Al igual que en años anteriores cuando llega la primavera y con ella la migración prenupcial de un buen número de especies de aves, los aficionados a la observación y fotografía de aves de la zona central de Asturias, acudimos regularmente a revisar una pequeña charca del concejo de Gozón, sabedores de que allí acostumbran a sedimentarse una gran diversidad de aves limícolas que, a modo de un imán, las atrae año tras año en sus migraciones regulares. Tal es el caso del Archibebe oscuro (Tringa erythropus) al que le dediqué una entrada anterior a mi blog.
Se trata de una rastrojera de plantas de maíz de unos 40X100 m en la que se forma una charca pluvial de escasa profundidad muy cercana a la rasa costera que hace las delicias de éste tipo de aves. Ese fue el caso también de varios andarríos bastardos (Tringa glareola) a los que también les dedique una reciente entrada a mi blog.
Esa gran abundancia de restos de troncos de la planta de maíz les proporciona a esas aves una gran protección para pasar desapercibidas o protegerse del ataque de alguna que otra ave rapaz habituales por la zona que ven en esa pequeña charca una gran despensa donde conseguir su alimento habitual. Ese es el caso del Aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) al que he podido observar en más de una ocasión sobrevolando la zona.
Incluso tuve la oportunidad de poder fotografiar en esa zona a una pareja de aguiluchos laguneros luchando entre ellos tal vez para defender su territorio habitual de caza y que supuso para mi un gran espectáculo que pude inmortalizar.
Otra posibilidad de ese agresivo encuentro entre los aguiluchos laguneros se pudiera deber a que se tratase de una especie de juego que esta época acostumbran a realizar algunas especies de aves rapaces.
En cualquier caso, considero que resultaría interesante publicar el reportaje fotográfico que pude realizar a ese curioso encuentro entre aguiluchos laguneros.
También son habituales las rastreadores de esa charca el Gavilán común o el Milano negro (Milvus migrans) a los que, con una dosis de paciencia, puedes llegar a observar sobrevolando la charca o incluso haciendo algún ataque directo sobre alguna de las aves que allí descansan y se alimentan habitualmente.
Además, esas aves rapaces no sólo pueden capturar aves limícolas, si no que también pueden hacerlo sobre el buen número de pollitos de varias parejas de Ánade azulón o real (Anas platyrhynchos) que en ésta época proliferan en esa charca y que evocan una gran ternura.
Retomando el tema de las limícolas que he podido fotografiar en esa pequeña charca a lo largo de lo que llevamos de primavera, quiero compartir varias imágenes de un numeroso grupo (llegaron a ser hasta 11 ejemplares juntos) de combatientes (Calidris pugnax).
Como ya comenté en entradas anteriores, tuve la oportunidad de poder fotografiar a parte de ese grupo de combatientes en pleno vuelo, tras ser levantados por el paso de una paisana que iba paseando con su perro por el camino que linda con un margen de la charca.
En algunas de ellas se puede distinguir fácilmente la presencia de uno de los ejemplares de Combatiente que andaba cojeando y que en vuelo se puede apreciar como llevaba la pata descolgada.
Inevitablemente, siempre que me encuentro con ésta especie, me viene a la memoria la extrañeza que siempre me produjo la referencia un tanto belicosa, tanto de su denominación común, Combatiente, como de la científica de esta especie y que me parece interesante recordar ahora.
El origen de su denominación científica, “Calidris pugnax”, que hasta hace poco se denominaba “Philomachus pugnax”, provienen de los términos “Philomachus” = “philomakos” (griego): belicoso, y “Pugnax” = “pugnax” (latín): combativo, y quieren poner de manifiesto el hecho de que los machos de esta especie realizan un complicado cortejo nupcial consistente en revoloteos, saltos, echarse, ponerse en cuclillas, erizar las plumas de la gorguera y finalmente arremeter contra los rivales a modo de lucha o combate.
Es decir, que en su denominación se ha querido remarcar el hecho de que los machos de esta especie se enzarzan en unos violentos, repetitivos y llamativos "combates" o danzas, en los que exhiben un vistoso atuendo nupcial adornándose con llamativas golas y penachos de plumas eréctiles en la cabeza, con la gorguera ahuecada y realizando danzas y movimientos característicos de las alas, así como adoptando posturas estereotipadas.
El Combatiente es un ave migradora que pasa el invierno en África, aunque algunos ejemplares se asientan durante la estación desfavorable en áreas apropiadas del sur de la Península Ibérica (Doñana y marismas del Guadalquivir). Allí ocupan zonas interiores, marismas, lagunas y riberas de los grandes ríos africanos y también de los lagos (zonas palustres). Es menos costero que otros limícolas.
En España pueden verse especialmente durante los pasos de otoño y primavera y tanto en la costa como en el interior. Se observan pocos ejemplares en la cornisa cantábrica y en Galicia. En Asturias el paso otoñal es muy escaso y siempre juveniles.
La especie se reproduce desde el este de Inglaterra, Países Bajos, hasta el norte de Escandinavia (Europa occidental) y a través de toda Eurasia. Algunos combatientes se reproducen también en pequeña cantidad en Bélgica y puntos del noroeste francés.
En cuanto a su hábitat, fuera de la temporada de cría, prefiere los márgenes fangosos de lagos, charcas, estanques, ríos, marismas y áreas inundadas; incluidas las aguas salobres y salinas. Durante la migración es más común a lo largo de la costa, o en pastizales recién cortados o de vegetación baja.
