viernes, 8 de mayo de 2020

Un gran cantarín anunciando la llegada de la primavera. Escribano soteño (Emberiza cirlus). Escribana de les sebes.

Habían transcurrido tan solo cinco días (25/02/20202) desde el inicio de la primavera que tan siniestras sorpresas nos tenía reservadas, cuando tuve la oportunidad de poder realizar el reportaje fotográfico que ahora comparto de un pajarillo que llamo mi atención con su incesante y característico canto.




Me estoy refiriendo a uno de los seis escribanos que habitualmente podemos observar y escuchar en nuestro país: Escribano triguero, montesino, cerillo (enlace), hortelano (enlace), palustre (enlace), terminando con el Escribano soteño (Emberiza cirlus), conocido en Asturias como “Escribana de les sebes” y que es el protagonista de esta entrada.

Escribano triguero (Emberiza calandra)

Escribano montesino (Emberiza cia)

Escribano cerillo (Emberiza citrinella)

Escribano hortelano (Emberiza hortulana)

Escribano palustre (Emberiza schoeniclus)

Escribano soteño (Emberiza cirlus)

A estas seis especies habituales en nuestro territorio, en mi caso habría que añadir otros no tan habituales como el Escribano nival (enlace), el lapón (enlace) o incluso el pigmeo (enlace) a los que, afortunadamente, he tenido la oportunidad de fotografiar ocasionalmente.

Escribano nival (Plectrophenax nivalis)

Escribano lapón (Calcarius lapponicus)

Escribano pigmeo (Emberiza pusilla)

Esos escribanos habituales en nuestro país, como muchos de vosotros ya conoceréis, son unos pájaros (paseriformes) pertenecientes al género Emberiza y fundamentalmente terrestres a diferencia de sus parientes los fringílidos con los que a menudo forma bandos mixtos cuando se desplazan.




El nombre del género procede de la palabra del alto alemán antiguo “Embritz”, que significa “escribano”.​ A propósito de esto, me parece interesante destacar que el nombre común de la especie ,“escribano”, proviene de las líneas, trazos o motas muy variadas que presenta la cáscara de los huevos de todos sus representantes, las cuales se asemejan a los trazados hechos con plumilla de las escrituras de los escribanos, que como muchos ya sabéis, era un antiguo oficio público que autorizaba para dar fe de las escrituras.




Mientras que durante la temporada invernal, los escribanos soteños pasan completamente desapercibidos recorriendo nuestros campos mezclados con otras especies de escribanos o de fringílidos en busca de alimento, cuando llega la primavera y la época de reproducción, su comportamiento cambia sustancialmente, mostrándose muy visibles, tanto por su colorido llamativo plumaje nupcial, como su característico canto.




El Escribano soteño se posa en las ramas de los árboles, los pequeños y medianos arbustos, así como en los cables del teléfono o la conducción eléctrica (muy rara vez desde el suelo), desde donde emite su monótono reclamo que le permite marcar su territorio y atraer a las hembras.




El canto es muy característico y consiste en una secuencia rápida, repetida y prolongada de una sola nota fuerte y alta que posteriormente cambia a un distinto tono algo más débil, grave o apagado. La intensidad y frecuencia de su canto desde los primeros días de la primavera es grande, llegando a emitir su canto unas 4-5 veces por minuto. 




Las hembras también emiten su canto, pero con un trino más apagado y no tan a menudo como los machos. 




El Escribano soteño (Emberiza cirlus) es un escribano de talla media, bastante esbelto, que viene a medir entre 15-16,5 cm de longitud, con una envergadura de entre 22-22,5 cm y un peso de 25 gr, aproximadamente. Su longevidad se estima que puede alcanzar hasta tres años. En esta especie existe un dimorfismo sexual como a continuación describiré.




A la hora de describir la morfología y coloración del Escribano soteño inevitablemente hay que compararla con las de su congénere, el Escribano cerillo (Emberiza citrinella), con el que guarda un mayor parecido dentro de su género, en especial en el caso de las hembras y jóvenes. 

