La semana pasada publiqué
una entrada del sorprendente encuentro que recientemente había tenido con un joven
Alcatraz atlántico, que decidió tomar tierra en la playa de Bañugues (Gozón),
para presumiblemente, reposar un rato durante su viaje migratorio.
Este hecho hizo que me
fijase con más detalle en el horizonte marítimo y aunque a mucha distancia,
pude apreciar el paso de varios grupos de esta bella ave.
Ante tal circunstancia, no
dude en desplazarme al lugar de Asturias donde sin lugar a discusión, se puede
divisar mejor ese gran espectáculo de la migración del Alcatraz atlántico, me
estoy refiriendo, obviamente a la Punta de la Vaca, en Luanco (Gozón).
Una magnifica atalaya donde
ya el año pasado pude disfrutar viendo su paso migratorio y a la que dedique
una completa entrada acompañada de un
extenso reportaje fotográfico en el que se podían apreciar diversos grupos de
estas aves en vuelo, con sus diferentes plumajes que van variando en función de
su edad, así como los lances de pesca con sus caídas en picado para zambullirse
en el mar y poder capturar a sus presas. (Enlace)
El día estaba bastante
nublado y en la Punta de la Vaca soplaba un viento del Este de una intensidad
nada desdeñable. Ambos aspectos, lógicamente dificultaban de manera notable la
realización de unas fotografías de cierta calidad, pero con la mera observación
del paisaje y del paso de miles de estas aves, compensaba más que de sobra, la
estancia en ese bonito lugar.
Si tuviera que hacer una
descripción de lo que allí estaba observando, tendría que decir que me
encontraba sentado en un palco de platea situado en lo alto de un gran
acantilado, con un espectacular escenario de 180º de agua de mar, flanqueado
por unos bellos acantilados costeros y por donde cada poco tiempo iban
desfilando, de derecha a izquierda y a distintas alturas, formaciones de un
número variable de unas bellas aves, que lucían diferentes plumajes y que iban
realizando unos llamativos planeos, como si de un ballet aéreo se tratara.
En otras ocasiones se les
podía observar desafiando a las olas, realizando vuelos rasantes a muy baja
altura y sin apenas batir las alas para así ahorrar energía y aprovechando las corrientes
del aire a favor o evitando al máximo el roce del viento en contra.
En Asturias los días en los
que se pueden ver cifras más altas de ejemplares en paso, son los que
trascurren con vientos que vienen del Oeste o del Noroeste, sin embargo aunque
ese día el viento procedía del Este, el número de ejemplares en paso llegaban a
ser de más de 1.000 a la hora.
Pero no sólo se dio la
circunstancia del paso de un gran número de ejemplares con vientos del Este,
sino que además muchos de los ejemplares se acercaban mucho a la costa llegando
incluso a sobrevolarme por encima de la cabeza, ya metidos en tierra, cosa no
muy habitual para la migración esta especie. Este hecho acostumbra a producirse
en situaciones de temporales del noroeste o marítimos, cosa que en esa fecha,
que yo supiera, no ocurrió.
A mucha más distancia,
siendo apenas perceptibles por unos sencillos prismáticos, se podía divisar la
presencia ocasional de las características formaciones lineales de los negrones
comunes en migración y de las que intenté obtener alguna fotografía
testimonial.
Por si fuera poco
espectáculo, también en varias ocasiones se podía observar a una pareja de
halcones peregrinos residentes de esa zona, realizando lances de caza de alguna
que otra paseriforme que llegaban de su particular periplo migratorio, como
bisbitas, collalbas o lavanderas, entre otras.
Como muchos ya conocéis, en
nuestro país el Alcatraz atlántico no nidifica, pero es una de las aves marinas
más abundantes en migración por las costas atlánticas y cantábricas, pudiéndose
observar mejor en los cabos más salientes de esas costas. Su paso posnupcial,
se produce desde mediados del mes de agosto hasta finales de noviembre, siendo
en octubre cuando podemos ver el mayor número de aves en paso por nuestras costas.
Al principio del periodo
migratorio posnupcial, desde agosto y hasta la mitad de septiembre, es habitual
que la mayoría de los ejemplares en paso por nuestras costas, sean los
alcatraces jóvenes del año, que acostumbran a ir acompañados de escasos
ejemplares inmaduros y adultos. Más tarde, en el mes de octubre es cuando
podemos ver que la mayoría de los ejemplares en paso son adultos, cosa que pude
constatar en esta ocasión.
El Alcatraz atlántico es una
de las mayores aves que podemos observar en nuestras costas. Mide alrededor de
90 cm de longitud y casi 180 cm. de envergadura. El peso suele rondar los 3-4
Kg. No existe dimorfismo sexual en esta especie aunque los machos son algo más
grandes que las hembras.
Antes de alcanzar la edad
adulta, que se considera que llega a los cinco años (o invernadas), en el
Alcatraz atlántico se pueden diferenciar cuatro grupos de edad con diferentes
plumajes: primer invierno (o joven), segundo invierno, tercer invierno, cuarto
invierno y quinto invierno o adulto.
Los adultos tienen el cuerpo
en forma de puro o torpedo recubierto de un plumaje blanco níveo, excepto la
cabeza que es de un color ocre amarillento y que se vuelve más intenso durante
la época reproductiva.
