viernes, 1 de mayo de 2020

No todo son buenos momentos para el dios de los cielos. Halcón peregrino (Falco peregrinus). Ferre Palomberu.

La última salida fotográfica antes de que se decretara el estado de alarma en nuestro país (14/03/2020), la realice a primera hora de un martes nublado (10/03), con poco viento y opte por acercarme a disfrutar del magnífico paisaje que se puede disfrutar desde lo alto de un acantilado costero de uno de los cabos más septentrionales de la costa asturiana, en el concejo de Gozón.




Se trata de un cabo de fácil acceso, con unas vistas espectaculares de la costa central asturiana, en el que puedes contemplar la inmensidad del mar mirando de frente, y en los laterales las olas chocando contra las rocas de los acantilados o rompiendo a lo lejos en las diversas playas que desde allí se divisan. 




Además, allí el olor a mar es intenso y con cierta frecuencia también se puede divisar el paso de pequeñas y coloridas embarcaciones de pescadores de bajura o de recreo, que van dejando estelas de color blanquecino, que rompen la uniformidad del color verde azulado del mar.




Se trata de un lugar privilegiado para disfrutar de la observación del paso migratorio de aves marinas, así como de la ocasional entrada de paseriformes migrantes, y aunque no fuera esa la mejor época para su observación, tan solo con disfrutar del paisaje hace que merezca la pena acudir allí.




Pues bien, tras permanecer un buen rato disfrutando de las vistas, cuando me disponía a abandonar aquel privilegiado lugar, tuve la enorme satisfacción de encontrarme, una vez más, con el protagonista de esta entrada al blog, un ejemplar adulto de Halcón peregrino (Falco peregrinus) que desde hace tiempo está establecido en ese territorio. 




Digo esto porque, afortunadamente, no es la primera vez que tengo la oportunidad de coincidir con él y que me permite realizarle un extenso reportaje fotográfico, a una relativa corta distancia y sin que se inmute por mi presencia. 




La mejor prueba de ello la tuve a primeros del mes de enero de 2018 cuando le realicé otro extenso reportaje fotográfico (enlace) con el que sí cabe disfruté aún más que con éste y en el que obtuve algunas fotografías de esta increíble rapaz que difícilmente voy a poder superar. Digo esto no por el mérito que pudiera tener como fotógrafo, sino por las bellas y variadas poses que ese día me quiso dedicar el bueno del Halcón peregrino como premio a mi perseverancia, quedándome inmóvil durante bastantes minutos, sin apenas pestañear, observando a ese prodigio de ave tan próxima a mí. 




En esta nueva ocasión pensé que la mayoría de las poses características de esa ave ya las había logrado, pero de nuevo tuve la paciencia suficiente para permanecer inmóvil en mi posición y conseguir, de esa manera, alguna que otra toma inédita para mí y que a lo largo de esta entrada iré compartiendo. 




Lo primero que me llamo poderosamente la atención fue el posadero que había elegido. Se encontraba posicionado al abrigo de las personas que pudieran llegar a esa punta del acantilado y tan solo a la vuelta, si te fijabas en una orientación oblicua al pequeño sendero, le podías encontrar, pero claro, no era fácil de ver, porque uno va más pendiente de mirar por donde pisa que de otra cosa, ya que el tropezón en esa zona puede ser mortal. 




El caso es que allí estaba y lo que realmente me llamó la atención fue que se trataba de una esquinita del acantilado totalmente agrietado (de arriba a abajo) con poca pinta de poder soportar ni un gramo más de los que ya estaba soportando.





Al igual que en anteriores ocasiones, permaneció totalmente impasible a pesar de mi relativa cercana presencia, aunque cierto es que yo nada más verle me quede inmóvil sentado en una pequeña roca adyacente.




Me imagino que el hecho de estar en la cima de la pirámide de la cadena trófica le proporciona una cierta seguridad, ya que el Halcón peregrino prácticamente no tiene más enemigo en la naturaleza que el propio hombre o a lo sumo el Búho real, el Águila real o el Águila-azor perdicera, que suelen compartir hábitat con él, pero no precisamente en las latitudes donde se encontraba este. 




Como se puede apreciar en las fotografías, se trata de un ejemplar adulto. Según tengo entendido el Halcón peregrino tiene una vida corta que puede alcanzar hasta los 12 años en casos excepcionales, pero normalmente el promedio de vida de estos halcones sexualmente maduros no supera los 2-3 años. 




En la Península Ibérica el Halcón peregrino es sedentario, aunque los halcones que se reproducen en zonas del norte de Europa emigran hacia el Sur, siguiendo con preferencia una tendencia al Sudoeste.