Escribano cerillo hembra (Emberiza citrinella)



El E. soteño comparativamente con el E. cerillo, presenta menos áreas amarillentas en el plumaje, tiene un menor tamaño corporal y de longitud de cola, sin embargo tiene un pico más grande y robusto adaptado a su alimentación granívora (semillas). 

Escribano cerillo macho (Emberiza citrinella)

Escribano soteño macho (Emberiza cirlus)

Escribano cerillo macho (Emberiza citrinella)

Escribano soteño macho (Emberiza cirlus)

En el caso de los machos en plumaje nupcial, presentan un dorso fuertemente veteado de color pardo negruzco que se continúa con un obispillo de color gris-parduzco o gris-oliváceo y la cola también de color pardo negruzca con destacadas partes blancas en la pareja exterior de rectrices. 




Es precisamente ese color gris-parduzco o gris-oliváceo de su obispillo uno de los principales rasgos diferenciales con el E. cerillo, el cual lo tiene de un llamativo color castaño rojizo y sin estrías como puede apreciarse en las siguientes fotografías. 

Escribano cerillo macho (Emberiza citrinella)


Escribano cerillo macho (Emberiza citrinella)


Las alas presentan unas plumas de color pardo negruzco muy oscuras. 




Pero el lugar donde sin duda radican los principales rasgos inconfundibles que facilitan su rápida identificación, es en la cabeza que es de color amarillo oliva en la que contrasta la frente, el píleo y la nuca que son de color gris oliváceo con finas estrías longitudinales negras. 




En la cara presentan por encima una banda (ceja) amarillo oliva que sobrepasa los ojos y llega hasta la nuca. A continuación tienen una brida y lista ocular, también negras (antifaz) y por debajo de ella, otra banda de color amarillo oliva, un poco más corta que la superior y que nace en la base del pico (mandíbula inferior).


Escribano cerillo macho (Emberiza citrinella)


El iris de los ojos es de color pardo oscuro.




Otro rasgo característico del macho es la presencia de un llamativo babero de color negro en el mentón y la garganta. 




Por debajo de ese babero negro presentan una estrecha franja amarilla y a continuación una ancha banda verde grisácea que cruza todo el pecho. 




Por debajo de esa banda verde grisácea que le cruza el pecho, los laterales del pecho (flancos) presentan una coloración pardo herrumbrosa con forma triangular.




En la parte superior de la espalda también posemos apreciar esa coloración pardo herrumbrosa en las coberteras pequeñas y medianas.




El resto de las partes inferiores (vientre) son de color amarillo apagado. 




El pico tiene la mandíbula superior de color hueso y la inferior azulada.




Los tarsos y los pies son de color carne. 




Fuera del plumaje nupcial, los colores del plumaje se vuelven mucho más apagados.




Las hembras en general poseen un plumaje más discreto y apagado, asemejándose mucho más que los machos a las hembras del E. cerillo. 




El píleo es pardo claro estriado de negro y las rayas de encima y debajo de los ojos son blancuzcas o amarillentas. 




Las marcas faciales (listas pileales, ocular y bigotera) también están algo marcadas (difusas), pero en menor medida que en el caso de los machos. 




El dorso, los hombros y los laterales del cuello son de un color castaño más pálido que el de los machos. En la espalda tienen el plumaje con poco o nada de rojizo. 




Al igual que en los machos, el color del obispillo es pardo oliváceo.




La garganta (sin negro), el pecho y las partes inferiores son de color beige amarillentas, con un pronunciado estriado negro que destaca sobre ese fondo claro. 




Hay considerable cantidad de variaciones en la tonalidad de los plumajes de las hembras. Algunas tienen un vivo color amarillo en el vientre y bajo pecho y otras solamente blanco sucio.




Los jóvenes se asemejan bastante a las hembras. 




