A lo largo de este mes de noviembre hemos sido muchos los aficionados que nos hemos acercado a un céntrico parque urbano de Avilés para intentar observar y, a ser posible, fotografiar a un trio de picogordos que habitualmente se movían por los alrededores de un gran tejo allí ubicado.
Acostumbraban a desplazarse en unión de otros fringílidos como los pinzones vulgares...,
... o los verderones comunes entre otros y, de cuando en cuando, descendían del interior de ese gran tejo para posarse en su base y alimentarse continuamente de sus semillas.
Esa circunstancia dificultaba en gran medida el poderles fotografiar de forma más o menos adecuada, dada la sombra que se proyectaba en la base de ese gran árbol y el nerviosismo y desconfianza con el que se comportaban los integrantes de ese grupito de pajarillos con la presencia humana que, ante el más mínimo acercamiento a esa zona de paseantes u observadores de esos pajarillos, alzaban el vuelo y se volvían a refugiar en el interior de ese gran árbol.
En mi caso particular, tuve la fortuna de coincidir con ellos durante unos cuantos minutos y en un momento del día en el que hizo su presencia el sol.
He podido fotografiar a ésta peculiar especie de paseriforme en anteriores ocasiones, en unas condiciones mucho más favorables y en un mayor número de ejemplares, pero hasta ahora, siempre había ocurrido fuera de Asturias.
No es nada frecuente poder observar a este gran pajarillo en nuestra comunidad asturiana, ya que, aunque casi todos los años hacen su aparición esporádica, lo hacen en un número muy reducido y de forma dispersa, no en grupos de tres como ha ocurrido éste mes de noviembre.
Al observar a ésta emblemática especie no puedo abstraerme a pensar que se trata del pájaro de nuestro entorno que está considerado que tiene el pico más potente en relación con su tamaño, de ahí su denominación tanto común, Picogordo, como científica “Coccothraustes coccothraustes” que proviene de los términos griegos “kokkos”; semilla, grano, almendra y “trauo”; romper o quebrantar.
Una auténtica trituradora hecha pájaro, ya que su poderoso y robusto pico está dotado de una extraordinaria musculatura en el cráneo para el movimiento de las mandíbulas. Dos unidades de músculos actúan a la vez: una desde encima y detrás del cráneo y la otra alrededor de la región orbital. Esta gran masa muscular es la que ocasiona el considerable tamaño de la cabeza del pájaro.
La potencia de trituración de este pequeño pájaro se ha estimado que equivale a una carga de 30 a 48 kg aproximadamente, aunque para algunos autores son mayores de 50 kg. Con ese potente pico, son capaces de abrir los huesos de cerezas, piñones y hayucos, e incluso se han llegado a realizar pruebas en las que se ha puesto de manifiesto que también son capaces de romper los huesos de las aceitunas, acción para la que se necesitan fuerzas de entre 53 a 80 kg.
Si consideramos que el Picogordo tan solo pesa unos 55 gr y lo comparamos con un hombre con un peso medio de 75 Kg, nos daremos idea del esfuerzo que realiza, ya que en el equivalente de uno y otro, supondría que el hombre tendría que efectuar una presión de nada más y nada menos que 7.000 Kg, impensable para cualquier ser humano.
Durante el otoño e invierno en su dieta también entran semillas duras como las de olmo, fresno, arce, olivo, cerezo o haya, así como los frutos de la rosa silvestre (escaramujo o tapaculo) y del majuelo. Durante la primavera comen los brotes tiernos del roble y los retoños del tejo, así como una buena cantidad de orugas que encuentran en las hojas de los árboles, insectos y grandes escarabajos, como el ciervo volante y el escarabajo de San Juan.
Como muchos ya sabéis, el Picogordo común es un pájaro nada fácil de encontrar y fotografiar ya que es un ave escasa, tímida, muy huidiza y silenciosa que habitualmente sólo la encuentras en la espesura de las ramas más altas de grandes árboles, lo cual dificulta notablemente encontrarlas y poderlas enfocar adecuadamente.
Además, debido a su coloración parda en general, en la época otoñal se mimetizan bastante con los colores ocres de muchas de las hojas de los árboles caducifolios, lo cual dificulta aún más si cabe su localización, teniendo que estar muy pendiente de los pequeños movimientos que realizan mientras se desplazan o alimentan.
Perteneciente al orden de las “Passeriformes”, a la familia de los fringílidos y al género “Coccothraustes”, el Picogordo común está considerado como el mayor de los fringílidos españoles. Tiene una estructura compacta y robusta que se llega a diferenciar bien en vuelo a pesar de que este sea rápido y directo. A ello contribuyen el tener una cabeza grande y redonda, un grueso cuello, cola pequeña con la punta de color blanco y un ancho, fuerte y cónico pico de aspecto metálico.
