Tras la publicación la semana pasada de un amplio reportaje fotográfico sobre la hembra de Eider común (Somateria mollissima) me quedé con las ganas de poderlo completar con alguna imagen del macho de esta interesante especie.
Enseguida me vino a la memoria que desde hace aproximadamente dos años se ha establecido un macho en las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel (Cantabria) del que la mayoría de aficionados al pajareo hemos visto fotografías de él en diversos blogs de aficionados de esa zona y en especial en el de Ernesto Villodas (http://nosinmisprismaticos.blogspot.com), referencia obligada si quieres saber lo que está pasando en cada momento en ese maravilloso entorno, donde se pueden avistar de manera fácil y cómoda decenas de especies de aves, en especial las acuáticas.
En mi caso particular, todos los años por estas fechas, no dejo de hacer al menos una visita para poder disfrutar de ese increíble entorno y de sus alrededores. Unos lugares donde tienes asegurada la distracción y la presencia de alguna que otra rareza o especie escasa o irregular. Lo malo de tomar esa decisión de trasladarme allí, es que continuamente van surgiendo novedades y vas posponiendo la visita para aprovechar al máximo el desplazamiento.
El caso es que estos días de atrás pensé que la posibilidad de poder observar y fotografiar al macho de Eider común que se encuentra establecido allí desde hace dos años, era un buen estímulo para al menos intentarlo y poder completar la entrada anterior en la que sólo aparecían hembras.
Así que una vez elegido un día no excesivamente nublado, me desplacé a primera hora de la mañana hasta allí pero sin una referencia clara del lugar exacto donde poder encontrarle. Tan sólo llevaba la idea de poderlo ver desde el observatorio de La Arenilla o en los alrededores del Monasterio de Montehano.
Allí llegué a primera hora dela mañana de un día algo nublado y, muy importante, con marea alta, ya que en esas marismas cuando la marea está baja las distancias se hacen imposibles para unos simples prismáticos y un teleobjetivo más o menos potente.
Menos mal que ya iba concienciado ante la posibilidad de no encontrarlo, ya que en esas zonas mencionadas no había ni rastro de él y tampoco de la presencia de otros aficionados que te pudieran orientar de dónde encontrarle, así que, tras realizar una minuciosa revisión de ambas zonas y no encontrarle, decidí aprovechar el día observando y fotografiando otras muchas interesantes especies de aves, en otras localizaciones distintas (puerto pesquero, charcas del Dueso, observatorio de Bengoa, etc.).
La idea que llevaba era volver a intentarlo en los sitios iniciales, a la hora de comer, antes de que atardeciera. Así lo hice allí coincidí con un aficionado que se encontraba fotografiando a escasa distancia del observatorio de La Arenilla, a un Colimbo grande, el cual me comentó que hacía poco tiempo había estado allí el Eider común acompañado de varias hembras y que al poco rato se habían marchado volando al centro de la marisma, en donde se encontraba una gran colonia de silbones europeos. Mi gozo en un pozo, porque la posibilidad de que volviera a esa zona próxima, era muy remota, pero en fin…que se le va a hacer.
Ya eran cerca de las tres de la tarde y la marea estaba bastante baja, por lo que decidí irme a comer tranquilamente y a continuación volverme para Asturias. Así lo hice, pero de la que me marchaba no me resistí a no pasar de nuevo por allí a echar un último vistazo y aunque la marea estaba súper baja, a bastante distancia y con una luz muy escasa, conseguí avistarles en la orilla de una isleta cercana.
Aunque era consciente de que la calidad de las fotografías iba a ser muy baja, quería que al menos fuera testimonial por lo que, a duras penas, les realicé el reportaje que ahora os presento.
Allí se encontraba el macho luciendo su conspicuo plumaje acompañado de, ni más ni menos, seis hembras. Se iban desplazando lentamente por la orilla realizando continuas inmersiones y capturando, una y otra vez, cangrejos que sacaban a la superficie para, tras sucesivas sacudidas, desposeerles de las pinzas y poderlos tragar. Todo un espectáculo digno de ver y que espero podáis apreciar en algunas de estas imágenes.
Resultaba sumamente curioso observar a una gaviota que estaba siguiendo continuamente a los eíderes a corta distancia y en cuanto salían a superficie con su cangrejo en el pico, se lanzaba sobre ellos para arrebatarles sus capturas sin apenas resistencia por parte de los patos.
El Eider común (Somateria mollissima) es una especie de ave anseriforme de la familia “Anatidae” ampliamente distribuida por las regiones costeras árticas y subárticas. Presenta un acusado dimorfismo sexual característico de su género, siendo además los machos ligeramente más grandes que las hembras.
De las cuatro especies de eíderes: E. común (Somateria mollissima); el E. real (Somateria spectabilis); el E. de Fischer (Somateria fischeri) y el E. de Steller (Polystica stelleri), el E. común es el más grande y, según tengo entendido, también es el pato de mayor tamaño de Europa. Vienen a medir unos 60-70 cm de longitud y su envergadura media es de aproximadamente 1 m. El peso puede llegar a los 2,200 Kg.
La etimología de su denominación científica (Somateria mollissima) proviene de los términos griegos “Somateria”: “soma”, cuerpo, más el de “herion”, lana. “Mollisima” proviene del superlativo latino “mollis, -e”, flexible, blando. Ósea, “cuerpo de lana, flexible o blando”.
En el caso de los machos adultos, se pueden distinguir dos tipos de plumaje: el plumaje de eclipse que lucen durante el periodo estival y que es mucho menos vistoso que el nupcial que lucen durante el resto del año y que podemos apreciar en estas imágenes.
En esta época la coloración de la parte superior es de color blanco.
Los laterales del cuello y la nuca son de color verde pálido.
También el pecho es blanco pero en este caso con tintes rosáceos o asalmonado.
Por su parte, los flancos, el vientre, el obispillo y la cola son de color negro.
Es característica la presencia de una mancha blanca y redondeada en los muslos.
De color negro también es el capirote que llega a incluir a los ojos y que en su parte central y posterior presenta una línea pileal de color blanco.
Las alas, anchas y cortas en comparación con el resto del cuerpo, son de color blanco a excepción de las plumas primarias y las secundarias que son de color negro.
Otra característica de esta especie son las formaciones que hacen las plumas en la parte baja de los lados de la cabeza cuando se despliegan hacia los laterales del pico asemejándose a unas grandes orejas.
El pico es grande, de forma triangular o cuneiforme (muy ancho en la base y puntiagudo) lo que confiere a su cabeza un peculiar aspecto triangular o con forma de cuña.
En la primera mitad de la mandíbula superior es de color ocráceo claro o amarillento, mientras que el resto es de color gris azulado claro, excepto la punta que es de color crema claro.
Las patas son de color grisáceo amarillento y tienen los dedos palmeados.
En la fase de eclipse, el plumajee de estos machos adultos es de color gris negruzco, excepto el pecho que es de blanquecino con finas rayas horizontales de color gris oscuro. Las alas tienen algo de blanco. En esta fase el pico es grisáceo y hay una zona blanquecina alrededor de los ojos.
El Eider común se distribuye por las islas Británicas, las costas del mar del Norte y del mar Báltico, las costas e islas del noreste de Asia, Norteamérica y Groenlandia. Durante la invernada en Europa se instala en áreas costeras de los países más occidentales, y solo alcanza nuestras aguas de forma muy marginal.
En la península Ibérica e Islas Baleares es un invernante escaso de septiembre a febrero, alcanzando cifras máximas en diciembre y enero. Inverna en grupos reducidos en rías, bahías y marismas de las costas cantábricas, la costa atlántica de Galicia, Cataluña y ocasionalmente, en el litoral levantino. La subespecie que se presenta en nuestro territorio es la “S. mollisima”.
Su hábitat es eminentemente marino y se encuentra en las costas poco profundas, bahías, rías, playas, estuarios y también en las islas.
Se alimenta principalmente de moluscos, crustáceos, mejillones, erizos de mar, berberechos, estrellas de mar, peces y gusanos, que captura buceando en aguas relativamente profundas o introduciendo parte del cuerpo en el agua, allí donde el alimento resulta más accesible.
El Eider común se traga los moluscos enteros, sus conchas se rompen el su molleja y son excretadas. Cuando come cangrejos les arranca las pinzas y las patas y se los traga de igual forma.
El periodo de reproducción lo realiza entre los meses de abril y junio. Normalmente crían en colonias. Construyen el nido en alguna depresión del suelo, generalmente cerca del agua y entre la vegetación, a la que recubren con materia vegetal y posteriormente tapizan con su propio plumón que, una vez concluida la reproducción, se recolecta para fabricar los conocidos edredones.
La puesta se compone normalmente de 3-6 huevos. La incubación dura 27 días aproximadamente. Las crías son nidífugas, a las pocas horas abandonan el nido aunque la madre cuida de ellas hasta que tienen alrededor de un mes y medio de edad.
En las últimas décadas se ha producido un gran aumento de las poblaciones nidificantes del norte de Europa a partir de la protección del saqueo que sufrían sus áreas de nidificación en busca de huevos y plumón. También se ha constatado una expansión de su área de cría hacia el sur dentro del continente europeo.
El Eider común hasta hace dos décadas era accidental en la Península ibérica. A partir de 1976, al menos en Cataluña, pasó a ser un invernante casi regular. Actualmente es considerado como una especie de presencia regular en la costa cantábrica y Cataluña y accidental en aguas interiores.
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