jueves, 10 de abril de 2025

Disfrutando de una de las aves acuáticas más bellas y elegantes de nuestro entorno. Somormujo lavanco (Podiceps cristatus).

A lo largo del pasado mes de marzo hemos sido muchos los aficionados a la observación y fotografía de aves que nos desplazamos al cercano Embalse de Trasona en el concejo de Corvera (Asturias), donde pudimos observar y fotografiar las evoluciones de una entrañable pareja de somormujos lavancos (Podiceps cristatus) que lucían su impresionante plumaje nupcial y que, cada cierto tiempo, realizaban su llamativo cortejo nupcial.





Como muchos de vosotros ya conoceréis, ese embalse es un magnífico espacio natural de un gran valor ornitológico en el que destaca, entre otras, la presencia habitual de varias especies de anátidas y garzas, entre otras. Importante también es su gran valor paisajístico y el ser un referente para la práctica de actividades deportivas como el piragüismo, el remo y la pesca, siendo sede del Centro de Alto Rendimiento y Tecnificación Deportiva. En él se entrenan algunos de los olímpicos más conocidos en piragüismo, como Saúl Cravioto y Cristian Toro o en remo, como Alberto Domínguez, Rubén Álvarez o Jaime Ríos.





No es la primera ocasión que he tenido la posibilidad de captar ese tipo de imágenes de ésta emblemática especie, pero no puedo resistirme a repetir esas experiencias y plasmarlas de la mejor manera posible a través de mi cámara fotográfica.





Estaréis conmigo en que el Somormujo lavanco (Podiceps cristatus) es de por sí un ave con una belleza y elegancia muy especial que siempre apetece fotografiar dada su gran fotogenia. Si a eso le añadimos el poderle observar y fotografiar en plena temporada nupcial en la que lucen unos plumajes de lo más llamativo e interaccionando con su pareja el disfrute está más que asegurado.





Con la llegada de la primavera las parejas se reúnen y comienzan el complejo ritual que precede al definitivo emparejamiento y que se repetirá en numerosas ocasiones durante el período reproductivo.





El fascinante y espectacular cortejo nupcial del Somormujo lavanco consiste fundamentalmente en que macho y hembra emparejados para siempre, se sitúan uno frente al otro con el cuello bien estirado verticalmente y todas las plumas ornamentales de la cabeza erizadas así como las de las mejillas (golas), moviendo la cabeza de un lado a otro con intervalos de balanceo lento.





El macho imita los movimientos que va realizando la hembra, hasta lograr una danza simétrica. Después, la hembra nada con el cuello arqueado hacia adelante, el pico casi tocando el agua y las plumas de la garganta erizadas al máximo, emitiendo el típico graznido de los lavancos.





La complicada ceremonia implica también que cada uno de los pájaros recoja plantas del fondo con el pico y ambos, estirando bien los cuellos y juntando «pecho con pecho y pico con pico» (llegándose a poner prácticamente de pie sobre el agua durante unos segundos), se ofrezcan las hierbas recogidas como símbolo de compromiso. 





Este complicado ceremonial continúa en la orilla donde ambos pájaros caminan trabajosamente agachados con el cuello en posición horizontal.





Los somormujos lavancos son los representantes de mayor tamaño de la familia Podicipedidae. Al igual que los Zampullines, se caracterizan por ser aves que, como indica la etimología de su nombre científico, tienen las patas cerca del ano, en alusión a la posición trasera en las que se insertan sus patas, adaptadas a la natación y el buceo. El término “podiceps” proviene de “podes-podicis” (latín): abertura o ano y el de “pes-pedis”: pie.





Además en el caso del Somormujo lavanco su denominación común quiere hacer referencia (proviene de “somorgujo”: oculto debajo del agua), a la costumbre de esconderse bajo la superficie del agua, de zambullirse y quedar sumergido durante casi un minuto. Se le añade el término “cristatus”, de “cristatus” (latín): crestado, es decir, que se trata de un ave que tiene las patas cerca del ano, que se oculta debajo del agua y que tiene cresta.





Y es que, el hecho de tener unas patas fuertes en una posición muy trasera, resulta ideal para favorecer su propulsión durante el buceo. Al mismo tiempo actúan como timón, reemplazando la rudimentaria cola, la cual sería menos útil en esta tarea.





Además otra característica de los somormujos es que cuando se zambullen son capaces de exprimir gran parte del aire de sus plumas y las alas permanecen pegadas al cuerpo, con lo que se consigue una mejor hidrodinámica.





Tiene una enorme facilidad de zambullirse, sin mucho esfuerzo aparente. Sumergen primero la cabeza, con un rápido movimiento del cuello hacia adelante y abajo y un fuerte empuje con las patas. Algunas veces las aves saltan, primeramente echando la cabeza hacia atrás, entonces usa las patas para saltar y todo el cuerpo sale del agua antes de entrar en el agua. De esta manera consigue una verticalidad al entrar en el agua que le permite alcanzar grandes profundidades convirtiéndose en un excelente buceador y pescador.





Miden unos entre los 46 y 56 cm de longitud. La envergadura oscila entre los 85 y los 90 cm. El peso puede alcanzar 1,5 Kg.





En su estética hay que diferenciar dos épocas. En primavera-verano (época reproductiva) tienen el plumaje muy vistoso con la parte superior de su alargado cuerpo de color pardo negruzco con los laterales de color castaño rojizo. 





El pecho y el vientre son de color blanco. 





El píleo es de color negro con dos penachos de plumas eréctiles, algo filiformes, que por detrás tienen forma de “V”. Si están en alerta las tienen comprimidas y levantadas, en abanico y agitándolas en las paradas del cortejo.





La cara es blanca, excepto en la parte posterior que es rojiza, además tienen una corta y delgada brida negra que va desde la parte anterior del ojo hasta el pico.





Desde las mejillas salen unas llamativas plumas de tonos castaño-rojizos ribeteadas de negro que cuelgan por los laterales de la cara asemejándose a unas grandes orejas caídas (golas). Durante el cortejo nupcial despliegan estas golas hacía delante lo que, junto al despliegue de los penachos del píleo y el cuello estirado, les proporciona un aspecto espectacularmente llamativo que las convierten en unas de las aves más bellas de la península Ibérica.





El pico es largo, fino, recto y puntiagudo. Los ojos son pequeños y son de color rojo carmesí.





El cuello es largo y delgado; por la parte anterior es de color blanco mientras que su parte posterior y los laterales es de color negro.





Apenas tiene cola y ésta es sólo un corto mechón de plumas marrones, además la zona caudal desciende casi hasta el nivel del agua.





Las alas son estrechas, negruzcas, excepto las plumas secundarias que son blancas.





Las patas y pies son de color verde amarillento y tienen los dedos lobulados.





La forma de vuelo es un detalle inconfundible a la hora de identificar esta especie, ya que lo hacen con el cuello bien estirado y más bajo que la horizontal del resto del cuerpo, con las patas sobresaliendo mucho por detrás y un rápido batir de alas.





Aunque son poco dados a emprender el vuelo si no es en período migratorio, cuando lo hacen saliendo del agua necesitan de una larga carrera sobre ella para poder elevarse batiendo fuertemente las alas.





Al posarse en el agua lo hace chocando en ella con el pecho sin anteponer las patas como otras anátidas.





En el otoño-invierno pierden completamente el vistoso plumaje de la primavera y se transforma en un ave blanca y negra, destacando la parte superior de la cabeza oscura y una raya superciliar blanca. El resto de la cabeza, garganta, cuello y partes inferiores son blancas en contraste con el dorso negruzco y los flancos de color pardo oscuro. El pico es de color rosado con algo de negro en la parte de arriba de la mandíbula superior, en su inicio. Fotografías de enero 2025 en la Ría de Avilés.




Durante esta época los machos adultos carecen de los vistosos penachos negros que lucen en el píleo durante la época reproductiva, por otra parte las golas están apenas sin desarrollar, simplemente son un pequeño abultamiento con suaves tintes castaños. Fotografías de enero 2025 en la Ría de Avilés.




Los jóvenes del primer año son similares a los adultos en invierno aunque poseen en la cara y parte superior del cuello un dibujo de líneas negras que los caracteriza. La parte superior del pico es negra.

Fotografía de archivo
Fotografía de archivo
Fotografía de archivo
El régimen alimentario de esta especie es omnívoro, comprendiendo sobre todo, peces, crustáceos, insectos y larvas. También, aunque en menor grado, materia vegetal.





La distribución del Somormujo lavanco abarca Europa, Asia, Australia y Nueva Zelanda. La especie puede comportarse como sedentaria o como migradora parcial ya que en invierno las poblaciones europeas más norteñas se desplazan hacia el sur a lugares menos fríos.


En España, nidifica en la mayor parte de la península Ibérica, excepto en las islas Canarias. De las tres subespecies que se han descrito, en nuestro país vive la subespecie “cristatus”, que también está presente en Europa y Asia.


Su hábitat predilecto durante la época de cría lo constituyen aguas interiores, lagos, lagunas, embalses grandes y marismas de aguas superficiales siempre y cuando su profundidad no sea inferior a un metro. En el invierno aparece en las costas, rías y estuarios.





A partir del mes de noviembre o diciembre, los Somormujos comienzan a abandonar los embalses y grandes lagos desprovistos de vegetación donde se concentran para invernar y se dirigen hacia las zonas de cría. A partir de diciembre es cuando comienzan a desarrollar sus plumas ornamentales en la cabeza, alcanzando el plumaje nupcial completo a finales de febrero o en marzo.





A partir del mes de marzo, ambos progenitores comienzan la construcción de un nido flotante escondido a menudo entre la vegetación palustre de la orilla o sobre el lecho acuático.





Normalmente la hembra solo realiza una puesta de entre 3 y 6 huevos. La incubación dura entre 27 a 29 días y es compartida por ambos sexos que también colaboran en las tareas de alimentación y cuidado de las crías.

Fotografía de archivo
Fotografía de archivo
Fotografía de archivo
Los pollos abandonan el nido a las pocas horas de nacer, subiéndose en las espaldas de los padres para refugiarse (ocultos entre sus alas) y desplazarse, incluso cuando éstos se sumergen en busca de alimento. A las siete semanas son capaces de alimentarse solos y un par de semanas después están dispuestos para independizarse. Los adultos defienden con celo los huevos y los polluelos, los cuales se sumergen rápidamente ante una situación de peligro. A las seis semanas, ya son capaces de bucear, y a las diez, pueden independizarse y procurarse el alimento por sí mismos.

Fotografía de archivo
Fotografía de archivo
Fotografía de archivo
El Somormujo lavanco está incluido como especie Reproductora y como Invernante/Migratoria en a Lista Roja de las Aves de España, con la categoría de LC – Preocupación Menor en ambos casos. También figura en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Sin embargo, no está incluido en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.