En lo referente a la distribución del E. soteño en el continente europeo comentar que se trata de una especie que ocupa una posición netamente meridional en el continente europeo (circunmediterránea), cuya población principal se concentra en Francia, Italia, las penínsulas Ibérica y Balcánica y Turquía. Algunas poblaciones aisladas llegan hasta el interior de Europa y el sur del mar Negro y alcanzan, por el oeste, el sur de las islas Británicas. También se pueden encontrar pequeños núcleos de esta especie en países del norte de África como Marruecos y Túnez. Están reconocidas varias subespecies, pero en España la que está presente es la “E. cirlus”. 


En la Península Ibérica es una especie numerosa y localmente abundante, pudiéndola encontrar principalmente por la zona mediterránea, Baleares y la mitad norte peninsular, aunque escasea en Asturias y Cantabria. En el resto del territorio aparecen núcleos reproductores fragmentados. Es un ave residente también en Ceuta, pero falta en Canarias y Melilla. 



Se trata de una especie que ocupa una gran diversidad de hábitats. En la Península Ibérica podemos encontrar parejas reproductoras desde a nivel del mar hasta niveles de montaña por encima de los 2000-2500 m.s.n.m. Sus preferencias son desde las formaciones boscosas abiertas y eriales, hasta bosques densos de caducifolios, bosques mixtos y pinares de repoblación, aunque parece sentir especial predilección por ambientes con cierta humedad, como riberas, prados con arbolado disperso (álamos y olmos) o arbustivo, parques urbanos, etc. No le gusta demasiado el campo abierto y prefiere las cunetas de carreteras y caminos con abundancia de matorral y setos. 




En la cordillera Cantábrica no alcanza tan altos niveles, pero, en cambio, es abundante en toda la campiña por debajo de los 800 metros. Más arriba las parejas están dispersas en linderos de bosques y monte bajo con algún soto próximo.




La mayor parte de los soteños que crían en cotas altas descienden en el otoño hacia campo abierto: terrenos cultivados, rastrojeras, olivares, vides, etc. Formando bandos o grupos numerosos se unen a otros miembros de la familia “emberizidae” y “fringillidae” y vagan con ellos, recorriendo a veces considerables distancias y otras no alejándose de una zona rica en plantas parásitas y rastrojos. 




Su alimentación (granívora) es principalmente a base de semillas en especial de gramíneas, que obtiene rebuscando entre la vegetación herbácea. En época reproductora incluye en la dieta todo tipo de invertebrados, los cuales suponen la base de la alimentación de los pollos, así como de los jóvenes en sus primeras etapas de vida. 




El periodo de reproducción del Escribano soteño se extiende desde el mes de abril al de agosto. Habitualmente construyen su nido a base tallos secos, hierba, mucho musgo, raicillas y cuatro o cinco hojas secas como base. El interior tiene un forro de hierba fina y pelos. Ubican el nido en el interior de un arbusto o árbol de pequeño tamaño (generalmente espinoso) y no muy lejos del suelo e incluso sobre este, en un muro oculto por vegetación o entre piedras. Normalmente su construcción es llevada a cabo por la hembra con alguna colaboración muy ocasional del macho.




Acostumbran a realizar una puesta de entre 2-5 huevos que incuba la hembra durante 11-14 días. Su color es blanco, ligeramente azulado o verdoso en el fondo y muestran unas marcas características de esta especie (“escribano”). Los pollos son cebados durante 11-13 días por ambos progenitores. Los jóvenes escribanos serán independientes una o dos semanas después de abandonar el nido.




Las principales amenazas para esta especie se deben a procesos de alteración del hábitat y a una menor disponibilidad de alimento. En las regiones más norteñas de su área de distribución, parece existir una cierta regresión de la especie En España, sin embargo, no se registran los mismos problemas y las poblaciones dan muestras de estabilidad en los últimos años. El Escribano soteño aparece incluido en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría “De interés especial”.

2 comentarios:

  1. Vaya preciosidad de fotos. Las primeras en las que repasas los escribanos que hay son una gozada de verlas todas juntas y extraordinarias. Un saludo.

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    1. Bueno Jose, que amable eres. Me sonrojas. Con gente como tú da gusto. Me alegro que te gusten las fotografías. Saludos cordiales y ¡CUIDATE!

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