Se alimenta tanto de noche como de día. Sondea en el barro bajo el agua o en el suelo para tomar el alimento, pero, también, de la superficie del suelo o de plantas. La dieta la constituyen insectos, gusanos, pequeños moluscos y crustáceos, ranas y peces pequeños; y, también, semillas y plantas acuáticas.
Otra especie de ave limícola que pude fotografiar fue a una pareja de Correlimos zarapitín (Calidris ferruginea) que apenas habían comenzado a cambiar su plumaje de invierno para transformarse en el mucho más vistoso nupcial al que hace referencia su denominación científica.
Su denominación científica "Calidris ferruginea" hace clara referencia al colorido de plumaje nupcial en el que predomina el color rojo óxido tanto en sus partes superiores como, sobre todo, en la cara, pecho, flancos y vientre. Por su parte, su denominación común "Correlimos zarapitin", como la mayoría ya sabéis, se debe a la similitud de su pico, ligeramente curvado hacia abajo, con el de los zarapitos.
Cómo muchos ya conoceréis, se trata de un ave limícola habitual pero escasa en la migración prenupcial por la costa central asturiana debido a que la mayoría de estas aves realizan ese paso prenupcial fundamentalmente por las costas mediterráneas.
Su área de reproducción se extiende por toda la Siberia ártica y, probablemente, el occidente de Alaska. Posteriormente viaja al sur para pasar el invierno en África, diversas islas atlánticas, costas del Índico y Oceanía.
Desde su área de reproducción en el Paleártico occidental, el Correlimos zarapitín puede seguir tres rutas migratorias diferentes hacia el sur para pasar el invierno:
a) Por la costa occidental de Europa hacia el África occidental y a través de la península Ibérica.
b) Atravesando el este de Europa, el Mar Negro y Túnez para alcanzar el África occidental, bien siguiendo la costa norte de África o a través de Mali.
c) Cruzando entre el Mar Negro y el Mar Caspio, siguiendo por los lagos de Oriente Medio y del Valle del Rift para alcanzar el África meridional y oriental.
En la migración de retorno pocas aves utilizan la ruta migratoria de Europa occidental, más bien suben a través de Túnez y Sivash.
En nuestro país los podemos observar, fundamentalmente, en las costas del Mediterráneo, y es poco frecuente en el litoral cántabro-atlántico. También se cita en el interior y en Baleares, así como en Canarias, donde inverna.
Compartían espacio con algunos correlimos comunes (Calidris alpina) que en su inmensa mayoría ya lucían su plumaje nupcial como puede apreciarse en algunas fotografías. Como se puede apreciar son de un tamaño algo mayor que el Correlimos común ya que vienen a medir unos 19 cm de longitud, con una envergadura que puede alcanzar los 46 cm y un peso que puede llegar a los 60 gr. No existe dimorfismo sexual en esta especie.
En una de las estancias de observación en esa charca tuve la fortuna de observar y fotografiar a un Archibebe claro (Tringa nebularia) que accedía volando a uno de los extremos de la charca.
Al contrario de lo que hacían otras aves limícolas allí sedimentadas, ese Archibebe claro presentaba un comportamiento sumamente desconfiado y apenas se mantuvo allí durante unos minutos.
Para terminar ésta primera parte comparto el reportaje fotográfico que les pude realizar a una bella pareja de chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula) a los que también les pude ver llegar pero que no les pude fotografiar en vuelo.
Si no me equivoco el Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) es la segunda ave limícola que más frecuentemente y en mayor cantidad nos visita en ésta migración prenupcial por el litoral asturiano, tras el Correlimos común (Calidris alpina) que ocuparía el primer lugar y con el que comparte habitualmente hábitat.
Como mencionaba anteriormente, se trata del más habitual y abundante de los tres principales chorlitejos que podemos ver en nuestro entorno (Ch. grande, chico y patinegro) aunque, curiosamente, es el único que no se reproduce aquí, ya que se trata de un ave propia de las altas latitudes del hemisferio norte (se han dado algunas citas de reproducción pero la mayoría no se han homologado).
Como se puede apreciar en las fotografías durante la época de primavera/verano en la cara contienen un gran antifaz negro que incluye al ojo dentro de él pero sin sobrepasarlo por su parte superior y al cual se une una franja horizontal de color negro que atraviesa la parte inferior de la frente de lado a lado por encima del pico; también se le une una ancha franja negra que va de lado a lado ocupando la parte superior de la frente y la anterior del píleo. Esas zonas de a cara de color negro durante la primavera/verano se tornan de color pardo oscuro en el invierno.
Entre ambas franjas negras hay una estrecha zona blanca que se corresponde con la parte inferior de la frente. Por encima de la zona central del ojo se inicia una ceja blanquecina, estrecha y mal definida que se dirige hacia la nuca. La parte posterior de la cara por detrás de las auriculares y la nuca son de color pardo, color que se une al de la parte posterior del píleo.
La garganta, la parte inferior de la cara por debajo del antifaz y la parte superior del cuello son de color blanco y por ello cuando retraen el cuello parece que tuvieran un estrecho collar completo de color blanco. Ocupando la parte inferior del cuello y la superior del pecho hay un ancho collar de color negro. La zona del pecho situada por debajo del collar negro así como el resto de las partes inferiores son de color blanco.
El pico es corto, delgado, recto y puntiagudo; es de color naranja, excepto en su tercio distal que es de color negro.
En la época invernal el pico se vuelve todo él de color negro.
Las hembras en la época de primavera/verano tienen los tonos negros de la cabeza más apagados.
Y hasta aquí la primera parte de esta serie. Muchas gracias por vuestra visita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario