En una reciente visita que realicé a la playa de Bañugues (Gozón. Asturias) me encontré el arenal con casi bajamar y prácticamente cubierto de una gran cantidad de algas de arribazón. En medio de esa gran alfombra pude observar al pequeño protagonista de esta nueva entrada alimentándose de los abundantes insectos que esas algas albergaban y lo primero que me vino a la cabeza fue pensar en la grandeza de la gesta de esta pequeña ave limícola.
Hay que pensar que en este paso de la migración postnupcial, estas pequeñas aves que provienen la mayoría de la Europa Occidental, son capaces de recorrer distancias que rondan los 3.000 km hasta sus lugares de invernada en el sur de la Península Ibérica y el Norte de África, teniendo que soportar en muchas ocasiones fuertes temporales propios de esta temporada otoñal.
Tampoco debemos
olvidarnos de que la situación de esta especie es bastante frágil, tanto en
nuestro país como en el resto de Europa, debido a la fuerte presión que soporta
su restringido hábitat de reproducción e invernada, principalmente los
ambientes dunares y playas.
Como consecuencia de ello, en los últimos diez años la población de esta ave se ha reducido considerablemente y este hecho contribuyó notablemente para que fuera reconocida como el “Ave del Año 2019” tras ganar la votación popular organizada por SEO/BirdLife. Ese reconocimiento se esperaba que sirviera para impulsar acciones que mejoren la conservación y concienciación de la situación por la que está pasando esta pequeña especie de ave limícola.
Se calcula que
esta especie cuenta con aproximadamente 35.000 parejas reproductoras
distribuidas sobre todo por Europa y Asia, aunque también puede encontrarse en
América y África". De esas 35.000 parejas reproductoras, se estima que la
población en España podría de unas 5.000 parejas, estando repartidas en el
litoral español y áreas húmedas de Andalucía y de Castilla-La Mancha.
La población del Chorlitejo patinegro se ha visto reducida en los últimos diez años, siendo de hasta un 70% en el caso de Málaga (con su gran número de playas turísticas), lo que le ha llevado a ser incluida, además de en el Libro Rojo de las Aves de España (como “Vulnerable”), en el Listado de Especies Silvestres, a nivel nacional, donde figura como 'Protección Especial'. Por ello, parece lógico que se resalte la radical disminución de Chorlitejo patinegro en la Península Ibérica.
En Asturias no se tienen registros de reproducción de esta especie desde los años 70 y por ello tan sólo la podemos observar en muy escaso número de ejemplares en sus viajes migratorios, en especial en el paso prenupcial, siendo mucho más escaso en el postnupcial.
El pasado 19 de septiembre tuve la satisfacción de poder observar y fotografiar brevemente a un ejemplare hembra de Chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) que hizo un alto en su periplo migratorio postnupcial en los arenales de la playa de Bañugues (Gozón. Asturias). Posteriormente, el 27 de ese mismo mes, tuve la oportunidad de realizarle el reportaje fotográfico que ahora comparto.
Las condiciones para poderle fotografiar en las circunstancias que presentaba la playa ese último día, no eran nada fáciles, pues requerían echar cuerpo a ras de tierra, o mejor dicho cuerpo a un manto de algas de una considerable altura, y guardar la correspondiente distancia de seguridad en la que tanto ella, como las otras limícolas que le acompañaban (la mayoría chorlitejos grandes), se encontrasen cómodos y no se sintieran en ningún momento intimidados.
Quiero recordar
aquí, que las fotografías que aparecen en esta entrada están realizadas con un
potente teleobjetivo (600 mm) con una cámara SRL (con sensor APS-C que
multiplica por 1,6) por lo que se convierte en una distancia focal real de 960
mm. Además de esto, la mayoría de las imágenes están convenientemente
recortadas en su edición, con lo que su aparente aproximación es aún mayor,
aunque irreal.
El Chorlitejo
patinegro (Charadrius alexandrinus) es una pequeña ave limícola de aspecto algo
menos rechoncho que el del Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula), con el que
en esta época comparte hábitat. No es nada habitual en nuestra costa
cantábrica, aunque sí en la mediterránea y en la vecina comunidad gallega,
lugares donde lamentablemente la actual población reproductora muestra una
tendencia negativa desde hace años.
También conocido popularmente como “frailecillo blanco”, “chorlo nevado” o “pollito de mar”, el Chorlitejo patinegro es un habitante característico de playas, arenales costeros, saladares y lagunas, unos hábitats que últimamente han sufrido intensamente un acusado proceso de transformación para conseguir un mantenimiento del turismo, llevando a cabo algunas actividades, al principio consideradas como inocuas, pero que a la larga están provocado su progresiva disminución.
Es el caso, por ejemplo, de la limpieza mecánica de las playas o el paso de máquinas cribadoras que provocan la pérdida de un hábitat singular, la retirada de acumulaciones de algas, con lo cual deja a la playa sin sus beneficios, y que en otras ocasiones, puede suponer la pérdida de sus nidos.
El Chorlitejo
patinegro es una pequeña ave limícola perteneciente al Orden de las
“Charadriiformes”, familia “Charadriidae”, que vienen a tener unos 15-17 cm de
longitud, una envergadura que puede alcanzar los 45 cm y un peso de unos 50-55
gr. En esta especie existe un cierto dimorfismo sexual en lo referente al
colorido de su plumaje.
En la temporada de primavera/verano (plumaje nupcial), como podéis observar en las fotografías que pude realizarle en ese mismo entorno (playa de Bañugues) a finales del mes de marzo de 2019 (enlace), los machos tienen las partes superiores de color pardo grisáceo.
En el píleo
podemos diferenciar tres coloraciones diferentes: negra en su parte anterior,
de color anaranjado, algo grisáceo, la parte central y de un color naranja
intenso, algo rojizo, en la zona posterior (nuca).
Además presentan
una franja negra en la parte superior de la frente que se funde con la zona
negra de la parte anterior (negra) del píleo.
El resto de la
frente es de color blanco al igual que las cejas y la cara, la cual presenta
una gruesa brida negra que va desde la base del pico hasta el ojo y también una
mancha negra, mal definida, en las plumas de las auriculares. Detrás de estas
manchas, se puede apreciar una zona de color naranja intenso que se une al de
la parte posterior del píleo, que como anteriormente vimos, es del mismo color.
El pico es corto, delgado, recto y puntiagudo y es totalmente de color negro.
Los ojos son grandes, de color marrón muy oscuro y están rodeados de un finísimo anillo periocular de color blanquecino.
Tienen la garganta
de color blanco que se confunde con el color, también blanco, de su cuello,
formando en su conjunto una especie de collar que lo rodea por completo.
En los lados de la parte superior del pecho, presentan unas manchas negras (ahora de color pardo) a modo de collar incompleto que no llega a cerrarse por el centro, al igual que ocurre en los juveniles del Chorlitejo grande.
Las alas son de color pardo y al igual que ocurre en el Chorlitejo grande, presentan una banda alar blanca que es muy visible durante el vuelo.
La parte inferior es de color totalmente blanco.
La cola es corta y estrecha y por la parte superior es de color marrón oscuro con las rectrices externas de color blanco, también muy similar a la del Chorlitejo grande.
Las patas son medianamente largas y como su nombre común indica, son de color gris negruzco o negro.
En la temporada de otoño/invierno las partes laterales negras del pecho se vuelven de color marrón al igual que ocurre con el píleo que es totalmente de color marrón.
Por su parte las hembras tienen el dorso de color marrón arena. Carecen de la barra frontal negra que tienen los machos aunque algunas pueden tener una barra de color marrón que es más estrecha que la de los machos.
La brida y la zona de las auriculares en vez de ser negras son de un color marrón más oscuro que el del cuerpo. En ellas el color naranja-rojizo que tienen los machos en la zona posterior de la cara y del píleo es sustituido por el color marrón. También en ellas, las manchas que tienen a ambos lados de la parte superior del pecho, son de color pardo en vez de negro.
Los jóvenes son como las hembras con plumaje nupcial (verano) pero por la parte superior tienen aspecto escamoso ya que las plumas tienen los bordes blanquecinos.
Los chorlitejos patinegros tienen un carácter muy nervioso y vivaz, encontrándose casi siempre en alerta, intentando detectar la presencia de un posible enemigo. Cuando corren lo hacen con más rapidez que el Chorlitejo grande, y si es necesario, huyen corriendo y no se deciden a volar hasta el último momento.
A modo de simple curiosidad, decir que los chorlitejos y los correlimos son las aves limícolas más pequeños que podemos encontrar en nuestras playas, pero que tienen comportamiento diferente cuando intentan esquivar las olas o cuando se levantan asustados y echan a volar, ya que los correlimos habitualmente se dirigen hacia el mar y en cambio los chorlitejos lo hacen hacia el interior de la costa.
Su hábitat preferido durante la temporada invernal y durante los pasos migratorios son las playas de arena y de guijarros de las costas, y concretamente en zonas algo apartadas del mar donde crecen almojos y salicornias o en las dunas y marismas.
Durante la época de cría se encuentran en las playas arenosas o con abundantes restos depositados por las mareas, así como en las lagunas saladas del interior donde exista poca vegetación.
Su alimentación en áreas de interior se compone fundamentalmente de insectos (adultos y larvas de escarabajos, moscas, hormigas e invertebrados acuáticos), arácnidos, lombrices y gusanos, mientras que en zonas de agua salada su principal alimento lo constituyen los moluscos y los crustáceos.
Como el resto de chorlitejos y chorlitos, el método de captura que utilizan estas aves es de la carrera y pausa: detectan parados durante un corto periodo de tiempo a las presas visualmente y después corren hacia ellas para atraparlas con el pico.
Su distribución muy amplia, pudiéndolos encontrar en casi todos los lugares del mundo. Están presentes en América del Norte y del Sur, África, Asia y en Europa donde cría principalmente en torno a los mares Mediterráneo y Negro. Se reconocen varias subespecies, de las cuales la “alexandrinus” es la que está presente en Eurasia y en el norte de África.
En la Península Ibérica se localiza fundamentalmente por todo el litoral mediterráneo, el litoral atlántico de Andalucía y algunos puntos de la costa gallega, así como en diversas localidades del interior de Andalucía y en La Mancha. Se reproduce también en Baleares y Canarias, pero no aparece en Ceuta y Melilla.En España son resientes habituales aunque su número aumenta durante el invierno merced a las aves que llegan desde Europa occidental y central, como Francia, Países Bajos y Alemania, para invernar.El periodo de reproducción lo realizan entre los meses de abril y agosto, generalmente en junio. Crían tanto en pequeñas colonias como en solitario. Pueden efectuar dos puestas al año, la primera en abril o comienzos de mayo y la segunda entre finales de mayo y junio e incluso alguna más en caso de pérdida de alguna de ellas.
El comportamiento reproductivo de las parejas está condicionado por la amenaza de los depredadores ya que practican una poligamia secuencial, es decir que si la primera nidada llega a buen término, la segunda la realizan con una nueva pareja (los machos se comportan como poligínicos, es decir, están con varias hembras y a veces también hay hembras poliándricas, es decir, una misma hembra se reproduce con varios machos). Por el contrario, si hay muchos depredadores, las parejas de chorlitejos cambian de comportamiento y se comportan como monógamas.
Construyen el nido en el suelo aprovechando alguna oquedad en el suelo de arena a la rodean con trozos de conchas, pequeñas piedrecitas o algas. La puesta se compone normalmente de tres huevos moteados y de color similar a la arena, que son depositados por la hembra en la arena sin prácticamente ningún tipo de protección, ya que su verdadera protección la constituye su aspecto críptico, que les permite pasar completamente desapercibidos.
La incubación dura 24-27 días aproximadamente. Las crías son nidífugas, a las pocas horas de nacer abandonan el nido y pueden desplazarse y alimentarse por sí mismos, a pesar de lo cual son atendidos por ambos progenitores durante aproximadamente un mes. También los pollos nidífugos, corren al poco de eclosionar, permaneciendo inmóviles, confiando en el camuflaje que le proporciona la coloración de su plumaje con el entorno.
Ante la presencia de intrusos en la zona de cría, si cree que pueden poner en peligro su nido, bien tenga huevos o pollos, el Chorlitejo patinegro simula tener un ala rota, se descuelga dando gritos y alejándose de las inmediaciones del mismo. Si el depredador lo sigue, en la falsa creencia de que podrá capturarlo y comérselo, cuando considera que está suficientemente alejado del nido, levanta el vuelo y desaparece. Sin embargo, esta inteligente estrategia, lamentablemente no sirve para luchar contra un nuevo enemigo: las máquinas limpiadoras de las playas.
Las principales amenazas para esta especie son la pérdida de hábitat, entre otras, por la expansión urbanística y la eliminación de zonas de vegetación dunar debido a la “limpieza” de playas. Asimismo, inciden negativamente en esta especie, las molestias por la presencia humana (turismo masivo y algunas formas de ocio en las playas) durante la época reproductiva (verano) y la predación que sufren sus huevos y crías por parte de gatos domésticos en semilibertad o perros sueltos, que se unen a sus depredadores naturales como las gaviotas, zorros, ratas, etc. En el interior, además, sufre los problemas habituales de nuestros humedales, especialmente la escasez de agua por la sobreexplotación de acuíferos o la apropiación de estas áreas para nuevos usos agrícolas.
Al Chorlitejo
patinegro se le incluye en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría
de “Vulnerable” y aparece considerado como “De interés especial” en el Catálogo
Nacional de Especies Amenazadas.
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