su paso lento y majestuoso, pero cuando intentas aproximarte a ellas comienzan a caminar en retirada adoptando una postura de alerta característica con el cuello muy estirado y sin perder de vista en ningún momento a su potencial amenaza.




Caminan en una dirección contraria, manteniendo siempre una gran distancia entre ellas y nosotros, pero normalmente sin levantar el vuelo. Tan solo si ven que caminado en esa dirección no son capaces de alejarse de su potencial peligro y se ven muy amenazadas, inician el vuelo conjuntamente y no sin las dificultades propias por ser un ave tan pesada.




Al iniciar el vuelo dan la impresión de que este va a ser torpe y lento, puesto que para ello tienen que disponer de un amplio espacio en el suelo, sin embargo su vuelo es poderoso, especialmente durante sus desplazamientos estacionales, pudiendo alcanzar los 80 km/h volando. Destacan sus amplias alas casi totalmente blancas, (excepto las primarias que son negras o muy oscuras) que llevan muy abiertas, el cuello largo bien estirado y las patas no del todo ocultas bajo la ancha cola.




La Avutarda euroasiática (Otis tarda) es la única especie del género “Otis”, que da nombre a la familia "Otididae" (avutardas y sisones). Actualmente a esta familia de aves (otididos) se les clasifica en su propio orden, el de los Otidiformes, aunque tradicionalmente se la clasificaba dentro de Gruiformes (grullas, rascones, polluelas, gallinetas, fochas, calamones) y en ella se incluyen otras dos especies de nuestra fauna, el Sisón común (Tetrax tetrax) del género “Tetrax” que, aunque escaso, se encuentra ampliamente distribuido por la Península, y la Avutarda hubara africana (“Chlamydotis undulata”) del género “Chlamydotis” que en nuestro país tan sólo la podemos observar en las Islas Canarias.




Su denominación científica en latín, “Otis tarda” (“ave tarda”) proviene de la palabra griega “otis”, que significa ave y de “tarda”, que proviene de la palabra latina que significa lenta, en alusión a la lentitud en iniciar el vuelo de la especie.




La característica más llamativa de esta especie es sin duda su gran tamaño. No debemos olvidarnos de que, como comentaba anteriormente, ostenta el record de ser el ave de mayor tamaño corporal de nuestro país y el del ave voladora más pesada del mundo. Además, está considerada como una de las especies vivas de aves con un mayor dimorfismo sexual, debido fundamentalmente a la gran diferencia de tamaño y peso entre machos y hembras.




A modo de curiosidad quiero incluir aquí una relación de las aves actuales consideradas como las más grandes del mundo, teniendo en cuenta el tamaño, el peso y su distribución, pero sin olvidarnos de que los récords absolutos los tienen especies ya extintas:

Avestruz (Struthio camelus): la reina. Son las aves más grandes y pesadas del planeta en la actualidad. Miden hasta 3 metros de altura y pueden llegar a pesar 180 Kg. Los avestruces son aves no voladoras que se distribuyen en África.

Albatros viajero (Diomedea exulans): es el ave voladora de mayor tamaño del mundo. Sus medidas son 1,30 m de altura, 20 cm de pico y 3,5 metros de envergadura (desde la punta de un ala a la otra). Se trata de un ave marina que vive en todos los océanos del hemisferio austral, preferentemente en regiones subtropicales y subantárticas.

Cóndor de los Andes (Vultur gryphus): el cóndor andino es el ave voladora no marina más grande. Llega a medir 1,4 m y la envergadura de sus alas puede llegar a los 3,3 metros. Los adultos macho pesan entre 11 y 15 Kg y las hembras de 8 a 11. Vive en América del Sur, en toda la cordillera de los Andes y en las cordilleras adyacentes.

Avutarda euroasiática (Otis tarda): la avutarda se lleva el premio al ave voladora más pesada: hasta 15 kilos (la media es 13,5 Kg). Hay datos de avutardas de 18 Kg y el mayor peso registrado es de 21 Kg. Esto es en el caso de los machos, porque las hembras pesan bastante menos; una media de 4,5 Kg.




La cola es más rojiza que el resto del plumaje de las partes superiores y tiene varias franjas que se ven mejor cuando despliega la cola en abanico o al volar, apreciándose entonces también, una banda subterminal negra y otra blanca en el extremo.




La cabeza es de color gris ceniza y en el caso de los machos durante la época reproductiva, les crecen unas largas y delgadas plumas, a modo de barbas o bigotes, blanquecinas, apuntadas, rígidas y eréctiles, que parten de la mandíbula inferior, a cada lado de la base del pico y que, a partir de los 3 años de edad y año tras año, van adquiriendo un desarrollo mayor en número y tamaño, motivo este por el que a los machos de mayor edad se les conoce popularmente como “barbones”.




Desde los 6 años en adelante estos bigotes son muy largos y poblados (12-15 cm) y por su tamaño y desarrollo, así como por la mancha alargada de color oscuro que desde los carrillos baja a lo largo del cuello, puede conocerse la edad de los machos.




El largo cuello de los machos también es de color gris azulado en su parte superior pero, según desciende hacia la parte inferior, se va volviendo de color parduzco rojizo, oscureciéndose a medida que se aproxima al pecho y formando una especie de colorida faja pectoral. Esta coloración se vuelve más intensa y vistosa en la época de celo en la que también se produce un evidente engrosamiento del cuello. Durante el cortejo nupcial, los machos poseen en el cuello un saco que hinchan ostentosamente.




Las hembras aparte de ser bastante más pequeñas que los machos, tienen el plumaje con colores más apagados y por tanto, menos vistoso. Carecen de bigotes y tienen la mayor parte del cuello de color gris.




Otro dato interesante es que las hembras son casi dos veces más numerosas que los machos. Debido a la diferencia de tamaño y al modo de vida entre ambos sexos, los machos tienen una mortalidad mayor debido tanto a causas naturales, como a las inducidas por el ser humano.




Impresiona también ver a esas enormes aves desplazándose por las amplias estepas castellanas y saber que estamos ante una de las especies más amenazadas del mundo que ha desaparecido en casi toda Europa y que es precisamente España, uno de los pocos lugares en los que todavía vive y donde ha encontrado uno de sus últimos refugios.




Efectivamente, según dicen todos los expertos, de los casi 50.000 ejemplares existentes en todo el mundo, más del 50% están en España (unos 33.000 ejemplares), por lo que en la actualidad, nuestro país está considerado como la principal reserva mundial de la especie.




A modo de referencia, en 2.005 SEO/BirdLife publicó una monografía con los resultados de los censos efectuados en la península ibérica entre 2.000 y 2.005 según el cual el tamaño de la población existente era de unas 25.000 avutardas, casi la mitad en la Comunidad de Castilla y León, unas 6.000 en Extremadura, 4.500 en Castilla-La Mancha, 1.200 en la Comunidad de Madrid y menos de un millar en Andalucía.




Su alimentación, aunque es omnívora, varía con las estaciones del año. Durante el invierno es fundamentalmente vegetariana y al parecer la alfalfa es su alimento preferido, así como las legumbres, las crucíferas, el diente de león, la margarita de los prados, las uvas y los granos de trigo y cebada, En primavera y verano, su dieta se basa en el consumo de grandes cantidades de presas animales, siendo los coleópteros, los himenópteros y los ortópteros, los insectos más consumidos. También pueden consumir pequeños vertebrados, como pequeños roedores, ranas, lagartijas y polluelos de otras aves, si surge la oportunidad. Complementan esta dieta con brotes y semillas.




La prohibición de su caza en los años ochenta, permitió parte de la recuperación de la especie, aunque tampoco debemos olvidarnos de que en la actualidad, el principal problema para la conservación de la avutarda radica en el abandono de las prácticas agrícolas tradicionales, el importante aumento de la mecanización del campo, con la consiguiente intensificación de la agricultura y la notable proliferación de nuevas infraestructuras y la expansión urbanística, lo que provoca la desaparición de los lugares de reproducción, una disminución en la disponibilidad de alimento y una menor productividad.




En la actualidad, la principal causa de mortalidad es la colisión contra las alambradas y contra los cables de los tendidos de líneas eléctricas de alta tensión que atraviesan cada día en mayor número, precisamente las grandes llanuras donde vive la Avutarda, que en vuelos crepusculares o nocturnos chocan con los hilos y mueren. Otras causas de la mortalidad son la caza furtiva, la destrucción de nidos y huevos por las avanzadas técnicas agrícolas y la depredación que sufren las crías por zorros y perros asilvestrados.




Estas y otras más circunstancias, no hacen más que agravar la situación, de ahí que fuera elegida en España, por la SEO/BirdLife, como el ave del año 2004, para así llamar la atención sobre un ave mundialmente amenazada que alberga en España a más del 50 por ciento de la población mundial y que por lo tanto, tenemos una gran responsabilidad en su conservación y se hace necesario adoptar medidas especiales para su conservación. La especie está incluida en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría de “Vulnerable” y aparece catalogada como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

2 comentarios:

  1. Espero que disfrutaras por mi tierra. Desde luego Villafáfila es un entorno privilegiado para observar a las avutardas. Un saludo.

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  2. He podido disfrutar como nunca de la belleza de esa maravillosa tierra que tienes. El campo estaba precioso y también pude ver muchas especies que por aquí en Asturias no podemos ver. Saludos.

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