jueves, 9 de febrero de 2017

La limícola que ostenta el récord de tener el pico más largo en proporción con su cuerpo. Agachadiza común (Gallinago gallinago). Gacha.

Esta semana en un paseo rutinario por la cola de la Ría de Avilés, he tenido la satisfacción de encontrarme con una Agachadiza común (Gallinago gallinago), una especie limícola que se caracteriza por ser un tanto esquiva y discreta y que nunca había visto en esta localización, aunque si en otras.




Se encontraba a muy pocos metros de la senda que recorre esa zona y como es característico del comportamiento de esta curiosa especie, al detectar mi presencia y sentirse amenazada, su actitud inmediata fue la de permanecer inmóvil, discretamente agachada, intentando pasar desapercibida mimetizándose con el entorno. No es de extrañar pues, que el nombre de Agachadiza tenga su origen en la costumbre de éstas aves, de permanecer agachadas y quietas ante cualquier peligro potencial.




Esta circunstancia me permitió poderla realizar un buen puñado de fotos a corta distancia, a pesar de que la escasa luz que en esos momentos había en esa zona, no favorecía para nada el poder obtener buenas imágenes. 




Yo, en la medida de lo posible, intenté seguir la misma estrategia que ella en lo referente a permanecer lo más inmóvil posible, disfrutando de ese momento a través del visor de mi cámara de fotos, mientras iba disparando una y otra vez. 




Al poco rato, para evitar las ramas tras las cuales intentaba esconderse, me vi en la obligación de tener que cambiar de posición, lo que me permitió fotografiarla más nítidamente durante unos escasos minutos, pero que ella también aprovechó para lentamente, ir alejándose de mi posición hasta que finalmente levantó el vuelo de forma zigzagueante, aspecto éste también característico de esta especie.




Después de este primer encuentro, en los escasos momentos que, entre temporal y temporal que nos han visitado estos días, me han permitido salir de pajareo, decidí volver en un par de ocasiones al mismo lugar donde las avisté el primer día y ¡oh sorpresa! allí sigue fiel a la misma zona, aunque ahora ya en la margen opuesta, donde se debe encontrar mucho más protegida.




El caso es que como dice el refrán, “a falta de pan, buenas son tortas” y en vista de que ni la climatología, ni la escasez de especies, anima en estos días a más aventuras, decidí volver a recorrer esa zona de la ría e intentar encontrar esa “aguja en un pajar” a modo del juego del libro ¿Dónde está Wally? ya que como comprenderéis los que conocéis la zona, intentar encontrar en días nublados, entre chaparrón y chaparrón, a una Agachadiza común en la margen opuesta de la ría entre el espesor de la maleza, es toda una aventura.




Eso sí, si por casualidad tienes la fortuna de encontrarla, la satisfacción es muy agradable, máxime, como es el caso, cuando en todo momento permanecía inmóvil, o a lo sumo, realizando desplazamientos mínimos pero para ocultarse aún más.




Posteriormente, tras localizarla prismáticos en mano, viene la otra aventura de intentar fotografiarla de alguna manera que se pueda apreciar entre tanta vegetación y que quede medianamente enfocada, dado el mimetismo que en todo momento exhibe.




En cualquier caso, el resultado de estos encuentros lo tenéis en estas imágenes y lo más importante es la satisfacción de los momentos pasados y el hecho de que esos encuentros me van a servir para realizar esta entrada y hacer un repaso de las características de esta interesante especie de ave limícola Charadiforme de la familia de las Scolopacidae y género Gallinago.




La Agachadiza común es un ave de mediano tamaño que mide entre los 23-28 cm de longitud si incluimos su largo pico que viene a medir unos 7 cm. Su envergadura oscila entre los 39-47 cm y su peso puede llegar a los 180 gr. Viven aproximadamente 10 años. No existe dimorfismo sexual en esta especie.




El plumaje que presentan estas aves en el dorso y en las alas es de un color pardo rojizo con manchas negras y con los bordes de las plumas dorados, lo que en su conjunto les proporciona un aspecto rayado, formando dos líneas longitudinales, casi paralelas, que recorren toda la espalda desde los hombros hasta la zona caudal. Esta coloración puede variar de unos individuos a otros y es sumamente mimética.




