Otra temporada más he podido
disfrutar de lo lindo observando las evoluciones de este prodigio de ave, que
si no me equivoco, se le puede considerar el pájaro de nuestro entorno con el pico más potente en relación con su tamaño, de ahí su
denominación tanto común, Picogordo, como científica “Coccothraustes coccothraustes” que proviene de los términos
griegos “kokkos”; semilla, grano,
almendra y “trauo”; romper o
quebrantar.
Una auténtica trituradora hecha
pájaro, ya que su poderoso y robusto pico está dotado de una extraordinaria
musculatura en el cráneo para el movimiento de las mandíbulas. Dos unidades de
músculos actúan a la vez: una desde encima y detrás del cráneo y la otra alrededor
de la región orbital. Esta gran masa muscular es la que ocasiona el
considerable tamaño de la cabeza del pájaro.
La potencia de trituración de
este pequeño pájaro se ha estimado que equivale a una carga de 30 a 48 kg
aproximadamente, aunque para algunos autores son mayores de 50 kg. Con ese potente pico, son capaces de abrir los
huesos de cerezas, piñones y hayucos, e incluso se han llegado a realizar
pruebas en las que se ha puesto de manifiesto que también son capaces de romper
los huesos de las aceitunas, acción para la que se necesitan fuerzas de entre 53
a 80 kg.
Si consideramos que el Picogordo
tan solo pesa unos 55 gr y lo comparamos con un hombre con un peso medio de 75
Kg, nos daremos idea del esfuerzo que realiza, ya que en el equivalente de uno
y otro, supondría que el hombre tendría que efectuar una presión de nada más y
nada menos que 7.000 Kg, impensable para cualquier ser humano.
Durante el otoño e invierno en su
dieta también entran semillas duras como las de olmo, fresno, arce, olivo, cerezo
o haya, así como los frutos de la rosa silvestre (escaramujo o tapaculo) y del majuelo.
Durante la primavera comen los brotes tiernos del roble y los retoños del tejo,
así como una buena cantidad de orugas que encuentran en las hojas de los
árboles, insectos y grandes escarabajos, como el ciervo volante y el escarabajo de San
Juan.
Como muchos ya sabéis,
el Picogordo es un pájaro nada fácil de encontrar y fotografiar ya que es un
ave escasa, tímida, muy huidiza y silenciosa que habitualmente sólo la
encuentras en la espesura de las ramas más altas de grandes
árboles, lo cual dificulta notablemente encontrarlas y poderlas enfocar
adecuadamente.
Además, debido
a su coloración parda en general, en la época otoñal se mimetizan bastante con
los colores ocres de muchas de las hojas de los árboles caducifolios, lo cual dificulta
aún más si cabe su localización, teniendo que estar muy pendiente de los
pequeños movimientos que realizan mientras se desplazan o alimentan.
Pero no todo
son dificultades, porque a favor tenemos el hecho de que con cierta frecuencia,
les gusta posarse en las copas o las ramas más altas y sobresalientes de los árboles, aunque no
nos engañemos, eso lo hacen para poder estar más en alerta, ya que otra
característica de estas aves es que son muy recelosas y ante el menor peligro o
ruido huyen con gran rapidez para esconderse, cosa que he podido constatar
siempre que me he encontrado con ellas.
Afortunadamente,
en esta ocasión tras localizarlos en unos arces que se encontraban repletos de
semillas, pude situarme en una localización más o menos discreta y a bastante
distancia y desde allí, tras pasar largos periodos de tiempo a la espera, pude fotografiarlos
en varias ocasiones y casi siempre coincidiendo con las primeras y últimas
horas del día.
Impresionante observar la
habilidad con la que se alimentaban una y otra vez de las duras semillas de
arce que movían con total soltura de un lado a otro del pico y sin ayudarse para
ello de las patas.
El Picogordo
normalmente vive en parejas durante la primavera, pero a final de verano y
principios de otoño se les acostumbra a ver en pequeños grupos familiares organizados (5-10
ejemplares), en el que casi siempre hay uno que hace de vigía
mientras los otros se alimentan o beben agua. Ante el más mínimo peligro, todo
el grupo abandona el lugar aunque estén algo dispersos.
Otra
característica curiosa de esta especie es su comportamiento agresivo hacia
otros ejemplares de su misma especie (sobre todo en época nupcial) y también hacia los
demás pájaros que acuden a comer o a beber junto a él, aunque se trate de
especies de mucho mayor tamaño.
Tan solo en un
par de ocasiones pude fotografiar momentáneamente a dos de ellos en una misma
zona de un árbol, a pesar de moverse en pequeños grupos. Si un ejemplar se
estaba alimentando en una zona concreta y allí llegaba a posarse otro
Picogordo, aunque perteneciera al mismo grupo, el primero lo atacaba
sistemáticamente aunque hubiese alimento de sobra para ambos.
El vuelo del Picogordo es rápido, potente y de trayectoria recta en distancias cortas,
aunque en distancias largas describe en el aire una ondulación marcada y
periódica.
Tras permanecer
varias horas en la misma zona a la espera de su llegada a la zona, de buenas a
primeras llegaban bruscamente a penetrar en la espesura de los árboles donde
no los podías ver pero que, aunque permanecían ocultos, llegaba a detectar su
presencia tan solo escuchando su canto sutil tipo “Tsic, Tsic“ que emiten en un
tono débil y que repiten en intervalos irregulares.
Luego se trataba de esperar pacientemente a que se movieran a una rama exterior para poderles fotografiar, aunque eso sí,
en cuanto realizabas algún pequeño movimiento o intentabas una mínima
aproximación, huían volando a otra zona donde sentirse seguros y vuelta a
empezar.
Perteneciente al orden de las Passeriformes, a la familia de los
fringílidos y al género Coccothraustes,
el Picogordo está considerado como el mayor de los fringílidos españoles. Tiene
una estructura compacta y robusta que se llega a diferenciar bien en vuelo a
pesar de que este sea rápido y directo. A ello contribuyen el tener una cabeza
grande y redonda, un grueso cuello, cola pequeña con la punta de color blanco y
un ancho, fuerte y cónico pico de aspecto metálico.
Tienen una longitud de unos 18 cm
y una envergadura que puede alcanzar los 29-33 cm. Su peso puede alcanzar los
48 a 63 gr y su longevidad puede llegar hasta los 5 años. Existe un claro
dimorfismo sexual en esta especie.
En el caso de los machos, su bello y colorido plumaje, es mucho más llamativo que el de la hembra (más pálida en tonos) presentando por la parte superior un color pardo oscuro. El pecho, los flancos y la parte anterior del vientre son de color de color pardo rosáceo con tintes anaranjados. La parte posterior del vientre y la zona caudal inferior son blancas. Los laterales del cuello, así como la parte superior del mismo (nuca), son de color gris claro.
Las alas tienen una ancha franja
de color blanco en los hombros, el resto es de color negro con una franja blanca
más estrecha que se corresponde con las plumas primarias y secundarias. Las
plumas internas tienen reflejos metálicos de color azulado, que en las hembras
es de color gris plata.
La cabeza, grande y redondeada,
tiene un tono canela anaranjado que se hace más claro en la zona de la frente y
la parte anterior del píleo. En la cara presentan una mancha negra a modo de
antifaz que se inicia en la base del pico e incluye al ojo dentro de él
rodeándolo mínimamente por detrás en forma de una delgada línea negra.
A mi particularmente, cuando
consigues verlo de cerca, el aspecto general de su cara, con ese antifaz y su espectacular
pico, me parece que le da un aspecto de gruñón o de cara de “pocos amigos”.
Esa mancha de color negro
desciende hacia la garganta bordeando al pico por su base hasta formar una gran
mancha negra por debajo del pico que se extiende por la garganta y la parte
anterior del cuello (babero).
La zona de la cara por debajo del antifaz y las mejillas son de un color canela anaranjado más oscuro y la zona de la cabeza por detrás del antifaz y la parte posterior del píleo son de color canela oscuro.
Los machos tienen las manchas
naranja y gris de la cabeza y la cara mucho más vivas que las hembras.
El pico es de gran tamaño en
comparación con el tamaño y volumen de su cabeza. Es de forma cónica con base
muy ancha y fuerte. En invierno es de color rosáceo amarillento pálido, pero
durante la época reproductiva se vuelve de color azul metálico brillante y algo
negro en su extremo con la base de la mandíbula inferior amarilla.
Los ojos son pequeños con el iris
de color marrón claro y una gran pupila negra. En estado de excitación, los
ojos se vuelven de un intenso color chocolate rojizo.
La cola es corta y por la parte
superior es de color castaño claro con una notoria franja terminal de color
blanco y las rectrices externas de color negro. Por su parte, las plumas de la
parte inferior son de color blanco con las rectrices externas de color negro.
Las patas son cortas y durante la
primavera son de color rosáceo y marrón durante el invierno.
El Picogordo es un ave que presenta un acusado dimorfismo sexual, esto es distinta variación en el color del plumaje de los machos y las hembras. Así mientras los primeros tienen unos colores más vivos, los de las hembras son más apagados y los tonos dominantes más claros.
En ellas es también acusadamente más pálido y grisáceo todo el plumaje, sobre todo en la cara y partes inferiores. También la mancha negra de delante y alrededor de los ojos queda muy pequeña y no sube por el borde superior del pico como en los machos. Esto es particularmente apreciable cuando se presentan juntos un ejemplar de uno y otro sexo.
Por su parte, los jóvenes son más amarillentos
en la cabeza, garganta y pecho. No tienen el antifaz negro ni la mancha negra
en la garganta. Casi no tienen gris en la parte posterior del cuello. Su
plumaje por la parte superior es de color pardo claro y en el pecho, en los
flancos y a ambos lados del vientre tienen unas cortas líneas horizontales con
forma de media luna que son de color marrón que va a ir desapareciendo con los
meses, hasta adquirir la tonalidad uniforme de los adultos.
El Picogordo aunque es un pájaro
que está ampliamente distribuido por toda Europa no es abundante. También lo
encontramos por la zona templada de Asia y el norte de África.
En España, al igual que ocurre
con otros fringílidos, son residentes habituales, aunque su número aumenta
durante el invierno con la llegada de aves procedentes de zonas septentrionales
de Europa, debido a la escasez de alimento en esas zonas durante el invierno.
Como podemos ver en el mapa, son
más frecuentes en ambientes mediterráneos del interior como es el caso de
Castilla y León, Extremadura, Madrid, la mitad occidental de Castilla-La Mancha
y también en Andalucía. Invernan en la práctica totalidad del país, a excepción
de gran parte de Galicia, Asturias, Comunidad Valenciana, Aragón y Cataluña. El
Picogordo es un migrador parcial, dirigiéndose grupos de estas aves, desde el
norte hacia el sur, durante el invierno.
Sus hábitats son preferentemente
bosques caducifolios abiertos, de altitudes intermedias (400-1200 msnm) y con
abundante sotobosque y agua en sus inmediaciones. Tienen preferencia por
árboles de gran porte y hoja ancha que les aporten frutos o semillas duras como
robles, encinas, hayas, fresnos, olmos, arces. También, aunque de forma más
rara, los podemos encontrar en campos con árboles frutales, así como en parques y grandes
jardines de poblaciones humanas donde abunden los árboles ricos en frutos y
semillas.
La época de cría abarca los meses
de abril a julio, llegando a efectuar hasta dos puestas al año. El macho es
quien busca el lugar donde comenzará a construir el nido y a colocar las
primeras estructuras del nido, aunque será la hembra quien lo complete.
Construyen un nido con forma de cuenco en las ramas horizontales de los árboles
utilizando para su elaboración pequeñas ramitas, raicillas y líquenes, después
lo tapizan con raicillas, fibras vegetales y lana. Con frecuencia lo hacen en
agrupaciones de varias parejas.
La puesta se compone
habitualmente de 4-5 huevos. La incubación dura 13 días aproximadamente y en
ella colabora el macho. Los pollos son alimentados por ambos padres y abandonan
el nido en menos de dos semanas, pero siguen siendo atendidas por los padres
durante otros 15 días más.
En cuanto
a sus principales amenazas, destacar que son muy sensibles a la perturbación de
los hábitats forestales y también, tal y como lo refleja el Catálogo Nacional
de Especies Amenazadas, a la caza indiscriminada por pajareros, e incluso
también la caza a escopeta por cazadores. En España el picogordo consta desde 1.992
como especie “No Amenazada” en el Libro Rojo de los Vertebrados, ostentando la
categoría de especie “De Interés Especial” en el Catálogo Nacional de Especies
Amenazadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario