De las escasas especies de aves
limícolas que esta temporada he podido ver y fotografiar en Asturias, hoy
quiero presentaros a esta bella pareja de Correlimos menudo con los que hace ya
unos cuantos días pasé una nublada mañana en la playa de Bañugues.
El caso es que días antes ya los había visto
correteando y alimentándose por la zona intermareal acompañados de varios
Chorlitejos grandes y tan solo les pude sacar alguna foto testimonial de esa
presencia, ya que se mostraron muy recelosos, probablemente arrastrados por la
conducta de los chorlitejos grandes.
Pero en una segunda visita a esa
playa los pude ver como se encontraban alimentándose los dos solos y en la misma
zona en donde años anteriores ya los había visto y donde no recelaban para nada
de la presencia humana.
Me estoy refiriendo a la
desembocadura del pequeño arroyo (arroyo de Llantada) que se bifurca en
pequeños regatos antes de su llegada al mar y que habitualmente utilizan esas y
otras aves para beber, alimentarse y darse unos buenos baños de agua dulce, que
les permiten desalinizar su plumaje y así mantenerlo en perfectas condiciones
para poder seguir sus largos periplos migratorios.
No sólo no recelaban de mi
presencia y la de otras personas que se encontraban cerca, sino que eran ellos
mismos los que poco a poco se fueron aproximando a mi posición, llegando
incluso a tenerme que separar de ellos para así poderlos enfocar adecuadamente
con mi teleobjetivo.
A partir de ahí, fue un verdadero
deleite poder observar y fotografiar sus evoluciones desplazándose a los largo
de ese arroyo, sumergiendo una y otra vez su cabeza en el agua en busca de pequeños
invertebrados acuáticos de los que habitualmente se alimentan.
El Correlimos menudo aunque es una
especie escasa, es una limícola habitual en temporada otoñal en Asturias, pero lo
cierto es que cada vez lo hace en un menor número. Escasez que se suma a la de
otras especies de aves limícolas que este año en concreto está resultando
francamente alarmante y que esperamos que con el cambio de las condiciones
climáticas que al parecer se aproxima, pueda revertir.
Como denomino a esta entrada,
estamos hablando de una de las aves limícolas más pequeñas que habitualmente podemos ver en
nuestro país durante el paso migratorio y en la invernada. Como muy bien indica
su nombre, el Correlimos menudo “Calidris
minuta” tan sólo mide entre 14 y 15,5 cm de longitud (el Correlimos de Temminck es un poquito menor: 13,5-15 cm) y unos 27 a 30 cm de
envergadura. Su peso puede llegar a los 30 gr. La edad máxima conocida de un Correlimos
menudo anillado es de ocho años. No existe dimorfismo sexual en esta especie.
Pertenece a la orden de las Charadriiformes y a la familia de las Scolopacidae a las que también pertenecen
entre otros el Correlimos de Temminck (es un poco menor: 13,5-15 cm y más alargado), el
Correlimos Tridáctilo y el Correlimos común con los que guarda un cierto
parecido y puede llegarse a confundir. El origen etimológico de su denominación
científica proviene de los términos Calidris = kalidris (griego): ave limícola
mencionada por Aristóteles y que, probablemente, se trataba de un andarríos y
de Minuta = minutus (latín): pequeño.
En cuanto a su plumaje, debemos
diferenciar el de invierno (no reproductor) que lucen un dorso de color pardo grisáceo con centros oscuros y
un aspecto escamoso que le proporciona el hecho de tener los bordes de las
plumas de color blanco. Ese color pardo grisáceo se extiende hacia la cabeza y los
laterales del cuello.
El píleo es de color anaranjado
con múltiples estrías de color marrón oscuro.
La cara es anaranjada con estrías
parduzcas y con tonos parduzcos en las auriculares, además en ella hay una brida marrón oscura
entre la base del pico y el ojo.
La garganta es siempre blanca
(pardusca en el de Temminck).
En las alas se puede ver una
franja alar de color blanco mientras vuelan. Las plumas primarias y las
secundarias son de color pardo oscuro. Destaca la proyección primaria sobre las
terciarias, que llega a rebasar el extremo de la cola.
Las plumas de las partes
inferiores (vientre) son blancas durante todo el año.
La cara es blanca y los ojos tienen
el iris de color marrón oscuro (casi negro) y están rodeados de un fino anillo
periocular blanquecino.
El pico es de tamaño medio (igual
o menor que el diámetro de la cabeza), recto (a diferencia del Correlimos
común) y de color negro.
La cola es corta (el Correlimos
de Temminck la tiene más larga) y con línea gris oscura central (de color
blanco en el correlimos de Temmick).
Las patas son medianamente
largas, de color negro (a diferencia del Correlimos de Temminck que las tiene
amarillentas y más cortas), con tibias y tarso cortos y con cuatro dedos (tres
delanteros y un espolón trasero) a diferencia del tridáctilo. Presentan una
pequeña membrana interdigital entre los dedos.
Por su parte, el plumaje estival
(nupcial) presenta un colorido más
variado en su manto a base de un anaranjado rojizo con moteado marrón que
abarca a la cabeza y los laterales del cuello (más marcado en los machos). En
las partes superiores el plumaje es negro con bordes castaños y las puntas
blanquecinas que irán desapareciendo con el plumaje nuevo. En el manto es
característica una marcada "V" de color blanco amarillento (ausente
en el correlimos de Temmick). También en esta época presentan una clara
bifurcación en la lista superciliar que es menos clara o inapreciable en
plumajes de invierno de jóvenes o adultos.
El plumaje de los juveniles es
variable, alternando las plumas de color anaranjado con bordes castaños de su
manto con otras más grisáceas. La "V" del manto está más marcada que
en el adulto. La cabeza tiene un plumaje estriado con doble ceja marcada. En el
dorso presentan una doble línea blanca marcada en cada lado.
Se distribuyen por latitudes
árticas de Europa y Asia donde se reproducen y posteriormente emigran hacia el África
central y meridional (así como el Asia meridional) y de forma mucho más escasa en
la cuenca del Mediterráneo.
En nuestro país son habituales
durante los pasos migratorios tanto en la Península como en las Islas Canarias
y las Baleares, pero también hay una parte de ellos que se quedan para invernar
(zona mediterránea) y otros pocos que se quedan durante el verano. Su paso
posnupcial lo realizan principalmente entre los meses de agosto y septiembre y
el retorno acostumbran a realizarlo entre los meses de mayo y junio a lo largo
de la costa mediterránea.
En España se localizan
fundamentalmente en las marismas del Guadalquivir, bahía de Cádiz, humedales
manchegos y delta del Ebro. También en Baleares y Canarias. Son muy escasas en
la cornisa cantábrica y en Galicia.
Son unas aves muy vivaces con un
rápido picoteo que se les puede encontrar correteando por playas y marismas
formando grupos (carácter gregario) o unirse a otros grupos de limícolas
pequeñas.
Sus hábitats preferidos durante
los pasos migratorios y la invernada son las zonas bajas costeras, lagunas y marismas. Durante la época
reproductiva amplían esos hábitats con las
aguas interiores.
En su dieta incluyen
fundamentalmente a pequeños invertebrados acuáticos, crustáceos, moluscos y de
insectos y sus larvas. También incluyen en su dieta algunas materias vegetales.
Se alimentan por picoteo rápido
de la superficie del barro. También sondean a veces y vadean en aguas poco
profundas. Las presas son detectadas por la vista. A veces pueden defender su
territorio de alimentación contra otras aves limícolas.
Su vuelo es más rápido que el de
otros correlimos y se caracteriza por un revoloteo distintivo realizando giros
bruscos y aleteos rápidos.
Su voz de reclamo es un "stit"
o "tirri-tit-tit" penetrante y agudo. Su canto (en vuelo o desde el
suelo), consiste en un "suii-suii-suii" débil, entrecortado por un
"svirrr-r-r" suave y claro.
Se reproducen durante los meses
de junio y julio. Sitúan el nido en una pequeña depresión en el suelo oculta
entre la vegetación a la cual recubren con materia vegetal. La puesta, que
tiene lugar desde finales de junio a comienzos de julio, se compone normalmente de 3-4 huevos. La
incubación dura unos 21 días aproximadamente y la realizan madre y padre. Las
crías son nidífugas, al poco de nacer abandonan el nido.
Inciden negativamente sobre esta
especie las molestias humanas durante la reproducción, la caza ilegal y la
destrucción de sus hábitats. El Correlimos menudo aparece calificado como “De
interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
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