En la cara tienen un área
desnuda con la piel de color negro, que les da una expresión facial
característica.
El pico es medianamente
largo (de 9 a 11 cm medido desde la cabeza), robusto, cónico, con la punta
ligeramente curvada hacia abajo, lo que les facilita la captura peces de mediano
tamaño en sus zambullidas. Su color es gris azulado claro perfilado de negro en
todo su perímetro y con una línea negra que recorre lateralmente toda la
mandíbula superior.
Los ojos grandes y dirigidos
hacia adelante, son de un color azul o gris claro casi transparente. Están
rodeados de un fino anillo periocular de color negro y tienen rodeándolos por
su parte superior un semicírculo similar a un párpado que es de color azul y
que les da un aspecto de estar enmascarados.
Las alas son largas (entre
47 y 53 cm), estrechas, algo puntiagudas y tienen el tercio distal de color oscuro,
casi negro, que contrasta notablemente. Están insertadas muy adelante en el
cuerpo, lo que les permite utilizar con eficiencia las corrientes de aire para
volar. En situaciones de tiempo tranquilo pueden conseguir velocidades de
incluso entre 55 y 65 km/h.
El cuello es medianamente
largo.
La cola es corta, tiene
forma de cuña y es de color blanco.
Las patas son cortas, con los
cuatro dedos de los pies unidos por una membrana natatoria. Su coloración va
del gris negro, al castaño negro y presenta unas líneas de color verde azulado
en las hembras y verde amarillentas en los machos. El dedo posterior es fuerte
y vuelto cara dentro, lo que les permite agarrarse con seguridad en los
cantiles verticales.
Los ejemplares del primer
año (o jóvenes) presentan un plumaje castaño oscuro (chocolate) en su totalidad
con moteados profusos de blanco en el dorso y con los bordes posteriores y
puntas de las alas más oscuras. Algún ejemplar puede presentar escasas zonas
blancas en la cabeza o en la parte inferior del cuerpo. Tienen el borde
posterior de las alas y las puntas más oscuras. El pico es de color marrón.
Entre ambos plumajes pasan
por una fase intermedia con la aparición progresiva de más zonas blanquecinas,
a modo de parches, que van aumentando de tamaño con la edad, hasta que las
zonas marrones terminan por desaparecer por completo.
El Alcatraz atlántico es un
ave marina pelágica que solo se acerca a la tierra para reproducirse. Su
hábitat en época de cría se localiza en los islotes rocosos a ambos lados del
Atlántico norte. Pasa el invierno en las costas occidentales de África hasta el
Golfo de Guinea y en menor cuantía en el Mediterráneo.
Son buenos planeadores y
buceadores y su alimentación es a base de peces de tamaño medio que pescan
lanzándose en picado contra el agua, para ello pliegan sus alas, lo que les
permite alcanzar velocidades de hasta 100 km/h. En caso de fallar la captura
tras el picado, pueden bucear tras su presa.
Su estructura corporal está
adaptada a este hecho ya que carecen de agujeros externos de la nariz y tienen
agujeros nasales secundarios que pueden cerrar cuando se sumergen para evitar
la introducción del agua. También pueden cerrarse cuando se sumergen, las
aberturas de los oídos, que son muy pequeñas y están cubiertas de plumas.
El esternón es muy fuerte y
tan largo que puede proteger las vísceras del golpe contra el agua. Los
pulmones, muy desarrollados, tienen también probablemente la función de reducir
las consecuencias del impacto contra la superficie y de proteger el cuerpo. En
la parte inferior del cuerpo y en los lados hay sacos aéreos subcutáneos. Otros
sacos aéreos se encuentran entre el esternón y los músculos pectorales y entre
las costillas y los músculos. Estos sacos están conectados con los pulmones y
se llenan de aire cuando el ave inspira. El aire puede ser expulsado con
contracciones musculares.
Su periodo reproductivo es
variable dependiendo de la localización, pero suele ser en el mes de marzo. Cría
en colonias de hasta 32.000 parejas (isla Bonaventure, en la costa sur de
Quebec). Construyen sus nidos en las repisas de los acantilados o en las cimas
de los islotes rocosos y para ello utilizan materia vegetal, algas, tierra,
plumas e incluso objetos que floten en la superficie del mar. Reutilizan todos
los años el mismo nido.
La puesta se compone
normalmente de un solo huevo. Pueden llegar a efectuar dos puestas en caso de
que la primera resulte fallida. La incubación dura unos 45 días
aproximadamente. La cría abandona el nido cuando tiene unos 90 días de edad.
El Alcatraz atlántico está
catalogado en la Lista Roja de la UICN como una especie bajo preocupación
menor, por considerar que tiene un área de distribución muy amplia, alejada de
los parámetros establecidos para la catalogación como vulnerable, y que el
número de individuos es suficientemente amplio y la tendencia demográfica
parece aumentar. En España está incluido en el Listado de Especies Silvestres
en Régimen de Protección Especial.
Entrada preciosa de un ave extraordinaria y enormemente bella. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Cesar. Totalmente de acuerdo con tu apreciación sobre esta bella ave y un lujo contar con una atalaya como la Punta La Vaca para poderlas observar.
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