Hace ahora dos meses que publicaba un post sobre "Un ave con una belleza y elegancia especial" refiriéndome al Somormujo lavanco (Podiceps cristatus).
En él, al igual que hago en otras entradas del blog, describía de forma somera las características anatómicas de los individuos jóvenes comentando: "los jóvenes del primer año son similares a los adultos en invierno aunque poseen en la cara y parte superior del cuello un dibujo de líneas negras que los caracteriza. La parte superior del pico es negra".
No pude entonces aportar alguna fotografía característica de esa primera fase de la vida de esta particular especie y ahora afortunadamente, sí puedo.
En primer lugar quiero presentar a esta pareja que está intentando sacar adelante a sus tres descendientes y para ello se tienen que esforzar bastante en conseguir suficientes víveres para satisfacer a esas tres ansiosas crías que no hacen otra cosa que pensar en recibir alimentos de sus afanados progenitores.
Pero claro, la crianza de tres polluelos no resulta nada fácil y aunque el hábitat que eligieron para criar es suficientemente rico en alimentos, la selección de éstos a veces no es la más propicia y eso conlleva sus dificultades.
Me llamó la atención que de los tres pollos hubiera uno de un tamaño ostensiblemente mayor. No sé si se debe a que se trate de un macho y dos hembras o simplemente que espabiló más que sus hermanos a la hora de alimentarse.
Las dificultades, desde mi particular punto de vista, siempre venían en la selección del tamaño de la pieza que, una vez tras otra se les proporcionaban por parte de los padres a los hijos y que éstos, por más que lo intentaban, no eran capaces de deglutir.
Y mira que tenían buena pinta los pececillos que capturaban, pero no había manera.
Una intentona tras otra y aquello no cabía en esa pequeña boca.
De nada servía que le dieran la vuelta o que lo sumergieran en el agua para que lubricándolo, tal vez pasara, pero nada, no había manera.
De nuevo una nueva captura y otro intento baldío.
Al final y como era de esperar, llegaron los conflictos entre hermanos para conseguir tragar las piezas que su madre una y otra vez les ofrecía.
Gran reportaje!!! Un abrazo José Ignacio.
ResponderEliminarGracias Germán. Un abrazo.
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