La principal característica que la diferencia de la Agachadiza chica es, aparte de ser de un tamaño algo mayor y tener el pico más largo, que en la cabeza tiene en el centro del píleo una raya longitudinal de color crema o blanquecina, que en el caso de la Agachadiza chica es totalmente de color marrón oscuro bordeada por dos laterales más claras.




Tienen la cara de color pardo con una lista facial que está formada por una gruesa brida de color marrón oscuro que va desde el pico hasta el ojo y por una lista ocular también marrón oscura por detrás de él también.




Además, presentan una gruesa y larga ceja blanquecina o crema que va desde el pico hasta la nuca. En la mejilla tienen una línea blanca y por debajo de ella una línea malar marrón oscura.




Los ojos son grandes, de color negro y están rodeados por un fino anillo periocular de color blanquecino. Los tiene situados en la parte alta de la cabeza, en una posición algo retrasada favoreciendo su visión y estar alerta mientras descansa o al alimentarse y hundir el pico en el fango.




El cuello y el pecho son parduzcos con manchas marrones más oscuras y los flancos muy pálidos, casi blancos con barras marrones variables en tamaño e intensidad según los individuos. El vientre y la zona caudal son totalmente blancos.




Tienen una cola corta, redondeada en el extremo y a ambos lados tiene una gruesa barra transversal de color anaranjado bordeada por otras más finas de color negro. Las puntas de todas las rectrices son de color blanco en el extremo y forman una franja estrecha terminal que constituye uno de los principales rasgos para poder diferenciar a la Agachadiza común de la Agachadiza real (Gallinago media), con la que también puede confundirse fácilmente. Esta última tiene en la cola mucho más blanco con las tres rectrices exteriores de cada lado de ese color, aspecto este muy llamativo cuando se las observa en vuelo. 




Pero la característica más notoria de esta ave es el largo y recto pico que se ve bien incluso al volar. Es el más largo, en proporción al cuerpo, de todas las limícolas. Lo tienen ligeramente Inclinado hacia abajo y su color es pardo rojizo en la base y con el extremo pardo oscuro, casi negro. Además tiene la mandíbula superior más blanda y sensible que la inferior, sobre todo en el extremo donde tiene unos receptores sensoriales que le hacen captar pequeños invertebrados sumergidos en el fango y la arena. Las hembras tienen el pico de un tamaño algo mayor (64-73 mm) que los machos (60-70 mm).




Las patas son muy cortas y de color amarillo verdoso pálido.




Los jóvenes tienen las rayas longitudinales del dorso más pálidas y más estrechas que los adultos. Además tienen el pico es más corto que las adultas.




La Agachadiza común es un ave bastante silenciosa que muy excepcionalmente puede cantar en invierno. Es en los primeros días de la primavera cuando emiten un monótono y repetido canto que consiste simplemente en un sonido como de péndulo de reloj ¡¡chik-chak, chik-chak!! que sube y baja en intensidad y que normalmente se oye de noche y tiene un largo alcance. 



Pero el sonido más característico y que más frecuentemente emiten, no lo emiten con el pico sino que consiste en un zumbido que emiten los machos, como un "balido de cabra", provocado al desplegar la cola en abanico sobre la espalda y hacer que el aire roce con de las rectrices externas, mientras efectúan vuelos en picado en un ángulo de unos 45 grados. Este sonido pueden producirlo en cualquier época del año, pero normalmente es parte del comportamiento de cortejo del ave, oyéndose regularmente desde fines de marzo a mediados de junio. 



Debido a este sonido que emiten con las alas durante el cortejo nupcial, en sus zonas de cría, los lugareños les llaman “cabras volantes”, dado su parecido al balido de un choto o cabrito. De hecho su antiguo nombre científico “Capella gallinago” hace referencia a esto, pues Capella en latín significa cabrita.


Cuando alzan el vuelo producen un sonido curioso que puede expresarse como ¡¡cherr!! un zurrido corto y raspante que sorprende y obliga a seguirla con la vista cuando vuela. Inicialmente vuelan bajo, sobre el suelo, describiendo zigzags pronunciados, para luego elevarse casi hasta perderse de vista en un vuelo directo y rápido inclinándose hacia un lado o hacia el otro. Su postura en el aire es característica con el pico apuntado hacia abajo.



Normalmente se las ve en solitario, pero en el otoño es frecuente verlas entrar en la costa Cantábrica formando pequeños bandos de 4-8 ejemplares procedentes del mar y volando con mucha soltura. Inesperadamente se lanzan en picado, pero nunca todas a la vez, sino que van quedando una por una en los prados costeros distanciadas bastante entre si y algunas siguen hacia el interior. 




Se distribuye por Europa, Asia, África y América del Norte (holártica). Se reconocen tres subespecies y los efectivos ibéricos pertenecen a la nominal (G. gallinago), presente en el norte y el centro de Eurasia. Cuenta con varias subespecies. 


En nuestro país son residentes habituales y a ellas se unen durante el invierno algunas aves procedentes de Europa (Escandinavia y Centroeuropa). Su número aumenta coincidiendo con los pasos migratorios (febrero-abril y agosto-noviembre). Como invernante abunda más en las costas cantábricas y atlánticas. Como especie reproductora (50-75 parejas) también se encuentra, de modo más escaso y localizado, en dos reducidas zonas del sur de Orense, así como en varios puntos del Sistema Central, fundamentalmente en Ávila. De forma esporádica podría criar (indicios recientes de cría no confirmada) en varios humedales de localidades del centro y el norte de la Península (Álava, Vizcaya, La Rioja, León, Lugo, Salamanca o Zamora). Se desconoce el comportamiento migrador de la población reproductora de nuestro país.


La Agachadiza común tiene unos hábitos fundamentalmente crepusculares, aunque también puede ser activa de día, en especial en tiempo muy nublado y húmedo.




Su hábitat son los humedales, riberas fluviales, arroyos, lagunas, charcas, campos inundados, arrozales y marismas. Durante la invernada ocupa tanto áreas costeras como interiores.




Su dieta se compone principalmente de invertebrados (gusanos, lombrices, insectos y sus larvas, moluscos, crustáceos) que captura en aguas libres someras o en prados encharcados. 



Calan el pico en el agua de tal forma que con frecuencia esta le llega hasta los ojos y aun se los cubre. Una característica en su alimentación consiste en tragar sus alimentos con el pico hundido, sin levantar la cabeza como hacen la mayoría de las aves. Lo hacen con un movimiento rítmico de delante a atrás absorbiendo estos alimentos. También se alimentan de plantas y semillas.




La Agachadiza común es una de las pocas aves limícolas que cría en nuestro país, aunque lo hace de forma muy escasa y en unos pocos enclaves. En época de celo, los machos, y ocasionalmente, las hembras, realizan llamativos vuelos nupciales.




El periodo de reproducción lo realizan entre los meses de mayo a julio. La hembra construye el nido aprovechando alguna depresión del terreno situada entre la hierba o pequeños arbustos a la que recubren con materia vegetal seca. La puesta se compone normalmente 2-5 huevos. La incubación dura unos 20 días aproximadamente y corre a cargo de la hembra. Las crías son nidífugas, a las pocas horas de nacer abandonan el nido y son cuidados por ambos sexos. Se desarrollan en 19-20 días y se independizan con rapidez.




La principal amenaza para esta especie proviene de la alteración y destrucción del hábitat de cría. El drenaje de humedales y su transformación en pastizales o cultivos ha afectado a las poblaciones reproductoras en tiempos recientes, llegando a ocasionar la extinción del núcleo de La Limia (Orense), el más importante de la Península. También se citan como factores de amenaza la reforestación de los enclaves de cría o sus márgenes, los incendios y el abandono del pastoreo, que provoca un excesivo aumento de la cobertura vegetal. Por último, la caza en invierno es destacable e incluso se produce en las localidades de cría. El Libro Rojo de las aves de España (2004) la considera “En peligro”.

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