Tal como comenté en mis dos últimas entradas al blog, que las dedique a la Canastera común (Glareola pratincola) y al Críalo europeo (Clamator glandarius), cuando en esta temporada primaveral (prenupcial) visitas la gravera de Grulleros (León), es muy difícil aburrirte si te gusta observar y fotografiar aves, pues la cantidad y diversidad de ellas que allí te puedes encontrar, es importante.
Esa gravera es uno de los hábitats en los que se reproduce habitualmente el protagonista de esta entrada, el Aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus), lo cual te permite poder observar algunos momentos sumamente interesantes, como es el caso del transporte de material vegetal para construir el nido.
También, uno de los momentos en los que más pude disfrutar, fue cuando pude observar, y de alguna manera fotografiar, un cortejo nupcial en el que la pareja, tras realizar una serie de vuelos acrobáticos conjuntos, el macho termina “agasajando” a la hembra con la entrega de un obsequio (un pequeño roedor) en pleno vuelo.
La maniobra exactamente consistió en que el macho dejó caer en pleno vuelo a su presa, para que ella, demostrando una gran habilidad y coordinación con él, la capturara con una de sus garras. Un espectáculo digno de presenciar y difícil de olvidar.
Como mencionaba anteriormente, uno de los destacados protagonistas de esa gravera es sin duda el Aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus), un ave rapaz que como muchos sabéis, pertenece al pequeño grupo de los aguiluchos que podemos ver en nuestro país y que está constituido por aves rapaces de tamaño medio, siendo éste el más grande de ellos, por encima del A. Cenizo (Circus pygargus), del A. Pálido (Circus cyaneus) y del A. papialbo (Circus macrourus).
El grupo de aguiluchos (Circus) se caracteriza por poseer unas alas y cola largas y a realizar habitualmente un vuelo lento y a baja altura. Además, este grupo, que suele nidificar en el suelo, presenta un acusado dimorfismo sexual, siendo la hembra de mayor tamaño, más pesada y con plumaje distinto al del macho.
El Aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) es una rapaz de tamaño medio que mide aproximadamente 48-60 cm de longitud. Su envergadura alcanza los 115-140 cm. El peso de los machos ronda los 540 gr y el de las hembras los 740 gr.
El macho adulto tiene las partes dorsales de color pardo oscuro.
Las partes inferiores, cerca de las patas y el bajo vientre, son de color pardo rojizo y rayado que se van convirtiendo en rojizo, crema y blanco, según se asciende hacia el pecho y garganta, los cuales están suavemente rayadas.
Las alas son estrechas y largas, y en el caso de los machos, cuando los vemos por debajo en vuelo, son de color pálido (blancuzcas o grisáceas) con las puntas (rémiges primarias) negras bien marcadas y el vientre rojizo oscuro y no blanco como en el caso del A. pálido.
La parte superior de las alas es tricolor (marrón, pálido, negro) o cuatricolor (marrón claro, marrón oscuro, pálido y negro).
La cabeza y la nuca son de color blanco amarillento pálido con finas estrías de color marrón oscuro que les da un aspecto rayado.
Los ojos tienen el iris de color amarillo o marrón y están rodeados por una estrecha franja de piel desnuda (sin plumas) de color gris oscuro.
El pico es de tamaño medio, está curvado hacia abajo y es de color negro con la cera amarilla.
Las patas son de color amarillo con las uñas negras y están desprovistas de plumas en los tarsos. Por su parte, los muslos tienen las plumas de color rojizo.
La cola es larga, ancha y con el extremo redondeado. Es de color gris azulado pálido.
La hembra adulta es un poco más grande que el macho, y en general de color más pardo oscuro, tanto en la zona dorsal, como en la ventral (menos contrastada).
La cabeza, la garganta y la nuca son de tonalidades blanco amarillentas. Presentan unas manchas ocráceas claras en los hombros.
La cola es de color marrón oscura.
Los jóvenes son bastante parecidos a las hembras (marrones) aunque con tonalidades más homogéneas y más oscuras, presentando solo las manchas claras en cabeza, nuca y garganta.