Los jóvenes ejemplares una vez que ha encontrado un territorio adecuado en el que tenga una buena disponibilidad de alimento, se establecen en la zona y su vida independiente consistirá en revisar varias veces al día su dominio para evitar la entrada de otros intrusos y buscar las presas idóneas que le aporten el alimento diario suficiente. 




En el caso que nos ocupa, al estar ubicado en un hábitat eminentemente costero, sus presas serán fundamentalmente las gaviotas, o las limícolas, anátidas o paseriformes que se encuentran en migración y que abundan por esa zona. 




Y a propósito de su alimentación, en este nuevo encuentro tuve la oportunidad de observar y fotografiar con bastante detalle los estragos que un ave de estas características debe padecer para poder realizar una digestión apropiada. 




El caso es que tras estar observándole con mucha atención, enseguida pude darme cuenta de que algo le incomodaba.




Me estoy refiriendo a una serie de posturas que reiteradamente efectuaba y que consistían en estirar al máximo el cuello (hacia arriba), a la vez que abría ostentosamente el pico, como si se tratara de un lobo aullando. 




Esa apertura del pico te permitía observar con detalle su estructura corta y curvada hacia abajo, con forma de gancho y de color negro azulado en su extremo y algo más claro en su base.




También se podía observar con claridad el denominado “diente de halcón” que como sabéis, consiste en un saliente ubicado en la parte inferior de la mandíbula superior y que les sirve para rematar a sus presas, ya que les facilita la acción de romperles la columna vertebral en la zona del cuello. 




También tuvo la deferencia mostrarme el interior de su boca hasta lo más profundo de su garganta. En ese momento me imagine la última visión que tendrían sus víctimas antes de ser en despedazadas. 





Acompañando a esos reiterados estiramientos del cuello, se podía percibir perfectamente como le iba creciendo una especie de llamémoslo “joroba” en la zona más alta y posterior del cuello, llegando a adquirir un tamaño considerable. 




Inmediatamente después, el bueno del halcón las pasaba “canutas” por una serie de arcadas secas que a cualquier observador le hacía compadecerse de esa situación porque, evidentemente, el ave estaba intentando regurgitar una egagrópila (bola formada por restos de alimentos no digeridos que regurgitan algunas aves carnívoras), pero parecía que no iba a ser capaz por mucho que lo intentaba. 




Entre intentona e intentona de expulsión, el halcón se entretenía realizando las tareas cotidianas de rascado, ahuecado y estiramiento de alas y limpieza de su bello plumaje. 




Incluso, ante las serias dificultades de evacuar por arriba, decidió intentarlo también por la parte baja, obteniendo un resultado nada desdeñable para aliviar en algo ese apretón. 




A pesar de eso, la secuencia de las arcadas se repitió una y otra vez, durante bastante tiempo, y cada vez con mayor dificultad, hasta que, en un momento dado, se pudo vislumbrar el final de esa situación tan angustiante. 




No era para menos, porque la egagrópila que estaba intentando expulsar era de las denominadas “de ración”, como puede apreciarse tanto en la boca del ave como en la roca donde cayó una vez expulsada y antes de que se precipitara por el acantilado. 




Tras conseguir expulsarla el alivio fue importante y enseguida podías apreciar cómo había desaparecido la famosa “joroba”.




A continuación inició un periodo de reposo en el que aprovecho, para de vez en cuando, lanzarme su penetrante mirada a modo de rayos láser, como queriéndome decir que me estaba controlando. Brutales, esas miradas. 




Un poco más tarde se inició en una larga rutina de lo que he querido denominar como “estiramientos de cuello”. Hacia un lado, hacia el otro. 




Después, hacía delante y hacía atrás. 




Forzando la torsión hasta adoptar posturas casi imposibles. 




Llegando a torsionar el cuerpo completo, hasta casi formar una pelota con plumas. ¡Todo un contorsionista! 




La revisión y limpieza de la zona caudal comportaba la adopción de unas posturas bastante "complicadillas" si se quiere llegar a todas las zonas más distales. Al ser la zona más íntima y contaminada, requería un detallado y minucioso repaso de cada una de sus plumas.







Y es que mantener unos músculos, tendones y ligamentos elásticos es fundamental para un ave de estas características. 




Tras esa primera sesión de estiramientos, procede la realización de un primer ahuecamiento general de plumas que deje penetrar bien la brisa marina, e incluso soltar alguna pelusilla desprendida o algún resto de polvo o impureza adquirida en los vuelos. 




Llegaba a adoptar unas posturas inclinadas hacia delante con todas las plumas ahuecadas que impresionaba bastante, sobre todo cuando recuerdas lo estilizado de la figura que adopta con las alas casi o totalmente plegadas junto al cuerpo, en sus vuelos en picado, tal y como si fuera un auténtico proyectil. 




Momentos después llegó la hora de repasar las plumas del obispillo y de la cola, para verificar su correcto funcionamiento, dado el papel tan importante que desempeñan como auténtico timón de vuelo o para frenar las caídas en picado antes de impactar sobre sus presas. 




A continuación el despliegue y estiramiento de las partes más importantes de esta impresionante aeronave, me estoy refiriendo obviamente, a sus largas y puntiagudas alas que le permitirán realizar un vuelo ágil, potente y muy característico, alternando rápidos aleteos y largos planeos. Primero por el exterior. 




Después por el interior.




No nos podemos olvidar de la zona de las escapulares para tener una buena aerodinámica en los picados con las alas plegadas sobre el cuerpo.




El plumón de los flancos, de la zona pectoral y de la garganta, también merece un buen repaso, si lo que queremos es vernos guapos y encontrar pareja cuando llegue el momento.




Lo que pasa es que no es nada fácil acceder a la zona de la garganta y tenemos que adoptar unas posturas de lo más estirado.




También es importante llegar a las plumas del dorso para ir repasando una a una.




Para ir terminando, importante repaso a la zona del vientre. 




Tan sólo le quedaba para finalizar las revisiones de todas las partes de su anatomía, el comprobar el buen funcionamiento de sus patas, realizando elevaciones de las mismas.




En esta exhaustiva revisión no podía faltar la revisión del estado de sus impresionantes garras con las que tendrá que dar el golpe maestro a sus presas. 




Impresionante el tamaño y afilado de sus uñas.





Unas magníficas herramientas que también le sirvieron para realizarse un buen rascado de cabeza.




Y ya para acabar, el despliegue de las dos alas a la vez, ejercitando los movimientos de vuelo.




A continuación y cuando parecía que iba a iniciar un nuevo periodo de reposo, empezó de nuevo con los estiramientos del cuello hacia arriba, la apertura del pico, las arcadas secas correspondientes y de nuevo la aparición de la “joroba”.




Parecía claro que de nuevo tenía la necesidad de eliminar otra egagrópila a pesar de la eliminada anteriormente y que como pude ver era de un tamaño más que considerable.




Tras varios intentos y con un esfuerzo considerable tal y como se puede apreciar en las imágenes, por fin consiguió eliminar otra egagrópila, aunque en este caso de un tamaño considerablemente menor.




Minutos después me regaló otras “interesantes” poses antes de realizar una nueva deposición y … “pelillos a la mar”. 




Cuando te encuentras observando a escasos metros de ti a un Halcón peregrino, inevitablemente te viene a la cabeza que estás ante un ave rapaz que a mí personalmente me provoca un respeto y admiración especial, ya que posee unas características anatómicas que le ha hecho ostentar el record de velocidad en el reino animal, así como el poseer una de las más potentes agudezas visuales de todas las aves rapaces. No es de extrañar que tradicionalmente se le haya denominado como "el dios de los cielos", ya que ninguna otra ave le puede disputar el dominio de los cielos.




Aunque es bastante conocido, no nos olvidemos que se trata de un ave que es capaz de alcanzar velocidades en el vuelo de caza de 200 a 300 km/h, e incluso llegar por momentos a velocidades de más de 400 km/h, como se ha podido comprobar recientemente empleando métodos de medición más modernos. Es por ello por lo que el Halcón peregrino ostenta el récord no solo de ser el ave más veloz de la tierra, sino también el de ser el más rápido de todos los animales del planeta. No es de extrañar que desde hace tiempo también de se le denomine como "el proyectil viviente". 




El Halcón peregrino es capaz de asimilar el cambio de presión atmosférica que significa descender a 300 km por hora ocasionado por las ondas de choque del aire que podría lesionar el tejido pulmonar de este ave, sin embargo posee unos sofisticados tubérculos óseos que evitan que se lesione en el vuelo en picado. Además, cuando descienden a gran velocidad, para evitar que sus ojos se sequen, segregan unas espesas lágrimas que son esparcidas a modo de limpia parabrisas por un tercer párpado, lo que les permite mantener sus corneas húmedas y limpias de impurezas. 




Tienen un vuelo muy potente, ágil y muy característico, alternando rápidos aleteos y largos planeos. Cuando caza, bate las alas más deprisa y con mayor fuerza. Suelen lanzarse en picado, con alas casi o totalmente plegadas junto al cuerpo, adoptando una postura muy aerodinámica para evitar al máximo el roce con el aire. 




Desde que son jóvenes aprenden rápidamente que los ataques en vertical sobre pájaros cercanos no son recompensados con el éxito, al contrario de los efectuados sobre presas distantes. Esto es debido a que la mayoría de los pequeños pájaros tienen un gran campo visual hacia arriba, lo que les permite evitar con un rápido quiebro los ataques que vienen de lo alto, pero de distancias cortas. Además al ser demasiado cortos los recorridos, no permiten al halcón obtener una suficiente velocidad para que la caza sea efectiva.




El Halcón peregrino ataca fundamentalmente de dos maneras diferentes. Una desde gran altura cayendo en "picado", de manera oblicua sobre la presa y golpeando y atrapando a ésta por la parte posterior del cuerpo, clavándole las garras. La otra consiste en ir volando a nivel más bajo que sus presas y ascendiendo en los últimos metros para clavar las garras en la parte inferior del cuerpo de su víctima.




En el instante mismo de la captura y en especial cuando el "picado" oblicuo es efectuado desde gran altura, el halcón se endereza extendiendo las alas y la cola, sin duda para frenar su caída, y proyecta una o las dos patas hacia adelante. 




Los halcones son reconocidos por su agudeza visual. La retina de los ojos de un halcón tiene un poder de resolución de objetos distantes dos veces y media tan aguda como la de la retina humana. Aún es mayor este poder resolutivo en visión lateral, hacia arriba y abajo, puesto que la fóvea tiene una enorme cantidad de conos. De esta forma con ligeros giros de la cabeza puede controlar cualquier movimiento de un pequeño animal por lejos que esté. 




El Halcón peregrino desde hace tiempo viene prestando buenos servicios al ser humano. En la segunda guerra mundial los halcones peregrinos fueron utilizados para interceptar palomas mensajeras. Hoy en día, también se les utiliza como la más eficaz de las medidas de seguridad en los aeropuertos, alejando otras aves del entorno de ellos evitando, de esa manera, posibles accidentes de colisiones con las turbinas de los reactores de los aviones.




Las principales amenazas para esta especie son la disminución de la productividad de las parejas que se empezaron a manifestar (ya desde los años sesenta en Centro Europa) con el adelgazamiento progresivo de la cáscara de los huevos, cuya rotura se ocasionaba por los mismos pájaros en el nido, la reducción del número de huevos eclosionados, menores puestas y parejas infértiles que se establecían pero no criaban. Tras las pertinentes investigaciones se pudo correlacionar esta baja productividad con la exposición a plaguicidas fundamentalmente de los órgano-clorados.

El Halcón peregrino ha sido recientemente descatalogado de la lista de aves amenazadas de España, aunque sigue dentro del grupo de las especies protegidas por la Ley. El motivo fue el incremento poblacional que se ha dado en las dos últimas décadas, recuperándose las poblaciones del fuerte declive sufrido tras la era del DDT.

7 comentarios:

  1. Impresionante. Sin duda, tu mejor reportaje. Impresiona todo pero las garras asustan. Enhorabuena!!!!!!!!! La foto del último despegue es preciosa. Bueno, lo son todas pero esta, es especial, me encanta. Veo que te has animado a hacer fotos en formato retrato. Están genial.

    ResponderEliminar
  2. Pues no sabes como me agrada que a ti te gusten. Todo un halago viniendo de un gran fotógrafo como tú. Saludos y pasa buen día ¡CUIDAROS!

    ResponderEliminar
  3. Una maravilla de entrada. Vaya observación y magistral la manera de contarla con unas fotografías de impacto. Enhorabuena. Un asludo.

    ResponderEliminar
  4. Pues, una vez más, muchas gracias por tu amable comentario. Me alegra que te guste, pero el mérito es del Halcón peregrino que es una maravilla. En lo referente a la manera de contarla, soy consciente de que es muy mejorable, pero es mucho curro y al final... En esas cuestiones tú si que eres un fenómeno y si alguien duda de lo que digo que se de una vuelta por tu magnífico blog. Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  5. Que gozada de sesión te pegaste, que maravilla. Buen trabajo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Javier. Ya veo que has sido consciente de la suerte que tuve para poder observar, muy de cerca, esos momentos inolvidables y que a cualquier aficionado a la observación de aves le encantaría. Espero que algún día, no muy tarde, lo puedas disfrutar tú. Saludos.

      Eliminar
  6. Fantástico trabajo José Ignacio. Unas fotos espectaculares de las que estoy disfrutando, me imagino lo que estar delante del halcón haciéndolas. Enhorabuena y saludos.

    ResponderEliminar