Tienen una longitud de unos 18 cm y una envergadura que puede alcanzar los 29-33 cm. Su peso puede alcanzar los 48 a 63 gr y su longevidad puede llegar hasta los 5 años. Existe un claro dimorfismo sexual en esta especie.
En el caso de los machos, su bello y colorido plumaje, es mucho más llamativo que el de la hembra (más pálida en tonos) presentando por la parte superior un color pardo oscuro. El pecho, los flancos y la parte anterior del vientre son de color de color pardo rosáceo con tintes anaranjados. La parte posterior del vientre y la zona caudal inferior son blancas. Los laterales del cuello, así como la parte superior del mismo (nuca), son de color gris claro.
Las alas tienen una ancha franja de color blanco en los hombros, el resto es de color negro con una franja blanca más estrecha que se corresponde con las plumas primarias y secundarias. Las plumas internas tienen reflejos metálicos de color azulado, que en las hembras es de color gris plata.
La cabeza, grande y redondeada, tiene un tono canela anaranjado que se hace más claro en la zona de la frente y la parte anterior del píleo. En la cara presentan una mancha negra a modo de antifaz que se inicia en la base del pico e incluye al ojo dentro de él, rodeándolo mínimamente por detrás en forma de una delgada línea negra.
Esa mancha de color negro desciende hacia la garganta bordeando al pico por su base hasta formar una gran mancha negra por debajo del pico que se extiende por la garganta y la parte anterior del cuello (babero).
La zona de la cara por debajo del antifaz y las mejillas son de un color canela anaranjado más oscuro y la zona de la cabeza por detrás del antifaz y la parte posterior del píleo son de color canela oscuro. Los machos tienen las manchas naranja y gris de la cabeza y la cara mucho más vivas que las hembras.
El pico es de gran tamaño en comparación con el tamaño y volumen de su cabeza. Es de forma cónica con base muy ancha y fuerte. En invierno es de color rosáceo amarillento pálido, pero durante la época reproductiva se vuelve de color azul metálico brillante y algo negro en su extremo con la base de la mandíbula inferior amarilla.
Los ojos son pequeños con el iris de color marrón claro y una gran pupila negra. En estado de excitación, los ojos se vuelven de un intenso color chocolate rojizo.
La cola es corta y por la parte superior es de color castaño claro con una notoria franja terminal de color blanco y las rectrices externas de color negro. Por su parte, las plumas de la parte inferior son de color blanco con las rectrices externas de color negro.
Las patas son cortas y durante la primavera son de color rosáceo y marrón durante el invierno.
El Picogordo común es un ave que presenta un acusado dimorfismo sexual, esto es distinta variación en el color del plumaje de los machos y las hembras. Así mientras los primeros tienen unos colores más vivos, los de las hembras son más apagados y los tonos dominantes más claros.
En ellas es también acusadamente más pálido y grisáceo todo el plumaje, sobre todo en la cara y partes inferiores. También la mancha negra de delante y alrededor de los ojos queda muy pequeña y no sube por el borde superior del pico como en los machos. Esto es particularmente apreciable cuando se presentan juntos un ejemplar de uno y otro sexo.
Por su parte, los jóvenes son más amarillentos en la cabeza, garganta y pecho. No tienen el antifaz negro ni la mancha negra en la garganta. Casi no tienen gris en la parte posterior del cuello. Su plumaje por la parte superior es de color pardo claro y en el pecho, en los flancos y a ambos lados del vientre tienen unas cortas líneas horizontales con forma de media luna que son de color marrón que va a ir desapareciendo con los meses, hasta adquirir la tonalidad uniforme de los adultos. (Fotografías de archivo).
El Picogordo aunque es un pájaro que está ampliamente distribuido por toda Europa no es abundante. También lo encontramos por la zona templada de Asia y el norte de África.
En España, al igual que ocurre con otros fringílidos, son residentes habituales, aunque su número aumenta durante el invierno con la llegada de aves procedentes de zonas septentrionales de Europa, debido a la escasez de alimento en esas zonas durante el invierno.
Como podemos ver en el mapa, son más frecuentes en ambientes mediterráneos del interior como es el caso de Castilla y León, Extremadura, Madrid, la mitad occidental de Castilla-La Mancha y también en Andalucía. Invernan en la práctica totalidad del país, a excepción de gran parte de Galicia, Asturias, Comunidad Valenciana, Aragón y Cataluña. El Picogordo común es un migrador parcial, dirigiéndose grupos de estas aves, desde el norte hacia el sur, durante el invierno.
Sus hábitats son preferentemente bosques caducifolios abiertos, de altitudes intermedias (400-1200 msnm) y con abundante sotobosque y agua en sus inmediaciones. Tienen preferencia por árboles de gran porte y hoja ancha que les aporten frutos o semillas duras como robles, encinas, hayas, fresnos, olmos, arces. También, aunque de forma más rara, los podemos encontrar en campos con árboles frutales, así como en parques y grandes jardines de poblaciones humanas donde abunden los árboles ricos en frutos y semillas.