Todas las descripciones del plumaje sirven para dar una idea general de la coloración de estas aves, pero no para definirlos con exactitud, pues las variaciones individuales son muy grandes, y sobre todo, los estados de transición desde jóvenes a adultos, dan lugar a una gran variedad en el color que origina frecuente confusión al identificarlos.
Cuando vemos volar a esta rapaz, es característico el hecho de que el perfil de sus alas forma una “V” abierta (poco profunda).
Su vuelo es bajo, como los demás aguiluchos, pero más a menudo lo hace también a mayor altura, en general entre tres y cinco metros sobre el suelo o las plantas palustres, alternando cortos batidos de alas con las mismas muy elevadas.
Se trata de un ave rapaz muy perezosa y apática que no arriesga mucho al cazar, procurando hacerlo sobre presas fáciles como jóvenes aves acuáticas y otras que han sido heridas en las cacerías. Pasa grandes períodos de tiempo posado en el suelo o en arbustos muy bajos y con mucha frecuencia la junto a su pareja.
En el vuelo de caza cuando descubre una presa se detiene y gira en el aire, lanzándose muchas veces el agua, efectuando una corta zambullida para capturar su presa.
Se alimenta principalmente de pequeños mamíferos (roedores y conejos), pájaros, aves acuáticas y sus huevos, reptiles y, en menor medida, de peces y anfibios. Ocasionalmente, si escasean las presas habituales, se alimentan de algo de carroña.
Su hábitat está ligado fundamentalmente a humedales, lagunas, marismas, marjales, albuferas y zonas con abundante vegetación palustre (carrizos, eneas, juncos) aunque también puede establecerse en grandes extensiones de cereal. Para cazar suele desplazarse a campos de cultivo, baldíos o pastizales.
La población de Aguilucho lagunero occidental experimentó una fuerte reducción en el continente europeo hasta finales de los años ochenta del siglo pasado. Desde entonces, en nuestro país, se ha ido recuperando lentamente tanto en el número de individuos como en su distribución, aunque aún estamos lejos de alcanzar los niveles de otros países europeos, donde es mucho más abundante.
En la Península Ibérica es un ave residente habitual aunque también pueden verse un buen número de ejemplares en migración (septiembre-octubre) procedentes de Centroeuropa y países nórdicos de paso hacia África. Suelen elegir para invernar zonas de grandes humedales del sur y el este de la península para abandonarlos al principio de la primavera.
En España en la actualidad hay núcleos reproductores en la mayor parte de los humedales de las cuencas del Ebro, el Duero, Tajo-La Mancha y las Marismas del Guadalquivir.
Durante la estación invernal es frecuente verlos en dormideros comunales que instalan en la vegetación palustre a donde acuden cada atardecer.
El paso prenupcial por nuestro territorio se inicia en las áreas de invernada africanas hacia el mes de febrero o marzo, haciéndolo en primer lugar los machos. Se desplazan hacia el Norte de Europa en donde se reproducen fundamentalmente en el sur de Escandinavia, Gran Bretaña, Francia y en el sur de Rusia.
El periodo reproductivo lo llevan a cabo entre los meses de marzo y junio. Construyen el nido en el suelo y escondido entre los juncos o carrizos. La puesta se compone de entre 4-5 huevos. La incubación alcanza las 5 semanas aproximadamente. Las crías abandonan el nido hacia los 40 días de edad.
Las principales amenazas que en la actualidad presenta este ave son la destrucción o alteración del hábitat donde suelen vivir y reproducirse debido a desecaciones, incorporación de nuevas áreas de cultivo, contaminación (incluida la contaminación por plomo), uso de pesticidas, etc. que pueden disminuir notablemente las presas de las que se alimentan.
En el Catálogo Nacional de especies Amenazadas el Aguilucho lagunero occidental figura con la categoría "De Interés Especial".
Precioso. Enhorabuena por la entrada. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Jose. Saludos.
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